Ciudad del Vaticano, viernes 13 junio (PR/25) — El Papa León XIV, Obispo de Roma, se reunió por primera vez con los sacerdotes y diáconos de su diócesis, a quienes transmitió la importancia de vivir una vida transparente y ejemplar.
Tras el saludo de bienvenida del Cardenal Baldassare Reina, vicario general para la Diócesis de Roma, el Santo Padre pidió un aplauso para todos los presentes en el Aula Pablo VI y expresó su deseo de conocer de cerca a los sacerdotes para “comenzar a caminar juntos”.
León XIV y el Cardenal Baldassare Reina. Crédito: Vatican Media
Al inicio de su discurso, quiso agradecerles por su servicio, sin olvidar que muchas veces el ejercicio de su ministerio está marcado por el sufrimiento o la incomprensión. Además, les recordó que todos son valiosos a los ojos de Dios.
León XIV destacó que la Diócesis de Roma “preside en la caridad y en la comunión”, al tiempo que recordó está marcada por la universalidad, ya que a ella llegan muchos presbíteros de distintas partes del mundo.
Unidad y comunión
A continuación, el Pontífice compartió un deseo que tiene el corazón: la unidad y la comunión. Para el Santo Padre, esta característica es esencial, ya que solamente en la unidad “podemos dar fruto y ofrecer al mundo un testimonio creíble”.
Advirtió que la comunión muchas veces se ve obstaculizada por “un clima cultural que favorece el aislamiento o la autorreferencialidad”, así como por los obstáculos internos de cada uno, y por ello aconsejó “estar vigilantes”.
“Yo quisiera ayudaros, caminar con vosotros, para que cada uno recupere serenidad en su ministerio; pero precisamente por eso os pido un impulso en la fraternidad presbiteral, que hunde sus raíces en una sólida vida espiritual, en el encuentro con el Señor y en la escucha de su Palabra”, señaló.
Tras exhortarlos a mantener su compromiso con la diócesis a nivel local, reiteró que “caminar juntos es siempre garantía de fidelidad al Evangelio; juntos y en armonía, buscando enriquecer la Iglesia con el propio carisma pero teniendo en el corazón el ser un solo cuerpo del que Cristo es la Cabeza”.
Fotografía que refleja la “universalidad” de la diócesis de Roma. Crédito: Vatican Media
La ejemplaridad
El Santo Padre hizo alusión a la importancia de vivir una vida transparente y ejemplar. “Os lo pido con el corazón de padre y de pastor: ¡comprometámonos todos a ser sacerdotes creíbles y ejemplares!”, expresó.
Así, les recordó que a pesar de su naturaleza humana, han recibido “una gracia extraordinaria” y que el Señor les ha confiado “un tesoro precioso del que somos ministros, servidores. Y al servidor se le pide fidelidad”.
Ante las sugestiones del mundo y de la ciudad de Roma, que podrían “alejarnos del deseo de una vida santa induciendo una nivelación hacia abajo donde se pierden los valores profundos del ser presbítero”, el Papa les alentó a dejarse atraer de nuevo por la llamada del Señor y a sentir y vivir “el amor del primer momento”.
Mirar los desafíos con clave profética
León XIV les pidió también “mirar los desafíos de nuestro tiempo con una clave profética”, recordándoles que el Señor “ha querido precisamente que nosotros estemos en este tiempo lleno de desafíos que, a veces, nos parecen mayores que nuestras fuerzas”.
“Estos desafíos estamos llamados a abrazarlos, a interpretarlos evangélicamente, avivirlos como ocasiones de testimonio. ¡No huyamos ante ellos!”, agregó.’
Por último, les ofreció de nuevo su cercanía, afecto y disponibilidad “para caminar con vosotros”, dijo.
“Encomendemos al Señor nuestra vida sacerdotal y pidámosle crecer en unidad, en ejemplaridad y en compromiso profético para servir a nuestro tiempo”, concluyó el Santo Padre.
