Humedales: fuente de vida, energía y alimentos

Humedales: fuente de vida, energía y alimentos

Por Ing. Agr. Mariela Pletsch, coordinadora Región NEA de Casafe –

Buenos Aires, 4 octubre (PR/23) — Vida, biodiversidad, energía, recreación. Todos esos beneficios, y muchos más, están albergados hoy en auténticos oasis naturales: los humedales. Se trata de sectores de la naturaleza que mantienen agua en forma permanente o temporaria, generando un suelo hídrico y una diversidad biológica adaptada a la variabilidad del agua. Son ecosistemas fundamentales tanto desde una perspectiva socioeconómica como ambiental, ya que proveen servicios ecosistémicos y albergan una gran biodiversidad. A la vez, los humedales propician sistemas socioecológicos. Es decir, espacios de interacción entre los seres humanos y el ambiente en los que se influyen mutuamente.

Si por algo se caracterizan estos espacios, es por su gran contenido de agua. Este recurso es altamente valorado por sus múltiples beneficios. El agua en los humedales es fuente de energía y de consumo -humano y animal-. También es contenedora y sustento de la productividad biológica y fuente de vida para la biodiversidad a nivel local y regional. Sirve de “filtro” natural de sustancias contaminantes y de sedimentos suspendidos; y, además, captura carbono y modera el microclima local. Como si esto fuera poco, el recurso hídrico de los humedales permite también la navegación, el transporte, la recreación y el turismo.

Los humedales y la producción de alimentos

La superficie de humedales en la Argentina alcanza a casi 277 mil kilómetros cuadrados equivalentes a casi el 10% de la superficie del país. En gran parte del territorio nacional se realizan diversas actividades productivas entre las que se destacan la ganadería, la producción forestal, la frutícola y cerealera. En zonas de humedales se realizan el 50% de la producción forestal, el 35% de los granos de nuestra alimentación y alrededor del 40% de la producción bovina.

En muchas de las provincias de nuestro país se produce sobre humedales. Por ejemplo, en Corrientes, el 60% de la producción ganadera es sobre humedales. En Chaco, Formosa y Santa Fe oscila entre el 40 y el 60%. En Chubut, aproximadamente el 40% de la producción ovina y el 70% de la bovina se concentran básicamente en humedales denominados mallines. A su vez, alrededor del 80% de la producción frutícola se concentra en las provincias de Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza y Río Negro, en los oasis y valles irrigados.

Los humedales son espacios muy beneficiosos para la producción de alimentos. Y de la misma manera, la producción de alimentos debe devolver el mismo favor. Para eso, hay una serie de prácticas agronómicas que se realizan para mantener la sustentabilidad de estos ecosistemas.

La importancia del agua para la supervivencia de la especie humana y para el resto de la biosfera es indiscutible. Por lo tanto, los sistemas productivos deben siempre realizarse con buenas prácticas agropecuarias, respetando el ambiente y compensando las actividades productivas con los servicios ecosistémicos que brinda el humedal. Necesariamente deben hacerse manejos que no impacten negativamente en el ambiente, entendiendo los complejos ciclos hídricos que atraviesa el humedal en relación al cultivo que se produce. Para producir en humedales, al igual que con otras zonas agroecológicas, debe respetarse la normativa local. Por ejemplo, puede ser necesario solicitar permisos para la implantación de forestaciones, construcción de represas e instalación canales para arroceras, e incluso presentar estudios de impacto ambiental cuando sea necesario.

Los humedales retienen y almacenan agua, es decir que se cuenta con el valioso recurso disponible para la producción, como también para el sostenimiento de la vida silvestre.

Tal como lo indica el Conicet, el informe más reciente de la Convención de Ramsar, destaca que los humedales desempeñan un papel fundamental en la disminución de las emisiones, la adaptación al cambio climático y la preservación de la biodiversidad.

Al mismo tiempo, a través de sus servicios ecosistémicos, nos permiten realizar diversas actividades productivas, como pesca y acuicultura, ganadería, productos forestales, aprovechamiento de recursos silvestres y producción de energía, y la permanente provisión de agua para las producciones agrícolas, es decir el alimento que llega a la mesa de los consumidores.

