España, miércoles 8 octubre (PR/25) — Es difícil encontrar un lugar tan pequeño, con una historia tan intensa, tan llena de idas y venidas, de gente de todas partes del mundo. Y lo mejor es que la historia de Isla Mauricio no sólo se cuenta en los libros.
Cuando por fin llegues a la isla, palparás sus orígenes en los sonidos de sus calles, en el aroma de cada plato, se escuchan en los idiomas, y se sienten en cada sonrisa.
te contamos las mejores cosas que ver y hacer en Isla Mauricio, esa isla africana que esconde mucho más que playas tropicales y paisajes exóticos. Pensábamos que en nuestra visita solo íbamos a tostarnos como lagartos en la arena… y acabamos mucho más entretenidos de lo esperado.
Lo confesamos: llegamos a Isla Mauricio con la idea de relajarnos en playas de ensueño, bebernos unos cocos y poco más. Pero acabamos flipando con todo lo que ofrece este trocito de tierra en medio del Índico. Porque sí, presume de playas de postal, pero también cuenta con paisajes espectaculares, templos hindúes, cascadas escondidas, ron artesanal, senderos de infarto y una mezcla cultural que te hace sentir en Asia, África y Europa al mismo tiempo.
¿Estás planeando un viaje a Mauricio y quieres sacarle todo el jugo? Aquí te dejamos una guía con lo mejor que hacer en Isla Mauricio para que no te pierdas nada…
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Qué ver y hacer en Isla Mauricio
Pasamos 10 días en Isla Mauricio (aquí tienes una ruta genial día a día), lo que aparentemente sería suficiente, ¡y se nos quedaron cortos! Lo primero a tener en cuenta es que la isla es bastante más grande de lo que aparenta (su tamaño es aproximado al de Tenerife), y moverse no es rápido, así que lo ideal es quedarse en varias localizaciones. Nosotros optamos por alojarnos 3 días en el norte, 3 en el oeste y 3 en el sur. Estos fueron los hoteles elegidos:
Desde allí fuimos repartiendo las visitas, entre las que se encuentran los 15 imprescindibles de Mauricio que te contamos a continuación. Hemos tratado de mezclar planes diferentes (ya te adelantamos que Mauricio es un destino súper completo) y los hemos ordenado de norte a sur para que te sea fácil ubicarlos.
¿Y para llegar a los sitios? Sin duda, la mejor alternativa es alquilar un coche, pues te dará libertad absoluta de movimientos y te permitirá montar un itinerario completito sin depender de taxis, tours y transporte público (escaso y limitado). Nosotros lo reservamos a través de Discovercars, que compara entre muchas empresas locales e internacionales. Eso sí, lleva precaución, notamos que conducen bastante rápido y hay más tráfico de lo esperado, especialmente en el norte y centro de la isla.

0. Introducción a Isla Mauricio
Pero antes, conozcamos un poquito sobre el país. Isla Mauricio fue un territorio deshabitado hasta que los portugueses desembarcaron en el siglo XVI (aunque no se quedaron mucho). Luego llegaron los holandeses, que la bautizaron como Mauritius y acabaron con el simpático Dodo antes de marcharse.
Más tarde, las mareas trajeron a los franceses, que aportaron dos aspectos fundamentales en la historia del país. Por un lado fundaron Port Louis y la nombraron capital. Y, por otro, establecieron y generalizaron el uso de esclavos africanos para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar (pilar de la economía mauriciana).
En 1810, los británicos conquistaron la isla, pero no tuvieron problemas en que el francés siguiera sonando en las calles. Hoy se habla criollo y francés, y el inglés se mantiene solo en la administración y los papeles oficiales. La gran sacudida llegó en 1835 con la abolición de la esclavitud. Miles de africanos quedaron libres, pero sin tierras ni derechos. Mientras tanto, y para contrarrestar la falta de mano de obra, los británicos empezaban a traer trabajadores de la India para seguir con las plantaciones (un sistema conocido como indenture labour).
Con los trabajadores indios llegaron templos, saris, especias, festivales y montañas de curry. Más tarde, chinos, musulmanes y otras comunidades tomaron ese mismo camino, creando un crisol cultural único. Eso sí, la vida de muchos de estos trabajadores fue durísima, con jornadas interminables, condiciones pésimas y un futuro incierto lejos de sus casas.
Mauricio se independizó del Reino Unido en 1968 y, desde entonces, ha ido creciendo a su ritmo y con paso firme: tranquilo, multicultural y manteniendo esa mezcla única que se nota en la comida, los templos, las calles y los idiomas… En todos estos años, la gestión del país ha sido relativamente buena, lejos de las corrupciones de otros países africanos, convirtiéndose es un destino muy seguro y que apuesta por un turismo de calidad (por ejemplo, es muy popular como viaje de novios).
¿Por qué te contamos todo esto? Llegar a Mauricio sin tener una ligera idea de su historia, no te permitirá entender la isla y su presente. De hecho, si quieres profundizar, aquí va un (no tan) breve resumen de la historia de Mauricio.

