Rosario, Santa Fe; 20 de enero (PT/25) . – Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, analiza los diferentes puntos clave para el mercado nacional e internacional de la soja, maíz y trigo.
“La sorpresa del reporte del USDA WASDE pasó, y el mercado volvió a ver el clima sudamericano. Mientras Brasil parece encaminado a mejorar unas 20 M.Tn. su producción, Argentina no sale del espacio de dudas ya que, si bien llegaron lluvias y hay más en el pronóstico, la calidad de los cultivos de maíz y soja cayó fuerte, y los aportes están siendo menores a los esperados y más dispersos. En tanto, la demanda de maíz sigue firme con exportaciones norteamericanas que van más rápido de lo pensado, y molienda en EEUU activa, aunque las exportaciones van pausando”, indica.
En el mercado de trigo hay pocas novedades: Rusia sigue complicada por el clima, EEUU da señales mixtas, pero quien compensa es Europa que parece que está mejor. “En medio de todo esto, Rusia parece estar agotando su saldo exportable. Tras un trimestre activo, sus precios FOB siguen subiendo y se espera que la oferta del proveedor más barato del mercado se reduzca fuerte a partir de mediados de febrero”, analiza.
En el plano local, el clima se lleva gran parte de la atención. Algo se activa la comercialización, pero sigue lenta. “Mientras el maíz se ubica en valores rentables y gatilla algunas ventas, la soja está muy lejos de esto. Si bien se vendió algo más, el pedido de baja en derechos de exportación es cada vez más generalizado. Sin embargo, desde el Gobierno apuntan a que esto pasará solamente si hay ingresos fiscales sustentables, y esta situación todavía no se alcanza”, expresa Romano.
Volviendo a lo internacional, esta semana asume Donald Trump como presidente en EEUU. “Sus decisiones repercutirán en la fortaleza del dólar (negativo para commodities), en si se embarca en una guerra comercial, y en la política energética. Esta última dividiéndose en si cumple su promesa de reactivar la perforación de nuevos pozos, y en la política de biocombustibles. Para cada elemento que podría ser alcista para los granos, hay uno que podría ser negativo, por lo que deberemos estar muy atentos”, estima.
Finalmente, Romano recomienda: “En un contexto tan desafiante, mantener el foco en asegurar la rentabilidad es lo más aconsejable. En ese sentido, el maíz está en zona positiva. El trigo viene firme, y el problema es la soja, pero recuperó terreno desde la sorpresa de los 260 US$/Tn”.
Los aspectos más relevantes sobre la lupa de Romano
Clima local
Enero ha sido un mes seco, con temperaturas que fueron en aumento y comenzaron a deteriorar los cultivos.
En la semana pasada se aguardaba un frente de lluvias muy importantes para la zona productiva. Finalmente, las lluvias fueron menores y dejaron algunas zonas sin cubrir.
De todas formas, se esperan nuevas lluvias. La duda está en cómo reaccionarán los cultivos, ya que la situación es ambigua: no podemos decir que no está lloviendo, pero tampoco que estamos con buenas condiciones. Habrá que esperar a ver cómo evolucionan. Contexto macro argentino
La tasa de inflación de diciembre estuvo en niveles bajos, y el gobierno confirmó que bajará el ritmo de devaluación de 2% mensual a 1% mensual.
El tipo de cambio libre que había dado un salto, parece haber encontrado un nuevo nivel de estabilidad. Esto hace pensar que la convergencia de tipos de cambio, y la normalización de las tasas, podrían llevar a una unificación cambiaria.
En lo que hace a Derechos de Exportación, a medida que el reclamo de reducirlos especialmente para soja ya que los números no cierran para el productor, funcionarios del gobierno hacen énfasis en que una medida como esta sólo se tomará en el contexto de una situación fiscal estable.
En este moneto la situación fiscal no es estable, ya que los resultados positivos del 2024 estuvieron marcados por ingresos extraordinarios, y en 2025 ya no se tendrá el impuesto a los débitos y créditos. Asunción de Trump
Esta semana asume Donald Trump su segundo mandato como presidente de EEUU.
La primera cuestión tiene que ver con el impacto en la fortaleza del dólar. La misma sería contraria a los commodities en general.
