Buenos Aires, miércoles 23 abril (PR/25) — La Iglesia en América Latina lamenta la muerte de Francisco, el Papa de la misericordia, ocurrida este 21 de abril, lunes de Pascua, recordando los diversos viajes que hizo al continente de la esperanza y animando a los fieles a rezar por su eterno descanso.
“Damos gracias a Dios por la vida, el ministerio y el testimonio de fe de quien supo guiar a la Iglesia universal con humildad, firmeza evangélica y amor incondicional por los pobres, los descartados y los que sufren”, manifestaron los obispos de Argentina en un comunicado.
“Lo despedimos con emoción filial y encomendamos su descanso eterno al Padre de la Vida. Invitamos a todas las comunidades a celebrar la Eucaristía en su memoria, dando gracias por su vida entregada al servicio del Evangelio”, añadieron.
“María, Nuestra Señora de Luján, lo reciba en su corazón de Madre”, concluyeron.
“Como Iglesia en Colombia, llevamos en el corazón su especial cariño por nuestro país. Recordamos con gratitud su visita apostólica entre el 6 y el 10 de septiembre de 2017; su cercanía con nuestro pueblo, y su firme llamado a la paz y la reconciliación. Sus palabras aún resuenan entre nosotros y nos seguirán guiando”, afirman los obispos colombianos en un comunicado.
“Hoy, conmovidos, encomendamos su descanso al Padre de la vida e invitamos a todas las comunidades a celebrar la eucaristía en su memoria. Gracias Papa Francisco. Gracias por enseñarnos a vivir con alegría el Evangelio, por mostrarnos el camino de una Iglesia humilde y samaritana”, concluyen.
Los obispos de Ecuador recuerdan a Francisco como “el Papa de la Misericordia y la Ternura. En primera persona, el Papa Francisco ha sentido el latido de la misericordia de Dios. Su lema episcopal y papal fue “Miserando atque eligendo” que podría traducirse como ”Lo miró con misericordia y lo eligió”. Esta certeza fue el inicio de su vocación, discipulado y misión como cristiano y obispo”.
“Desde el primer día como sucesor de Pedro no dejó de enseñarnos que la misericordia de Dios triunfa siempre y derrumba todo muro de indiferencia, de exclusión y de violencia”, subrayan.
“En el 2015, su visita pastoral al Ecuador ha quedado grabada en nuestras retinas y en nuestro corazón. Nos recordó que el Corazón de Jesús está en el centro del mundo. Aquí nos reveló el tesoro de su corazón: Cristo, la Iglesia y los pobres”, destacan.
Desde Uruguay los obispos invitan “a orar por su eterno descanso en las misas que se celebren a partir de hoy” e indicaron que se unirán el miércoles 23 de abril para una Misa de sufragio por el Papa Francisco, en la Catedral de Montevideo a las 17:00 (hora local).
La conferencia episcopal peruana, unida “a todo el pueblo católico, expresa su profunda tristeza, pero marcada por la esperanza y la fe, que siempre el Papa Francisco nos compartió y enseñó”.
“Nuestro Perú recuerda con cariño, lealtad y gratitud, su visita en el 2018, que recorrió Puerto Maldonado, Trujillo y Lima. Su presencia, recibida por una multitud de fieles, confirmó nuestra fe, reafirmó nuestra preocupación por los más humildes, inocentes y vulnerables, y reavivó el fuego de nuestra esperanza”, agregan.
Los obispos de Chile resaltan a su turno que el Papa Francisco “nos invitó a salir e ir al encuentro, a construir puentes y no muros. Su voz profética resonó en las periferias del mundo y su testimonio de sencillez, alegría y compasión permanecerá en la memoria de la Iglesia y la humanidad”.
“Los obispos de Chile, junto al Pueblo de Dios que peregrina en nuestra tierra -a quienes Francisco acompañó especialmente no solo con su visita [en 2018], cartas e interés que volviéramos a ser una Iglesia más sinodal, profética y esperanzadora- elevamos una oración agradecida por la vida y ministerio del Papa Francisco”.
“Desde México, en comunión con toda la Iglesia, elevamos nuestras oraciones por su eterno descanso en la certeza de que el Señor, a quien sirvió con fidelidad hasta el último aliento, lo ha recibido en su Reino como siervo bueno y fiel, permitiéndole cruzar el umbral de la esperanza que vivió”, afirman los obispos de tierras guadalupanas.