Ahora sí que sí vamos a descubrir los encantos turísticos de Isla Mauricio. ¡Aquí va nuestro top 15!
1. Port Louis, la capital de Isla Mauricio
La capital mauriciana no entra por los ojos a primera vista, ni a segunda y probablemente ni a tercera. Pero esconde alguna que otra sorpresa que te mantendrán entretenido una mañana entera. Hay bastantes cosas que ver y hacer en Port Louis, pero aquí va un pequeño adelanto con los imprescindibles:
- Mercado central, con los puestos de frutas exóticas, especias, souvenirs y street food rico y (a menudo) picantito. No dejes de probar samosas y gato pimient (nada de gato, tranquilo, son buñuelos fritos de guisantes amarillos, especias y un toque de chili). Y para beber, el alouda, la bebida nacional mauriciana que te recarga las energías.
- Museo de Historia Natural, donde se expone una réplica (y restos auténticos) del mítico dodo, el pájaro símbolo de la isla que se extinguió tras la llegada de los colonos. Es gratis.
- Caudan Waterfront, con sus tiendas, murales de street art y ambientazo del bueno. Toma un café en Café LUX: muy rico (las tartas NO jeje).
- Aapravasi Ghat, el lugar donde desembarcaron miles de trabajadores indios tras la abolición de la esclavitud en 1835. En este punto empezaban sus nuevas vidas, bajo duras condiciones, pero su legado transformó la isla. Hoy, Patrimonio UNESCO, simboliza el origen multicultural de Mauricio. Es gratis y muy interesante.
- Fort Adelaide, también conocido como la Citadelle, es la única fortificación que se conserva en buen estado en toda la isla. Construido por los británicos a principios del siglo XIX para proteger la ciudad de ataques y revueltas, hoy ofrece unas vistas panorámicas geniales y es gratis.
Aunque no destacará por ser el sitio más agradable de la isla, darse una vuelta por las calles de Port Louis nos parece súper interesante, especialmente para vivir desde dentro el mix cultural único y ¡para conocer al Dodo! Ese pobre pajarito ingenuo y confiado que terminó desapareciendo, pero que hoy es todo un símbolo del país (aparece hasta en los billetes).

2. Jardín Botánico de Pamplemousses
Por algún motivo indescifrable, si Rober ve un jardín botánico en el mapa, para allá nos vamos. Y en este caso fue todo un acierto. El Jardín Botánico de Pamplemousses (o Sir Seewoosagur Ramgoolam Botanic Garden) se fundó allá por el año 1767 durante la época francesa, ¡casi nada!
En él te verás rodeado de palmeras y otros árboles exóticos, (como la palmera talipot que muere tras su único florecimiento… ¡después de 50 años!), estanques llenos de nenúfares gigantes, baobabs, bosques de bambú que crujen con el viento y más especies tropicales y autóctonas que no veríais ni en cinco documentales de la 2.
Entrar cuesta unos 6€ (con visitas guiadas por apenas 1€) y creemos que los vale, sobre todo si te gusta la botánica y quieres pasar un ratito agradable entre plantas rarunas y pajáritos de colores. Por cierto, nuestro favorito es el bulbul, endémico de Mauricio, con plumaje gris oscuro, una cresta puntiaguda en la cabeza que le da un aire algo punk y unas mejillas rojas bien majas. Oh my god, creo que me estoy convirtiendo en una birdwatcher en prácticas.


