Un equipo de investigación del INTA y del Conicet evaluó la eficacia de incorporar la prueba ELISA como complemento al diagnóstico tradicional de tuberculosis bovina.
Buenos Aires, miércoles 19 noviembre (PR/25) — La tuberculosis bovina (bTB) ha sido históricamente una preocupación sanitaria para los productores lecheros. Sin embargo, una línea de investigación del Instituto de Investigación en Ciencias Agropecuarias del Litoral (IdICaL, INTA Rafaela–Conicet) en conjunto con el Instituto de Agrobiotecnología y Biología Molecular (IABIMO, INTA-CONICET), aporta evidencia concreta para dar un salto cualitativo en su control.
Incorporar la técnica ELISA al diagnóstico tradicional con tuberculina permitiría detectar animales infectados que hoy pasan inadvertidos y, con ello, reducir la persistencia del agente causal en los rodeos.
“El objetivo fue evaluar una herramienta complementaria que mejore la sensibilidad del sistema diagnóstico”, explicó Marcelo Signorini, médico veterinario del IdICaL, Conicet-INTA, responsable del estudio.
“El uso combinado de ambas pruebas —la intradérmica con ppd bovina y el ELISA para anticuerpos específicos de Mycobacterium bovis— nos permitió detectar animales que, a pesar de estar infectados, no reaccionaban a la prueba tradicional”.
Durante más de cinco años, el equipo del IdICaL llevó adelante un trabajo sistemático de muestreo en tambos de la cuenca lechera santafesina. Se aplicó la prueba de tuberculina en el pliegue caudal (CFT) y los animales con resultado negativo fueron luego evaluados mediante ELISA.
La experiencia se desarrolló en dos estrategias: una anual —con muestreos sucesivos durante tres años— y otra más intensiva, con tres ciclos aplicados consecutivamente en un mismo año.
Los resultados fueron contundentes: “En ambas estrategias observamos una reducción significativa en la proporción de animales positivos al ELISA hacia el tercer muestreo”, destacó Signorini. “Eso demuestra que, con un seguimiento continuo, es posible disminuir la circulación de M. bovis incluso en rodeos donde la enfermedad parecía controlada”.
Uno de los hallazgos más relevantes fue la caracterización de los perfiles de infección. Mientras los animales positivos a la tuberculina suelen ser más jóvenes —en promedio, con dos lactancias—, los que reaccionaron al ELISA correspondieron a vacas más longevas, de tres o más lactancias.
Este comportamiento inmunológico —según explican los investigadores— está relacionado a la evolución natural de la respuesta inmune frente a la infección: a medida que progresa la enfermedad, el organismo pasa de una respuesta celular a una humoral, detectable solo mediante la prueba serológica.
“El diagnóstico clásico por tuberculina es muy específico, pero puede pasar por alto animales en etapas avanzadas de la infección”, precisó Signorini. “Con el ELISA logramos cubrir ese vacío y evitar que esos individuos actúen como reservorios dentro del rodeo”.
El programa nacional de erradicación de tuberculosis bovina, que se basa en la detección mediante CFT y el sacrificio de animales positivos, mostró avances sostenidos.
Sin embargo, la persistencia de casos en algunos establecimientos generaba dudas sobre la posibilidad real de erradicar la enfermedad. Este trabajo del INTA aporta una herramienta práctica, respaldada por evidencia científica local, para fortalecer el sistema y acelerar su impacto.
Ambas estrategias de diagnóstico —ya sea con muestreos anuales o más frecuentes— demostraron ser efectivas para reducir tanto los casos positivos a CFT como a ELISA. Pero el éxito —remarcan los técnicos— depende también de las prácticas de manejo del establecimiento.
“Es fundamental acompañar el control sanitario con medidas de bioseguridad, trazabilidad y aislamiento de animales nuevos o sospechosos”, subrayó el especialista. “Cada tambo tiene dinámicas propias y eso influye en la efectividad de cualquier programa sanitario”.
El aporte del INTA Rafaela se inserta en un contexto donde la sanidad animal es una pieza clave para la competitividad del sector lácteo argentino. La incorporación de nuevas herramientas diagnósticas no solo mejora la salud del rodeo, sino que también fortalece la calidad e inocuidad de la producción.
“Estamos convencidos de que la erradicación de la tuberculosis bovina no es una utopía”, afirmó Signorini. “El desafío es seguir perfeccionando las estrategias y trabajar junto a los productores en la aplicación coordinada de estas tecnologías”.
