“Anda, y no peques más”
“Anda, y no peques más”

Reflexión: Estamos empezando la última semana de Cuaresma, enfilando ya la recta final hacia la Pascua. Aprovechemos esta oportunidad de conversión y vivamos la experiencia del amor y misericordia de Dios en el sacramento de la penitencia, si aún no lo hemos hecho. Él nos ofrece un perdón ilimitado. Mucho podría cambiar en la convivencia humana si cada uno aportara un poquito de amor, alegría y esperanza.

“Señor, Dios mío, a ti me acojo”
“Señor, Dios mío, a ti me acojo”

Reflexión: Por otra parte, los que seguimos a Jesús no podemos extrañarnos de que nuestra vida provoque la misma reacción en nuestros contemporáneos: suscitar preguntas, incomprensiones y también adhesiones. Ojalá que el testimonio de nuestras vidas sea también luz que ilumine a los hombres de nuestro tiempo.

“El Verdadero es el que me envía”
“El Verdadero es el que me envía”

Reflexión: Lo nuestro, cristianos del siglo XXI, va por otro camino. Queremos aceptar la propuesta del mismo Jesús de instalarse en  nuestro corazón y seguirle en todos los momentos de nuestra existencia.

“El amor de Dios en vosotros”
“El amor de Dios en vosotros”

Reflexión: Palabras duras de Jesús en este Evangelio. Encontramos a Jesús hablando muy fuerte a los judíos. No han entendido quien es El, ni lo que dice y sobre todo lo que hace. Sus obras son las que atestiguan el Reino que está implantando.

“Mi Padre sigue actuando”
“Mi Padre sigue actuando”

Reflexión: Con esta confianza de hijo a padre debemos caminar esta Cuaresma. Hagamos el propósito de tratar a Dios con el cariño y la familiaridad del que sabe que habla con su padre. Saquemos unos momentos al día para ponernos en oración, para contarle nuestras cosas, para pedirle consejo, para decirle lo que nos preocupa.

“Mira, has quedado sano”
“Mira, has quedado sano”

Reflexión: Jesús actúa en sábado, porque todos los días están hechos para el hombre y en ellos la gracia de Dios se comunica, sana, salva. Para los judíos, para los cristianos, para todos los hombres, la tentación de etiquetar excluyendo, es muy frecuente. Jesús rompe el esquema y enseña que todos los días son ocasión de gracia y que los seres humanos estamos llamados por Dios a ser instrumentos de gracia.