El agua útil es clave para la toma de decisiones agronómicas

El agua útil es clave para la toma de decisiones agronómicas

La disponibilidad de agua en el suelo al momento de la siembra es crucial para inferir el rendimiento de los cultivos invernales en la región. Un informe del INTA Pergamino destacó la importancia del agua útil y sus efectos en la productividad agrícola.

Buenos Aires, miércoles 17 julio (PR/24) — La disponibilidad de agua útil en el perfil del suelo al momento de la siembra es un factor crucial para predecir el rendimiento de los cultivos invernales en la región centro-norte de la provincia de Buenos Aires.

Según un informe reciente de la Estación Experimental Agropecuaria Pergamino del INTA, esta relación es particularmente significativa en cultivos como el trigo, donde el ciclo de crecimiento coincide con épocas de menores precipitaciones.

“El agua útil es un buen predictor de un probable rendimiento a alcanzar”, afirmó Andrés Llovet –especialista en manejo de cultivos y suelos del INTA Pergamino–.

El informe destaca que el agua útil está definida entre dos niveles de humedad del suelo: la capacidad de campo (CC) y el punto de marchitez permanente (PMP). La capacidad de campo se refiere a la cantidad de agua que el suelo puede retener después de drenar el agua gravitacional, mientras que el PMP es el punto en el que el cultivo no puede absorber más agua y comienza a marchitarse. Llovet explicó que “la energía de retención para ambas constantes hídricas se establece en -0,1/-0,3 bares para la capacidad de campo y -15 bares para el punto de marchitez permanente”.

En la región donde se realizó el estudio, que abarca gran parte del área agrícola de la Experimental del INTA Pergamino, se observó una amplia diversidad de suelos debido a distintos factores y procesos formadores. “Dentro del uso agrícola, pueden encontrarse suelos del gran grupo Argiudoles y Hapludoles”, señaló Llovet.

El objetivo del informe fue cuantificar el contenido de agua útil a la siembra de cultivos invernales en la región, proporcionando una herramienta más para la toma de decisiones agronómicas. Para ello, junto a varias de las Agencia de Extensión Rural, se evaluaron lotes destinados a la siembra de trigo en 2024, en siembra directa y cuyo cultivo antecesor fue soja de primera. El muestreo se realizó durante las dos últimas semanas de mayo, sin registrarse precipitaciones significativas posteriores y a la fecha de publicación del informe, el 11 de junio. “Se escogieron sitios representativos donde se realizó un muestreo con barreno para determinar el contenido de humedad gravimétrica promedio por estrato u horizonte hasta 1.5 a 2 metros de profundidad”, explicó Llovet.

Los resultados mostraron que el 92 % de los sitios evaluados presentaron más de 100 milímetros  de agua útil al metro de profundidad. Sin embargo, las disponibilidades variaron considerablemente en el segundo metro. “La dinámica de recarga del perfil durante la última parte del ciclo del cultivo anterior y luego de su madurez fisiológica se relacionó con este comportamiento”, indicó Llovet, haciendo referencia a las precipitaciones registradas entre marzo y mayo, que oscilaron entre 249 milímetros y 495 milímetros.

El estudio también reveló patrones disímiles de distribución del agua en el perfil del suelo. Por ejemplo, se observaron buenas distribuciones en todo el perfil en algunos sitios, mientras que en otros se registraron recargas insuficientes del segundo metro. En ciertos casos, hubo una marcada influencia de ascenso capilar en el primer metro y presencia de napa freática en profundidad. “Estas particularidades del balance hídrico exceden el objetivo del presente informe, pero son cruciales para entender las variaciones en la disponibilidad de agua”, explicó el especialista.

La determinación del agua disponible en un ambiente particular requiere el uso de constantes hídricas ajustadas, al menos el PMP, para que el agua útil sea una herramienta eficaz para la toma de decisiones agronómicas. Llovet enfatizó que “se debe evitar incurrir en errores significativos de estimación en un determinado ambiente, si queremos utilizar esta herramienta para mejores ajustes de manejo y expectativas de rendimiento”.