Además de alentar a los fieles a rezar por el Papa Francisco, los prelados piden que “hoy lunes 21 de abril, a las 13:00 horas, repicar las campanas de todos los templos de México y cerrar la Octava de pascua celebrando una Eucaristía solemne en el Domingo de la misericordia, por su memoria, en todas las catedrales de México”.
“Durante su pontificado, se distinguió por su cercanía al pueblo, ejemplo de ello cuando el Papa Francisco visitó Bolivia del 8 al 10 de julio de 2015, donde resaltó la defensa de los derechos humanos”, escriben los obispos bolivianos.
“Pedimos a todos los fieles del mundo elevar sus oraciones por el eterno descanso del alma de Su Santidad y acompañar espiritualmente con la celebración de la Santa Misa este tiempo de luto y esperanza para toda la Iglesia Universal”, añaden.
Desde Venezuela, el Arzobispo de Caracas, Mons. Raúl Biord, expresó su profundo dolor por la muerte del Papa Francisco. “Nos llena de esperanza que ha celebrado la Pascua definitiva, asociándose a la resurrección de Cristo que estamos celebrando. El domingo pudo saludar a todos los presentes en la Plaza San Pedro y a todo el mundo con la bendición Urbi et Orbi”.
“Fue siempre un constructor de paz y un líder mundial. Siempre decía: ‘No se olviden de rezar por mí’. Hoy, día del regreso a la casa del Padre, rezamos por su eterno descanso”.
Este miércoles a las 17:00 (hora local) tendrá lugar la segunda de estas reuniones que marcan el ritmo de las decisiones durante el periodo de Sede Vacante | Crédito: Daniel Ibañez/EWTN News
Ciudad del Vaticano, miércoles 23 abril (PR/25) — Los cardenales presentes en Roma decidieron suspender temporalmente todas las celebraciones de beatificación programadas, hasta que sea elegido el nuevo Papa.
Según informó la Oficina de Prensa del Vaticano, la decisión se tomó en el marco de la primera Congregación General celebrada este martes a las 9:00 (hora local) en la que participaron 60 purpurados.
Este miércoles a las 17:00 (hora local) tendrá lugar la segunda de estas reuniones que marcan el ritmo de las decisiones durante el periodo de Sede Vacante tras el fallecimiento del Papa Francisco el 21 de abril, y sigue la práctica habitual de la Iglesia durante este período de transición.
Aún no hay fecha oficial para el cónclave, pero este deberá comenzar tras los novendiali, los nueve días de luto y oración en memoria del Pontífice, que arrancan el sábado 26 de abril con el funeral del Papa Francisco en la Basílica de San Pedro.
La liturgia exequial será presidida por el Cardenal Decano Giovanni Battista Re. A continuación, el féretro será trasladado a la basílica de San Pedro y, desde allí, a la basílica de Santa María la Mayor para su inhumación.
Tras el fallecimiento del Pontífice, también fue aplazada la canonización del joven beato Carlo Acutis, que estaba programada para el domingo 27 de abril.
La celebración eucarística y el rito de canonización que iban a tener lugar en el marco del Jubileo de los Adolescentes, en el II Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia, fueron “pospuestos” ayer lunes hasta nuevo aviso.
Sin embargo, el Vaticano anunció que la Misa prevista el domingo en el marco del Jubileo de los Adolescentes sí será celebrada por el Secretario de Estado el Cardenal Pietro Parolin. De hecho, será considerada como la Misa del segundo día de Novendiales.
Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, analiza el impacto de la reciente devaluación, la evolución de la cosecha y el contexto internacional en los mercados agrícolas.
Rosario, martes 22 abril (PR/25) — En un escenario marcado por la reciente devaluación del peso argentino, el avance de la cosecha de soja y maíz, y las crecientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, el sector agropecuario enfrenta desafíos y oportunidades que requieren un análisis profundo.
Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, destaca que “tras el inicio de la fase 3 y con solo tres ruedas hábiles, el tipo de cambio abrió en la zona de los 1.200 $/US$ con una devaluación del 10%, pero cerró más cerca de los 1.150, recortando al 5%”.
