Buenos Aires, lunes 27 mayo (PR/24) – Con el objetivo de avanzar hacia prácticas que ayuden a prevenir la triquinosis, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) destaca una serie recomendaciones para quienes consumen productos porcinos y derivados de animales silvestres. En nuestro país, la principal fuente de infección de esta zoonosis para las personas es la carne de cerdo debido al elevado consumo de este alimento y de sus productos afines, como chacinados, embutidos y salazones.
Cuando seleccionamos productos alimenticios de origen porcino es fundamental tomar ciertos recaudos e implementar hábitos necesarios para evitar el contagio enfermedades zoonóticas como la triquinosis, la cual puede transmitirse de los animales a las personas a través de la ingestión de carne o derivados cárnicos –crudos o mal cocidos– que contienen larvas del género Trichinella spp.
Así como el consumo de carne de cerdos domésticos es la principal causa de brotes de triquinosis en las personas, también suelen detectarse casos relacionados a la ingesta de carne de animales silvestres –jabalíes o pumas– en forma de chacinados y embutidos sin control bromatológico o carne fresca insuficientemente cocida.
Ante esta situación, una de las principales pautas de prevención de la enfermedad es que quienes consuman estos productos los obtengan únicamente de establecimientos habilitados y no en lugares informales, donde no se puede demostrar la inocuidad, el origen y la trazabilidad del producto adquirido.
Para eso, es fundamental revisar la etiqueta que certifica el origen del producto. Al ser elaborado en un establecimiento habilitado, se encuentra sujeto a los controles sanitarios correspondientes, de acuerdo a la normativa vigente. Otra consideración que se debe tener presente es la cocción de la carne de cerdo, verificando –antes de consumirla– que su interior haya perdido el color rosado. Esto permite saber que se cocinó correctamente, alcanzando una temperatura (mayor a 70 grados centígrados) que elimina las larvas que transmiten la enfermedad.
Además, es relevante destacar que tanto la salazón y el ahumado, como el congelado y la cocción en microondas no matan al parásito, motivo por el cual es necesario tener en cuenta estas recomendaciones al momento de consumir carne de cerdo o adquirir productos derivados y chacinados, como jamón, panceta, longaniza y chorizos, entre otros.
Ciclo de la enfermedad y sus síntomas
Una vez que las personas ingieren alimentos que tienen larvas de Trichinella (carnes mal cocidas o subproductos sin analizar), las mismas se liberan en el estómago, continúan su ciclo en el intestino hasta reproducirse y luego migran por la sangre hacia los músculos, donde finalmente se alojan. Esta situación puede provocar en las personas signos clínicos como fiebre, diarrea, hinchazón de párpados, vómitos, picazón en la piel, dolores y dificultades motrices, según la persona y la cantidad de larvas del parásito ingeridas.
Cabe recordar que, en las personas, la triquinosis tiene un tratamiento durante los primeros días de ingerido el alimento. Una vez que las larvas del parásito se establecen en el músculo, se desarrolla una enfermedad de tipo crónica. Por eso, disponer de toda la información y conocer las pautas relacionadas con el consumo de carne de cerdo y productos derivados resulta clave para evitar riesgos y prevenir el contagio de esta zoonosis.
El mejor aliado en mi proceso de cambio. El músculo.
Por la Dra. Virginia Busnelli, (MN 110351), Médica especialista en nutrición con orientación en obesidad. Directora del Centro de Endocrinología y Nutrición CRENYF.
Como profesional de la salud especializada en el tratamiento de obesidad y sobrepeso es muy común que me escuchen hablar del tejido adiposo, su papel como órgano metabólicamente activo en el desarrollo de la obesidad y cómo su exceso puede traer complicaciones para nuestra salud. Pero hoy vengo a hablar de otro tejido que, a diferencia del adiposo, su disminución es peligrosa para nuestra calidad de vida: el tejido muscular.
El músculo esquelético es un gran tejido, aproximadamente el 45% de nuestro peso corporal, y generalmente lo conocemos como el responsable de nuestro movimiento y sostén. Si bien esto es cierto, a la vez es acotado ya que además de sus funciones motoras, el músculo tiene funciones endocrinometabólicas y de termorregulación.
Hacer actividad física disminuye el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles aumentando nuestra expectativa de vida y disminuyendo la mortalidad. ¿Por qué ocurre esto? Una de las funciones endócrinas del músculo es la de liberar más de 600 sustancias (la mayoría de ellas mioquinas) que tienen efectos sumamente positivos en casi todos los órganos y sistemas corporales. Por ejemplo, alguna de ellas tiene incidencia en el desarrollo de nuestras neuronas disminuyendo el riesgo de enfermedades neurogenerativas como el Alzheimer. Otro gran ejemplo es que actúan favoreciendo nuestra oxidación de grasas y la reducción de tejido adiposo principalmente visceral, así como también mejorar el metabolismo de los hidratos de carbono. Esto quiere decir que, más que estética y fuerza, el músculo, gracias a sus increíbles mioquinas, es capaz de comunicarse con otros órganos y ejercer numerosos efectos beneficiosos para la salud.
