El Vaticano transfirió el título de Sede Primada de Buenos Aires a Santiago del Estero

El Vaticano transfirió el título de Sede Primada de Buenos Aires a Santiago del Estero

Buenos Aires, lunes 22 julio (PR/24) — El Vaticano anunció el cambio de la Sede Primada de Argentina a la provincia de Santiago del Estero luego de 88 años en los que la representó la arquidiócesis de Buenos Aires. Así lo resolvió el Papa Francisco y se anunció a través de un comunicado conjunto de las Diócesis de Buenos Aires y de Santiago del Estero.

Según explicitaron el monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, y el obispo monseñor Vicente Bokalic Iglic CM, “la decisión papal del traslado tiene su fundamento histórico en el hecho de que en 1570 San Pío V creó la entonces llamada Diócesis del Tucumán, con sede en lo que hoy es la antigua ciudad de Santiago del Estero”.

Lo cierto es que en 1563, por disposición del Rey de España, el antiguo Tucumán se dividió de la jurisdicción de Chile y pasó a depender de la Audiencia de Charcas. De esa forma, desde el inicio la entonces Diócesis del Tucumán comprendía Córdoba, La Rioja, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Salta, Jujuy, Tarija y Nueva Orán.

La Catedral de esta Diócesis primera, de lo que luego sería la República Argentina, fue la Iglesia de San Pedro y San Pablo emplazada en el territorio de la hoy Diócesis de Santiago del Estero. En 1699 al constituirse la Sede Episcopal en la Ciudad de Córdoba, subsumió el territorio de la primitiva Diócesis del Tucumán. Para 1907 se creó la actual Diócesis de Santiago del Estero.

“En honor a esto es que el Papa Francisco hoy traslada la Sede Primada de Argentina a la Iglesia de Santiago del Estero. Ya que Buenos Aires en 1936 había sido elevada por Pío XI a Sede Primada en razón de ser el primer Arzobispado, pero no la primera de las Diócesis en territorio argentino”, destacan a través del documento.

Asimismo, subrayan que “Santiago del Estero durante siglos acuño el glorioso título de ‘Madre de Ciudades’, y elegida para ser centro de difusión del Evangelio es también ‘Madre de Diócesis’ en la República Argentina; por lo tanto, sobran razones para honrarla como la Primada”.

Tras la definición del Santo Padre, ambos representantes eclesiásticos pidieron “vivir esta decisión papal con una profunda alegría de vivir en la verdad, que siempre nos hace libres y además como invitación a tener una mirada integradora del territorio nacional en un renovado propósito federal, aún desde la estructura eclesial”.

“Con afecto los bendecimos y pedimos a la Santísima Virgen María, la que dispensó su maternal ternura a través de las Advocaciones de Sumampa y Luján, unidas en su origen desde hace cuatro siglos, nos guíen para iniciar juntos este nuevo camino que se abre para la Iglesia en nuestra Nación”, cierra el comunicado.

La resolución del Papa Francisco, informada por el monseñor Miroslaw Adamczyk, contempla:

1) Transferir el título de Primada de la Argentina de la Sede Metropolitana de Buenos Aires a la Sede de Santiago del Estero y, a norma del cánon 438 del Código de Derecho Canónico, conceder el tíitulo de arzobispo al obispo pro tempore de la misma Sede de Santiago del Estero;

2) Elevar la Sede diocesana de Santiago del Estero al grado y dignidad de Sede Arzobispal, permaneciendo como sufragánea de la Sede Metropolitana de Tucumán;

3) De consecuencia, derogar el Decreto de la Sagrada Congregación Concistorial Cum ecclesiastica provincia Bonaërensis, del 29 de enero de 1936, con el cual se confería al Arzobispo pro tempore de Buenos Aires el título de Primado de la Argentina.

Primicias Rurales
Fuente: Noticias Argentinas
Hoy es la fiesta de Santa María Magdalena, la primera testigo de la Resurrección de Jesús

Hoy es la fiesta de Santa María Magdalena, la primera testigo de la Resurrección de Jesús

María Magdalena siguió de cerca las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo, quien la eligió para ser testigo de su Resurrección, incluso antes que los apóstoles. Ella recibió el encargo de testimoniar lo que sus ojos habían visto: la victoria definitiva del Maestro sobre la muerte.