La eliminación del esquema ‘blend’ generó expectativas de una baja en dólares del 5%, sin embargo, “la soja logra mantenerse y el maíz subir”, señala Romano. A pesar de ello, “el productor esperaba recibir más pesos por su soja, y esto no está pasando”.
Dante Romano
El experto explica que “el inicio de la trilla se demoró por lluvias, y ahora que el clima se muestra más seco, los productores dedicarán su capacidad de trabajo a la oleaginosa”. Encontraste, “el maíz quedará en el campo, en momentos donde hay una cola de buques por cargar que supera las 2,5 millones de toneladas y con una demanda externa activa”.
En cuanto al mercado internacional, Romano observa que “la guerra comercial se tranquilizó sustancialmente estas últimas dos semanas”, con señales de acercamiento entre Estados Unidos y China. Sin embargo, advierte que “debemos tener presente que cuando Chicago bajó, las primas mejoraron y localmente no sentimos el impacto”. Por lo tanto, “tampoco sentiríamos ahora el impacto de un acuerdo”.
Respecto a la siembra en Estados Unidos, Romano indica que “la misma viene algo lenta, pero esto es por lluvias”. No obstante, “la capacidad de trabajo de los farmers es importante, y los suelos estaban algo secos, no preocupa tanto esta cuestión”.
En el mercado de trigo, las producciones en el Mar Negro, EE.UU. y Europa parecen encaminadas, y en Argentina se espera un leve incremento de área, sobre una superficie de por sí muy grande. “Podríamos superar las 20 millones de toneladas de trigo, cuando todavía queda mucho trigo viejo dando vueltas”, comenta Romano.
Finalmente, Romano concluye que “es importante cubrir la soja si vamos a tener que vender algo durante la presión de cosecha, pero si esto está cubierto, esperaríamos a después del pico de cosecha, aun corriendo el riesgo de que al 30/6 suban los derechos de exportación”.
En el caso del maíz, “el mercado está tirante y seguirá así hasta que llegue el grano de EE.UU. Podemos darnos el lujo de esperar algo más, pero sabiendo que, de largo, debería caer”.
El pontífice aparece vestido con sotana roja, la mitra papal y un rosario entre las manos. La fotografía fue tomada en la capilla de la Casa Santa Marta, donde falleció el lunes
El Vaticano publicó las primeras imágenes del papa Francisco en su féretro (AFP)
Ciudad del Vaticano, martes 22 abril (PR/25) — El Vaticano difundió estemartes las primeras imágenes del papa Francisco dentro del féretro, tras su fallecimiento el lunes a los 88 años en la Casa Santa Marta, su residencia desde el inicio de su pontificado en 2013.
Las fotografías, captadas durante el acto de constatación de la muerte a las 20:00 horas (18:00 GMT) del lunes, muestran al pontífice vestido con una túnica roja —color litúrgico reservado para funerales papales—, con una mitra blanca sobre la cabeza y un rosario negro entrelazado en sus manos, símbolo de su profunda devoción mariana.
El Vaticano publicó las primeras imágenes del papa Francisco en su féretro (AFP)
Francisco yace dentro de un féretro de madera forrado en terciopelo rojo, dispuesto en la capilla privada de la residencia, donde permaneció rodeado de sus colaboradores más cercanos y numerosos cardenales presentes en Roma.
Estas imágenes forman parte del riguroso protocolo que se activa tras la muerte de un Papa. Su apartamento en Santa Marta fue sellado oficialmente, como establece la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, en tanto se avanza con la organización de los actos fúnebres.
En sus manos sostiene un rosario negro, otro de los emblemas religiosos ligados a la oración y la devoción mariana, a la que el papa Bergoglio tenía profunda veneración (AFP)
Este miércoles 23 de abril, el cuerpo será trasladado a la Basílica de San Pedro, donde se instalará la capilla ardiente para que los fieles puedan despedirse.
La ceremonia de traslado, anunciada por la oficina de prensa del Vaticano, marcará el inicio de un multitudinario homenaje que convocará a peregrinos de todo el mundo en Roma.