Buenos Aires, viernes 13 junio (PR/25) — Hoy la Iglesia celebra a San Antonio de Padua. Su nombre de bautismo es Fernando. Portugués, de Lisboa, nace en una familia noble en 1195, se supone que el 15 de agosto. Tiene 15 años cuando entra en la Orden de los Canónigos Regulares de San Agustín. Se prepara para el sacerdocio en Coimbra (Portugal), en el Monasterio de Santa Cruz. Es ordenado a la edad de 24 años, y dirigido hacia la carrera de teólogo y filósofo. Pero desea una vida religiosa más severa. La convulsión estalla cuando llegan a la iglesia de la Santa Cruz, los restos de cinco misioneros franciscanos torturados y asesinados en Marruecos
De la regla agustiniana a la regla franciscana
Fernando decide dejar a los canónigos agustinos, y seguir las huellas de Francisco de Asís, y elige llamarse Antonio, para imitar al santo anacoreta egipcio. Madura una llamada fuerte a la misión, y con este ideal parte inmediatamente para Marruecos. Pero contrae una enfermedad y se ve obligado a un reposo forzado. No puede predicar. No le queda otra que volver a Lisboa, pero una tempestad lleva la nave en que está embarcado hasta las costas de Sicilia. Antonio se cura, y en 1221 llega a Asís, donde Francisco ha convocado a todos sus hermanos. Esta es la ocasión para conocerlo en persona. Es un encuentro sencillo; Antonio fortalece su elección de seguir a Cristo en la fraternidad y “pequeñez” franciscana y es enviado a Romaña, al retiro de Montepaolo. Aquí, se dedica sobre todo a la oración, a la meditación, a la penitencia y a trabajos humildes.
Antonio predicador
En septiembre de 1222, Antonio es enviado a predicar a Forlì, aquí se revela su talento. De sus palabras emergen, la profunda cultura bíblica y la sencillez en la expresión. En La Assidua, la primera biografía de San Antonio, se cuenta: “su lengua, movida por el Espíritu Santo, se puso a razonar sobre muchos argumentos, con ponderación, en manera clara y concisa”. Desde ese momento, Antonio comienza a recorrer el norte de la península itálica, y el sur de Francia, predicando el Evangelio a gentes y pueblos generalmente confundidos por las herejías del tiempo, sin ahorrarse palabras de corrección contra la decadencia moral de algunos exponentes de la Iglesia. El año después, en Bolonia, será maestro de teología para los frailes en formación; es el propio Francisco quien le hace este encargo, en una carta que lo autoriza, recomendándole que no descuide la oración.
La elección de Padua
Por los talentos que muestra, puestos al servicio del Reino de Dios, Antonio, a la edad de 32 años, es nombrado superior de la fraternidad franciscana del norte de Italia. En este cargo, no escatima sus visitas a los numerosos conventos bajo su jurisdicción y abre nuevos conventos.
Mientras continúa predicando y arrastrando grandes multitudes, pasa muchas horas en el confesionario y se reserva momentos para retirarse en soledad. Elige vivir en Padua, en la pequeña comunidad franciscana de la Iglesia de Santa María Mater Domini, y a pesar de ausentarse por períodos breves, establece con la ciudad un fuerte ligamen, prodigándose en favor de los pobres y contra las injusticias.
Será en Padua donde escriba los Sermones, un tratado para formar a los hermanos en la predicación del Evangelio y en la enseñanza de los sacramentos, sobre todo la Penitencia y la Eucaristía. Su sermón de la Cuaresma de 1231 es considerado su testamento espiritual, en el que se debe incluir su amorosa dedicación por horas y horas a la Confesión.
Celebrada la Pascua, Antonio, que ya tiene problemas de salud y está bastante deteriorado por las fatigas, consiente retirarse por un período de convalecencia, con otros hermanos, y acepta la invitación a un retiro y meditación, en Camposampiero, a pocos kilómetros de Padua. Pide que le sea adaptado un pequeño refugio sobre un gran nogal, para pasar las jornadas en contemplación y dialogando con la gente sencilla del lugar, volviendo al retiro al anochecer.
Es aquí donde tiene la visión del Niño Jesús.
El 13 de junio, le sobreviene un malestar; comprende que su hora ha llegado y pide que le lleven a morir a Padua. Es transportado en un carro de bueyes, pero llegando a Arcella, pequeña aldea cerca de la ciudad, expira murmurando: “veo a mi Señor”. En deuda con San Agustín en el pensamiento, Antonio conjuga de forma original, mente y corazón, búsqueda de la especulación y ejercicio de la virtud, estudio y oración. Doctor de la Iglesia, en Padua le llaman simplemente “el Santo”.
Debido a milagros que realizó en vida se lo invoca para conseguir marido o novio, para encontrar objetos perdidos y es considerado el taumaturgo (hacedor de milagros) más importante de la Iglesia Católica. Ante su cuerpo yacente se registraron 500 milagros inmediatos. Es un santo popular muy venerado en el mundo católico.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4, 7-15
Hermanos:
Llevamos el tesoro en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros.
