Buenos Aires, martes 12 julio (PR/25) —El 23 de julio, el presidente Javier Milei anunció una reducción permanente de los Derechos de Exportación (DEX) aplicados a diversos productos del complejo agroindustrial. La medida contempla rebajas en las alícuotas para la carne vacuna y aviar (de 6,75% a 5%), el maíz y el sorgo (de 12% a 9,5%), el girasol (de 7% a 5,5%), la soja (de 33% a 26%) y sus subproductos (de 31% a 24,5%). A diferencia de la reducción transitoria implementada entre febrero y junio de 2025, esta baja tiene carácter permanente y constituye un paso concreto hacia la eliminación definitiva de un tributo que ha impactado negativamente en el sector agropecuario desde su reimplantación en 2002.
Desde IERAL venimos siguiendo de cerca la evolución del tema, con especial énfasis en el análisis del impacto potencial de estas medidas sobre la rentabilidad de la producción de granos y la recaudación fiscal en los distintos niveles de gobierno (Nación y provincias). A comienzos de año calificamos la baja transitoria como “un paso en la dirección correcta” y, más adelante, en otra columna, advertimos que sería un error “volver atrás” una vez vencido el plazo en junio.
En esta ocasión, a partir del nuevo esquema tributario y las cotizaciones futuras de los granos, se presenta una primera estimación de la rentabilidad agrícola para la campaña 2025/26, diferenciando los márgenes antes y después de impuestos. El objetivo es aproximar el impacto microeconómico de la medida, tanto sobre la rentabilidad del productor como sobre la recaudación fiscal de Nación y provincias, comparando los resultados del nuevo escenario con un contrafáctico en el que las alícuotas de DEX se mantenían sin cambios. Adicionalmente, se incorpora una comparación histórica que permite ubicar los márgenes actuales en perspectiva frente a los registros de campañas anteriores.
El marco de referencia para los cálculos es el conjunto de modelos agrícolas que IERAL viene utilizando desde hace tiempo. Se analizan cuatro casos que buscan reflejar la heterogeneidad del sector, definidos a partir de dos zonas geográficas —la zona núcleo (sudeste de Córdoba, sur de Santa Fe y norte de Buenos Aires) y la zona extrapampeana (norte de Córdoba, Santiago del Estero y otras áreas del centro-norte del país)— y dos modalidades de tenencia de la tierra: campo propio y campo alquilado. En todos los casos se considera una escala de 500 hectáreas con una rotación de cultivos del 50% soja y 50% maíz. Además, se supone que el 90% de la soja producida en cada establecimiento tiene destino de exportación y el 10% se vende en el mercado interno; en el caso del maíz, se considera una relación 70-30%, respectivamente.
Las principales diferencias entre zonas responden a la productividad de la tierra (rendimientos), las distancias a puerto (costos de transporte) y los requerimientos específicos de insumos y labores según la ubicación (costos directos). En tanto, la diferencia entre propietarios y arrendatarios dentro de una misma zona está dada por el costo del alquiler, que se calcula en quintales fijos de soja por hectárea (15 en la zona núcleo y 8 en la extrapampeana), valuados al precio FAS Rosario vigente al momento de la cosecha.
Efectos de la reducción de DEX en rentabilidad y recaudación
En la tabla 1 se presenta la estimación de los principales efectos de la medida sobre rentabilidad esperada y recaudación del Estado para la campaña agrícola 2025/26. Además de los supuestos antes mencionados, las proyecciones asumen precios FOB (puertos argentinos) de USD 420/ton para la soja y de USD 214/ton para el maíz (promedio marzo – agosto 2026, ajustados según cotizaciones futuras en el mercado de Chicago) y un escenario en que los costos de producción de los distintos modelos agrícolas se mantienen constantes en dólares reales al nivel de mediados 2025.
La tabla muestra los resultados proyectados para los cuatro casos analizados, incorporando la reducción de DEX (escenario vigente, con alícuotas de 26% para soja y 9,5% para maíz). Entre paréntesis se indican las variaciones respecto de un escenario contrafáctico en el que las alícuotas se mantenían en los niveles previos (33% para soja y 12% para maíz).