Buenos Aires, martes 18 noviembre (PR/25) — Durante el reciente Congreso Veterinario Latinoamericano, organizado por la distribuidora Drovet en Rosario, los profesionales Adrián Lifschitz y Candela Cantón presentaron un análisis profundo sobre el resurgimiento de la sarna bovina, una enfermedad que calificaron como «el retorno de un viejo enemigo».
La sarna, una enfermedad parasitaria cuyo ciclo de vida ocurre completamente sobre el animal en un promedio de 10 a 12 días, ha vuelto a ser una enfermedad endémica estacional en los sistemas productivos.
Los especialistas recordaron que si bien se estudiaba en la facultad, no se registraban casos significativos en el campo hasta aproximadamente el año 2015, momento a partir del cual se empezó a ver lo que resultó ser solo «la punta del iceberg».
Lifschitz y Cantón alertaron sobre el curso clínico severo de la sarna y las importantes pérdidas productivas que genera, las cuales pueden oscilar entre 10 y 50 kilos por animal, dependiendo del grado de afectación y la explotación. Se enfatizó que el impacto productivo de la sarna supera al causado por los parásitos gastrointestinales.
Un punto de atención es que la sarna, que tradicionalmente concentra la mayoría de sus casos en invierno, mostró un cambio de patrón este año, registrándose muchos casos clínicos incluso en verano.
El principal modo de contagio es el contacto entre los animales, aunque es vital considerar que los ácaros también tienen la capacidad de sobrevivir fuera del huésped entre 14 y 18 días, según se advirtió.
Los expertos abordaron las fallas en el control de la enfermedad, citando reportes empíricos de que la Ivermectina estaba fallando. Hoy, en muchos casos, está estandarizado que las lactonas macrocíclicas inyectables, que han sido el tratamiento más utilizado en los últimos años, no están funcionando en algunos establecimientos.
Los tratamientos
Para lograr un control exitoso, es indispensable combinar el tratamiento farmacológico con la bioseguridad, un aspecto a menudo descuidado en la producción bovina. Las medidas incluyen el control de la entrada de animales, el establecimiento de cuarentenas y el control de las instalaciones.
En el manejo terapéutico, se destacó que al usar cualquier fármaco, es necesario darle la «mejor oportunidad para que actúe». Esto implica el cálculo correcto de la dosis y la fundamental obligación de tratar a la totalidad de la tropa, evitando la subdosificación. Todavía se escucha que solo se trata a los animales que están visiblemente afectados o «picados».
Es imprescindible no mezclar los animales del lote tratado con animales sanos hasta que se esté seguro de que el tratamiento ha funcionado. Esto se debe a que la lactona necesita al menos 14 a 20 días de acción para que el animal se cure.
Un punto a favor en el diagnóstico es que la extracción de una muestra de sangre se correlaciona muy bien con lo que está pasando en la piel. Esta herramienta resulta muy útil para los veterinarios, ya que la muestra refleja la situación de la piel, que es donde se encuentra el ácaro.
Así lo señaló el consultor Víctor Tonelli durante su presentación en el 4º Congreso Federal Ganadero desarrollado en Rosario“. Estamos iniciando un proceso que nos va a lleva a momentos extraordinariamente buenos, que no vivimos en el pasado”, resaltó.
Durante el panel “La revancha de la ganadería” Tonelli resaltó que el sector está frente a “la nueva era de la ganadería”. En ese sentido, apuntó: “Lo que nos parece que es un boom recién está empezando y queda mucho por construir y mucho por disfrutar “.
El consultor habló sobre a qué ponerle foco para convertir esta realidad en oportunidad. “En el escenario internacional, el gobierno ha generado el punto más importante de todo lo que ha hecho, prohibiendo prohibir exportaciones. Eso hace que empecemos a tomar vuelo y entender que podemos ser parte de lo que está pasando en el escenario internacional”, señaló.
Tonelli reseñó que “la demanda internacional está creciendo significativamente, por consumidores que habitualmente no compraban carne vacuna como Asia, Medio Oriente y norte de África”. Apuntó que “esa enorme región” que excede los 3.500 millones de habitantes, hace 20 años atrás representaba el 23% del comercio mundial o importación de carne de todo origen y a 2024 representaba el 64% de las exportaciones de toda carne del mundo, y al cierre del 2025 será aún más. “Ahí vemos la enorme oportunidad que tenemos para crecer”, resaltó.