Cada uno de nosotros desde nuestro lugar puede ayudar a proteger y mantener a los humedales. Si visitás un humedal, recogé la basura y depositala en los lugares destinados para ello. Invita a quienes te acompañen a hacer lo mismo. Respetá la flora y la fauna del lugar. Si producís en ese espacio, usá el agua racionalmente, ya sea para uso humano o agrícola – ganadero. Podés también plantar árboles nativos, implementar métodos de cultivos sustentables, poner en marcha la economía circular y devolver a la naturaleza un poco de lo mucho que nos brinda. Por último y muy importante, y denunciá a la autoridad competente de la zona los desmontes no autorizados.

Un Humedal es un maravilloso paraíso repleto de naturaleza, con importantes servicios para la vida de las personas, te invito a cuidarlo.

Acerca de Casafe: La Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe) representa a las empresas que brindan soluciones para el agricultor.

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Fuente: Casafe

Ríos atmosféricos: qué son y cómo impactan en el ciclo del agua

Ríos atmosféricos: qué son y cómo impactan en el ciclo del agua

Se trata de corredores de vapor de agua que, en años Niño, llegan con más frecuencia a la Cordillera de los Andes, específicamente a Neuquén, Mendoza y San Juan. En lo que va de 2023, ya ocurrieron al menos cinco eventos de precipitación en la Cordillera asociados a este fenómeno, lo que significa un alivio a una seguidilla de años secos en esa región. La mirada del INTA y del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA – Conicet) sobre este concepto meteorológico y su impacto.

Buenos Aires, 19 septiembre (PR/23) — Confirmado con un porcentaje de ocurrencia mayor al 90 % por los modelos internacionales, el fenómeno climático El Niño comenzó a dar señales. Es así, que iniciado septiembre se registraron diversas precipitaciones en algunas regiones del país, al tiempo que se observó un cambio global en las trayectorias de otros fenómenos climáticos tales como los ríos atmosféricos y ciclones.

Ahora bien, ¿qué son los ríos atmosféricos y qué impacto tienen en el ciclo del agua? Para Maximiliano Viale del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA) del Centro Científico Tecnológico del CONICET en Mendoza, “los ríos atmosféricos son corredores largos y angostos de fuerte transporte de vapor de agua en la atmósfera, ríos de agua en estado gaseoso en la atmósfera”.

Según detalló, “su formación esta intrínsicamente ligada a la dinámica de los sistemas frontales y ciclones extratropicales, componentes importantes de la circulación general de la atmósfera”. De todos modos, señaló que, “su formación es habitual en las zonas subtropicales y extratropicales del globo terráqueo, y sobre los océanos debido a que son la principal fuente de incorporación de vapor de agua a la atmósfera”.

Como estamos en presencia del fenómeno climático de El Niño, explicó, las trayectorias por donde normalmente se trasladan los ciclones extratropicales, en el cinturón de los vientos del oeste, y, con ellos, los ríos atmosféricos sufren alteraciones en ciertas regiones del planeta.

Es así como “en nuestra región tienden a desplazarse levemente más cerca del Ecuador, sobre latitudes subtropicales e impactan, con más frecuencia, contra la Cordillera de los Andes en la zona de Chile central y Neuquén, Mendoza y San Juan en la Argentina”, indicó el especialista del IANIGLA.

En este punto, Viale detalló que “estos ríos atmosféricos, provenientes del océano Pacifico, ascienden por las laderas de las montañas y, así, se enfrían y condensan para dar lugar a precipitaciones donde, según la altura, cae en forma de lluvia o nieve”. Y subrayó que “son la principal fuente el recurso hídrico en las regiones bajas adyacentes en los Andes”, puntualizó Viale quien recordó que cuentan con un sitio web de permanente seguimiento y pronóstico.

Fuente: Imágenes MIMIC-TPW2 – Intenso río atmosférico de agosto 2023 visto por imagen satelital del vapor integrado en la columna de la atmósfera (colores sombreados en mm)

En lo que va de 2023, ocurrieron al menos cinco eventos de precipitaciones en el norte de Neuquén y Mendoza, asociados a ríos atmosféricos. En este sentido, Gastón Moyano, observador agrometeorológico de INTA La Consulta, Mendoza, confirmó el impacto de los ríos atmosféricos en Mendoza: “En agosto se registraron nevadas en la Cordillera de los Andes -del lado argentino- durante tres días, como hace más de 15 años no se veía”. Viale dio un paso más y no dudó en asegurar que “los ríos atmosféricos están poniendo fin a una seguidilla de años secos en el norte de Neuquén y de Mendoza”.  No obstante, Viale resaltó que “cuando estos ríos atmosféricos son muy intensos, producen lluvias y nevadas muy abundantes que generan excesos con desbordes de ríos y zonas damnificadas”.