Ese llamado particular de su discipulado hace de Santa María Magdalena un modelo para todo aquel que está llamado a evangelizar. Ella encarna la figura del que anuncia el mensaje gozoso de la Pascua: hay, para todos, una nueva vida en Cristo.

El Papa Benedicto XVI, en el año 2006, resumía con precisión la relevancia de Santa María Magdalena para la vida cristiana: “La historia de María de Magdala recuerda a todos una verdad fundamental: discípulo de Cristo es quien, en la experiencia de la debilidad humana, ha tenido la humildad de pedirle ayuda, ha sido curado por él, y le ha seguido de cerca, convirtiéndose en testigo de la potencia de su amor misericordioso, que es más fuerte que el pecado y la muerte”.

Discípula firme y fiel

La ‘Magdalena’ acompañó a Jesús incluso hasta el Calvario y estuvo de pie frente a su cuerpo yacente. En la mañana del Domingo de Resurrección, fue la primera que vio a Cristo resucitado, en cuerpo glorioso. En consecuencia, la Iglesia reconoce desde siempre la importancia que tuvo ella en la vida del Salvador y en la experiencia de la primera comunidad cristiana, tal y como queda en evidencia en las narraciones del Evangelio.

“A quien poco se le perdona, poco amor muestra” (Lc 7, 47)

Siempre que se vuelve sobre la vida de esta santa es inevitable el encuentro con el misterio de la misericordia infinita de Dios. Ella, antes de conocer a Jesús, había hecho de su vida extravío y perdición -María llevaba el alma herida, y no sabía siquiera de su propio valor como persona-.

Tras conocer al Señor sucede todo lo contrario. Él le revela el sentido último de su existencia y la grandeza de su dignidad. Por eso, la conversión de María Magdalena es ejemplo del poder transformador del perdón y la gracia, capaces de brindar una ‘nueva vida’, libre del poder del pecado y sus terribles consecuencias. El perdón divino tiene el poder de reconstruir lo que estaba roto, y permite el nacimiento de un ‘hombre nuevo’, de una nueva persona, que vive y anuncia el Amor.

En la liturgia, hoy

El 10 de junio del 2016, el Cardenal Robert Sarah, entonces Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, emitió un decreto en el que, siguiendo la voluntad del Papa Francisco, la ‘memoria’ litúrgica de Santa María Magdalena quedaba elevada al rango de ‘fiesta’.

Si quieres saber más sobre Santa María Magdalena, puedes leer este artículo de la Enciclopedia Católica: https://ec.aciprensa.com/wiki/Santa_María_Magdalena.

Más información:

Primicias Rurales

Fuente: ACI Prensa

«He visto al Señor y ha dicho esto»

«He visto al Señor y ha dicho esto»

Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1-2. 11-18

 

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al señor y no sabemos dónde lo han puesto».

Estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.

Ellos le preguntan:
«Mujer, ¿por qué lloras?».

Ella les contesta:
«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».

Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.

Jesús le dice:
«Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?».

Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré».

Jesús le dice:
«¡María!».

Ella se vuelve y le dice:
«¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!».

Jesús le dice:
«No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”».

María la Magdalena fue y anunció a los discípulos:
«He visto al Señor y ha dicho esto».

Palabra del Señor

“Luego apareció, como un fuego, el profeta Elías, cuyas palabras quemaban como un antorcha”

“Luego apareció, como un fuego, el profeta Elías, cuyas palabras quemaban como un antorcha”

Buenos Aires, sábado 20 julio (PR/24) — “Luego apareció, como un fuego, el profeta Elías, cuyas palabras quemaban como un antorcha”: El Sirácides (48,1) describe así a uno de los más grandes profetas en la historia religiosa del antiguo Israel. Sin embargo, no se sabe mucho sobre su vida.

Nació en Tisbe en el siglo noveno a.C, en la época del rey Acab, y dedicó su vida a distanciar a la gente de la adoración de ídolos para conducirlos hacia el Dios verdadero y único, coherente con el nombre que se le dio: Elías significa de hecho: “El Señor es mi Dios”.