El informe concluye que la región centro-norte de Buenos Aires presenta contenidos adecuados de agua útil en el perfil del suelo, siendo el primer factor de producción necesario para construir buenas expectativas de rendimiento en los cultivos invernales. Sin embargo, las condiciones climáticas primaverales serán determinantes para concretar estas expectativas. “Las mayores precipitaciones en el centro-sur de la región generaron el restablecimiento de niveles freáticos en algunos ambientes predisponentes”, concluyó Llovet, y destacó la importancia del monitoreo continuo de las condiciones del suelo y el clima.

Primicias Rurales

Fuente: INTA Informa

Diseñan estrategias para mejorar el uso del nitrógeno y el agua en caña de azúcar

Diseñan estrategias para mejorar el uso del nitrógeno y el agua en caña de azúcar

NOA, jueves 13 junio (PR/24) — Un equipo de especialistas del INTA trabaja en la puesta a punto de prácticas de manejo para mejorar el rendimiento y la rentabilidad de cultivo, que representa una actividad clave en el entramado agroproductivo de las provincias de Salta y Jujuy.

    El nitrógeno es un nutriente esencial para el crecimiento de la caña de azúcar, pero un uso excesivo de este insumo puede tener impactos negativos en el medio ambiente. Por su parte, el agua es un recurso escaso en diversas regiones del NOA, por lo que es crucial eficientizar su uso en la producción de caña de azúcar.

    En este sentido, investigadores del INTA Salta y de Yuto trabajan sobre la identificación de estrategias específicas que permitan maximizar la eficiencia en el uso del nitrógeno y el agua en caña de azúcar. Esto se traduciría en una mayor productividad y rentabilidad para los productores, al mismo tiempo que se reduciría el impacto ambiental asociado al uso excesivo de insumos.

    De acuerdo con Hugo Fernández, investigador del INTA Salta y Yuto, “estas prácticas no solo contribuirán a una mayor sostenibilidad en la producción de caña de azúcar, sino que también ofrecen una oportunidad para mejorar la calidad de los cultivos y aumentar la competitividad en el mercado”.

    “Este trabajo se enfocó en evaluar y estudiar cómo varía la eficiencia en el uso del nitrógeno y el agua en el cultivo de caña de azúcar, en dos zonas de manejo homogéneas caracterizadas por las condiciones edáficas (zona arcillosa y zona arenosa) y según las condiciones ambientales en las que se encuentre el cultivo”, afirmó Fernández. La caña de azúcar se encuentra fuertemente asociada a estos dos recursos, que inciden directamente en el rendimiento.

    Las características edáficas presentan una gran variabilidad a nivel de lote, principalmente asociadas a variaciones físicas. “En este estudio determinamos a qué se debe la variación en la eficiencia en el uso del nitrógeno y agua; para ello, trabajamos sobre un lote determinando sus características fisicoquímicas. Además, se hicieron evaluaciones con imágenes satelitales, que sirvieron para establecer patrones y correlacionarlos con las características de este lote. Este tipo de información permite delimitar zonas que se comportan de manera homogénea”, destacó el especialista.

    Resultados de la investigación

    Los resultados permitieron determinar los cambios del rendimiento para ambas zonas. Con un mismo manejo agronómico, y en promedio de ambas campañas, la zona arcillosa rindió un 18 % más que la zona arenosa. A su vez, aplicando nitrógeno como urea en el rango de 0 a 173 kilos de nitrógeno por hectárea, el rendimiento se incrementó 0,22 toneladas por kilo de nitrógeno aplicado.

    “En cuanto a las eficiencias, los valores fueron mayores en la zona arcillosa para ambas campañas, encontrándose una diferencia entre zonas promedio del 9 % para la eficiencia en el uso del nitrógeno y del 19 % para la eficiencia en el uso del agua”, determinó Fernández, y agregó: “Estos avances en la investigación permiten proporcionar información más precisa y que el productor sepa qué cantidades de insumos van a ser óptimas para cada ambiente al momento de planificar su campaña”.

    Los resultados obtenidos permiten determinar la eficiencia en el uso y aplicación de los insumos de acuerdo con la zona y las características del lote, evitando así hacer un manejo homogéneo que no respete los requerimientos adecuados a cada lote en particular. Además, el retorno económico seguramente sea menor en casos donde se utilizan los insumos de forma homogénea, sin tener en cuenta la variabilidad que existe dentro de cada lote.