Otro punto a analizar es la política energética. Parte de las subas recientes estuvieron relacionadas con el aumento del petróleo que, vía biocombustibles, empuja los granos al alza. Pero ¿cuál será la política de Trump? Si, como se espera, autoriza un aumento en perforaciones, podría implicar mayor oferta y precios a la baja.
También está el debate de la guerra comercial versión 2025. Si bien China ya no depende tanto de EEUU como origen de sus compras, ni EEUU de China ya que con biodiesel reemplazó sus exportaciones, y de corto China anticipó compras y ahora está concentrando en Brasil; una guerra comercial podría impactar negativamente en Chicago y en forma positiva en las primas sudamericanas.
Otro frente son los biocombustibles, especialmente biodiesel, que fue impulsado por Biden y donde se amplió la capacidad de molienda de soja buscando el aceite. Lo más razonable sería que Trump mantenga esta política, pero no la acelere.
Otra arista del biodiesel es si seguirán tomando a los aceites usados (UCO) como fuente subsidiable de biodiesel. Hay mucho cuestionamiento a los mismos, y es posible que esto no pase. Allí podrían reemplazarse UCO por aceite y sería alcista.
En cuanto a etanol, se especulaba con que se admitiría para combustibles verdes de aviación (SAF), pero las últimas noticias parecen indicar que no.
Finalmente, aumentos de aranceles para China, Canadá y México podrían tener efectos también en abastecimiento de maíz, colza y petróleo de EEUU.
Un mercado que tal vez no seguimos tan de cerca es el del sorgo. Si china responde a los aranceles de EEUU, con mayores aranceles de su lado, las menores compras sobre Norteamérica podrían ser buena noticia para Argentina.
Por Dr. Diego Rubio | Socio de impuestos del Lisicki Litvin y asociados
La situación en el mercado agropecuario
Buenos Aires, jueves 16 enero (PR/25) — Los proveedores de agroinsumos (semillas, fertilizantes, herbicidas, etc.) que comercializan sus productos en el mercado interno, suelen emitir facturas en dólares utilizando esta moneda como un mecanismo de ajuste. Esto debido a que en el sector es muy usual el financiamiento hasta el momento de la cosecha o bien la utilización de la figura de la permuta o dación en pago, en la cual un proveedor de, por ejemplo, semillas, recibe como contrapartida los granos de su cliente luego de terminada la campaña.
Como primera situación, puede suceder que el productor, luego de la cosecha, se haga de pesos y pague a su proveedor. La factura de agroinsumos se realizó en dólares, por lo que el proveedor al momento de cobrar los pesos obtiene una diferencia de cambio que, dependiendo de si la cotización sube o baja, puede ser positiva o negativa, y debe instrumentar mediante una nota de débito o crédito según corresponda.
Como segunda alternativa, en particular en el IVA, suele aplicarse la figura del “canje agropecuario”, en la cual el hecho imponible de la operación para el sujeto vendedor se produce recién en el momento en que el comprador (productor agropecuario) le entrega los granos. El valor que factura el vendedor está conformado por la cotización del cereal al momento de la recepción y de esta manera la diferencia de cambio se encuentra gravada implícitamente, debido a que está incluida en la factura final gravada en IVA.
Como tercera alternativa, podría suceder que el comprador promete el pago en dinero, pero luego pacta con el vendedor que, en cambio, va a pagar con granos. En este caso el proveedor de agroinsumos emite la factura al momento de la entrega del bien, incluyendo el IVA de la operación, por lo que no hay diferimiento del hecho imponible en el IVA. Luego, al momento en que el productor entrega los granos, su proveedor le emite una nota de débito con la diferencia de cambio por la cotización del cereal entre el momento de la factura primeramente emitida y su posterior pago.
La ARCA (ex AFIP) se ha expedido en dos oportunidades (antes de la modificación) respecto al tema llegando a la conclusión de que, en los casos de dación en pago, las diferencias de cambio se encuentran gravadas en el IVA.
Las modificaciones introducidas y las normas de facturación
Previo al DNU 70/2023, el CCYCN establecía que las obligaciones pactadas en moneda que no sea de curso legal deben considerarse como de dar cantidades de cosas y el deudor puede liberarse dando el equivalente en moneda de curso legal.