El segundo factor, dijo, “después de estar bajo la sombra de los multiprocesados vegetales” de pronto los jóvenes han descubierto que las proteínas animales son buenas”. Habló no solamente de la carne, sino también de los huevos. Pero esto no viene solo, ya que “los jóvenes tienen una responsabilidad social” como no había en el pasado y prestan especial atención al bienestar animal, trabajo infantil, pueblos originarios, medioambiente, a temas que le definen su decisión de compra, relató.
“Quieren saber cómo la produjiste y premiar la responsabilidad social. Los datos que se generen para poder decir carne libre de deforestación, implica trazabilidad, geolocalización. Quieren comer proteína animal pero no cualquier cosa, certera y auditable”, subrayó Tonelli ante el atento auditorio.
El consultor resaltó que “China es la locomotora de compra” pero agregó que hay oportunidad para crecer en mercados donde Argentina prácticamente no tiene exportación, o representa menos del 1%, como son Corea, Japón, Vietnam, Indonesia, Malasia, Filipinas, Arabia Saudita.
Precios sin techo
Respecto a los precios, Tonelli dijo que octubre registró “niveles extraordinarios” y resaltó que hace 20 meses que vienen subiendo de manera permanente. Pero hay más. “Si creen que en octubre tocó techo los desafíos a ver noviembre. Todavía no sabemos cuál es el techo. En valores constantes octubre es el mes más alto en los últimos 35 años. Esto no es un boom, es un cambio absoluto con la tendencia que está en el mundo”, precisó.
A modo de ejemplo, contó que China consumía 4 kilos por habitantes por año, ahora 8 kilos por habitantes por año. “Creen que China llegó al techo, ni se lo imaginan. La pregunta es quién los va a proveer”, disparó y rápidamente contestó: “Vamos a estar ahí”.
Además, habló de la situación en Estados Unidos y mencionó que el país de mayor volumen de producción del mundo está con el stock más bajo de los últimos 74 años. Estados Unidos duplicó las importaciones de años precedentes, es el segundo país importador del mundo.
“Lo que está pasando en el mundo es para entender, estamos iniciando un proceso que nos va a llevar a momentos extraordinariamente buenos, que no vivimos en el pasado”, subrayo Tonelli.
Sobre el escenario 2025, apuntó que se trata de un año bisagra a nivel de políticas públicas con cambios en la macroeconomía, volatilidad por escenarios electorales con bajo efecto en la ganadería. La quita de restricciones a las exportaciones cambió el enfoque del negocio.
Ahora, consideró, en espera que baje a la micro, que el crédito comience a fluir a tasas competitivas y plazos adecuados para la actividad. “Aparecieron pero a cupos muy chiquititos. Eso frena el inicio del proceso de recuperación de stock. Va a llegar, en marzo, va a ocurrir y cuando ocurra se clava la oferta y la primera víctima es el precio, para el consumidor, para nosotros es un activo. Creo que podemos estar faenando un millón de cabezas menos. Mitigada por un mayor peso de faena que no dudo que va a ocurrir, 250 kilos de res estimo. Serán 200 mil toneladas menos. Un montón. Esperen un 2026 y 2027, los procesos son largos, en donde todo se recompone, modelo, estrategias, cadena forrajera, cambio de genética, pesos finales, recría. Por lo menos llevará dos años para empezar a ver resultados.
Dos años donde la oferta correrá detrás de la demanda y los precios van a ser para comer pocholo”, resaltó al tiempo que destacó la importancia de las exportaciones para el futuro del sector ganadero argentino.
Buenos Aires, viernes 14 noviembre (PR/25) — La ganadería argentina enfrenta desde hace más de una década una serie de problemas estructurales que han limitado su expansión y la capacidad de capitalizar las ventajas comparativas del país. El stock bovino —capital productivo de la actividad— nunca logró recuperar el nivel que detentaba quince años atrás, previo a la gran liquidación de vientres ocurrida entre 2008 y 2010 tras la intervención oficial sobre los mercados de exportación.
*Por aquel entonces se restringió la exportación de carne vacuna para que más producción se vuelque al mercado interno y bajen los precios para los consumidores locales. Una pésima idea que resultó sumamente costosa para la actividad ganadera en términos de desaliento a la inversión y a la producción. Las existencias bovinas pasaron de 58,8 millones de cabezas a fines del 2007 a 48,8 millones a fines de 2010, una pérdida de 10 millones de cabezas de ganado por efecto de esta mala praxis. Las existencias fueron recuperando en años subsiguientes, pero nunca lograron retornar a los niveles previos (en 2024, por caso, fueron de 51,6 millones).