Atribulados en todo, más no aplastados; apurados, mas no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, mas no aniquilados, llevando siempre y en todas partes en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
Pues mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De este modo la muerte actúa en nosotros, y la vida en vosotros.
Pero teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por eso hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos presentará con vosotros ante él.
Pues todo esto es para vuestro bien, a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea el agradecimiento, para gloria de Dios.
Salmo de hoy
Salmo 115,10-11.15-16.17-18 R/. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza
Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!»
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos». R/.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas. R/.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 27-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído el mandamiento “no cometerás adulterio”.
Pero yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”.
Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero “gehenna”.
Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio” Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer – no hablo de unión ilegítima – la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio».
Evangelio de hoy en audio
Reflexión del Evangelio de hoy
Vasijas frágiles, fuerza de Dios
Hoy el apóstol San Pablo nos recuerda una verdad profunda y consoladora: llevamos el tesoro del Evangelio, el ministerio y la vida nueva en Cristo, en vasijas de barro. Somos frágiles, limitados, heridos, pero justamente ahí se manifiesta la fuerza de Dios. No brillamos por lo que somos, sino por lo que Él hace en nosotros.
San Pablo no idealiza la vida cristiana. Habla de luchas, presiones, pruebas, heridas, pero también de esperanza: “nos aprietan, pero no nos aplastan; nos derriban, pero no nos rematan”. La clave está en que, aunque llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, también en nosotros se manifiesta su vida.
La fidelidad empieza en el corazón
En el Evangelio Jesús nos enseña con su misericordia: “Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón…”
Jesús va al corazón. No se queda en la apariencia de lo que hacemos, sino que penetra en lo profundo de lo que deseamos, de lo que alimentamos en nuestro interior. En este Evangelio, nos invita a revisar la mirada y el corazón: dos lugares donde nacen las grandes decisiones, para el bien o para el mal.
El adulterio, para Jesús, no empieza en el acto exterior, sino en esa mirada que reduce al otro a objeto, que busca poseer en lugar de amar, que rompe la alianza del amor con deseos egoístas. Y lo mismo sucede con todo lo que destruye la fidelidad: empieza en lo que dejamos crecer en el alma.
¿Dónde está tu mirada? ¿Qué alimenta tu corazón?
Jesús no quiere que vivamos en miedo ni en perfeccionismo moral, sino en libertad. Pero una libertad que nace de un corazón unificado, limpio, centrado en el amor verdadero.
Hoy, pidamos al Espíritu Santo que purifique nuestras intenciones, que nos enseñe a mirar como Dios mira, y que renueve en nosotros la fidelidad, la dignidad y el respeto hacia el otro. Señor, haz de nuestro corazón un lugar donde tú puedas habitar. Amén
Buenos Aires, jueves 12 junio (PR/25) — El Año jubilar ordinario, inaugurado por el Papa Francisco, concluye el próximo 6 de enero de 2026; así es que, si piensas ir a Roma, toma en cuenta estos consejos para vivir ese viaje como una verdadera peregrinación
Estamos viviendo un Año Jubilar ordinario, inaugurado por el Papa Francisco, que comenzó el 24 de diciembre de 2024 y que concluirá el próximo 6 de enero de 2026.
“El Jubileo nos pide que nos pongamos en camino y que superemos algunos límites. Cuando nos movemos, de hecho, no cambiamos solo de lugar, sino que nos transformamos nosotros mismos. Por eso, es importante prepararse, planificar el trayecto y conocer la meta. En este sentido, la peregrinación que caracteriza este año empieza antes del propio viaje: su punto de partida es la decisión de hacerlo”.
Si ya te decidiste y viajarás por tu cuenta, es importante que consideres algunos consejos para que tu peregrinación sea fructífera y ¿por qué no? también placentera.
Es necesario que sepas que si un par de zapatos es cómodo para caminar 5 kilómetros, tal vez no lo sea para andar 12. Hay que ser muy conscientes de que vas a caminar mucho, por eso olvida los zapatos de vestir, los tacones o incluso las sandalias ya que desearás no haberlos llevado.
Los tenis son la mejor opción, verás que prácticamente toda la gente los usa. Procura que éstos sean amplios y muy suaves para que toleres bien todas las horas que caminarás y estarás de pie.
Además, la ropa debe ser digna, por supuesto: nada de shorts, ni faldas cortas o camisas y vestidos sin manga – seas hombre o mujer -. A la entrada de las basílicas, los guardias te harán cubrirte porque ingresarás a un lugar sagrado.