En cambio, a partir del 21/12/2023, la obligación es de dar dinero si el deudor debe cierta cantidad de moneda, sea o no de curso legal en el país. Además, el deudor solo se libera si entrega las cantidades comprometidas en la moneda pactada.
A partir de la modificación, vuelve a tomar vigencia un Dictamen de AFIP, en el cual se establece que, si el precio de las operaciones se estipula en dólares y se paga con éstos, no se produce diferencia de cambio por cuanto esta moneda tiene poder cancelatorio.
A modo aclaratorio, ARCA acompañó esta novedad con la recientemente publicada RG 5616/2024, en la cual se dispuso que cuando las facturas emitidas en moneda extranjera se cancelen en dicha moneda, se considerará el tipo de cambio vendedor divisa que informa el BNA del día hábil inmediato anterior al de la emisión de la factura.
Teniendo en cuenta la modificación, cuando el pago sea realizado en dólares la diferencia de cambio no se encuentra gravada en IVA.
Ahora bien, ¿si se cancela con granos que cotizan el dólares? Se plantea una nueva oportunidad para los productores agropecuarios de atenuar el recurrente problema del excesivo saldo técnico de IVA que se produce por las alícuotas diferenciales del sector; así como también un menor débito fiscal para los proveedores de estos insumos, que ya no estarían obligados a generar las notas de débito por diferencias de cambio en este tipo de situaciones, teniendo en cuenta que la normativa de fondo vigente considera a la entrega de moneda extranjera con poder cancelatorio equivalente al dinero.
Por Dr. Diego Rubio | Socio de impuestos del Lisicki Litvin y asociados
Rosario, Santa Fe, martes 14 de enero (PR/25) – – La semana comienza con una decisión relevante del USDA que sorprendió con un recorte de producción y stocks finales de soja norteamericana. Ello generó una marcada reacción alcista en el mercado de Chicago.
“En maíz también se preveía una reducción de producción y de stocks, pero el dato real fue mayor al esperado. El cereal venía subiendo de antes, pero continuó en esa tónica, y los valores también mostraron subas importantes el viernes”, detalla Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral.
Romano, a la vez, explica que en el mercado local las subas externas generaron mejoras importantes de precio. No obstante, el clima seco continúa y los pronósticos de lluvia que la semana pasada aparecieron, se corrieron al norte, generando grandes dudas para la soja.
“En Argentina, a la falta de lluvias, sumamos en estos últimos días temperaturas por encima de lo normal. El estado de cultivos según la BCBA perdió dos puntos a 49% bueno a excelente, pero sigue siendo de las mejores lecturas de los últimos cinco años”, destaca Romano.
Los pronósticos indican lluvias para el 18 de enero, y las precipitaciones que se aguardaban para la semana del 12 al 20 se han corrido hacia el norte y beneficiarían al NOA y NEA, pero serían menores para el centro y sur de Argentina.
“Si las lluvias retomaran a fines de enero o inicios de febrero, estadísticamente estarían en jaque un 5% de la producción total de Argentina. Pero si la seca se prolonga, aún con la excelente situación inicial podríamos perder entre 20% y 30% de soja. Una merma incluso de 30%, llevando las estimaciones actuales de la zona de 52 a 36 M.Tn., es decir perdiendo 16 M.Tn. tendrían un efecto menor si EEUU termina con stocks elevados y Brasil cosecha más de 170 M.Tn”, estima Romano.
El maíz también está comenzando a sufrir, pero los de primera ya florecieron, y los de segunda están gran parte en desarrollo vegetativo, por lo que podrían repuntar.
Sobre los precios, el especialista de la Universidad Austral indica que “mientras el maíz abril tocó los 185 que generan muy buena rentabilidad, y el tardío superó 177 que es bueno también, así y todo, la soja no llegó a los 280. Esta marca de todas formas no sería rentable. Y, para colmo, hay motivos para dudar de la producción”. Esto último se debe a la continuidad de la seca en zona centro y sur, y con rindes a la baja, se necesitarían valores incluso superiores para lograr rentabilidad.