Cuando hablamos de obesidad, al igual que a veces recomendamos fármacos y por supuesto mejorar la alimentación, reforzar el músculo es, o al menos debería ser, una indicación médica ya que su mejoramiento se relaciona con beneficios en el metabolismo de los nutrientes… una excelente noticia para prevenir o tratar esta enfermedad.
Cuidar nuestro músculo es otra de las cosas en la que debemos pensar cuando nos ofrecen o venden dietas mágicas y rápidas con un aporte calórico muy bajo y faltante de nutrientes que provoca un descenso de peso a expensas de nuestro músculo. Acá hay que tener mucho cuidado ya que la ganancia de este indispensable tejido requiere de trabajo, descanso y buena alimentación por lo que perderlo no es chiste. La pérdida de grasa tiene que ser progresiva, respetuosa con nuestro cuerpo y nuestros tiempos, acompañada de una alimentación llena de nutrientes y de movimientos de fuerza para que nuestro músculo se mantenga firme y fuerte en este proceso de cambio.
Hacer actividad física y trabajar en nuestra fuerza al menos dos veces por semana es terapéutico y tiene muchísimos beneficios que van más allá de la generación de fuerza. Algunos de ellos son:
Mejora nuestra composición corporal.
Disminuye el riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
Reduce la incidencia de muchos tipos de cáncer.
Disminuye la mortalidad.
Disminuye la incidencia de diabetes ya que mejora el metabolismo de los hidratos de carbono.
Reduce el riesgo de caídas y mejora nuestros huesos.
Reduce enfermedades cardiovasculares.
Está relacionado con mejorías en la salud mental.
Mejora la calidad de sueño.
Ganar o mejorar nuestra masa muscular va mucho más allá de un objetivo estético, además, si es acompañada por pasos diarios y actividades cardiovasculares como correr o andar en bicicleta, es fabuloso. Cambiemos juntos el paradigma, generemos conciencia y trabajemos en nuestra musculación para hacer de este tejido, nuestro mejor cómplice en el proceso de cambio.
Claves del Senasa para evitar la enfermedad cuyo grupo de riesgo son menores de cinco años y personas inmunosuprimidas.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) brinda recomendaciones para evitar el síndrome urémico hemolítico (SUH), enfermedad transmitida por los alimentos (ETA) que es causada por una toxina de la bacteria Escherichia coli.
La misma suele estar presente en la materia fecal de animales y personas, en la carne mal cocida y en manos no higienizadas. Esta enfermedad afecta el sistema renal y urinario de los humanos.
El SUH puede presentarse a través de los siguientes síntomas en las personas: fiebre, vómitos y diarrea, sangre en las heces, irritabilidad, debilidad y letargo, falta de producción de orina, palidez, hematomas, hemorragias subcutáneas en forma de pequeños puntos rojos (petequias) y coloración amarillenta de la piel (ictericia).
Los niños y niñas menores de cinco años, así como las personas inmunosuprimidas, son los más propensos a contraer esta enfermedad porque carecen de los niveles de defensa suficientemente desarrollados a nivel intestinal, lo que puede provocarles desde diarreas graves sanguinolentas hasta insuficiencia renal y dejarles secuelas graves para toda la vida. Sin embargo, niños y niñas más grandes y adultos también pueden contraerla. Por eso, ante la presencia de síntomas se debe recurrir inmediatamente a la consulta médica.
Una vez diagnosticado el SUH, un especialista propiciará lo que se denomina “tratamiento de soporte” a fin de contrarrestar los síntomas, en función de la edad, del nivel de gravedad y de la tolerancia a los medicamentos de cada paciente.
Rol del Senasa y prevención
Sin bien el Senasa minimiza los riesgos de transmisión de la bacteria en los alimentos a partir de los controles permanentes en faena, es fundamental que las personas adopten adicionalmente una serie de cuidados al comprar, trasladar, almacenar, cocinar y consumir alimentos:
•Cocinar muy bien las carnes (no deben quedar partes rosadas o rojas en su interior).
•Evitar darle carne picada a menores de 5 años.
•Lavar bien las frutas y verduras que van a consumir.
•Lavarse las manos antes y después de cambiar pañales. También, después de tocar animales, manipular alimentos e ir al baño.
•No usar la misma tabla y cuchillo para cortar la carne cruda y las verduras que no se cocinarán, así evitarán la “contaminación cruzada”.