Por su parte, Moyano destacó el fenómeno: “Toda la nieve acumulada en la Cordillera de los Andes nos permite tener reserva de agua para las épocas críticas de primavera-verano, cuando los cultivos demandan una gran cantidad de este recurso vital”. A su vez, reconoció la importancia de los ríos atmosféricos en la región: “Tienen un papel esencial en el mantenimiento de las reservas de agua dulce, como las aguas subterráneas, el flujo de ríos y arroyos y la capa de nieve”.

De acuerdo con el observador meteorológico de La Consulta, “la falta de precipitaciones en la provincia impactó en la producción ganadera local, principalmente en lo vinculado con el ganado bovino, caprino, equino, ovino y apícola”. Por otra parte, “el déficit hídrico en la región también complicó varios cultivares en Mendoza, donde se regaba con riego superficial, las horas de esos turnos se redujeron considerablemente”, explicó Moyano. Y agregó: “Recién ahora, las reservas de agua están llegando a niveles medios”.

Impacto en la cuenca del río Colorado

La nieve que se acumula durante el otoño y el invierno en la cuenca alta del río Colorado es la fuente de abastecimiento de agua para Mendoza, Neuquén, Río Negro, La Pampa y Buenos Aires.

“La primera estación de aforo del río Colorado, Buta Ranquil (Neuquén), registró 13 años consecutivos de déficit hídrico con una caída de hasta un 60 % en la oferta hídrica”, aseguró Carolina Aumassanne, investigadora del INTA 25 de Mayo, La Pampa, al tiempo que agregó: “Puntualmente, en los últimos tres años, el derrame fue de entre un 35 y un 55 % por debajo del derrame promedio”.

En ese sentido, celebró la llegada de los ríos atmosféricos a la cordillera por su impacto positivo en la cuenca del río Colorado, destacó Aumassanne. En ese punto, detalló: “En lo que va del año, se registraron nevadas intensas en julio y agosto que alcanzaron valores de cobertura nieve total entre el 65 y 80 % de la cuenca alta del río Colorado”.

A partir de estos datos, y de mediciones de equivalente de agua nieve y cateos realizados por otras instituciones se estima “un mayor escurrimiento con un mayor caudal de agua en el río” y reconoció que “la situación hidrológica del río Colorado ha cambiado durante los últimos meses, junio, julio y agosto” respecto a los últimos años.

El INTA genera un informe periódico a nivel cuenca con información hidrometeorológica, realizado en forma conjunta entre la AER 25 de Mayo(EEA Anguil), con el Instituto de Clima y Agua de Castelar y la Estación Experimental de Hilario Ascasubi. Además, trabaja en la estimación de cobertura de nieve total y húmeda en colaboración con el INA, específicamente con el Subgerencia del Centro Regional Andino.

También articula con la CONAE, concretamente con la Gerencia de Observación de la Tierra, y de esta manera sumar datos que provee el radar de los satélites argentinos SAOCOM para analizar variables que asistan al monitoreo de la cuenca, como el equivalente en agua de nieve y el momento en el cual la nieve empieza a fusionarse.

“Es clave generar información calificada y el trabajo interinstitucional (INTA-INA-CONAE) para conocer cuánto nieva, cuándo empieza el deshielo y qué volumen de agua vamos a tener durante el año. Datos clave para el desarrollo socioeconómico de la región”, concluyó Aumassanne.

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Fuente: INTA INFORMA

Agricultura adaptativa: cómo gestionar el agua ante un clima variable

Agricultura adaptativa: cómo gestionar el agua ante un clima variable

Buenos Aires, 13 septiembre (PR/23) — Desde el INTA destacan la importancia de realizar un monitoreo lote a lote para conocer los almacenes de agua, la recarga de los primeros dos metros del perfil y el nivel de napa hasta los 4 metros de profundidad, e integrar estos datos con la previsión de lluvias para el ciclo. Esta información, junto con el conocimiento y desarrollo de alternativas de manejo agronómico de los cultivos, son los pilares de una estrategia adaptativa frente a una alta variabilidad climática por regiones.