“Por esto no es fácil tomar la decisión de venta. De todas formas, recordemos que el trigo argentino de mayo está unos 15 USD/tt por encima del valor que la industria podría convalidar. Incluso con una quita en derechos de exportación, sería difícil superar los 290 USD/tn”, analiza Romano.
En el caso del trigo, fue una semana con pocas novedades para el trigo, ya que el informe de oferta y demanda del USDA no hizo modificaciones. “Seguimos en la dinámica de observar como la oferta rusa desciende y sus precios aumentan; y esto hace más espacio para el trigo argentino, cuya comercialización sigue muy lenta”, indica.
Si bien empiezan a aproximarse embarques, y algunos compradores tratan de ponerle precio y asegurar grano, la gran cantidad guardado en acopios hace que el mismo aparezca. “Esta semana vimos datos de cultivos de invierno de algunos estados norteamericanos, que continúan mejorando en condición de cultivo. Recordemos que en un punto se temió por los mismos pero que esto mejoró notoriamente. Es posible que cuando en abril volvamos a ver lectura de los mismos, estén muy bien, y se espere que en julio ingrese una buena cosecha”, concluye Romano.
Buenos Aires, martes 14 enero (PR/25) —“Estamos ante un cambio de época y los productores van a tener que empezar de cero para aprender a tomar decisiones más ligadas al trading que a la especulación financiera”, escribió en el diario La Nación, el consultor y analista de mercados agrícolas, Pablo Adreani.
“Es el regreso de los fundamentals del mercado, la vuelta al análisis de los principales factores de oferta y demanda tanto local como internacional”, sentenció, quién para muchos se ha convertido en un verdadero gurú de los mercados.
Para profundizar estos conceptos, el Ingeniero Gerardo Gallo Candolo lo convocó en Radio Mitre y le preguntó: ¿Qué significado tiene esto de regresar a los mercados tradicionales?
Adreani respondió: “En primer lugar, hace 20 años que los productores no están operando con mercados libres, un tiempo el que ha habido retenciones, intervenciones en los mercados. En los últimos años se ha dado una brecha entre el dólar oficial y los dólares alternativos. Los niveles de inflación fueron de 135% en 2024. Se proyecta 25% para el 2025, inflaciones del 2,5% mensual contra inflaciones del 10, 15, 20 % en otros meses”. Y esgrimió: “Lo que quiero decir es que hay una generación de productores que no sabe operar con mercados libres. Esto es muy importante, porque los fundamentos del mercado son ahora justamente los que van a definir el precio y el futuro de los precios. ¿Qué voy a fundamentar yo en un mercado intervenido que me cerraron las exportaciones de maíz o me pusieron cupos y me rompieron todo mi análisis? O sea, desde el punto de vista de un analista, en el caso mío, es volver a mi fuente de hace 25 años”.
Gallo aportó que en el caso de Argentina, los productores agropecuarios son los más jóvenes del mundo y por lo menos la mitad desconocen cómo manejarse en forma libre, a lo que asintió y sumó: “Ahora vos no podés esperar una devaluación. No podés no vender porque van a devaluar. No podés no vender porque la brecha es del 100%. O sea, ahora tenés que contar con herramientas de asesoramiento y análisis que te pueden ayudar en la toma de decisiones”. Y siguió con el razonamiento: “Antes, en economías inflacionarias, el negocio era sentarse arriba de la soja y no vender. Porque solamente la soja se valorizaba con la inflación. Ahora te doy un ejemplo. La soja disponible que llegó a estar hace un mes y medio en 350 dólares ahora está a 270. O sea, que bajó 80, 90 dólares en un mes y medio. Entonces, ¿cuánto perdieron los productores de soja que tienen ahora 20 millones de toneladas de soja sin vender por haber esperado una devaluación, no haber tomado la decisión de vender en un escenario que el mercado le bajó 80 dólares?”. “O sea, es mucha plata lo que hay en cuenta”, enfatizó.
Para Adreani: “El facilismo de no vender porque van a devaluarse, terminó.Ahora hay que tener muñeca para ser un buen productor, no solamente productivamente y tecnológicamente, sino en la estrategia comercial.