Las restricciones al negocio ganadero orientadas a contener los precios internos al consumidor, la falta de crédito adecuado a los plazos biológicos de la producción bovina, la escasez de recursos humanos en áreas rurales para una actividad intensiva en mano de obra y una rentabilidad relativa persistentemente inferior a la agrícola —sin mencionar la volatilidad macroeconómica y la falta de previsibilidad de las reglas de juego— son solo algunos de los factores que explican este fenómeno.
El presente muestra un cambio incipiente de escenario. Desde el inicio de su gestión, el Gobierno actual ha dado señales positivas al sector que contrastan claramente con etapas previas de intervencionismo. Entre ellas se destacan la eliminación de los derechos de exportación para vacas destinadas a exportación, la reducción de alícuotas para otros subproductos del complejo ganadero, la simplificación de trámites sanitarios y comerciales para frigoríficos exportadores y la apertura de negociaciones para ampliar destinos de exportación.
A la orientación promercado de las reformas y a la decisión política de avanzar hacia una arena de negocios más amigable con el sector privado en materia regulatoria, se suma un contexto favorable de precios, tanto en el frente externo como en el plano doméstico.
A continuación se presenta, en primer lugar, la evolución reciente de las exportaciones de carne vacuna en 2025 y las posibles implicancias de la decisión del Gobierno de Estados Unidos de cuadruplicar la cuota arancelaria preferencial para carne argentina (de 20.000 a 80.000 toneladas peso producto). Luego, se describe la situación del mercado interno en materia de precios de la hacienda en pie. Finalmente, se discute de qué manera el contexto actual podría incidir en el ciclo ganadero y cuáles son las condiciones necesarias para que la ganadería argentina ingrese en una fase de expansión sostenida: ¿alcanzan buenos precios?
El frente externo
Entre enero y septiembre de 2025, las exportaciones argentinas de carne vacuna y subproductos (carne con o sin hueso, enfriada o congelada, menudencias y huesos del desposte) acumularon un total de 572 mil toneladas (peso producto) y USD 2.826 millones, un 11% menos volumen y 17% más valor que en el mismo período del año pasado, respectivamente.
La dinámica negativa de los volúmenes se explica fundamentalmente por el retroceso en las ventas de carne deshuesada (-14% i.a), el más importante dentro de las exportaciones cárnicas (65-70% del total, aproximadamente), aunque también retrocedieron las menudencias (-15%), en tanto que las ventas de huesos* del desposte y carne con hueso se mantuvieron relativamente al mismo nivel. Afortunadamente, el precio promedio ponderado al que se vendieron estos productos mejoró 32% interanual y más que compensó la caída en términos del valor exportado.
* En el período 2002-2021, INDEC distinguía entre exportaciones de carne con hueso (carne fresca o congelada – en reses o medias reses, cuartos traseros / delanteros, cortes / trozos sin deshuesar) y huesos del desposte (posiciones 02012090 y 02022090, “los demás”). En 2021 la carne con hueso representaba el 1% del volumen total exportado por el sector, mientras que los huesos en torno al 15%. A partir de 2022 ambas categorías se unificaron en las posiciones 02012090 y 02022090 (“los demás”) a la que en este trabajo se refiere como “huesos y carne c/hueso”, pero que se trata fundamentalmente de envíos de huesos.
En perspectiva, los volúmenes de enero – septiembre 2025 resultan 5% inferiores al promedio de los últimos cinco años para los mismos meses, en tanto que los valores un 6% mayores. Sin embargo, si se mira la dinámica mensual, el año fue mejorando paulatinamente. Ambos guarismos se encontraban por debajo del promedio 2019-24 hasta el mes de mayo, pero pasaron a posicionarse entre los valores más altos del período a partir de entonces (junio – septiembre): un 13-17% por encima del promedio los volúmenes y un 17-25% los valores. En valores constantes, los registros de los dos últimos meses (agosto – septiembre) constituyen máximos históricos para estas fechas.
Países destino y ampliación de la cuota preferencial a Estados Unidos
Las exportaciones de carne vacuna argentina se encuentran fuertemente concentradas en el mercado chino. Entre enero y septiembre de 2025, China absorbió el 65,6% de las cantidades exportadas, lo que equivale a unas 375 mil toneladas peso producto. Muy por detrás se ubicaron Israel con 7,2% (41 mil ton), Estados Unidos con 5,2% (29,5 mil ton) y Rusia con 4,3% (24,7 mil ton). Luego aparecen Alemania, Países Bajos y Chile, con participaciones individuales de entre 2,7% y 3,3% del total, y finalmente Perú, Brasil e Italia, cada uno con menos del 1%.