    Por otro lado, “es importante tener en cuenta que esta eficiencia puede variar según sean las condiciones ambientales de la campaña o del año. En este estudio, detectamos que en años más lluviosos la diferencia entre zonas de manejo homogéneas tendió a igualarse, y en años más secos, esta diferencia de eficiencia tendió a ser un poco más alta” dijo Fernández.

    La investigación es un paso importante hacia una agricultura más productiva, ya que los resultados permiten afirmar que sería posible diagramar estrategias de manejo de la fertilización nitrogenada y el riego en caña de azúcar, considerando zonas de manejo homogéneas. Este manejo podría permitir un incremento en la eficiencia en el uso de recursos e insumos que repercutiría en una mayor productividad y rentabilidad; es decir que, con el conocimiento y las herramientas adecuadas, los productores podrán aprovechar al máximo los recursos disponibles y contribuir al desarrollo del sector agrícola de la región.

    Primicias Rurales

    Fuente: INTA Informa

    Suelos: cómo conservar 100 milímetros de agua de lluvia

    Suelos: cómo conservar 100 milímetros de agua de lluvia

    Las abundantes precipitaciones registradas en gran parte del país permitieron una recarga de las reservas de agua en el suelo y se presentan como una oportunidad para el sector agropecuario.

    Buenos Aires, 27 de marzo (PR/24) .- Frente a este escenario, especialistas del INTA y de la Universidad de La Pampa destacan la importancia de gestionar el agua disponible para la próxima campaña a fin de que su consumo sea eficiente y racional.

    El cambio en el clima es una variable constante. La transformación en el régimen de lluvias y de temperaturas a escala global tienen efectos directos sobre los sistemas agroalimentarios que producen a cielo abierto. Los pronósticos estacionales actuales indican altas chances de un evento La Niña que se asocia a una probabilidad de menores lluvias. Frente a este escenario, resulta clave que el sector agropecuario implemente prácticas de manejo que mejoren la capacidad de captación y almacenaje de agua en los suelos, tales como rotaciones, fecha y densidad de siembra, control temprano de malezas en rastrojos y cultivos de cobertura y nutrición. 

    Para Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del INTA, “el suelo es un reservorio natural capaz de almacenar más de 100 milímetros de agua de lluvia, desde ya según la capacidad de retención de agua útil de cada tipo de suelo, acorde a su composición textural y profundidad”. Por esto, es “clave conservar y gestionar el agua en el suelo en los momentos de aporte desde la atmósfera mediante prácticas agronómicas acorde a cada paisaje y ambiente”.    En esta línea, explicó que “las precipitaciones registradas durante las últimas semanas permitieron una recarga de las reservas de agua en el suelo que, en algunas zonas -incluso- alcanzó la completa saturación del perfil”. En este punto consideró “estratégico” planificar y asegurar el inicio de la siembra de fina y planificación de gruesa de primera, acorde a esas reservas. 

    De acuerdo con Mercuri, “la conservación del agua en el suelo es prioridad de adaptación a los extremos del clima y hoy es una práctica agronómica que debe tener la máxima atención, igual o mayor a la atención a los pronósticos futuros”. En ese sentido, señaló que “estas lluvias, por un lado, aseguran un buen llenado de granos para los cultivos tardíos o de segunda y por otro lado permiten alta producción de materia seca en verdeos, perfilar abundantes reservas de pasturas para invierno y silajes adecuados”.    De todos modos, reconoció que “el fenómeno climático El Niño presenta una distribución muy heterogénea” y que “aún hay zonas en el oeste y en el centro-norte de Buenos Aires en donde las condiciones se mantienen entre normales a escasas con déficit hídrico” y en otra áreas ambientes bajos anegados.

      Un objetivo, numerosas estrategias

    Existe una amplia diversidad de estrategias agronómicas que permiten conservar agua de lluvia: “algunas se inician al momento de la cosecha, y ocurren entre campañas” aclara Pablo Mercuri, mientras que otras “son a largo plazo”. Entre las que requieren mayor planificación se destaca la sistematización de lotes con terrazas, laboreo contrario a la pendiente, siguiendo curvas de nivel, mejoras en la estructura del suelo para la infiltración del agua, y laboreos que eviten la compactación.