Principales conclusiones que surgen de la simulación
- La rentabilidad neta del productor (margen después de impuestos) mejora entre USD 31,6 y USD 60,5 por hectárea, según la zona y el régimen de tenencia de la tierra. Para productores propietarios, la mejora en el margen neto (ingresos menos costos e impuestos) asciende a USD 60,5/ha en zona núcleo y USD 47,5/ha en zona extrapampeana. Para productores arrendatarios la mejora es de USD 31,6/ha en zona núcleo y USD 40,3/ha en zona extrapampeana, aunque en este último caso la mejora solo alcanzaría para reducir pérdidas (de – USD 68 a – USD 28/ha).
- La recaudación por DEX cae entre USD 53,9 y USD 71,8 por hectárea (una pérdida del 22 % respecto al escenario sin desgravación), pero la recaudación tributaria total (nación + provincias) se reduce proporcionalmente menos (entre 9% y 15%). Esto se explica, principalmente, por una mayor recaudación del impuesto a las ganancias y en menor medida de otros tributos (ingresos brutos, cheque).
- Las provincias captarían entre USD 6,2 y USD 14,6 adicionales por hectárea (un aumento del 12% al 21% según la zona), mientras que Nación perdería entre USD 37 y USD 60,7 por hectárea (una caída del 15-18%). En este análisis se excluye el caso del productor arrendatario de la zona extrapampeana, dado que, bajo los supuestos del modelo y las condiciones actuales de precios, costos y presión tributaria, esa tierra directamente no sería puesta en producción y por ende no generaría ingresos al fisco.
- La carga tributaria total —entendida como el porcentaje de la renta generada (ingresos menos costos) que el productor no puede apropiarse por efecto de los impuestos— se reduce entre 6 y 14 puntos porcentuales tras la desgravación. No obstante, seguirá siendo muy elevada: alcanza entre el 53% y el 70% para propietarios y arrendatarios de la zona núcleo, y entre el 68% y el 112% en la zona extrapampeana. Que en todos los casos supere el 50% implica que, en dólares por hectárea, el productor seguirá perdiendo más por impuestos que lo que logra conservar como ingreso neto.
- En relación con este último punto, si bien la simulación simplifica una realidad diversa incluso dentro de una misma zona (al asumir ciertos niveles de eficiencia, esquemas de rotación, etc.), el resultado de una carga tributaria superior al 100% para arrendatarios de la zona extrapampeana ayuda a comprender una preocupación recurrente en el sector: los impuestos vuelven inviable la actividad en zonas marginales, de menor productividad y mayor distancia a los puertos, especialmente si hay que pagar alquiler. Sin embargo, si continúa el proceso de desgravación de los DEX, muchas de estas tierras podrían volverse rentables y reactivarse la expansión de la frontera agrícola.
¿Cómo comparan las proyecciones de rentabilidad para la campaña 2025/26 con las de campañas anteriores?
Con la baja parcial de retenciones y bajo las condiciones previamente descritas, los márgenes agrícolas proyectados para la campaña 2025/26 se ubican en USD 467/ha para productores propietarios en zona núcleo, USD 170/ha para arrendatarios en esa misma región, USD 149/ha para propietarios en zona extrapampeana y –USD 28/ha para arrendatarios extrapampeanos. Comparados con la rentabilidad promedio de las últimas ocho campañas (2017/18–2024/25), y asumiendo rendimientos teóricos constantes en el tiempo, estos márgenes resultan inferiores en USD 103, 54, 49 y 23 por hectárea, respectivamente. Como ya se mencionase, la carga tributaria continuará siendo muy elevada en 2025/26, y vista en perspectiva, se ubicará en niveles muy similares al promedio de las últimas ocho campañas.
El supuesto de rendimientos constantes busca aislar el impacto de factores climáticos o sanitarios sobre la rentabilidad —como la sequía de 2023 o la “chicharrita” en 2024—, de modo que las comparaciones reflejen únicamente cambios en precios, costos e impuestos. Por lo tanto, los valores estimados no representan la rentabilidad efectiva de los productores, ya que excluyen los riesgos propios de una actividad sujeta al clima, sino que ofrecen una aproximación a cómo se reconfigura la rentabilidad proyectada para 2025/26 en relación con años recientes, bajo el nuevo esquema tributario y las cotizaciones futuras.