Si hay algo constante en el clima es la variabilidad. Es así que, frente a un fenómeno climático tal como el Niño, si bien las estimaciones plantean lluvias por encima de lo normal, no suele suceder en todas las regiones por igual. De ahí que la agricultura adaptativa pase a ser una estrategia clave recomendada por los expertos del programa Ecofisiología y Agroecosistemas del INTA.

Según remarcó Jorge Mercau, especialista en modelos agronómicos y ecofisiología de cultivos del INTA, “para mejorar la eficacia y eficiencia agrícola es clave tomar decisiones basadas en el monitoreo del estado de los procesos del agroecosistema que sostienen la productividad”. Es que, para el especialista, “la integración de los componentes de la oferta de agua, lluvias en el ciclo y estado de almacenes, con el conocimiento y desarrollo de alternativas de manejo agronómico de los cultivos es parte de las bases de una estrategia adaptativa que permite una intensificación sostenible de la agricultura en la Argentina”.

En este sentido, señaló: “La adaptación de la estrategia agrícola a la variabilidad de la oferta de agua permite aumentar la productividad de la agricultura”. Por este motivo, destacó la necesidad de ajustar la transpiración de los cultivos para evitar riesgos de déficit hídrico en etapas críticas de la demanda planeada, o bien evitar los excesos cuando la oferta supera la demanda planeada.

Es que, según explicó, “la oferta de agua para un cultivo es la suma de la que llueve durante su ciclo y la que puede acceder en los almacenes de lluvias previas al momento de la siembra, en los dos primeros metros del suelo y en la napa freática hasta cuatro metros de profundidad”.

En este punto, se refirió a la gran diferencia que se registra entre el este y oeste de la franja agrícola central de la región Pampeana: “Hacia el este históricamente llueve algo más en el verano y, en esta campaña 2023/24, que será niño, se espera una mayor probabilidad de tener lluvias por sobre el promedio, especialmente en noviembre-diciembre, justo cuando, en siembras tempranas, los cultivos de gruesa ubican sus períodos críticos. En cambio, hacia el oeste, además de llover algo menos, el niño no modifica demasiado la expectativa de lluvias respecto a su variabilidad normal”.

Además, Mercau señaló que, como consecuencia del déficit hídrico de la campaña pasada y las relativas bajas lluvias de este otoño, la carga del almacén de agua disponible en hasta dos metros de suelo sería baja en una amplia zona del área agrícola pampeana, y solo habría buena recarga hacia el este de la región, donde hubo buenas lluvias otoño-invernales.

En este sentido, agregó: “Aunque luego de tres eventos climáticos de La Niña, las napas freáticas bajaron en las zonas donde suele estar cerca se encuentran lotes que, con napas entre 3 y 4 metros, tienen el segundo del perfil más húmedo que otras zonas sin napa”. Dada la variabilidad que generan la cercanía a napa, las lluvias otoño-invernales y el remanente de distintos antecesores, es importante “ir lote a lote a medir el estado de los almacenes de agua, la recarga de los primeros dos metros del perfil, y esa estimación se puede hacer al tacto de un práctico, con aceptable precisión”, indicó Mercau.

Cada lote, un escenario en particular

Frente a un escenario cambiante entre regiones y lotes, Mercau sintetizó que “hacia el este de la región central de la Argentina se registran perfiles cargados y una mayor probabilidad de tener una campaña húmeda, por lo que sería de esperar siembras tempranas de maíz y siembras de soja con ritmo acelerado, desde mediados de octubre, siempre dependiendo de la calidad del lote y tipo de suelos”. En este punto, remarcó que “el tipo de suelo determina la estrategia agrícola a seguir”.

De acuerdo con el especialista, en el este pampeano son recomendables las siembras tempranas de maíz, con un eventual ajuste hacia densidades menores donde los almacenes de agua no sean tan buenos y, eventualmente, maíz tardío donde la recarga es pobre o, en lotes de peor calidad de suelo. Asimismo, la siembra de soja podría ser rápida sobre buenas recargas y más lenta cuando la recarga es peor y en suelos más pesados.