3. L’Aventure du Sucre, otro imprescindible que hacer en Mauricio
A pocos minutos está L’Aventure du Sucre, una antigua fábrica de azúcar transformada en museo donde se entiende la historia de la isla a través de la caña. Cerró definitivamente su actividad en el año 1999 y hoy en día se pueden ver salas interactivas, maquinaria original y exposiciones que te llevan a entender la importancia de este producto en la economía, la cultura y hasta la vida cotidiana del país. El final feliz lo ponen la cata de azúcares y, cómo no, de rones.
El único punto negativo es que la entrada cuesta 1200 rupias (unos 25€), un precio elevado en comparación con otros atractivos de Mauricio.

4. Château de Labourdonnais y cata de ron
Esta casa colonial del siglo XIX, que nos recordó Oak Valley en Louisiana, está perfectamente conservada y rodeada de jardines tropicales por los que dan ganas de perderse. Dentro hay muebles antiguos, detalles de época y una exposición sobre la vida colonial… Sí, también se habla del pasado esclavista de la isla, que está muy presente en su historia.
Y allí conocimos a Paul et Virginie, protagonistas de la novela más famosa ligada a Isla Mauricio, escrita en 1788 por Bernardin de Saint-Pierre, de la que aquí se conservan montones de antiguos ejemplares. Narra la vida de dos jóvenes que crecen juntos en la isla y cuya amistad se convierte en un amor puro. Todo se rompe cuando Virginie es enviada a Francia y, al regresar, su barco naufraga frente a Mauricio. Paul corre a salvarla, pero ella muere ahogada. Una tragedia romántica que marcó la literatura de la época y que hoy sigue muy presente en la cultura mauriciana.
Para quitarte el disgusto del final infeliz de los exóticos Romeo y Julieta, nada mejor que hacer una cata de ron, incluida con la entrada (12€), en la Distillerie de Labourdonnais, donde elaboran rones finos, aromáticos y con sabores exóticos (lichi, vainilla, especias…). También tienen mermeladas artesanales y zumos de frutas que cultivan allí. Cuenta con un restaurante con muy buenas críticas (La Table du Château), por si quieres quedarte a comer.
Consejo: si no quieres ver la casa colonial por dentro, un truco para ahorrarte la entrada es ir a tomar algo al bar o al restaurante y acercarte a sacar una foto de la casa por fuera y darte una vuelta por los jardines.

5. Grand Baie (y alrededores)
Usamos esta zona del norte de la isla como base para hacer visitas a la capital, la destilería y el Château de Labourdonnais, descubrir playas como Trou-aux-Biches, Mon Choisy o Pereybere y disfrutar del hotel y los atardeceres. El área de Grand Baie tiene de todo: playas urbanas, restaurantes y food trucks, bares con música en directo, hoteles resort y guest houses más baratitas… Pero tras haber visitado más zonas de la isla, para nosotros resultó demasiado caótica y turística (así que nos declaramos fans del sur jeje).
Pero que Grand Baie sea uno de los centros turísticos más destacados de Mauricio permite que desde aquí salgan muchas excursiones grupales a otras partes de la isla. De entre todas, elegiríamos el tour en catamarán a las 3 islas del norte (Gabriel, Flat y Coin de Mire): rollo chill con música, comida y playas vírgenes. Muy top si queréis desconectar.
Recomendación: los jueves se monta un mercado local con puestos de ropa, souvenirs, street food y gente de todas partes. Si buscáis ambiente mauriciano sin filtros, este es un buen sitio.