Respecto a la opinión de algunos asesores que sostienen que hay que darle menos importancia al mercado y hablan de precios objetivos, Adreani les contestó que “Uno no puede definir un precio objetivo en función de su rendimiento y costos. Porque el precio objetivo hoy es el precio del mercado. Uno puede decir, para que el maíz me sea rentable, el precio objetivo tiene que ser 150 dólares, por ejemplo. Pero el mercado ya está a 175, 180 dólares”.
En esa línea, ratificó “Entonces, lo que hay que hacer ahora es volver a las fuentes del margen bruto clásico y tradicional. Precio por cantidad me da el ingreso de dólares por hectárea. Si yo el precio lo tengo definido, ya lo tengo definido en el mercado real y de futuros, la cantidad va a variar del factor climático. Quién diga si es una buena producción o no, un buen rinde o no”. Y al respecto, recordó que “hay una sequía muy fuerte en Argentina que ya está provocando caídas de rendimientos en maíces y en soja”.
Finalmente, Adreani alentó que “Deberían empezar a crecer las ventas de futuros en los mercados de término como Matba Rofex. Deberían crecer la utilización de opciones, las compras de opciones de venta u opciones de compra… Empieza a ser un mercado más genuino y más ligado a la realidad de los precios y donde la correlación es directa”.
“Ahora hay más fundamentals alcistas en el mercado mundial que bajistas. Hay que estar siguiendo los mercados. Hay estrategias de mercado que están a la disponibilidad de los productores”, completó el gurú de los mercados.
Buenos Aires, domingo 12 enero (PR/25) — ¿Crisis financiera en el agro? El mundo agro cerró 2024 con incertidumbre y noticias preocupantes. Durante la última semana del año empresas de referencia
entraron en default. El debate es si se trata de casos puntuales de compañías con debilidades de gestión que derivaron en problemas de liquidez (y/o de solvencia) o si son la punta de un iceberg que esconde una crisis más sistémica.
Los indicadores disponibles no revelan el desarrollo de una crisis generalizada, al menos no en el corto plazo. Pero en el actual contexto, de precios deprimidos y moneda fuerte, un revés climático que afecte los rendimientos podría ser crítico, particularmente para productores que trabajan sobre campos alquilados.
¿Qué pasa con el precio de la soja?
En el mercado internacional (Chicago) la soja promedió USD 361 la tonelada en diciembre 2024. Este precio se ubica 27% por debajo de la cotización promedio del período 2002 – 2023 (USD 491/ton, en USD de poder de compra constante) y debe retrocederse hasta fines del año 2006 para encontrar valores más bajos.
En el mercado local (precio FAS Rosario) el precio fue de $ 301 mil por tonelada en diciembre. Al ajustar la serie por inflación se encuentra que el poder adquisitivo de la oleaginosa viene cayendo desde mediados de 2023 y se ubica actualmente casi 30% por debajo de la media del período 2002 – 2023 ($ 430 mil por tonelada).
En las últimas dos décadas el precio del grano sólo estuvo por debajo de los valores actuales en algunos pocos meses de los años 2015 y 2017.
Una política tributaria que (aún) no colabora: ¿cuánto más “se paga” la soja en Brasil? En un contexto de bajos precios internacionales, la dinámica del tipo de cambio y la elevada presión tributaria siguen jugando en contra de los productores locales. No sucede en Brasil.
El hecho de que en el país vecino no se castiguen las exportaciones hace que los granos valgan más y que, por tanto, la empresa agrícola equilibre su ecuación económica con menores rindes.
Para tener referencia, entre los años 2002 y 2023 un productor de Brasil recibió en promedio unos USD 148 más por cada tonelada de soja que uno de Argentina (+40%) y en el 2024 esa brecha fue también del 35-40% en favor del país vecino.
Recuperar la competitividad de un sector complicado por precios a la baja y una moneda fuerte requiere avanzar en la eliminación de los DEX y continuar con todas aquellas reformas que permitan incrementar la productividad y alinear precios internos de insumos y bienes de capital con sus
valores de referencia internacional.
En resumen
El mundo agro cerró 2024 con incertidumbre y noticias preocupantes. Durante la última semana del año empresas de referencia entraron en default y en las redes estalló el debate acerca de si fueron casos puntuales o los inicios de una crisis más generalizada en el sector.