Por otra parte, detalló: “Hacia el oeste de Buenos Aires y Santa Fe, y las provincias de Córdoba, parte de San Luis y norte de La Pampa -que tendrían flacos sus almacenes y una expectativa normal de lluevias- parece razonable que predominen planteos de maíz tardío. De todos modos, puede haber situaciones de buena recarga y suelos donde capitalizar las ventajas de las siembras tempranas”.

Para el cultivo de soja, se esperan siembras más distribuidas, entre finales de octubre y mediados de noviembre, serías las estrategias más convenientes, en la búsqueda de combinar un piso más alto de rindes, sin perder techos. Sin embargo, hay muchas zonas de napa cercana, este año en general más profundas, donde hay que evitar los riesgos de la sequía sin transformar en rinde esa agua para mejorar el manejo interanual del campo.

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Fuente: INTA Informa

Cultivando esperanza en medio de la aridez

Cultivando esperanza en medio de la aridez

Desde cultivos resistentes hasta sistemas de riego innovadores, descubrí cómo la ciencia y la tecnología están haciendo posible que las plantas crezcan en el desierto

Buenos Aires, 29 de agosto (PR/23) .- En un mundo donde el cambio climático y la escasez de recursos hídricos plantean desafíos significativos para la producción de alimentos, la agricultura en los desiertos emerge como una solución innovadora y prometedora. Aunque los desiertos se caracterizan por condiciones extremadamente secas y suelos poco fértiles, avances tecnológicos y técnicas agrícolas adaptadas están permitiendo el cultivo en estas áreas aparentemente inhóspitas.

Una de las claves para el éxito de la agricultura en los desiertos es la implementación de sistemas de riego eficientes y sostenibles. La captura y conservación del agua es esencial, utilizando métodos como la desalinización del agua de mar, la recolección y almacenamiento de aguas pluviales, y la reutilización de aguas residuales tratadas. Estos enfoques garantizan un uso óptimo del recurso hídrico y minimizan el impacto ambiental.

Además, la selección de cultivos resistentes a la sequía y adaptados a las condiciones extremas del desierto es fundamental. Las técnicas agrícolas modernas, como la hidroponía, la aeroponía y la agricultura vertical, permiten un mayor control sobre el entorno de crecimiento de las plantas, maximizando los recursos disponibles y reduciendo la necesidad de grandes extensiones de tierra.

La energía solar, abundante en la mayoría de los desiertos, también juega un papel importante. Los sistemas de energía solar pueden proporcionar la energía necesaria para el funcionamiento de las instalaciones de riego, la climatización de invernaderos y la alimentación de equipos de control ambiental. Esta sinergia entre la energía solar y la agricultura crea un modelo de producción más sostenible.

Si bien la agricultura en los desiertos ofrece oportunidades emocionantes, también plantea desafíos. El equilibrio entre la producción de alimentos y la preservación del ecosistema del desierto es esencial para evitar la degradación del suelo y la sobreexplotación de los recursos. La investigación continua y la colaboración entre científicos, ingenieros y agricultores son cruciales para perfeccionar y expandir estos métodos.

En última instancia, la agricultura en los desiertos no solo contribuye a la seguridad alimentaria global, sino que también demuestra la capacidad humana de adaptación e innovación en respuesta a los desafíos del entorno cambiante. A medida que avanzamos hacia un futuro donde los recursos son más escasos, la agricultura en los desiertos se erige como un faro de esperanza y un ejemplo inspirador de lo que es posible lograr.

Ejemplos

Proyecto Desert Greening en Egipto: Este proyecto utiliza agua de desalinización del Mar Rojo para regar más de 11,000 acres de tierra en el desierto de Sinai. Se cultivan una variedad de cultivos, incluidos tomates, pimientos y uvas, utilizando técnicas de riego por goteo y técnicas agrícolas modernas.

Granja solar en el desierto de Atacama, Chile: En una de las regiones más secas del mundo, se ha construido una granja solar que también alberga invernaderos. La energía solar generada se utiliza para mantener condiciones adecuadas de temperatura e iluminación en los invernaderos, lo que permite cultivar cultivos como lechugas y espinacas.