6. Playas de Mauricio
Lo adelantamos al comienzo: Isla Mauricio ofrece mucho más que playas. Ah, pero señores, ¡qué playas! Podrías pasarte un mes tumbado bajo cocoteros, rebozándote en la arena blanca croqueta style y dándote chapuzones en aguas turquesas como si fueras una tortuga local más. Eso sí, nosotros fuimos a finales de agosto/principios de septiembre y estaba bastante fresquita, avisado quedas.
Hemos preparado un artículo en el que te explicamos cuáles son las mejores playas de Mauricio (próximamente), pero aquí va un pequeño spoiler de nuestro top 3:
- Le Morne: esta playa fue amor a primera vista. Se encuentra a los pies del gigante Le Morne Brabant, con aguas cristalinas, arena blanca y zonas verdes (con sombra), donde pasar el rato. No te vayas sin probar el ceviche y los platos de pescado del restaurante Wapalapam. ¡Ñam!
- Flic en Flac: aquí cambia el rollo, porque es de las más animadas. Chiringuitos, música, familias mauricianas montando pícnics y una playa larguísima con aguas transparentes. Aquí vivirás uno de los atardeceres más bonitos de la isla. Y si te gusta el snorkel, no olvides la máscara: a pocos metros de la orilla hay un arrecife bastante chulo. Para achacar la sed, ve a tomar algo en el Tiger Milk, un local que nos enamoró en Sudáfrica y nos hizo ilusión volver a ver aquí.
- Saint Felix Public Beach: una joya escondida en el sur de la isla que estaba casi vacía cuando fuimos. Arena finísima, agua turquesa, súper cuidada y un silencio que invita a quedarse horas. Para nosotros, una de las más espectaculares de toda la isla (es la de la foto).

7. Le Morne Brabant, nuestro sitio favorito que ver en Isla Mauricio
Subir a la cima de la montaña icónica Le Morne Brabant es una aventura épica, de esas que incluyen gotas de sudor, vértigo y promesas lanzadas al aire (si consigo llegar, el año que viene hago el Camino de Santiago. Spoiler: mentira). Pero, ¿qué te espera allá arriba? Unas vistas alucinantes, probablemente de las mejores de la isla. Aunque nosotros solo podemos imaginarlas, después de haber volado el dron desde abajo.
Y es que el camino no es precisamente un paseo, y tras ver info y hablar con algunos viajeros, descartamos el ascenso por motivos de seguridad. Al parecer, se atraviesan tramos técnicos, zonas donde es necesario escalar y partes en bastante mal estado. Podrías conformarte con llegar al mirador que hay a mitad de ascensión, pero las vistas quizás no merecen la pena el esfuerzo. El inicio del trekking se ubica en la parte sur (tiene horario de apertura y cierre) y para poder acceder es necesario firmar un documento de exención de responsabilidades.
Consejo: si vais a subir, mejor con guía local que conozca bien la ruta. Aquí va un trekking guiado.
Sea cual sea tu destino, no te la juegues y contrata el seguro de viaje IATI que mejor se adapte a tu plan, ¡con un 5% de descuento!

¿Quieres ir todavía más arriba? En Mauricio podrás tomar vuelos escénicos, ya sea en helicóptero o en hidroavión), para ver la famosa Underwater Waterfall. ¿Una cascada bajo el mar? ¡Qué pasada! Eh, no corras tanto: de cascada nada… es una ilusión óptica creada por las corrientes que hacen parecer que el mar se está tragando una cascada. Un poco fake, pero muy fliping.
A mí me da un poco de yuyu la idea de volar en un avioncito que parecía un juguete (encima, el hidroavión solo es de UNA plaza), así que pasando. Pero si te pica la curiosidad, el precio es de 150€ por persona por un vuelo de 8 minutos (existe opción duo por si viajas en pareja: dos hidroaviones, volando al mismo tiempo en paralelo). También se puede hacer en helicoptero, aunque salen desde otro punto algo más alejado. Te dejamos los enlaces para reservar:
Aunque decidas no volar, si te pilla de paso, merece la pena hacer una parada en la playa Prairie Beach Cove. No solo es curioso ver los avioncitos despegar y aterrizar, sino que es un pequeño paraíso (con la banda sonora del carrito de helados que no para de tentarte). Te dejamos el lugar concreto en el mapa final.