•Colocar la carne en un bol para guardarla en la heladera, poniéndola en los estantes inferiores con el fin de evitar los derrames hacia los cajones de frutas y verduras.
•Mantener la cadena de frío de los alimentos.
Es clave incorporar estas medidas de prevención, ya que estos cuidados cotidianos son esenciales para prevenir el síndrome urémico hemolítico.
Buenos Aires, lunes 22 abril (PR/24) — La Argentina acumuló 315 mil casos de dengue en lo que va de 2024, mientras que en la temporada totalizaban más de 333 mil y 238 las muertes por la enfermedad, según informó el Boletín Epidemiológico (BEN) emitido hoy por el Ministerio de Salud.
En las primeras 15 semanas del año se notificaron 315.942 casos de dengue, el 94,85 por ciento de los 333.084 contagios registrados en la temporada, es decir, desde la Semana Epidemiológica 31 de 2023 (SE31/23) hasta ahora.
“En comparación con otros años epidémicos, la actual temporada se caracteriza por mayor magnitud que temporadas epidémicas previas: los casos acumulados hasta la SE15 representan 3,17 veces más que lo registrado en el mismo período de la temporada anterior 2022/2023, y 9,1 veces más que lo registrado en el mismo período de 2019/2020”, indicó el BEN.
Se indicó que el mayor número de casos es aportado por la región del Centro (59,9 por ciento), seguida por la región del Noroeste (20,4 por ciento) y Noreste (17,8 por ciento), siendo las regiones Oeste y Sur las que presentan el menor número de casos.
La cartera señaló que “el análisis de la información para la caracterización epidemiológica de dengue y otros arbovirus se realiza por temporada, entendiendo por tal un período de 52 semanas desde la SE31 de un año a la SE30 del año siguiente, para considerar en conjunto los meses epidémicos”.
La enfermedad presenta circulación viral autóctona en 19 de los 24 distritos en que se divide el país.
El BEN añadió que desde la SE 31/23 a la SE 15/24 se registraron también 238 fallecidos por dengue, con una mediana de edad de 49 años, lo que incluye un mínimo de un bebé y un máximo de 104.
“Los casos fallecidos se registraron en todos los grupos de edad, con la mayor tasa de mortalidad los mayores de 80 años”, indicó el BEN, que añadió que los signos y síntomas más frecuentes entre los casos fallecidos con información clínica completa fueron “fiebre, cefalea, mialgias y artralgias, diarrea y dolor abdominal”.
Recientemente, el Ministerio de Salud reiteró los cuidados para evitar la proliferación del mosquito Aedes Aegypt, vector de la enfermedad.
Entre estos cuidados está eliminar posibles criaderos de mosquitos, evitar picaduras con el uso de repelentes y realizar una consulta temprana en caso de presentar síntomas de la enfermedad.
Por el Dr. R. Sergio Pasqualini, (MN 39914) director de Halitus Instituto Médico.
El 22 de abril es el Día Mundial de la Tierra. Conocé los efectos que puede provocar la contaminación ambiental en el proceso de reproducción.
El Día Mundial de la Tierra nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre la salud de nuestro planeta y cómo nuestras acciones impactan en ella. Uno de los problemas más apremiantes e imperiosos que enfrentamos es la contaminación ambiental, un fenómeno que afecta no solo a la biodiversidad y los ecosistemas, sino también a la salud humana de maneras insospechadas. Dentro de estas repercusiones, la fertilidad humana emerge como una preocupación significativa.
La contaminación del aire, del agua y del suelo con productos químicos tóxicos y sustancias nocivas ha alcanzado niveles alarmantes en muchas partes del mundo. Estos contaminantes, que incluyen pesticidas, metales pesados, compuestos orgánicos persistentes y productos farmacéuticos, pueden tener efectos devastadores en el sistema reproductivo humano. Estudios científicos reportaron su impacto en las vías respiratorias y el funcionamiento cardiorrespiratorio en general de las personas, y además han demostrado una correlación directa entre la exposición a estos contaminantes ambientales y la disminución de la fertilidad tanto en hombres como en mujeres. Por ejemplo, la exposición a altos niveles de plomo, un metal pesado comúnmente encontrado en el medio ambiente debido a la contaminación industrial, se ha asociado con problemas de fertilidad en ambos sexos, provocando desordenes sutiles en la función reproductiva.
Si hablamos de mujeres embarazadas, su exposición a la contaminación del aire, conllevaría un aumento del riesgo de parto prematuro y bajo peso al nacer. Además, se sostiene que afectaría las posibilidades de embarazo durante un tratamiento de fertilización in vitro. Algunos tóxicos presentes en el aire pueden causar disfunciones en el aparato reproductivo, disminuyendo la fertilidad, reduciendo las posibilidades de sobrevida del feto o embrión, o llevando a la presentación de malformaciones. También pueden generar variaciones en el funcionamiento del sistema inmunológico que finalmente pueden afectar la implantación y el desarrollo del embrión.