Proyecto Sahara Forest en Marruecos: Este proyecto combina paneles solares y técnicas de captura de agua atmosférica para crear un oasis artificial en el desierto del Sahara. Se plantan árboles y cultivos que proporcionan sombra y humedad, creando un microclima favorable para el crecimiento de más vegetación.

Granjas verticales en Dubai: En medio del desierto de Arabia, se han desarrollado granjas verticales que aprovechan la tecnología de cultivo hidropónico y luces LED. Estas granjas producen hierbas frescas y verduras de hoja verde en múltiples pisos, utilizando un mínimo de agua y espacio.

Proyecto Seawater Greenhouse en Qatar: Este proyecto utiliza agua de mar para enfriar y humidificar el aire en un invernadero. El agua de mar evaporada se condensa en agua dulce, que se utiliza para regar las plantas. Esto permite el cultivo de tomates y pepinos en condiciones desérticas.

Estos ejemplos demuestran cómo la innovación y la tecnología están transformando la agricultura en desiertos anteriormente inhóspitos, abriendo nuevas posibilidades para la producción de alimentos en regiones desafiantes.

Sistemas de riego en el desierto
En los cultivos de desierto, los sistemas de riego desempeñan un papel fundamental para garantizar un suministro adecuado de agua a las plantas en condiciones de escasez. Aquí hay algunos sistemas de riego comunes utilizados en la agricultura de desierto:

Riego por goteo: Este sistema proporciona agua directamente a las raíces de las plantas a través de tubos o mangueras con pequeñas aberturas llamadas goteros. El agua se suministra de manera precisa y eficiente, minimizando el desperdicio y evitando la evaporación en las superficies del suelo.

Riego por aspersión: En este método, el agua se dispersa en forma de pequeñas gotas a través de aspersores colocados en el campo. Es especialmente útil para cultivos más grandes y puede simular la lluvia, aunque puede haber una mayor pérdida de agua debido a la evaporación y al viento.

Riego subterráneo: También conocido como riego por goteo subterráneo, este sistema coloca los tubos de goteo debajo de la superficie del suelo, lo que reduce la evaporación y la pérdida de agua. El agua se infiltra directamente en la zona radicular de las plantas.

Riego por inundación controlada: En este método, se permite que el agua fluya por canales o surcos en el campo, inundando temporalmente la zona de cultivo. Luego, el agua se retira antes de que cause un exceso de saturación en el suelo.

Riego con aguas residuales tratadas: En algunas regiones desérticas, se utilizan aguas residuales tratadas para el riego de cultivos. Después de un proceso de tratamiento, el agua residual se convierte en una fuente viable para la agricultura, aunque se debe asegurar que los niveles de contaminantes sean seguros para las plantas y los consumidores.

Riego solar: En lugares donde la radiación solar es alta, se pueden utilizar sistemas de riego accionados por energía solar. Los paneles solares alimentan bombas y sistemas de riego, permitiendo un riego constante y eficiente.

La elección del sistema de riego dependerá de factores como el tipo de cultivo, el acceso al agua, las condiciones climáticas y la disponibilidad de recursos. La combinación de técnicas de riego eficientes con otras prácticas agrícolas adaptadas a las condiciones del desierto es esencial para maximizar la producción de alimentos en estas áreas desafiantes.

Cultivos resistentes
En los desiertos y otras regiones áridas, la selección de cultivos resistentes es crucial para garantizar una producción de alimentos exitosa. Aquí hay algunos ejemplos de cultivos que han demostrado ser resistentes y adaptados a las condiciones desérticas:

Almendras: Las almendras son cultivos que han demostrado ser resistentes a la sequía y pueden sobrevivir en suelos con baja fertilidad. Requieren menos agua en comparación con algunos otros cultivos y han demostrado ser exitosos en regiones áridas.

Olivos: Los olivos son árboles resistentes que prosperan en climas secos y cálidos. El aceite de oliva producido a partir de las aceitunas es una valiosa cosecha en muchas áreas desérticas.

Cactus y suculentas: Estas plantas son inherentemente adaptables a las condiciones áridas debido a su capacidad para almacenar agua en sus tejidos. Algunos cactus, como el nopal, también son comestibles y se utilizan en la cocina en ciertas regiones.