8. Chamarel: Geoparque de la Tierra de los 7 Colores, un must de Mauricio
Chamarel es de esos sitios que parecen salidos de un sueño psicodélico. Ubicado en el corazón de Mauricio y rodeado de bosques autóctonos, su gran joya es el Seven Colored Earth Geopark, una especie de duna ondulada donde la tierra cambia de color según la luz. Tonos rojos, naranjas, violetas, marrones… como una paleta de acuarelas naturales. No, no es un montaje de Instagram: esto pasa por la descomposición de rocas volcánicas y la presencia de diferentes minerales. Química pura.

En el recorrido verás unas cuantas tortugas gigantes de Aldabra originarias de las Seychelles, pues las autóctonas de Mauricio tristemente desaparecieron. Están en un espacio vallado aparentemente en buen estado, pero la verdad es que no encontramos información sobre el tema. Sabemos que en el geoparque tienen proyectos sostenibles en cuanto a flora, pero no tenemos claro si las tortugas están allí temporalmente (esperando a ser reintroducidas en la naturaleza, o es un simple reclamo turístico).
Dentro del parque también podrás contemplar la cascada de Chamarel, con su caída vertical de 83 metros, rodeada de una vegetación densa y salvaje. El mirador principal está justo al lado del aparcamiento, pero también hay un sendero (3 horas) que se adentran en la naturaleza para llegar hasta la base y, si te envalentonas, darte un chapuzón. Ojo porque esta caminata hay que hacerla con guías y reservarla (más info).
Creíamos que Chamarel iba a ser una cagarruta de visita, pero nos gustó bastante. Además, en la tienda de souvenirs compramos café local (la Chamarel Coffee Plantation, al principio de la carretera, es la única plantación de café en toda la isla y ofrece visitas guiadas), y un Dodo de madera que ahora luce en nuestra casa de Barcelona.
Consejo: el precio para acceder al recinto (Geoparque y mirador de la cascada) es de unos 13€. Puedes pagar directamente allí (aceptan tarjeta y cash) o bien comprar la entrada a Chamarel con adelanto.

→ Ebony Forest y Lavilleon Adventure Park
Dentro del parque, pero en un recinto separado, el Ebony Forest es ideal para los amantes de los trekkings. El día que fuimos había llovido un montón, así que no nos animamos a hacer las caminatas (hay varias, entre 1h y 4h). Eso sí, si el clima acompaña, merece la pena: es un bosque endémico precioso, con pasarelas elevadas de madera, senderos entre ébanos y miradores desde donde se obtienen vistas espectaculares de Le Morne y la costa suroeste. Precio extra de unos 10€.
Para los más aventureros, el parque Lavilleon Adventure Park cuenta con planes más adrenalínicos, como un zipline (no tan largo como el de Vallé Advenature Park), puentes colgantes y vias ferratas.
→ Rhumerie de Chamarel
Si quieres repetir la experiencia de la Distillerie de Labourdonnais o bien buscas una alternativa para probar ron local, la Rhumerie de Chamarel es la respuesta. Se trata de una destilería rodeada de cañaverales donde hacen ron artesanal que está para llorar de bueno. Se encuentra muy cerquita del Parque Chamarel, así que puedes visitarlas el mismo día.. También tiene restaurante (nosotros no fuimos, pero pinta espectacular).
Recuerda sacar la tarjeta Revolut (con 10€ de promo), la mejor opción para evitar las comisiones al pagar y sacar dinero en el extranjero
9. Grand Bassin, el alma espiritual de Mauricio
En pleno corazón de la isla se encuentra Grand Bassin, también conocido como Ganga Talao, un lago sagrado para la comunidad hindú que, según la tradición, representa simbólicamente al Ganges, el río sagrado de India. Durante el festival Maha Shivaratri, miles de fieles llegan caminando con ofrendas y cánticos que llenan el lugar de energía.
Si no coincide tu visita con la fiesta, igual se siente su magia. Ya desde la carretera impresiona: dos estatuas gigantescas, una de Shiva (más de 30 metros de altura) y otra de Durga con su león, más majo, marcan la entrada al lugar y dejan claro que no estás en un sitio cualquiera. Fieles rezando, templos llenos de flores, monos juguetones y el incienso flotando sobre el lago crean una paz difícil de olvidar. Leímos que es uno de los lugares de peregrinación hindú más importantes fuera de la India.
Curiosidad: el lago ocupa un antiguo cráter volcánico, pero NO es el más grande. Ese record lo tiene el Mare aux Vacoas.