Nótese que este top-ten de países concentró el 94,4% de los envíos, en tanto que el 5,8% restante se repartió entre un número amplio de mercados con menor incidencia. Esta configuración se viene repitiendo en los últimos años, particularmente desde 2019 con la consolidación de China como principal destino. Sin embargo, dado que los cortes enviados y su valoración internacional difieren entre mercados, el ranking por valor exportado no se corresponde exactamente con el de cantidades.
China, por ejemplo, con el 65,6% de los volúmenes, explicó solo el 48,6% del valor total. Algo similar ocurre con Rusia, que con el 4,3% de los envíos representó solo el 1,8% del valor. En cambio, Israel, Alemania, Estados Unidos y Países Bajos demandan cortes de mayor calidad o con certificaciones específicas, por lo que su participación en el valor exportado resulta proporcionalmente mayor que en el volumen.
En este contexto, la reciente decisión del Gobierno de Estados Unidos de cuadruplicar la cuota arancelaria preferencial para la carne argentina —de 20.000 a 80.000 toneladas peso producto— abre una ventana estratégica para reposicionar el producto nacional en un mercado de alto valor y avanzar en la diversificación de destinos.
En el escenario más favorable, si Argentina lograra colocar la totalidad de la cuota, Estados Unidos podría pasar a ser el segundo destino más relevante luego de China, desplazando a Israel (35–40 mil toneladas anuales). El impacto sería especialmente significativo en términos de valor exportado, y será mayor en la medida en que el incremento de envíos hacia Estados Unidos implique una expansión del total exportado y no solo una reasignación desde otros mercados.
Es importante destacar que la cuota argentina —aun ampliada a 80 mil toneladas— resulta marginal frente al tamaño del mercado norteamericano. Para tener referencia, en 2024, Estados Unidos importó alrededor de 1,52 millones de toneladas y Argentina representó tan solo el 2% de ese total con alrededor de 32 mil toneladas (posiciones HS 0201/0202 – carne fresca/congelada). El principal proveedor fue Australia con 475 mil toneladas (31% del total) y el segundo Canadá con 345 mil (23%). Unos escalones por debajo se ubicaron Brasil y Nueva Zelanda con 194 y 182 mil toneladas (13% y 12%, respectivamente) y finalmente México (116 mil – 8%), Uruguay (90 mil – 6%) y Nicaragua (53 mil – 4%). El 2% restante se explicó por un conjunto más numeroso de países con menor participación individual.
Vale la pena señalar que la estructura de proveedores de carne bovina de EE. UU. no depende solo de la relación precio-calidad que pueda ofrecer cada país, sino de un entramado de acuerdos comerciales, contingentes y aranceles diferenciados.
Existen básicamente dos vías de acceso al mercado estadounidense de carne bovina: las cuotas específicas por país —con arancel cero o muy bajo dentro del cupo y una tasa del 26,4% fuera de él— y el cupo global de aproximadamente 65 mil toneladas para aquellos países sin acuerdos preferenciales propios (cupo global “otros países”).
La excepción a esta regla son los países miembros del T-MEC (Tratado México–Estados Unidos–Canadá), que pueden ingresar carne libre de arancel y sin cupos, contando con una ventaja estructural importante frente al resto de los competidores.
Otros proveedores como Australia y Nueva Zelanda poseen cuotas preferenciales de gran magnitud, en el orden de las 450 mil y 215 mil toneladas, respectivamente. En tanto que el acceso para los países sudamericanos es algo más restrictivo. Argentina y Uruguay tienen una cuota de 20 mil toneladas cada uno; mientras que Brasil no dispone de acuerdo preferencial específico y opera buena parte de sus ventas a través del contingente global de “otros países”.
Un aspecto importante a tener en cuenta es que, una vez agotada la cuota preferencial específica, un país puede continuar exportando por dos vías: ingresando el producto fuera de cuota y pagando el arancel pleno del 26,4% (opción que suele resultar poco competitiva), o bien accediendo al contingente global de “otros países” para mantener el arancel preferencial, siempre que aún exista disponibilidad dentro de ese cupo, que se asigna bajo la lógica de “orden de llegada”.