Durante la noche del lunes, el cuerpo del papa fue llevado a la capilla de la residencia Santa Marta, donde vivía desde 2013 (AFP)
Mientras tanto, en el interior del Vaticano se desarrollan las congregaciones generales del Colegio Cardenalicio, previas al cónclave. La primera tuvo lugar este martes a las 9:00 (7:00 GMT) en el Aula del Sínodo, presidida por el decano Giovanni Battista Re, quien convocó también a los cardenales mayores de 80 años, con la libertad de participar o no, según lo previsto en el artículo 7 de la constitución.
Francisco será sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, en la capital italiana, un deseo que él mismo dejó por escrito en su testamento (AFP)
Estas congregaciones sirven para coordinar los aspectos logísticos, litúrgicos y administrativos del período de sede vacante, y en ellas se definirá la fecha del funeral, que se celebrará previsiblemente entre el viernes y el domingo, en línea con las disposiciones del documento Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, promulgado por el propio Francisco. Según la prensa italiana, se espera la asistencia de medio millón de fieles.
FRANCISCO. DIEZ AÑOS DEL PAPA LATINOAMERICANO
También se confirmó que el Papa será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, cumpliendo su voluntad testamentaria. La tumba, ubicada en la Capilla Paulina, será austera: sin epitafios, sin ornamentaciones, solo su nombre en latín: Franciscus.
Este miércoles 23 de abril, el cuerpo será trasladado a la Basílica de San Pedro, donde se instalará la capilla ardiente para que los fieles puedan despedirse (AFP/VATICAN MEDIA)
Con ello, se convertirá en el primer pontífice en más de un siglo en ser sepultado fuera del Vaticano, justo frente al ícono de la Salus Populi Romani, ante el cual solía rezar antes y después de cada viaje apostólico.
El gesto de humildad final de Francisco, coherente con su vida sencilla y su estilo pastoral cercano, quedó reflejado también en el rito de despedida íntimo de la noche del lunes.
La ceremonia de traslado, anunciada por la oficina de prensa del Vaticano, marcará el inicio de un multitudinario homenaje que convocará a peregrinos de todo el mundo en Roma (AFP)
El velorio privado de Francisco: sus restos son custodiados por guardias suizos y hay un acceso restringido.
El cuerpo del jefe de la Iglesia católica permanece en la Casa Santa Marta. Mañana será trasladado a la basílica de San Pedro. El funeral será el sábado.
Como ocurrió en 2005 con la muerte de Juan Pablo II, el funeral del papa Francisco convocará a jefes de Estado y monarcas de todo el mundo. Diversos líderes internacionales ya confirmaron su asistencia a la ceremonia.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que viajará a Roma junto a su esposa Melania Trump. “¡Estamos deseando estar allí!”, expresó el lunes, en un mensaje que confirma su intención de rendir homenaje al pontífice argentino. También asistirán el presidente de Francia, Emmanuel Macron, entre otras delegaciones de representantes oficiales y líderes religiosos convocados para la ocasión.
Revelaron cómo fueron las últimas horas de Francisco y qué le dijo a su enfermero
El primer pontífice latinoamericano le agradeció a Massimiliano Strappeti por animarlo a realizar un último baño de multitudes a bordo del papamóvil el domingo, horas antes de su muerte
El papa Francisco recorre la Plaza de San Pedro a bordo de su papamóvil después de dar la bendición Urbi et Orbi (para la ciudad y para el mundo, en latín) al finalizar la misa de Pascua que ofició el cardenal Angelo Comastri en la Plaza de San Pedro, el domingo 20 de abril de 2025, en el Vaticano (AP Foto/Andrew Medichini)
“Gracias por traerme de vuelta a la plaza” de San Pedro, dijo el papa Francisco a su enfermero por animarlo a realizar un último baño de multitudes a bordo del papamóvil el domingo, horas antes de su muerte.
El medio oficial de la Santa Sede, Vatican News, recogió este martes estas palabras que el primer pontífice latinoamericano dijo a su fiel enfermero personal, Massimiliano Strappeti, el Domingo de Resurrección.
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Tras la tradicional bendición “Urbi et Orbi” desde el balcón de la basílica de San Pedro, Francisco realizó un inesperado paseo a bordo del vehículo papal entre los miles de fieles reunidos para celebrar la Pascua.