2No cargues de más
Mónica Muñoz
Seguramente piensas llevar ropa y accesorios de acuerdo con los días que durará tu peregrinación. Un muy buen consejo es que viajes ligero. Muchas cosas no se utilizan y es preferible reusar la ropa (tal vez puedas lavarla) que cargar de más.
Una maleta estorbosa será un pesado lastre, tanto si viajas por tu cuenta como si vas en una peregrinación organizada; y aunque tenga rueditas, después de dos horas de arrastrar veinte kilos contigo estarás deseando tirarla a la basura – aunque es claro que no lo harás -.
Por supuesto, debes llevar contigo tus documentos personales, tarjetas y dinero, por lo que te será muy útil una bolsa cruzada – que vaya sobre tu pecho – o una “cangurera” que puede ir debajo de tu ropa, pero nada que sea incómodo.
También considera que quizá quieras comprar recuerdos y que ocuparán espacio y peso en la maleta; por eso, menos es más en estos casos.
3Busca guarda equipajes temporales
Si no tienes más remedio que cargar tus maletas, ya sea porque debes desalojar el sitio donde te hospedes o ingresarás a él más tarde y tienes algunas horas libres, será muy práctico que localices algún lugar en donde guardar tu equipaje.
Hay muchos sitios donde puedes alquilar un locker mientras haces tus recorridos. Aquí puedes consultar el que te quede más cercano.
Es importante saber cómo trasladarse hasta las basílicas papales que tienen puerta santa: San Pedro, San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María la Mayor.
La mejor manera es comprar un boleto en las tiendas que tienen el letrero “Tabacchi” o en las máquinas expendedoras de las estaciones y usar el metro.
Hay tres líneas y los mapas marcan en qué estación hay que bajarse para llegar a las basílicas; además, las salidas indican hacia dónde debes dirigirte, pero conviene que te auxilies de un mapa o de una aplicación en tu celular porque hay que caminar algunas cuadras para llegar a ellas.
5Confiésate antes de viajar
Mónica Muñoz
Quizá esté de más esta recomendación, pero si no vas con un sacerdote que guíe la peregrinación, es mejor que acudas a confesarte en la víspera de tu viaje. Recuerda que es uno de los requisitos para ganar la indulgencia plenaria.
Pero si no puedes hacerlo, en las basílicas papales han acondicionado sitios para que los fieles puedan reconciliarse. Hay sacerdotes que dominan varios idiomas y los voluntarios te indicarán en dónde formarte.
Recuerda que después de pasar por la Puerta Santa, también hay que comulgar para ganar la indulgencia plenaria. Roma tiene innumerables iglesias, pero conviene que con anticipación localices alguna cerca de donde te hospedes para que puedas ir a Misa, comulgar y rezar por las intenciones del Papa León XIV para lucrar tu indulgencia.
Los puestos de información pueden ser de gran ayuda. Hay uno en Via della Conciliazione, 7 y está abierto de lunes a domingo, de 7.00 a 19.00 horas.
7Consulta el sitio oficial
Conviene que sepas que, en cualquier mes que viajes, habrá mucha gente; por eso, planifica lo que harás con anticipación – por ejemplo, si quieres visitar los museos vaticanos, hay que reservar con tiempo – para que no te lleves sorpresas desagradables.
Por supuesto, el hospedaje no podrás obtenerlo allá, es necesario que lo pagues antes de viajar y que compres un seguro de viajero.
Y tanto si vas por tu cuenta o en un grupo organizado, el sitio oficial del Jubileo resolverá muchas de tus dudas. Ingresa aquí.
¿Qué otros consejos añadirías? Que Dios te acompañe y que tengas una feliz peregrinación.
Buenos Aires, jueves 12 junio (PR/25) — En Bichos de Campo queremos despedir al gran cura gaucho Mamerto Menapace, que como él mismo decía, ya debe estar en “la estancia ‘La Eternidá’, donde dicen que tiene galpón y parrilla para todos”.
Así le escribió hace un año el reconocido cura gaucho de Los Toldos, el de los cuentos camperos, Mamerto Menapace, a su gran amigo y discípulo por antonomasia, el diácono permanente Tomás Penacino, del pago de Emilio V. Bunge, quien es autor, compositor y escritor costumbrista: “Me alegra recibir tu saludo por mi cumpleaños, y agradezco al Señor tu plegaria por mí. Ya van 82 (años), y presiento que se acerca la hora del examen final, como decía San Pablo, en que espero ser aprobado para llegar a la estancia La Eternidá, donde dicen que tiene galpón y parrilla para todos”.