Se trata de compañías vinculadas al grupo Los Grobo SA, una de las empresas agropecuarias grandes del país, que según consta en su página institucional cuenta con más de 200 mil hectáreas de producción agrícola propia y se especializa en la producción y comercialización de agroinsumos, la prestación de servicios para el agro (comercialización de granos, acopio y logística), la molienda de trigo y la exportación de commodities y alimentos.
Según la propia empresa, entre los motivos que ocasionaron los incumplimientos del pago de la deuda, se encuentran la creciente iliquidez en el mercado de pagarés bursátiles para emisores del agro, la imposibilidad de cobro de ciertos créditos en favor de la sociedad, la retracción en la venta de agroinsumos,mla caída en el mercado de fitosanitarios y el exceso de stocks en el canal de distribución de la firma.
Aprovechando estos casos de empresas en problemas financieros (y quizás también económicos), parece oportuno hacer un breve repaso de la compleja coyuntura que atraviesa la actividad agrícola, tanto en el frente externo, con precios bajos en perspectiva histórica, particularmente en el mercado de la soja, como en el plano local, en el que se combinan una elevada carga tributaria con costos que han subido significativamente en dólares por una apreciación sostenida de la moneda durante todo el año pasado.
Para ilustrar los problemas asociados al contexto local, y los matices respecto de otros países productores y exportadores de granos, se realiza una comparación con Brasil, un país que muestra hoy dos ventajas respecto de la situación argentina en lo que hace a los incentivos que se ofrecen al sector exportador: por un lado, el vecino no grava las exportaciones de ningún producto con un impuesto, por el otro, su moneda se ha depreciado sensiblemente en los últimos meses, compensando en parte la baja de los precios internacionales de las commodities y sin un impacto, al menos por ahora, sobre el nivel de precios doméstico.
Finalmente, se discute el tema de una posible crisis generalizada en todo el sector. Para aproximar una respuesta, se presentan y analizan algunos indicadores: a) el nivel y la evolución de la tasa de irregularidad (demora en los pagos) de los créditos bancarios destinados a la actividad agrícola; b) el grado de avance de la comercialización de los granos comparado con años anteriores; c) lo
sucedido con la importación de fertilizantes y agroquímicos (cantidades y precios).
Se entiende que elevadas tasas de irregularidad y/o de ventas de granos, en relación con otros años, podrían ser indicios de urgencias financieras en el sector (y viceversa) y que una contracción de la importación de agro-insumos podría ser señal de una campaña de menor inversión, tecnológicamente más floja, también síntoma de problemas en el sector (que además podría haber afectado negativamente la planificación comercial/financiera de las firmas proveedoras y comercializadoras de estos insumos, tales como aquellas que entraron en default).
El precio de la soja en los mercados internacionales viene en retroceso luego de los picos alcanzados a mediados de 2022. En el mercado de Chicago la oleaginosa promedió USD 361 la tonelada en el mes de diciembre 2024. Si se compara contra la historia reciente (en dólares constantes, ajustando por inflación USA), los precios actuales se ubican un 27% por debajo de la media 2002 – 2023 (USD 491/ton) y es necesario retroceder hasta fines del año 2006 para encontrar precios más bajos.
En el mercado local la soja cotizó a $ 301 mil por tonelada en diciembre (precio FAS Rosario). Ajustando la serie por inflación (a valores constantes de dic-24), el poder adquisitivo de la oleaginosa viene cayendo desde mediados de 2023 y se ubica casi 30% por debajo de la media del período 2002 – 2023 ($ 430 mil por tonelada).
Entre estos años, el precio del grano sólo estuvo por debajo de los valores actuales en algunos pocos meses de los años 2015 y 2017.
En esta campaña la apuesta pasa por el clima, éste último debería contribuir con rindes suficientemente altos, que compensen los menores precios, y también por el control de los costos, al menos de aquellos que la empresa agrícola puede y debe gestionar.
No es el caso de los impuestos que se pagan, particularmente de los Derechos de Exportación, un tributo que recae sobre las operaciones de exportación (una rara avis en la tributación internacional de países desarrollados y de aquellos que aspiran a serlo), y cuya mera existencia se vuelve particularmente cuestionable y muy difícil de tolerar en contextos de precios deprimidos como el
actual.