      De acuerdo con Martín Díaz Zorita -profesor e investigador de la Universidad de La Pampa, el Conicet y vicepresidente del Consejo del CIRN- “el suelo es el elemento que amortigua los momentos de carencia de agua porque permite esperar la próxima lluvia y administrar las plantas durante su crecimiento”.  

    En línea con la planificación de la próxima siembra de cultivos de invierno o de verano, recomendó “aprender a gestionar el otoño, es decir, asegurar que ingrese la mayor cantidad de agua posible en el lugar donde ocurre la lluvia”.  

    En ese sentido, Díaz Zorita remarcó que “el manejo de coberturas es asegurar condiciones de distribución de rastrojos en el lote para que la gota de agua de lluvia impacte lo menos posible en forma directa en el suelo y, por lo tanto, el proceso de infiltración se dé mayormente en el lugar donde cae, y no que se dé rotura de suelo, planchados, sellado de poros y escurrimiento”.  

    “El segundo factor es tratar de cuidar al suelo, porque si el suelo está húmedo, cuando cosechamos estamos en el punto de mayor impacto de compactación o de pérdida de poros, porque estamos generando una presión muy grande y los poros colapsan”, explicó el especialista. 

    Entonces, “la segunda observación agronómica en momentos de cosecha con suelo húmedo es evitar el tránsito con equipos muy pesados, es decir, tratar de tener sectores solamente de tránsito de descarga y descarga de los granos, que no cubran todo el lote”, indicó. 

    En tercer lugar, Díaz Zorita hizo hincapié en cuidar el agua que ingresa al suelo: “La evaporación tiene que ser la menor posible, para lo cual, la cobertura del suelo con rastrojos ayuda; y la transpiración tiene que ser exclusivamente a través de las especies, de los cultivos que cosechamos, que producimos, para lo cual, el manejo del control de malezas tiene que ser lo más temprano posible”, remarcó. 

    De esta manera, se asegura que el consumo de agua que se va a tener va a ir dirigido principalmente hacia los cultivos que se están realizando y que no haya una pérdida por la competencia por las malezas.  

    En síntesis, de acuerdo con Díaz Zorita, “hay que tratar que el agua infiltre donde cae, por lo tanto, el sistema poroso tiene que estar lo más preparado posible, y eso es con baja presión de compactaciones, y que el consumo o la competencia por ese recurso se reduzca o sea más eficiente para poder reflejar ese efecto de conservación y de transferencia a la transpiración”.  

    ¿Por qué es importante que el agua entre verticalmente donde cae? El investigador señaló que “el exceso de agua tiende a acumularse en los sectores bajos, donde termina el escurrimiento; entonces cuanto más logro incorporarlo, mejor es, para no terminar en inundación, salinidad por ascenso de napas freáticas y problemas de cosecha”. 

    “Se generan muchos riesgos productivos y hacia el ambiente cuando el agua se mueve en superficie, por eso desde lo agronómico, todo lo que podamos hacer en este momento de otoño para que cada gota de agua ingrese donde cae, es valiosísimo”, concluyó Díaz Zorita.  

    Primicias Rurales

    Fuente: INTA informa

    La productividad del agro depende hasta en un 80 % del agua

    La productividad del agro depende hasta en un 80 % del agua

    Se trata de un recurso natural renovable, escaso e indispensable para la supervivencia de todos los ecosistemas y fundamental para producir alimentos.

    Buenos Aires, 22 de marzo (PR/24) .- Especialistas del INTA subrayan la importancia de gestionar el agua para aumentar la eficiencia y la productividad de los sistemas en escenarios contrastantes. Para esto, recomiendan prácticas de manejo que mejoren la capacidad de captación y almacenaje de los suelos, eviten la evaporación directa y optimicen las prácticas de manejo de cultivos, tales como rotaciones, fecha y densidad de siembra, cultivos de cobertura y nutrición.