El precursor de San Juan Bautista

Hombre virtuoso y austero, lleva una capa de piel de camello sobre un simple delantal ajustado a sus costados, prefigurando así, 8 siglos antes, a Juan el Bautista. Dotado de un corazón de guerrero y un intelecto refinado, une en su alma el ardiente fuego de la fe y el celo por el Señor, tanto que Crisóstomo lo define “ángel de la tierra y hombre del cielo”. Siglos después, el Catecismo de la Iglesia Católica lo presentará como un modelo de la vida cristiana y de pasión por Dios, “Padre de los Profetas, de la generación de aquellos que buscan a Dios, que buscan su rostro” (CCC, 2582).

El enfrentamiento con los seguidores de Baal

Un ejemplo sorprendente de la fuerza profética de Elías se puede leer en el primer Libro de los Reyes, en el capítulo 18, que cuenta cómo en tiempos del rey Acab Israel estaba cediendo a la seducción de la idolatría: de hecho, adoraba a Baal porque creía que donaba la lluvia y, por lo tanto, fertilidad a los campos, al ganado y a la humanidad. Precisamente para desenmascarar esta creencia engañosa, Elías reúne al pueblo en el Monte Carmelo y le propone hacer una elección: seguir al Señor o seguir a Baal. El profeta invita a más de 400 idólatras a enfrentarse: cada uno preparará un sacrificio y cada uno orará a su propio dios para que se manifieste. Quien responde en el mundo inequívoco es el Señor, “Dios de Abraham, de Isaac y de Israel”, que quema la oferta por el sacrificio preparada por Elías en un altar compuesto de doce piedras, “según el número de las tribus de los hijos de Jacob, a quienes el Señor les había dado el nombre de Israel”. Así, el corazón de la gente se convierte, de frente a la evidencia de la Verdad. Baal, por su parte, permanece silencioso e impotente porque – y esta es la enseñanza de Elías – “la verdadera adoración a Dios es entregarse a Dios y a los hombres, la verdadera adoración es el amor” que “no destruye sino que renueva y transforma”. (Benedicto XVI, Audiencia general 15 de junio de 2011).

El encuentro con el Señor en el Monte Oreb

Una nueva prueba, pero, aguarda al profeta: él, que luchó tanto por la fe, debe escapar de la ira de la reina Jezabel, la idólatra esposa de Acab, que lo quiere muerto. Agotado y asustado, Elías le pide a Dios morirse y se abandona a un sueño ininterrumpido. Pero un ángel lo despierta y le ordena subir al monte Horeb para encontrarse con el Señor. Elia obedece: camina durante 40 días y 40 noches para alcanzar la meta, en un viaje que es la metáfora de la peregrinación y la purificación del corazón hacia la experiencia de Dios.

El silencio sonoro

Como se prefigura, el encuentro con el Señor tiene lugar, pero no de manera sorprendente: Dios se manifiesta, de hecho, en forma de una brisa ligera. Es un “hilo de un silencio sonoro” – como explica el Papa Francisco en la Misa matutina en la Casa Santa Marta del 10 de junio de 2016 – que insta a Elías a no desanimarse, a volver sobre sus pasos para completar su misión. Y el profeta, cubriendo su rostro como signo de adoración y humildad, obedece a la llamada de Dios porque entiende su valor: el de la prueba, la obediencia y la perseverancia. Por lo tanto, una vez más, Elías desafía a Acab y Jezabel, quienes habían usurpado la tierra de un campesino, profetizando sus terribles desgracias hasta el punto de hacer que se arrepientan. El profeta también alivia el sufrimiento y la miseria de una viuda alimentándola y sanando a su hijo, que está a punto de morir. Una vez que cumplió su misión, Elías desaparece, ascendiendo al cielo en un carro de fuego y entrando en la infinidad de ese Dios que había servido con tanta pasión. Su manto permanecerá en la tierra, destinado al discípulo Eliseo en señal de investidura.

Celo profético

Hoy en día, la orden religiosa de los Ermitaños del Monte Carmelo recuerda a este gran Profeta en su emblema en forma de escudo: en él se representa un brazo que sostiene una espada de fuego y una cinta con las palabras “Zelo zelatus sum pro Domino Deo exercitum”, es decir, “lleno de celo por el Dios de los ejércitos”.