Esta segunda alternativa, sin embargo, se encuentra actualmente muy condicionada por la presencia de Brasil, que al no contar con un acuerdo específico y operar volúmenes muy elevados en el mercado (194 mil toneladas en 2024), agota rápidamente el cupo global de 65 mil toneladas. Esto no solo implica que buena parte de sus exportaciones termina ingresando con el arancel del 26,4%, sino que también limita la posibilidad de que países como Argentina y Uruguay utilicen ese canal una vez que completan su propia cuota preferencial.
En este sentido, la ampliación de la cuota argentina a 80 mil toneladas libres de arancel permitiría superar esta restricción, garantizando un mayor acceso estable al mercado estadounidense y otorgando a Argentina una ventaja relativa frente a Uruguay, que debería seguir compitiendo en un esquema más ajustado.
El mercado doméstico
En el mercado doméstico se vienen observando buenos precios para la hacienda en pie con destino faena en el mercado de Cañuelas, así como también para los animales livianos (terneros y terneras) en los remates de feria, tanto en pesos como en dólares constantes.
El precio promedio ponderado de la faena nacional —obtenido a partir de los precios de cada categoría en Cañuelas y su incidencia en el total de cabezas faenadas a nivel nacional— alcanzó en octubre los $3.171 por kilo vivo. En pesos actualizados a valores del último mes, este nivel se ubica 30% por encima de octubre de 2024, casi 18% por encima del promedio de los últimos quince octubres y 15% por encima del promedio mensual del período 2010-2024.
El incremento interanual fue homogéneo entre categorías de faena más livianas (novillitos y vaquillonas) y pesadas (novillos, vacas y toros), todas aumentaron entre 30-32 puntos por encima de la inflación el último año. Además, en una comparación de más largo plazo (oct-10 / oct-24), todas las categorías se encuentran hoy un 15-22% por encima de su media histórica para este mes. En perspectiva, octubre 2025 fue el tercer mejor octubre de los últimos quince años, solo en 2010 y 2011 se observaron valores levemente superiores a los actuales.
Medido en dólares constantes (pesos convertidos al tipo de cambio oficial y deflactados por inflación de EE.UU. al último mes), el precio promedio ponderado de la faena nacional alcanzó en octubre los USD 2,21 por kilo vivo. Este nivel se ubica 20% por encima del registrado un año atrás (oct-24), 1,2% por encima del promedio de los últimos quince octubres y apenas 0,5% por encima del promedio mensual del período 2010-2024.
Finalmente, el precio de los terneros de 160–180 kilos —producto final típico de los sistemas de cría bovina— promedió $4.661 por kilo vivo en octubre en los remates de feria, registrando un aumento real del 33% interanual y ubicándose 21% por encima del promedio de los últimos quince octubres en términos reales. Medido en dólares constantes, el valor se ubicó en USD 3,25 por kilo vivo, un 20% por encima del nivel de un año atrás y 5,4% por encima del promedio de los últimos quince octubres.
En síntesis, medidos en pesos constantes, los valores actuales de la hacienda son muy buenos con relación al pasado: octubre 2025 fue el tercer mejor octubre de los últimos quince años en Cañuelas, con valores 15-22% de la media según la categoría. En moneda dura, la hacienda se encareció durante todo 2024 y alcanzó valores máximos en marzo de este año, pero a partir de allí comenzó a mermar y actualmente se ubica en valores más próximos a la media histórica, levemente por encima.
Pasando en limpio
En el frente externo se observan precios firmes para la carne vacuna a nivel internacional, con valores para la argentina que se aproximan a los máximos alcanzados en 2022. China continúa siendo el principal destino en volumen, concentrando alrededor del 65% de los embarques y el 50% del valor total exportado en lo que va de 2025. La reciente decisión del Gobierno de Estados Unidos de cuadruplicar la cuota arancelaria preferencial para carne argentina —de 20.000 a 80.000 toneladas peso producto— abre una ventana estratégica para reposicionar el producto nacional en un mercado de alto valor y diversificar destinos, aunque todavía restan “detalles”.
En el plano doméstico, los mejores precios de la hacienda en pie constituyen señales alentadoras para que el productor vuelva a considerar la retención de vientres y se recomponga el capital de la actividad. No obstante, la faena de hembras aún no evidencia una tendencia firme hacia la retención, lo que sugiere que el cambio de ciclo todavía no está confirmado. Es muy probable que, tras larga data de represión productiva, la ganadería argentina requiera más que buenos precios para iniciar una fase de expansión sostenida.