Dátiles: Los dátiles son frutos que se cultivan en climas cálidos y secos. Son resistentes a la sequía y pueden crecer en suelos arenosos.

Higos: Los higos son otro ejemplo de cultivos que pueden prosperar en condiciones desérticas. Son resistentes y requieren menos agua en comparación con muchas otras frutas.

Quinoa: Aunque originalmente se cultivaba en los Andes, la quinoa ha demostrado ser adaptable a una variedad de climas, incluidas las regiones desérticas. Es rica en nutrientes y puede tolerar condiciones de sequía.

Aloe vera: Esta planta suculenta es conocida por sus propiedades medicinales y también puede ser cultivada en climas áridos. Su capacidad para almacenar agua en sus hojas le permite sobrevivir en condiciones secas.

Leguminosas resistentes a la sequía: Algunas leguminosas, como el garbanzo y el frijol mungo, tienen la capacidad de fijar nitrógeno en el suelo, lo que mejora su fertilidad y los hace adecuados para crecer en suelos pobres.

La investigación y la selección de variedades específicas de estos cultivos, así como la implementación de técnicas agrícolas adaptadas, son esenciales para maximizar el rendimiento y la resistencia en las condiciones desérticas.

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Fuente: agroempresario.com

Semana Mundial del Agua: soluciones de Argentina al mundo a las diferentes aristas de la crisis hídrica global

Semana Mundial del Agua: soluciones de Argentina al mundo a las diferentes aristas de la crisis hídrica global

Una empresa argentina implementa en todo el continente proyectos que hacen frente a las principales problemáticas sanitarias y ambientales vinculadas al suministro de agua.

Buenos Aires, 24 de agosto (PR/23) . – En la actualidad según la UNESCO, el 26% de la población mundial (alrededor de 2.000 millones de personas), no dispone de agua potable y el 46% (3.600 millones de habitantes) carece de acceso a un saneamiento seguro. El panorama no es alentador cuando se tiene en cuenta que solo el 0,5% del agua en la Tierra es agua dulce utilizable y disponible y que, según las estadísticas de crecimiento poblacional a nivel global, la demanda mundial de este recurso aumentará entre un 20 y un 30% para 2050.

“La crisis de suministro de agua es el cuarto mayor riesgo para la sociedad durante la próxima década y esa situación representa un punto de inflexión para todos los que invertimos en encontrar soluciones innovadoras a esta realidad que atraviesa a todos los países”, señala Manuel Saurí, CEO y Director Ejecutivo de Proyecto Agua Segura, una Empresa B argentina que desarrolla e implementa proyectos de soluciones basadas en la naturaleza que impacten en el agua y en proyectos de acceso a agua.

“Estudios de la ONU dicen que el 72% de todas las extracciones de agua son utilizadas por la agricultura y el 12% por las industrias. Es por esto que, desde el Movimiento B, creemos que es urgente que las empresas se comprometan con el impacto que generan en las personas y el planeta. El consumo excesivo de agua y la contaminación de cuencas son consecuencias de procesos productivos que pueden reconvertirse y reparar el daño generado. De la misma manera que existe la huella de carbono, existe la huella hídrica, que también puede ser medida, reducida y compensada”, señala Marina Arias, Directora Ejecutiva de Sistema B Argentina.

En este sentido, en Argentina existen múltiples proyectos llevados adelante por el ecosistema empresarial, que forman parte de un movimiento que promueve el bienestar de las personas y la tierra, como parte de una nueva economía justa y regenerativa. Desde su fundación en 2015, Proyecto Agua Segura implementó más de 4.000 programas en numerosos países de Latinoamérica. Su trabajo ya generó 181 millones de litros de agua segura, impactó en 220.000 personas y devolvió al planeta más de 400 millones de litros de agua.

“Dentro de la industria del agro, una alternativa es fortalecer la infiltración del agua, práctica que reduce significativamente el escurrimiento y la erosión del suelo, así como la vulnerabilidad en las comunidades de la cuenca”, explica Saurí.

Otro gran desafío que afronta la población mundial es el acceso a agua segura: al menos 2.000 millones de personas beben agua contaminada, lo que las expone al cólera, la disentería, la fiebre tifoidea y la poliomielitis. Estas enfermedades relacionadas con el agua y el saneamiento son una de las principales causas de muerte en niños menores de 5 años.