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Vatican News

“En su nombre esperarán las naciones”

“En su nombre esperarán las naciones”

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 12, 14-21

En aquel tiempo, al salir de la sinagoga, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús.
Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos lo siguieron.
Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran.
Así se cumplió lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Mirad a mi siervo, mi elegido,
mi amado, en quien me complazco.
Sobre él pondré mi espíritu
para que anuncie el derecho a las naciones.
No porfiará, no gritará, nadie escuchará su voz por las calles.
La caña cascada no la quebrará,
la mecha vacilante no la apagará,
hasta llevar el derecho a la victoria;
en su nombre esperarán las naciones»

REFLEXIÓN

Planearon el modo de acabar con  Jesús

El evangelio de hoy comienza diciendo: “En aquel tiempo, lo fariseos, al salir, planearon el modo de acabar con Jesús”. Esta postura de los fariseos viene después de que Jesús realizara una curación en sábado. Apoyándose en que el sábado era sagrado, los fariseos sostenían que, por honrar a Dios, no se podían hacer ciertas cosas en sábado, como por ejemplo curar la mano seca de un hombre. La enseñanza de Jesús era clara y contraria a la de los fariseos: Si se puede hacer un bien a una oveja “¡Cuánto más vale un hombre que una oveja: Lícito es, por tanto, hacer bien en sábado”.

Después de esta curación, vemos que Jesús no busca el enfrentamiento con los fariseos, “se marchó de allí, donde quedaron los fariseos, y muchos lo siguieron”. Y “no porfiará, no gritará, no voceará por las calles”, y pedirá a los curados que no “le descubran”.

Pero vendrán otros momentos, “cuando llegue su hora”, donde Jesús anunciará su buena noticia abiertamente allí por donde pase, sabiendo que sus enemigos le pueden llevar a la muerte. Pero entonces no se callará, no puede callarse, pues ha venido hasta nosotros a ofrecernos, junto con su amistad, su evangelio, la mejor noticia que puede ofrecer a los hombres para que encuentren el sentido, la alegría de vivir que siempre van buscando.

“Aquí hay uno que es más que el sábado”

“Aquí hay uno que es más que el sábado”

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 12, 1-8

 

En aquel tiempo, atravesó Jesús en sábado un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.
Los fariseos, al verlo, le dijeron:
«Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado».
Les replicó:
«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes de la proposición, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino solo a los sacerdotes.
¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa?
Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo.
Si comprendierais lo que significa “quiero misericordia y no sacrificio”, no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».

REFLEXIÓN

Mayúsculas

La escena del evangelio de Mateo es sencilla: los discípulos tienen hambre y comen granos de espigas que cogen mientras atraviesan un sembrado; los fariseos se lo echan en cara a Jesús, que les permite arrancar espigas en sábado. Es una de tantas veces que condenan el comportamiento de Jesús o sus discípulos porque violan preceptos religiosos, especialmente lo que no está permitido en sábado. Desde nuestra mentalidad y creencias podemos pensar que es absurda la situación planteada en este texto, pero el trasfondo es grave y nos afecta a todos en alguna medida.

Vivimos muchas veces sujetos con cadenas invisibles, como aquel elefante que habían liberado de las ataduras, pero ya no sabía moverse con libertad. Y queremos sujetar a los demás con esas cadenas. ¿Nos atrevemos a ponerles nombres? El problema que tenían con el sábado era la mayúscula. ¿A qué le ponemos mayúscula nosotros? Lo habían convertido en sábado, nombre propio, y lo elevaban como al Señor. Lo que se había establecido para un mejor culto se acaba convirtiendo en objeto de culto, en grilletes, lleno de observancias, que condenan y excluyen a muchos. ¿A quiénes dejamos hambrientos por los caminos?

Jesús responde con claridad: os estáis perdiendo lo que es verdaderamente importante. “Aquí hay uno que es más que el sábado”. No quiero sacrificios ni leyes que se convierten en un fin, en afán de control y orden, en vez de liberar.  Porque apagan la misericordia en vuestras vidas, en la religión, en la sociedad, e incluso hacen daño y provocan privaciones, injusticias y miseria.

Jesús es más, siempre es más…, más que lo que podamos saber o decir de Él, más que el culto, los mandamientos o cualquier lugar religioso. Todo eso es bueno, mientras no les pongamos mayúsculas. El único con mayúscula es Él, y la palabra que le define es misericordia, esa es la medida de lo que está bien y lo que está mal. “Si comprendierais lo que significa…no condenaríais a los inocentes”.