El 31 de octubre venció el plazo de la eliminación transitoria de los derechos de exportación a la carne vacuna que el Gobierno había dispuesto el pasado 24 de septiembre. El objetivo de esta medida fue inducir a los exportadores a anticipar divisas. Este tipo de decisiones cortoplacistas tienden a ser poco efectivas y deberían evitarse en el futuro, en favor de mecanismos más previsibles y estables en el tiempo que tiendan a mejorar las condiciones estructurales de competitividad del sector.
En este sentido, la profundización de las medidas promercado iniciadas por el gobierno en materia arancelaria y regulatoria -particularmente el avance definitivo hacia la eliminación permanente de los derechos de exportación-, la aparición de instrumentos financieros acordes a los plazos biológicos de la actividad y la superación del cuello de botella laboral que atraviesa el sector constituyen condiciones sine qua non para que la ganadería argentina pueda finalmente despegar.
Fuente: Franco Artusso y Valentino Costamagna/Responsables de la sección Agroindustrial. Fundación Mediterránea
Para alcanzar la eficiencia conviene tener en cuenta algunas herramientas disponibles como el manejo de los lotes mediante el parcelado con cercos eléctricos.
Buenos Aires, 14 de noviembre (PR/25) .- «Se trata de tener un manejo sistémico y conceptual de las parcelas que lleva tiempo, desde nuestra óptica en el manejo. El ganadero debe disponer, todos los días de un tiempo para ocuparse en forma personal de la labor en su establecimiento», explicó Pablo Echeverry, productor ganadero de San Salvador, Entre Ríos, durante la Jornada a Campo que organizó el IPCVA en el establecimiento La Lucrecia.
«Trabajamos con 200 vacas en 30 hectáreas divididas en parcelas de media hectárea cada una, donde el ganado se traslada todos los días. De esa manera optimizamos el recurso pasto, basado en el sistema voisin, maximizando el uso del forraje sin estropearlo», detalló.
Para el parcelado del campo, una de las recomendaciones que dejó Echeverry es utilizar el sistema de electrificadores móviles para armar las parcelas con el pasto que van a consumir las vacas. Otro aporte que dejó Echeverry es que «al armar las parcelas es recomendable hacer un callejón de unos 10 ó 15 metros hasta la aguada, porque de esta manera puedo tener la información de la cantidad de días que me quedan con pasto disponible en cada parcela».
«Si me falta pasto y no llueve, con las vaquillonas hago un destete precoz y reduzco la ración, porque baja en un 50% el requerimiento de los animales. Procedo a encerrar a los terneros y si a los 40 días no llovió, dejo a las vacas sin comer cuatro días y no dos en la parcela, le bajo el requerimiento. Y si todavía no llovió, que aguanten ocho días con menos comida y si sigue la seca, vendo las vacas antes que se mueran«, explicó el productor.
Para comparar los determinantes de rentabilidad Echeverry trajo dos ejemplos, uno de un campo ganadero extensivo y otro de un campo ganadero intensivo.
En el primer caso «la carga animal por hectárea en Pellegrini, es de una vaca y media, mientras que en el campo nuestro, con ganadería intensiva, la carga animal es de tres cabezas por hectárea», explicó.
«En el campo extensivo la preñez es de 93%, 3% de pérdida al tacto, con terneros de 200 kilos al destete, mientras que en nuestro campo intensivo tenemos 7% al tacto de destete, con 25 kilos menos y 6 puntos menos de preñez. En el caso de los extensivos, el animal selecciona el pasto, mientras que en la práctica intensiva , al agrupar las vacas, se comen todo, sin diferenciar el pasto».
«En resumen, tenemos un costo fijo de 5 kilos de ternero por vaca, después vendemos 29 vacas vacías por el equivalente a 190 kilos de ternero. El resultado es que por 115 vacas tengo un equivalente a 21.850 kilos de terneros,. Pero a la hora de comprar vacas preñadas para reponer me da 33.350 kg de terneros para reponer 115 vacas preñadas. En el primer ejemplo, el campo produce 49.800 kilos de terneros y el otro produce 70.375 kilos de terneros», concluyó.
Rosario, jueves 13 noviembre (PR/25) — La reciente suba en los precios de la hacienda gorda permitirá recomponer, en el corto plazo, los márgenes del engorde, un eslabón clave para la provisión de carne que desde hace meses viene afrontando serias complicaciones en términos de rentabilidad.