Con 83 años, el Padre Mamerto falleció el pasado sábado 7 de Junio, dejando una obra inconmensurable y una huella profunda a seguir por todos los que amamos la cultura criolla y gauchesca de nuestra bendita Argentina. Sus restos fueron sepultados en el Monasterio Benedictino Santa María de Los Toldos, en un acto multitudinario. Penacino lo despidió en las redes escribiéndole: “Es tu (canto) rodao el que hay que seguir ahora, para no perdernos en la niebla de la mediocridad”, a quien sobresalió toda su vida por su liderazgo, su creatividad y su amor universal.
Fue el mismo Tomás quien hizo el nexo para que Bichos de Campo pudiera haber llegado al monasterio benedictino de Los Toldos con el fin de hacerle una entrevista al Padre Mamerto, en julio de 2023, que quedará para siempre en nuestro recuerdo.
Mirá la entrevista:
Menapace fue un sacerdote especial por el lado que se lo mirara, sabio, sagaz, ocurrente, lleno de humor y de amor paternal, que consolaba a todos los que buscaran en él un consejo o un consuelo. Se dice que refugió al Padre Carlos Mugica en el monasterio de Los Toldos, donde Mamerto llegó a ser abad, la máxima autoridad. Seguramente Mugica acudió con la excusa y la oportunidad de hacer un clásico retiro espiritual que los monjes ofrecían permanentemente.
Dicen que fue el último retiro espiritual del padre Mugica, ya que al regresar a su parroquia del barrio porteño de Villa Luro, poco tiempo después, un 14 de mayo de 1974, fue acribillado a balazos por un grupo paramilitar de las fuerzas de la Triple A, comandadas por el macabro José López Rega, apodado “El Brujo”.
Hasta la década de los años sesenta la Iglesia católica continuaba con una milenaria tradición de celebrar sus ritos y en especial sus misas, en la lengua latina del imperio romano. Mamerto Menapace se enroló en la línea de los curas que buscaron “inculturar” a la Iglesia en la idiosincrasia argentina eminentemente rural, criolla y gauchesca, del mate y del poncho, del folklore y de los versos camperos, como también de un pensamiento nacionalista. En esa línea estuvieron los curas Jesús Gabriel Segade, Osvaldo Catena, Alejandro Mayol, Lucio Gera, Leonardo Castelani, Julián Zini y Mamerto Menapace, por sólo mencionar a algunos.
Recordemos que era toda una época ideológica, en la que muchos curas decidieron no ser “oligarcas”, sino estar “junto a su pueblo”, por lo muchos dejaron el confort de sus parroquias urbanas y se fueron a vivir a las “villas miseria” o a trabajar a las fábricas para autoabastecerse y no vivir de la limosna.
Menapace provenía de una familia arraigada al trabajo rural en Malabrigo, al norte de la provincia de Santa Fe, donde aún algunos de sus familiares continúan con esa misma cultura. Es el caso de su primo, el ingeniero agrónomo Abel Menapace y de su hijo Leandro, como también de su otra hija, Evangelina, a quienes tuvimos la oportunidad de entrevistar.
Seguramente por eso, a Mamerto lo cautivara la orden benedictina, la cual tiene como lema “ora et labora”, “reza y trabaja”, ingresando de muy joven en el monasterio que está ubicado en las afueras de la localidad de Los Toldos, al noroeste de la provincia de Buenos Aires. donde los monjes trabajaron con un gran compromiso junto a la comunidad mapuche que allí se asienta, y además, en su tradicional tambo con elaboración de quesos suizos. En ese entorno, era común ver al corpulento cura santafesino hachar leña, muy temprano al amanecer, luego de hacer sus primeras oraciones.
En un reportaje radial, Mamerto contó por qué sus padres le pusieron ese nombre. Explicó que a su papá los médicos lo habían dado por desahuciado, pero que un cura fue a verlo y le dijo que se encomendara al cura Fray Mamerto Esquiú. Y que si se salvara por su intercesión, que luego fuera con su esposa a agradecerle a la iglesia de Catamarca, donde se halla conservado su corazón. Pues el padre empezó a mejorar y sobrevivió. Pocos años después nació quien luego sería cura, y le pusieron Mamerto, en honor a Esquiú. Sus padres no pudieron ir a agradecerle, pero sí Mamerto, ya siendo cura, pudo ir a celebrar una misa en acción de gracias por el milagro de haber salvado a su papá.