Además de los impactos directos en la fertilidad humana, cabe destacar que la contaminación ambiental también puede afectar la salud reproductiva al aumentar la prevalencia de enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, que a su vez pueden interferir con la capacidad de concebir y llevar a término un embarazo.
Si bien esta situación es sabida, es crucial tomar medidas para abordar la contaminación ambiental y proteger la salud reproductiva de las generaciones presentes y futuras; lo que incluye la adopción de políticas ambientales más estrictas, la inversión en energías renovables y la reducción del uso de productos químicos tóxicos en nuestra vida diaria.
En el Día Mundial de la Tierra, debemos recordar que la salud del medio ambiente y la salud humana están intrínsecamente interconectadas. Al proteger y preservar nuestro planeta, también estamos salvaguardando nuestra propia fertilidad y la capacidad de las generaciones futuras para prosperar en un mundo más saludable y sostenible. Es nuestra responsabilidad actuar ahora antes de que sea demasiado tarde.
Por la Dra. Virginia Busnelli, (MN 110351), Médica especialista en nutrición con orientación en obesidad. Directora del Centro de Endocrinología y Nutrición CRENYF.
Buenos Aires, jueves 4 abril (PR/24) — El 7 de abril es el Día Mundial de la Salud. Para empezar a reflexionar sobre ¿a qué nos invita este día? es importante esclarecer a qué nos referimos cuando hablamos de salud. “Tener salud” o “estar saludable” por no presentar ninguna enfermedad dolencia es una creencia un poco antigua. La Constitución de la Organización Mundial de la Salud, aprobada en 1946, definió a la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, que no consiste únicamente en la ausencia de enfermedad.
Esta definición amplía la perspectiva y comprende a un conjunto de factores y derechos humanos fundamentales que contribuyen a la calidad de vida. La salud es un derecho que depende de otros como ser: el derecho al acceso al agua potable, a la alimentación y al saneamiento adecuado.
El derecho a la salud busca disfrutar el grado máximo de salud. No podemos alcanzar una vida digna si no gozamos de salud, nuestro desarrollo humano depende de esto; es por ello que el lema del Día Mundial de la Salud 2024 es “Mi salud, mi derecho”, el cual remarca el principio básico de que la salud es un derecho humano fundamental.
Nuestras condiciones de vida, marcadas por el entorno social, económico, educacional, por las desigualdades de derechos y de acceso a recursos, imprimen una diferenciación entre personas cuya incidencia de enfermedades y afecciones evitables es mayor de aquellas cuyo camino hacia la salud se transita con menos obstáculos. Esto nos dice que la reducción de las desigualdades en materia salud es un tema de prioridad absoluta, la salud es un derecho inclusivo y UNIVERSAL.
Independientemente del sexo, etnia, situación socioeconómica ubicación y otros factores, toda persona merece gozar de derecho a la salud a partir de la posibilidad de hacer uso de medidas preventivas, del acceso a los servicios sanitarios y del conocimiento y consciencia de cómo nosotros mismos podemos accionar a favor de nuestra propia salud.
La salud es un derecho en el que el papel del estado es fundamental, es el que debería ser garante de que las políticas y los programas sobre salud respeten y promuevan un sistema de salud más equitativo y por supuesto el ejercicio de los derechos humanos. Hoy, también, la conquista de la salud se ha vuelto personal y colectiva, nuestras pequeñas acciones pueden marcar grandes diferencias a gran escala.
El Día Mundial de la Salud busca generar conciencia acerca de que, la salud en materia de derecho, sigue siendo una demanda urgente y que, el empoderamiento a partir de la información y la toma de consciencia, es una gran herramienta para que podamos tomar acción sobre nuestra propia salud. Es por ello que, cada uno desde su realidad, puede iniciar con pequeños cambios que pueden hacer grandes diferencias, algunos de ellos podrían ser informarse sobre medidas que mejoren la calidad de vida, llevar a cabo una alimentación saludable, moverse todos los días, tener contacto con la naturaleza y buscar acompañamiento y educación de la mano de un profesional… Todo esto es parte de la búsqueda y materialización de la salud, nuestro derecho.
TENEMOS GRANDES DEPORTISTAS QUE HACEN SACRIFICIOS ENORMES
Este libro es el resultado de cuatro viajes de su autora, Matilde Fierro, a la parroquia de Medjugorje, en Bosnia Herzegovina, donde se aparece la Virgen María como la Reina de la Paz desde 1981.
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