    Del total del agua del planeta sólo el 3 % es agua dulce y sólo un tercio representa agua superficial y está disponible en ríos, lagos y lagunas. Además de escaso, este recurso natural es muy preciado. A escala global, el 70 % del agua dulce que se extrae en el mundo se destina a agricultura, ya que es el sector que más consume, seguido por el industrial y el doméstico. De allí la importancia de ser racional y eficiente en su uso.

    Frente a esto, especialistas del INTA subrayan la importancia de gestionar el agua para aumentar la eficiencia y la productividad de los sistemas, y brindan una serie de estrategias y pautas de manejo del agua en escenarios contrastantes.

    “Entre el 70 y el 80 por ciento de la productividad en el sector agropecuario depende del agua”, subrayó Cristian Álvarez –especialista en gestión del agua en agricultura del INTA General Pico, La Pampa–. En esta misma línea, Fernando Salvagiotti -referente en manejo de sistemas y ecofisiología de cultivos del INTA- recalcó: “El agua es el eje central de nuestra producción”.

    Para Salvagiotti es “trascendental” que “el manejo de los sistemas de producción apunte a mejorar la gestión del agua” porque “la mayor parte de la producción de los cultivos extensivos en la Argentina es en secano”. Y agregó: “El manejo del agua es el factor principal limitante de toda producción agropecuaria”.

    En esta misma línea, Álvarez no dudó en asegurar que, por tratarse de un recurso indispensable para todas las producciones, es “fundamental” mejorar la capacidad de captación y almacenaje de agua en los suelos, así como revisar las prácticas de manejo de los cultivos, tales como rotaciones, fecha y densidad de siembra, coberturas y fertilización para incrementar la eficiencia en el uso de agua global.

    Es que, según detalló, “entre el 50 y el 75 por ciento de las precipitaciones anuales retorna a la atmósfera sin pasar por un proceso productivo. Esto es un claro ejemplo de la baja eficiencia en el uso del agua”. En esta línea, Álvarez destacó: “Es importante entender que el agua no es un factor único, sino que interactúa con otros factores de la producción y está directamente ligado al manejo que se realice del suelo y los cultivos, herramientas que potenciarán la productividad y el comercio de granos y carnes, leches y otros derivados a nivel nacional e internacional”.

    Cultivos de cobertura: una estrategia, muchos beneficios

    “Es una de las herramientas más importantes para disminuir el impacto negativo de la falta de coberturas en el invierno y que pueden contribuir a incrementar la captación del agua y mejorar la distribución de agua en el perfil del suelo”, aseguró Álvarez quien, también, reconoció que “incrementan la eficiencia en comparación con barbechos sin cobertura e impulsa una mayor biodisponibilidad, aún en zonas con alto estrés hídrico”.

    Según explicó, mantener el suelo cubierto con cultivos es “estratégico” para mejorar la capacidad de captación y cosecha de agua, en especial, en aquellas regiones con pendiente. Además, permite disminuir los efectos del tránsito frecuente en los sistemas de directa.

    Estrategias ante escenarios contrastantes

    El agua útil para los cultivos -describió Álvarez- es el resultado de las precipitaciones y de las características del suelo que determinan su capacidad para retener agua. Las prácticas de manejo a escala de sistema que mejoran la captación de agua del suelo (labranzas, rotaciones de cultivos, uso de cultivos de cobertura, sistema de labranza) afectaran la captura de agua, por lo que es importante saber, al momento de sembrar, cuál es el cultivo antecesor.

    Por otra parte,  es importante conocer la profundidad efectiva de las raíces de los cultivos, que determinaran la capacidad de captura de agua de los mismos. Esta profundidad efectiva dependerá del cultivo, pero también de las impedancias físicas del suelo (sectores compactados, presencia de tosca, entre otros).

    Otro factor que puede afectar la disponibilidad de agua son las napas freáticas. Estas varían en profundidad según la región y tienen un efecto positivo en la producción cuando se encuentran entre los 50 y 150 centímetros. Además, el ascenso de estas es variable como también la composición de sales de la misma.

    “Mediante un análisis la profundidad de las napas se puede ordenar algunas secuencias de cultivos según el ambiente”, detalló Álvarez quien ponderó el “valor extra” que ofrecen las napas a la hora de diseñar las estrategias de manejo en el campo. “Para ser eficientes y mejorar la productividad es importante identificar las mejores combinaciones genotipo-ambiente-manejo”, puntualizó.