Pocos días antes de fallecer, el padre Mamerto había recibido noticias de la muerte del reconocido ex cura Carlos “Pajarito” Fernández, quien había sido un cura villero que había revolucionado a la Iglesia argentina con una impronta de optar fuertemente por los más pobres y en especial a la juventud. Para captarlos, lo hacía a través de fiestas barriales que se popularizaron con el nombre de “galpones”. Fue común el comentario, por parte de la multitud de fervientes admiradores que lo fue a despedir, que “Pajarito” ya debería estar armando sus clásicos galpones en el cielo. Pues curiosamente, Mamerto, usó el mismo término – “galpón”- para despedirse de su amigo Tomás, por lo que “seguramente ambos deben andar alborotando el Cielo, de farra en farra, con guitarras, mate y tortas fritas”, aventuró Penacino con una sonrisa.
El padre Mamerto pasó su vida anunciando su fe en Jesucristo, quien “como la semilla, muere para dar frutos”. Sin duda, este cura seguirá sembrando nuevas semillas en nuestros corazones con su testimonio y la gran obra que nos ha dejado, para que sigan naciendo nuevos frutos.
Le pedimos a Tomás Penacino que eligiera una canción para dedicarle a su admirado amigo, Mamerto Menapace, y se decidió por “Gente Necesaria”, poema de Hamlet Lima Quintana, musicalizado e interpretado por el rosarino Enrique Llopis.
La familia es nuestro primer refugio; pero también es el lugar en donde nos desenvolvemos para tener un bienestar emocional. ¿Cómo lograr ese refugio y cómo influye?
Buenos Aires, jueves 12 junio (PR/25) — La familia, como núcleo fundamental de la sociedad, tiene un impacto significativo en la formación emocional, psicológica y social de las personas. Desde la infancia hasta la adultez.
El entorno familiar actúa como el primer espacio donde se aprenden habilidades de comunicación, manejo de emociones y desarrollo de la autoestima. En este sentido, el papel de la familia ante el bienestar emocional no solo es importante, sino determinante y necesario.
La familia como fuente de afecto y seguridad
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Desde los primeros años de vida, un niño necesita sentirse protegido, aceptado y amado. La presencia de vínculos afectivos seguros contribuye al desarrollo de una autoestima sana y de la confianza en sí mismo.
Los padres y cuidadores que muestran empatía, apoyo y atención emocional ofrecen un modelo sobre cómo gestionar las emociones y cómo relacionarse con los demás.
Cuando esta base emocional se construye de forma adecuada, el individuo está mejor preparado para afrontar situaciones difíciles, formar relaciones saludables y tomar decisiones con mayor estabilidad emocional.
La influencia del ejemplo de los padres para un desarrollo seguro
Los comportamientos de los padres funcionan como modelos que los niños y adolescentes tienden a imitar. Una familia que gestiona los conflictos de forma pacífica, expresa sus emociones de manera saludable y ofrece apoyo mutuo, promueve un entorno emocionalmente equilibrado.
En contraste, hogares donde predominan los gritos, la violencia, el silencio emocional o la indiferencia, pueden generar inseguridad, ansiedad, trastornos del apego o incluso predisponer a trastornos mentales en el futuro.
Durante eventos estresantes como una pérdida, una enfermedad, una ruptura o incluso en etapas como la adolescencia, la familia puede representar un factor de protección emocional.
El acompañamiento familiar ayuda a reducir la sensación de soledad y facilita procesos de adaptación. En estos casos, el apoyo emocional familiar puede ser tan importante como la intervención profesional.
¿Cómo fomentar espacios de salud emocional y mental en la familia?
Para que una familia contribuya positivamente al bienestar emocional, es importante:
Fomentar el diálogo abierto y respetuoso.
Validar las emociones de todos los miembros, sin importar la edad.
Establecer límites saludables.
Promover tiempo de calidad juntos.
Buscar ayuda profesional cuando haya conflictos persistentes.
Cultivar un entorno familiar afectivo, respetuoso y empático es una inversión en el bienestar emocional presente y futuro de cada uno de los miembros. En tiempos donde los problemas de salud mental son cada vez más visibles, reconocer y fortalecer el papel de la familia es esencial.
Este libro es el resultado de cuatro viajes de su autora, Matilde Fierro, a la parroquia de Medjugorje, en Bosnia Herzegovina, donde se aparece la Virgen María como la Reina de la Paz desde 1981.
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