10. Bois Chéri Tea Factory, algo curioso que hacer en Isla Mauricio
A pocos minutos en coche del Grand Bassin, tienes otra de las paradas que nos parecen imprescindibles en Mauricio: la Bois Chéri Tea Factory. Es la fábrica de té más antigua de Mauricio y, además de recorrer las plantaciones infinitas de té verde que parecen sacadas de una postal, podrás ver de cerca todo el proceso: cómo se recolecta, cómo se seca, cómo se transforma…
Hasta llegar a la mejor parte, la cata de tes. Ya te adelantamos que lo más probable es salir de Mauricio con la mochila oliendo a infusión. Los hay de varios tipos: vainilla, bergamota, te negro, de menta, coco, caramelo, tropical…
Y claro, después de ver tanto verde, lo suyo es rematar con un buen banquete. Nosotros aprovechamos para comer en su restaurante, el Le Bois Cheri Restaurant y todavía soñamos con esa comida: gambitas al té de vainilla y el paneer curry que nos enamoró al primer bocado. Muy recomendable. El estado del camino para llegar es mejorable, pero solo es 1 km, y vimos cerditos salvajes, así que mereció la pena cada socavón jeje.
Precios: la cata cuesta 200R (unos 5€ al cambio), mientras que el tour de la fábrica y cata cuesta 600R (unos 12€).

11. Parque Nacional Gargantas del Río Negro (Black River Gorges)
El Black River Gorges es el pulmón verde de Mauricio y la prueba de que aquí no se viene solo a perder el tiempo tumbado en las playas. Senderos atravesando bosques espesos, cascadas escondidas, colinas rocosas, miradores con vistas panorámicas, microclimas y biodiversidad con especies endémicas… son solo algunas de las cosas que te esperan en el parque nacional más extenso de la isla.
Si te van las caminatas, aquí tienes una espléndida e infinita selección para todos los gustos y niveles (más de 60 km de senderos señalizados). Con suerte, podrás ver aves endémicas como la paloma rosa o los zorros voladores sobrevolando el valle. Lo mejor es acercarse a alguno de los centros de información y consultar las alternativas, aunque las caminatas más populares son:
- Pitón de la Rivière Noire (Black River Peak), el punto más alto de la isla, a 828 metros sobre el nivel del mar.
- Macchabée trail: que te regala vistas panorámicas de la garganta y el océano desde el mirador.
- Parakeet trail: que discurre mayormente entre bosque a lo largo del cañón.
- Hay también trekking guiados como este, por si te sientes más seguro ir con guía local.

Eso sí, la gran joya son sus miradores: desde el de Alexandra Falls se tienen unas vistas brutales de la selva infinita y el océano al fondo. Y el Black River Gorges Viewpoint es de postal, con valles verdes que parecen no acabar nunca. Ambos son gratis.
Consejo: llevad buen calzado, agua y repelente (los mosquitos aquí tienen hambre).

12. Ruta de las 7 cascadas, para amantes del trekking
Y seguimos con un trekking que para muchos es de las mejores experiencias que hacer en Mauricio: la Ruta de las 7 Cascadas, también conocida como 7 Cascades o Tamarind Falls. Es el plan perfecto para quienes prefieran cambiar el bañador por las zapatillas de trekking. Se encuentra en el interior, cerca de Curepipe, y es ideal si buscas aventura, naturaleza y vistas que quitan el aliento.
El sendero no está especialmente señalizado, así que leímos que es más que recomendable hacerlo con guía local. Ellos conocen todos los rincones, os cuentan curiosidades de la flora y fauna mauriciana y, lo mejor, saben dónde están los mejores puntos para darse un chapuzón bajo las cascadas. Sí, hay piscinas naturales de agua fresca rodeadas de pura naturaleza.
→ Más info y reserva del tour de Tamarind Falls.
Nosotros no lo hicimos, porque el día que lo teníamos planeado cayó un chaparrón, así que solo nos acercamos al mirador de Tamarind Fall para tener un pequeño tentempié de la ruta… y te decimos que pinta MUY bien.