    De acuerdo con el especialista en gestión en agua del INTA, “durante las últimas campañas se vienen registrando escenarios contrastantes, una problemática que requiere de un enfoque cada vez más ´sistémico´ y no solo disciplinario”. Para Álvarez es “clave” tener una nueva agenda técnica y científica orientada al logro de una mayor eficiencia en el uso del agua considerando no solamente los factores que afectan la productividad física, o sea los kilos por hectárea por milímetro (kg grano/forraje-mm de agua) sino también aquellos que inciden sobre la productividad económica de la misma, el ingreso económico por milímetro ($/mm).

    Más de 30 años de monitoreo constante del agua edáfica en cada una de las estrategias a la siembra, en floración de los cultivos y a cosecha permitieron que en INTA podamos identificar las herramientas y estrategias más eficientes. “Para mejorar la productividad es clave considerar la siembra directa, las estrategias de fechas y densidad de siembra en los cultivos, el uso de coberturas y la nutrición de los cultivos”, destacó. Además, de caracterizaciones de los diferentes ambientes productivos- asociados a tipo de suelo, napa y sus características (profundidad y calidad) e interpretación de estos 3 niveles de abordajes para una mejor agronomía de campo y cuidado de los recursos.

    Primicias Rurales

    Fuente: INTA informa

    Altas temperaturas y falta de lluvias podrían generar un fuerte declive en la cosecha de soja de la zona núcleo

    Altas temperaturas y falta de lluvias podrían generar un fuerte declive en la cosecha de soja de la zona núcleo

    Así lo advierte un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), que sostiene que, por primera vez, las condiciones climáticas a nivel regional están neutralizando por completo la influencia positiva de El Niño.

    Rosario, viernes 2 febrero (PR/24) — Las altas temperaturas y la falta de lluvias podrían generar un fuerte declive en la cosecha de soja de la zona núcleo, según advirtió un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

    “Por primera vez, las condiciones climáticas a nivel regional están neutralizando por completo la influencia positiva del fenómeno ‘El Niño’. Los pronósticos indican que la falta generalizada de lluvia persistirá durante la primera semana de febrero”, advirtió el documento, elaborado por la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la BCR.

    Según explicó la BCR, por estos días en los que las temperaturas máximas alcanzan los 38°C, la soja de primera se encuentra en un momento crítico en su proceso de definición de rendimiento. Por ello se advierte que si en los próximos 15 días la situación no cambia, lo que actualmente afecta a los suelos de mala calidad se extenderá a los suelos buenos, y la cosecha sufrirá un fuerte declive.

    “En tan solo siete días, el área con condiciones de cultivo de muy buenas a excelentes disminuyó del 90% al 65%, mientras que el 10% de los lotes se encuentra en condiciones regulares o malas”, planteó el informe.

    Las altas temperaturas han tenido un impacto significativo en la soja de primera durante su fase más sensible. El 60% de la soja se encuentra en las etapas R4 y R5, en pleno llenado de granos, mientras que el resto está en la etapa R3, desarrollando vainas.

    “La soja de primera estaba en buen estado hasta esta semana, cuando comenzaron las altas temperaturas y la falta de lluvia empezó a afectar a los lotes de calidad inferior. Esto se está observando en gran parte de la región núcleo, y la perspectiva de una cosecha exitosa se está desvaneciendo, especialmente en suelos de baja calidad, donde se registra estrés y pérdida de rendimiento. La condición de la soja de primera en la región núcleo ha sufrido un revés importante, pasando del 90% de condiciones muy buenas a excelentes de la semana pasada al 65% en la actualidad, con un 10% de los lotes en condiciones regulares o malas, algo que no se observaba hace una semana”, destacaron expertos en el informe de la entidad rosarina.

    En este contexto hay dos factores que están poniendo muy nervioso al sector. Por un lado, como dicen en Marcos Juárez, “asusta el pronóstico de altas temperaturas y no tener lluvias importantes a la vista”. La otra cuestión tiene que ver con los márgenes. En la campaña anterior había costos de producción muy altos por alquileres e insumos. El ciclo 2023/24 sigue presionado por esos dos importantes ítems dentro de la estructura de costos, pero se le suma precios muy inferiores a los del año pasado.