Pero antes de hacerlo, preguntó a su enfermero: “¿Cree que podré hacerlo?”. Strappetti lo tranquilizó y el papa recorrió durante casi 15 minutos la plaza, bendiciendo a su paso a los bebés presentes.
AD
Según Vatican News, el jesuita argentino descansó durante la tarde en su departamento de la residencia de Santa Marta en el Vaticano, antes de cenar tranquilamente.
Pero el lunes, en torno a las 05:30 de la madrugada (03:30 GMT), aparecieron los primeros síntomas de un malestar. Más de una hora después, tras saludar a su enfermero, entró en coma y murió a las 07:35 hora local.
“No sufrió, todo sucedió rápidamente, dicen quienes estuvieron a su lado en esos últimos momentos”, relata Vatican News, en base al testimonio de las personas presentes.
“Una muerte discreta, casi repentina, sin largas esperas ni demasiado clamor para un papa que siempre había mantenido su salud en gran secreto”, agrega el medio oficial.
El funeral de Jorge Mario Bergoglio tendrá lugar el sábado en presencia de una multitud de fieles y de dirigentes extranjeros, antes de la convocatoria de un cónclave para escoger a su sucesor.
En tanto, el Vaticano difundió estemartes las primeras imágenes del papa Francisco dentro del féretro, tras su fallecimiento el lunes a los 88 años en la Casa Santa Marta, su residencia desde el inicio de su pontificado en 2013.
Las fotografías, captadas durante el acto de constatación de la muerte a las 20:00 horas (18:00 GMT) del lunes, muestran al pontífice vestido con una túnica roja —color litúrgico reservado para funerales papales—, con una mitra blanca sobre la cabeza y un rosario negro entrelazado en sus manos, símbolo de su profunda devoción mariana.
Francisco yace dentro de un féretro de madera forrado en terciopelo rojo, dispuesto en la capilla privada de la residencia, donde permaneció rodeado de sus colaboradores más cercanos y numerosos cardenales presentes en Roma.
Estas imágenes forman parte del riguroso protocolo que se activa tras la muerte de un Papa. Su apartamento en Santa Marta fue sellado oficialmente, como establece la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, en tanto se avanza con la organización de los actos fúnebres.
Roma, martes 22 abril (PR/25) — Para él iba a ser un pontificado “breve”, de “cuatro o cinco años”. Pero el destino quiso otra cosa. Y, con una salud frágil y múltiples achaques, Francisco murió a los 88 años, como el tercer papa más longevo de la historia de la Iglesia católica.Primer papa jesuita y “del fin del mundo”, como él se había presentado en esa tarde del 13 de marzo del 2013 cuando se convirtió en el sucesor de Benedicto XVI (2005-2013), que había conmocionado al mundo con su renuncia, Francisco, el 266° Pontífice de la historia, será recordado como un papa reformista. Fue el primer papa no europeo —aunque de origen inmigrante italiano—, llegado desde la periferia y outsider, que removió las aguas e hizo “lío” —terminó acuñado por él―, al llamar a la Iglesia a abrirse al mundo de hoy, a ser misionera y a no condenar, sino a acompañar e integrar a todos. Se destacó por su estilo humilde, auténtico, sencillo, austero, cercano, sobre todo hacia los últimos, los pecadores y los “descartados”, y con el que desacralizó el papado, institución antes vista como inaccesible.