13. Sophie Nature Walk, un paseo súper agradable
El que sí conseguimos hacer es el Sophie Nature Walk, un paseo corto, ideal si no tienes mucho tiempo o quieres un descanso de las rutas largas: en unos 15-20 minutos lo puedes recorrer tranquilamente. Pero no te dejes engañar por su tamaño: está lleno de encanto. Caminas entre vegetación exuberante, árboles tropicales, helechos gigantes y alguna que otra flor que parece falsa de tan perfecta es.
Lo que hizo que nuestra experiencia fuera todavía más especial fue nuestro guía “oficial”: un perrito local, tierno y simpático al que bautizamos como Rufino, que nos acompañó desde el parking durante todo el recorrido. El sendero es fácil, bien señalizado y perfecto para fotos, para observar la flora y fauna local o simplemente desconectar mientras escuchas los pájaros y el viento entre las hojas.
Se encuentra muy cerca del Grand Bassin, así que aprovecha. Ah, es gratis, así que no tienes excusas, pero ten en cuenta que cierra a las 15:00.

14. Isla de los Ciervos, la mejor excursión que hacer en Islas Mauricio
No, no es la isla de las tentaciones… pero sí una isla de postal, con su arena fina, agua turquesa, palmeras por todas partes y belleza a raudales. Nosotros la conocimos haciendo este tour en catamarán a la Isla de los Ciervos que además incluye visita a la Cascada GRSE (Grand River South East), punto de snorkel, bebidas ilimitadas (¿ron a las 10 de la mañana? Why not!) y barbacoa a bordo (incluidas opciones vegetarianas, ains qué rica las salchichitas veg).
En la isla hay garitos para comer o tomar un helado, tumbonas (de pago) y varias playas súper chulas. También suele haber bastante gente, oeri se pueden encontrar rincones más tranquilos si camináis un poco. Lo mejor, sin embargo, es el paseo en catamarán: se pasa por rincones alucinantes, de verdad, de las mejores vistas que vimos nunca (si es que Mauricio es una barbaridad a nivel naturaleza).
A tener en cuenta: el tour en catamarán parte desde un pequeño puerto en la zona de Trou d’Eau Douce. Pero también se puede llegar por libre en pequeñas embarcaciones que salen desde el muelle de Pointe Maurice en cuanto se llenan. Te marcamos las ubicaciones en el mapa final.

15. Snorkeling en Crystal Rock y Blue Bay Marine Park
Otra espinita clavada que tenemos (y un motivo para regresar a Mauricio) es el tour de snorkeling a Crystal Rock. Dicen que esta roca solitaria en medio del mar es un espectáculo natural brutal, rodeado de agua tan clara que parece que flotas en el aire. Súmale snorkel y barbacoa a bordo = planazo.
Pero tenemos que ser sinceros y reconocer que, en general, el snorkel que hicimos en la isla Mauricio nos ha decepcionado. Sí, vimos peces tropicales, pero los corales están en un estado bastante deteriorado, por lo menos los lugares donde pudimos nadar. Confiamos en que los tours de snorkel llevan a spots mucho más llamativos y vivos, cerca de la barrera de coral. Pero lo dicho, tendremos que volver para descubrirlo.
Informándonos descubrimos que hay varios proyectos destinados a mejorar las condiciones del coral en la isla. En los últimos años ha habido un aumento de blanqueamiento coralino, debido especialmente al calentamiento de las aguas (hola, negacionistas del cambio climático), así que esperamos que poco a poco vaya recuperándose (y algunos dejen de dar pan a los peces, ejem).
→ Si quieres profundizar sobre el tema, aquí van un puñado de webs interesantes: Ecosud, UNDP.