Para quienes no están en el tema, los Derechos de Exportación (DEX) generan que en Argentina la soja “se pague mucho menos” que en el mercado internacional o que en otros países que no aplican el impuesto.
En el 2024, con precios internacionales en mínimos históricos, la soja se pagó en promedio un 35-40% más en Brasil que en Argentina, una diferencia de USD 100-115 por tonelada.
En esta comparación influyen no solo los DEX sino también la política cambiaria de cada país. Por caso, nótese que, en algunos meses del 2023, los desvíos entre el precio del dólar reconocido en las
exportaciones del complejo oleaginoso y el dólar pagado al resto de operaciones comerciales en Argentina lograron acercar el precio interno (medido en dólares) a los valores de referencia internacional, incluso en un escenario con DEX (en noviembre-diciembre 2023, por ejemplo).
El régimen cambiario actual de “crawling peg”, con depreciaciones mensuales fijas / preestablecidas (aumentos del 2% mensual del tipo de cambio nominal), de muy buen resultado en el proceso de estabilización macroeconómica, hasta tanto se mantenga, elimina la posibilidad de una devaluación, es decir, de una corrección cambiaria que apunte a mejorar rápidamente la ecuación económica del sector exportador.
Respecto de los mecanismos de ajuste, la experiencia histórica muestra que una devaluación genera efectos muy positivos para el exportador en el corto plazo; pero rápidamente los precios internos responden al nuevo valor de la divisa e inhiben el cambio inicial de precios relativos dejando únicamente el riesgo de una escalada inflacionaria.
La alternativa correcta y sostenible para recuperar la competitividad de un sector complicado por precios a la baja y moneda fuerte es avanzar en la eliminación de los DEX y en todas aquellas reformas que permitan incrementar la productividad y alinear precios internos de insumos y bienes de capital con sus valores de referencia internacional.
Gabriel Rubinstein, exsecretario de Política Económica del Ministerio de Economía desde agosto de 2022 hasta diciembre de 2023.
El ex secretario de Política Económica analizó el Relevamiento de Expectativas de Mercado, el cual anunció que se espera que la administración nacional termine su mandato con un 10% de inflación anual
Buenos Aires, jueves 9 de enero (PR/25) .- El Banco Central aseguró tras una serie de relevamientos que la expectativa indica que Javier Milei finalizará su mandato con una inflación del 10 por ciento anual. Gabriel Rubinstein, ex Secretario de Política Económica, opinó en Siempre Juntos, por Cadena 3 Rosario, que “hay buenas chances de que Milei despliegue su programa económico con éxito” y mencionó que “no debería extrañarnos si la inflación va llegando al 10 por ciento anual”.
En ese sentido, comparó la situación actual con experiencias pasadas de inflación controlada, e indicó que en el pasado “hubo 2 o 3 años de inflación anual del 5 por ciento”.
Rubinstein señaló que “hay registros mejores que los actuales” y destacó que para el primer semestre de 2025, se estima una inflación de entre 16 y el 20 por ciento anual. Del mismo modo, aclaró que “sigue siendo mucho, pero claro, después de tanta inflación en los últimos años es un alivio importante y la gente lo valora”.
Además, consideró que la situación económica tiene un fuerte componente político, ya que “el gobierno decidió no tener sobresaltos cambiarios” y busca “apostar a la baja de la inflación porque sabe que eso, como se dice, garpa políticamente”.
El impacto de la inflación en la vida cotidiana de la población es notable, según expresó el ex funcionario, ya que “es un alivio, es una sensación de que, bueno, no me tengo que estar angustiando por este tipo de cosas”.
Finalmente, Rubinstein consideró que una posible reelección dependerá de cómo se perciba la competitividad de Milei para las elecciones de 2027. Asegura que “todo hace pensar que va a estar muy competitivo” y que “la clave de la elección es cómo se lee el resultado”.
Este libro es el resultado de cuatro viajes de su autora, Matilde Fierro, a la parroquia de Medjugorje, en Bosnia Herzegovina, donde se aparece la Virgen María como la Reina de la Paz desde 1981.
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