El papa Francisco pronuncia la bendición Urbi et Orbi al final de la Misa de Pascua en la Plaza de San Pedro en el Vaticano el 27 de marzo de 2016. OSSERVATORE ROMANO
Consciente de la importancia de los medios y de que las imágenes muchas veces dicen más que mil palabras, Francisco impactó desde el principio por sus gestos. Como cuando abrazó a un hombre deformado por una enfermedad en la Plaza de San Pedro o cuando, como hacía en Buenos Aires, en su primer jueves santo fue a una cárcel de menores y les lavó los pies a los presos, incluyendo mujeres o musulmanes, lo que sorprendió al mundo. Crítico acérrimo del clericalismo, de los oropeles y de una curia romana que reformó para ponerla al servicio de las demás iglesias del mundo —y que él mismo definió como “una de las últimas cortes europeas”—, Francisco fue un papa que, como hombre libre, se atrevió a hacer lo que nunca antes se había hecho, en sintonía con su tiempo. Un tiempo que solía describir como un “cambio de época”, marcado por conflictos, guerras, injusticias, una pandemia, la irrupción de las redes sociales, el movimiento Me Too, que dio voz a las víctimas de abusos y agresiones sexuales, la proliferación de noticias falsas, el avance de la Inteligencia Artificial (IA) y, últimamente, un avance de una ultraderecha nacionalista encerrada en sí misma y hostil a los migrantes. Muy querido también por no católicos, intelectuales y estudiantes universitarios, que admiraban su apertura y su aguda inteligencia jesuita, Francisco fue, en contraste, aborrecido por los sectores católicos ultraconservadores. Con una visión blanco y negro de la realidad, estos se oponían a su concepción de la Iglesia como un “hospital de campaña”, llamado a sanar las heridas del mundo actual y a acoger a todos sin excepción: divorciados vueltos a casar, personas LGBTQ+, migrantes, presos. “Todos, todos, todos”, solía repetir en sus últimos años.
El entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio de Argentina lava y besa los pies de los residentes durante una misa del Jueves Santo en el barrio Parque Patricios de Buenos Aires el 20 de marzo de 2008. STRINGER/ARGENTINA – X01488
Desde el primer momento, estos sectores no pudieron digerir su modo de ser distinto, descontracturado, acorde a la Iglesia de los orígenes y al Evangelio. No pudieron tolerar ese “buonasera” con el que se presentó ante las masas en la Plaza San Pedro tras ser electo el 13 de marzo de 2013. Entonces, en otro gesto disruptivo que marcaría una línea roja en su pontificado, antes de impartir su solemne bendición a la multitud, ese desconocido y tímido arzobispo de Buenos Aires se agachó y le pidió al pueblo allí presente —el pueblo de Dios, una categoría del Concilio Vaticano II (1962-1965)—, que le pidiera a Dios, desde el cielo, que le diera su bendición. Carrera de obstáculos Devoto de San José y de Santa Teresita, Jorge Bergoglio fue una figura singular, siempre capaz de sorprender. Su vida, una auténtica carrera de obstáculos, estuvo marcada por la llegada a cargos de gran responsabilidad en momentos turbulentos, sin haberlos buscado. Sin saberlo, cada desafío lo fue preparando para el papado. Hijo de inmigrantes italianos, el mayor de cinco hermanos en una familia de clase media, nació el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires. Su infancia transcurrió con normalidad, pero estuvo profundamente influenciada por su abuela paterna, nonna Rosa, quien le inculcó la fe en un Dios misericordioso.
Durante la década del 60, los Bergoglio en su casa de Flores. De pie: Alberto Horacio, Jorge Mario, Oscar Adrián y Marta Regina. Sentados: María Elena, Regina María Sivori y Mario José Francisco. AP
Jugaba al fútbol, al básquet y al billar, leía mucho y era buen estudiante. Aunque su madre, Regina, soñaba con que fuera médico, desde joven sintió que su verdadera vocación era la “medicina del alma”. Tuvo una adolescencia como la de cualquier otro joven: rodeado de amigos, salía a bailar e incluso tuvo una novia. Sin embargo, el llamado de Dios le llegó el 21 de septiembre de 1953, después de una confesión, cuando tenía 16 años. Aun así, decidió esperar antes de ingresar al seminario metropolitano de Buenos Aires, lo que hizo finalmente a los 20 años, en 1957. Después de una neumonía que lo dejó al borde de la muerte y le costó la ablación de la parte superior del pulmón derecho -algo que le significó una fragilidad crónica de los bronquios que lo acompañó hasta el final-, decidió convertirse en jesuita a los 21 años, con el sueño de ser misionero en Japón. Durante sus estudios humanísticos en Chile, comenzó a desarrollar la visión de una Iglesia comprometida con los más vulnerables, una perspectiva que marcaría tanto su vida como su pontificado.