    La situación también afecta a los cultivos de maíz tardío y soja de segunda, que enfrentan condiciones preocupantes debido a la falta de lluvias y las temperaturas extremas. La sincronización floral en el maíz y las pérdidas de plantas en la soja son motivo de inquietud.

    Con temperaturas máximas entre 35°C y 37°C y altas tasas de radiación, las reservas de agua en el suelo han disminuido en comparación con la semana anterior, y se han reportado condiciones de sequía en áreas aisladas del noreste y sureste de la región.

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    Fuente: BCR

    Hidratación durante el verano

    Hidratación durante el verano

    Por la Dra. Virginia Busnelli, (MN 110351), Médica especialista en nutrición con orientación en obesidad. Directora del Centro de Endocrinología y Nutrición CRENYF.

    Buenos Aires, lunes 29 enero (PR/24) — ¡Somos agua! Alrededor del 60% de nuestro cuerpo está compuesto de agua, es por eso que en este momento del año donde las temperaturas son más altas y perdemos mucho líquido es importante hablar sobre hidratación.

    Nuestro cuerpo posee muchos mecanismos para regular la hidratación en nuestro cuerpo, consumir agua nos ayuda a equilibrar la perdida causada por procesos normales como orinar, respirar y transpirar y nos asegura un nivel óptimo de hidratación, clave para un correcto funcionamiento metabólico y por ende para nuestro bienestar.

    La deshidratación, por el contrario, hace que nuestro cuerpo no pueda funcionar con normalidad, complica numerosos procesos fisiológicos y puede acompañarse de síntomas como dolor de cabeza, falta de concentración, cansancio y hasta complicaciones cardiovasculares.

    Cuánta agua necesitamos por día va a depender de muchas cosas… nuestra edad, condición de salud, nivel de actividad física, donde vivimos, tasa de sudoración y más. Es por eso que la recomendación general de consumir 2 litros de agua al día puede variar, pero es una buena forma de guiarnos.

    Te dejo algunas recomendaciones para ser responsables con nuestra hidratación en el verano:

    • Cuando tengas sed el cuerpo te pide AGUA, no quieras hidratarte con bebidas azucaradas, jugos y menos que menos alcohol. Intentemos darle al cuerpo lo que necesita, estas otras bebidas nos suelen aportar mucha azúcar y en el caso de alcohol una sustancia toxica que colabora con la deshidratación.

    • La SED es nuestro radar más importante, nos avisa que necesitamos hidratarnos, pero a veces la rutina, el trabajo y la falta de conexión con nuestro cuerpo nos lleva a que escucharlo sea tarea difícil o a veces, cuando me di cuenta, ya tengo mucha sed y estoy muy deshidratado. No Hace falta que esperen siempre a tener sed para tomar agua.

    • Si bien la cantidad de agua que necesitamos es diferente para cada persona acercarnos a los 2 LITROS es una buena decisión. Te recomiendo buscar alternativas para poder medir y recordar tu consumo. Puede ser un registro de cuantos vasos vas tomando, moverte con una botella, descargarte una app en el teléfono…

    • Parece un detalle, pero INICIAR EL DIA CON AGUA, antes de ingerir cualquier tipo de alimento, es clave para reponer perdidas de líquidos y empezar el día de la mejor manera. A su vez te recomiendo tomar un vaso de agua antes de las cuatro comidas, con esta práctica ya te aseguras consumir una gran cantidad del agua que necesitas.

    • Hay muchos alimentos que nos ayudan a estar hidratados durante el día: agregá muchas FRUTAS Y VERDURAS en tus comidas y si varias en colores mucho mejor.

    • Ojo con las horas más calurosas del día, intenta no salir a hacer actividad física o exponerse al calor en estos momentos, si lo haces compensalo con ¡MÁS HIDRATACIÓN!

    En la búsqueda del bienestar una correcta hidratación es sumamente importante, seamos responsables durante estos días de calor y ¡TOMEMOS AGUA!

    Imagen: Freepik.es

    Fuente: Eikasía Comunicación Corporativa