“En esta línea, llevamos adelante talleres con ejes WASH (agua, higiene y saneamiento) en aquellos puntos más vulnerables de nuestro país, con el objetivo de fortalecer las capacidades y mejorar las herramientas de las comunidades, para fortalecer el valor del agua como bien público. La potencia del trabajo en alianzas es un factor determinante para nuestro Proyecto, es fundamental construir estrategias integrales que incorporen al sector privado y a la ciudadanía”, explica Saurí.

“Proyecto Agua Segura es un ejemplo de que es posible usar la fuerza del mercado para resolver las problemáticas sociales y ambientales más urgentes. Desde Sistema B, alentamos a las empresas a ser agentes de cambio hacia una economía más sostenible, inclusiva y regenerativa. Para esto, es fundamental poner en el centro de sus decisiones el impacto que generan sus negocios en las personas y el planeta”, concluye Arias.

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Pautas para un mejor aprovechamiento del agua en superficie

Pautas para un mejor aprovechamiento del agua en superficie

El grupo de Recursos Naturales del INTA Corrientes, mes a mes, monitorea la superficie cubierta con aguas superficiales en la provincia con el fin de conocer la disponibilidad de este recurso y brindar recomendaciones para el aprovechamiento sustentable de este vital recurso. Un sustento esencial para una producción sostenible y eficiente.

Buenos Aires, 24 de agosto (PR/23) .–El agua es un recurso vital para la producción agrícola, ganadera y forestal. Las escasas precipitaciones de los últimos años tuvieron un impacto en las actividades productivas de la provincia. Por esto, el grupo de Recursos Naturales (RRNN) de la Estación Experimental Agropecuaria – Corrientes del INTA monitorea el estado de los humedales y, cada mes, presenta un informe que detalla la superficie cubierta con agua en la provincia, un indicador de la disponibilidad de este recurso.

Ditmar Kurtz -especialista del grupo de RRNN del INTA Corrientes- afirmó: “Los datos del informe se actualizan mensualmente por el grupo RRNN de la EEA Corrientes, como parte de las actividades del proyecto macro regional de Recursos Naturales”.

En este sentido, Griselda Saucedo, becaria doctoral del INTA Conicet, agregó: “A fines de julio de este año, la superficie cubierta por agua superficial en la provincia de Corrientes alcanzó un total de 543.187 hectáreas, lo que representa el 6,1 % de la superficie provincial”.

Del total de la superficie actual cubierta con agua, Saucedo explicó que la mayor parte corresponde a esteros y bañados (65,3 %), seguido por la superficie que ocupan los ríos Paraná y Uruguay (32,7 %). Las represas y tajamares actualmente ocupan 10.939 ha (2 %).

La escases de este recurso plantea desafíos para la producción agropecuaria por su implicancia en el aprovechamiento de los humedales como aguadas naturales. Es por ello que, desde el Grupo de Recursos Naturales, brindaron recomendaciones para producir en un escenario de escases hídrica y como aporte a las políticas públicas provinciales frente a este complejo escenario.

“Los productores están recurriendo a realizar perforaciones para bombear agua del subsuelo. También han realizado excavaciones con retroexcavadoras para profundizar aguadas naturales”, puntualizó Kurtz.

En relación con las actividades productivas de la provincia, el especialista afirmó: “En el corto plazo y, para la actividad ganadera, se recomienda revisar y planificar las perforaciones para acceder a agua de calidad. Además, limpiar bebederos, revisar pérdidas de cañerías, etc.”.

Por otro lado, las aguadas remanentes pueden ver limitada su calidad para el consumo animal. En esta línea, Kurtz recomienda “monitorearlas para evitar efectos indeseados en la hacienda”.

En forestaciones es vital planificar estas inversiones a largo plazo y seleccionar los sitios con suelos adecuados para las especies adaptadas a la variabilidad edáfica de la zona, mientras que en agricultura, lo ideal es optar por sistemas de riego más eficientes que permitan reducir las necesidades y las pérdidas de agua.

Para finalizar, Kurtz puntualizó que “los mapas se disponen también como un insumo más para la toma de decisiones por parte de los actores políticos”.

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