→ Blue Bay Marine Park
Solo nos acercamos el último día, justo antes de ir al aeropuerto, para echar un vistazo a la zona (mola). La idea era hacer una excursión el día anterior, pero leímos varios comentarios donde explicaban que el coral estaba muerto, los tours se petan de gente y cuando había muchos peces era porque los alimentaban, así que se nos quitaron las ganas. También había comentarios buenos, así que si volvemos (ojalá que sí), no descartamos darle una oportunidad.
Por cierto, si vas, que sepas que cerca de Blue Bay hay varias paradas interesantes: puedes hacer una excursión a la Isla de los Cocos, visitar la playa de Pointe d’Esny (con vistas a la isla de Aigrettes) y la ciudad de Mahébourg (que nos pareció infinitamente más tranquila que Port Louis y casi agradable).

Nada en contra de las ballenas, al contrario: nos flipan. Son animales majestuosos y verlas en libertad y nadar con ellas sería un sueño. Pero precisamente por eso no hay que apuntarse a este tipo de tours. En Isla Mauricio están prohibidos desde 2020 porque, aunque parecían una experiencia única, en realidad estaban poniendo en serio peligro a los propios animales.
El problema era sencillo pero devastador: varias embarcaciones persiguiendo a las ballenas para asegurar el “avistamiento garantizado”. Esto suponía ruido constante, motores encendidos, maniobras bruscas y demasiada proximidad. Todo ese estrés terminaba alterando sus rutas migratorias, interrumpiendo su descanso, e incluso afectando a las crías que dependen del vínculo tranquilo con sus madres.
Lo más raro es que hay agencias que a día de hoy siguen ofreciendo la experiencia de nadar con ballenas. Infórmate, piénsalo y luego decide, pero que sepas que hay destinos donde este tipo de actividad sí son responsables (tenemos entendido que, por ejemplo, en la cercana Isla Reunión, se hacen la cosa de forma sostenible y siguen protocolos de observación pasiva y menos intrusiva). Puede ser un filtro bastante rápido para elegir la empresa con la que contratar los tours de snorkel y buceo.

Más cosas que hacer en Mauricio
¿Tienes más tiempo o ganas de seguir recorriendo la isla? Ya te lo adelantamos: ¡Mauricio engancha! Aquí van unos planes extra para disfrutar de tus días mauricianos:
- Vallé Advenature Park, un parque de aventuras con uno de los ziplines más largo del mundo, ¡ni más ni menos que 1.500 metros!
- Takamaka Boutique Winery, una bodega que hace vino con lichis. Sí, has leído bien. Es curioso y refrescante.
- Pyramids of Plaine Magnien, estructuras de rocas volcánicas con forma de pirámide, poco conocidas pero fotogénicas (aunque el acceso no es sencillo).
- Flying Dodo y/o Thirsty Fox Brewey, para catar las cervezas más ricas de Mauricio.
- Iglesia de Notre-Dame Auxiliatrice, la iglesia católica más fotogénica al lado del mar en el norte de la isla.
- Crater Trou-aux-Cerfs, un cráter volcánico cubierto de vegetación que suele incluirse en los tours por la isla, pero que a nosotros nos dejó fríos.
- Mahébourg y Pointe d’Esny, zonas costeras con historia, mercados y playas poco masificadas para explorar.
- Maconde Viewpoint, en Baie du Cap, con vistas de vértigo de la costa sur, acantilados y océano azul que quitan el aliento.

Mapa con los imprescindibles de Mauricio
Para que puedas planificar mucho mejor los días y las visitas, te dejamos un mapa en el que hemos seleccionado los lugares y los planes que no pueden faltar en tu viaje a Isla Mauricio:
Ya lo has visto: Mauricio (no es tarde para recordar a Mauricio Colmenero), tiene ese poder de emocionar, relajar y hacerte sudar la gota gorda Esperamos que tras leer este post te quede claro que es mucho más que un destino de luna de miel y que si buscas un viaje de lo más completo, es un acierto total.
Nosotros quedamos fascinados con la isla, especialmente por la vegetación y las montañas: crean postales alucinantes, vayas adonde, vayas y qué decir de las playas del sur… una pasada total. ¿Tú también estás planeando escaparte a este paraíso? ¿Ya estuviste y conoces más cosas que ver y hacer en Mauricio?
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Fuente: Blog Mochileando por el Mundo
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