Los últimos datos publicados por la Cámara Argentina de Feedlot, a comienzos de octubre, ya alertaban sobre esta situación. Su cálculo, que toma como referencia una operación de engorde tradicional —en la que el ternero ingresa con 180 kilos y, tras 130 días bajo un sistema intensivo a base de grano, sale como gordo con un peso final de 320 kilos—, arrojaba una pérdida bruta superior a los $80.000 por animal. Si a esto se suma el costo financiero asociado a los diferentes plazos comerciales tanto de la compra como de la venta, el desfasaje alcanza más de $195.000 por animal terminado.
Lo cierto es que parte de este deterioro en los márgenes se encuentra intrínsecamente asociado al componente estacional que habitualmente caracteriza la relación entre el precio de venta del gordo y el costo de reposición del ternero en esta época del año. Mientras la invernada tiende a valorizarse a medida que su oferta se reduce, el precio del gordo, por su parte, se ve presionado por una mayor cantidad de animales que ingresan al mercado durante los últimos meses del año.
No obstante, al analizar en retrospectiva ambas series — es decir, la relación de compra-venta y la serie de margen bruto de la actividad, medida en moneda constante— se observa que, a pesar de lo encarecida que se presenta actualmente la relación ternero-gordo (que para octubre se ubica en 1,34 frente a un promedio histórico de 1,25 para ese mismo mes), la situación actual en términos de margen bruto resulta menos desfavorable que la registrada en los últimos dos años.
Esto se debe a que, aun con una relación de reposición relativamente elevada, los buenos valores que muestra hoy la hacienda permiten una mejor absorción de los costos fijos de la operación.
En efecto, medido en moneda constante, el valor de referencia para el ternero ROSGAN —que en octubre alcanzó los $4.536,91— resulta más de un 40% superior al promedio de los últimos 15 años. Del mismo modo ocurre con los precios del novillo y del novillito, cuyos promedios generales exhiben una mejora real de más del 30% y 25%, respectivamente.
En este sentido, la suba que experimentaron las cotizaciones de la hacienda gorda durante la última semana, con incrementos que en el caso del novillo y del novillito llegaron a superar el 10% semanal, sin dudas contribuirá a mejorar de forma inmediata el diferencial frente a la reposición, aunque su efecto probablemente resulte de corta duración.
Más allá de la escasez estacional que presenta la oferta de terneros en esta época del año, persiste una escasez estructural que difícilmente logre revertirse con el inicio de la nueva zafra.
La cantidad de terneros logrados prácticamente no ha crecido en los últimos diez años. El año pasado se contabilizaron unos 14,6 millones de terneros y terneras dentro del stock oficial, la misma cifra que un año atrás, aunque obtenida con un menor número de vientres.
Este año, la performance muy probablemente se repita o incluso mejore levemente. Según el stock, se sabe que el número inicial de vacas ha disminuido: al 31 de diciembre de 2024 se registraron 22,08 millones de vacas, frente a los 22,4 millones del año previo. Sobre esta base, es factible que se observe una mejora en los índices de parición; sin embargo, el salto cuantitativo que podría esperarse de un año a otro difícilmente aporte un incremento significativo en la cantidad de terneros logrados.
Por cada punto de mejora en la relación ternero/vaca, con este número de vientres se obtendrían aproximadamente 200 mil terneros adicionales. Así, con una mejora de tres puntos porcentuales recién se alcanzarían nuevamente los 15 millones de terneros logrados en 2022, aunque sin evidenciar un crecimiento sustancial.
A la fecha, los datos de animales en stock reportados por los feedlots muestran una mayor cantidad (+9%) de novillitos y vaquillonas en los corrales en relación con lo informado el año pasado a esta misma fecha. Sin embargo, también se observa un 14% menos de terneros/as en stock, lo que evidencia la escasez que presenta actualmente el mercado de reposición.
A su vez, estos mismos datos reflejan una menor cantidad de novillos en sistemas de engorde a corral (–7% interanual). Por lo tanto, al estar esta categoría traccionada por la fuerte demanda del mercado de exportación, es esperable que el sistema tienda naturalmente a retener una parte importante de los novillitos que hoy se encuentran tanto en los campos de recría como en los corrales, reduciendo temporalmente la oferta de hacienda terminada.
Esta conjunción de escasez de oferta y firmeza de la demanda no hace más que configurar una dinámica virtuosa para los precios de la hacienda local, en el marco de un contexto igualmente favorable en el plano internacional.