Entre 1967 y 1970, Jorge Bergoglio cursó estudios de teología en la Facultad de Teología del Colegio Máximo de San José, en el Partido de San Miguel AP – EL SALVADOR SCHOOL
En 1964, aún dentro de su período de formación y ya licenciado en Filosofía, fue maestrillo en el Colegio jesuita de la Inmaculada Concepción de Santa Fe. Allí enseñaba Literatura y Psicología. Tenía 28 años y seducía por su carisma y sentido del humor. Luego de ordenarse sacerdote en 1969, en 1973, con tan solo 36 años, se convirtió en el Provincial más joven en la historia reciente de los jesuitas, con quienes tuvo una relación conflictiva. Eran tiempos de grandes expectativas y profundos conflictos, no solo dentro de la Iglesia católica, sacudida por los vientos de cambio del Concilio Vaticano II, sino también en la Argentina, al borde de una atroz guerra sucia. A pesar de su juventud, Bergoglio enfrentó con firmeza y determinación aquel primer gran desafío de gobierno, aunque no sin errores. “Mi gobierno como jesuita al comienzo tuvo defectos. Tenía 36 años: una locura. Había que afrontar situaciones difíciles, y yo tomaba mis decisiones de manera brusca y personalista”, reconoció Francisco en una entrevista con la revista jesuita Civiltà Cattolica en septiembre de 2013.
El cardenal Jorge Bergoglio ANÍBAL GRECO
Sus detractores de aquella época lo retrataron como una figura rígida, conservadora y opuesta a los sectores progresistas y a la Teología de la Liberación. Sin embargo, la acusación más grave que enfrentó durante sus años como Provincial fue la de haber sido cómplice de la dictadura militar y de haber “entregado” a los sacerdotes jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics, desaparecidos el 23 de mayo de 1976. Una acusación totalmente falsa, que dio origen a una “leyenda negra” alimentada por sus adversarios. La historia fue muy distinta. En silencio, Bergoglio hizo todo lo posible para que los militares liberaran a Yorio y Jalics. Y también ayudó a muchísima otra gente a ocultarse o a escapar de esa Argentina enloquecida, víctima del terrorismo de Estado, como confirmó el libro La lista de Bergoglio, de Nello Scavo; y uno de los últimos libros de Francisco, Vida, mi historia a través de la Historia. Fue luego rector del Colegio Máximo de San Miguel, también jesuita, en las afueras de Buenos Aires, entre 1979 a 1985. Enseñaba allí Teología, pero no se quedaba encerrado en su oficina. Salía a embarrarse los pies, a predicar con el ejemplo. Multifacético, lavaba la ropa, cocinaba para todos, trabajaba en el campo, incluso con los chanchos. Y mantenía las puertas del Colegio Máximo abiertas para la gente de los barrios humildes que había a su alrededor. No sólo organizaba la catequesis de los niños, sino también campeonatos de fútbol y hasta campamentos de verano en la costa.
En esta imagen del 24 de marzo de 2011, publicada por el equipo de fútbol San Lorenzo de Almagro el 13 de marzo de 2013, el entonces cardenal argentino Jorge Bergoglio sostiene una pequeña bandera de San Lorenzo CLUB ATLETICO SAN LORENZO DE ALMAGRO
En 1986 —enfrentado a las autoridades jesuitas locales—, pidió permiso para viajar a Alemania. Quería hacer una tesis sobre el teólogo italiano naturalizado alemán, Romano Guardini (1885-1968), que nunca llegó a terminar. De carácter decidido y a veces inescrutable —al punto de que algunos jesuitas lo apodaban “la Gioconda”—, generaba tanto adhesión como rechazo. Entre 1990 y 1992, fue enviado como confesor a la Residencia Mayor jesuita de Córdoba, en un virtual destierro. Sin embargo, su trayectoria dio un giro cuando el entonces arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Antonio Quarracino, lo rescató de ese exilio y logró que Juan Pablo II lo nombrara primero obispo auxiliar de Buenos Aires en 1992 y, más tarde, en 1997, obispo coadjutor con derecho a sucesión, lo que se convirtió en su gran trampolín hacia el papado. Al asumir en 1998 como el primer arzobispo jesuita de Buenos Aires, otra vez Bergoglio se vio obligado a capear tormentas: primero un escándalo financiero heredado de su antecesor, luego el caos económico y político de la Argentina en default. Además, tuvo que enfrentarse a una guerra llena de golpes bajos que empezó a hacerle un ala de la Iglesia argentina de derecha, vinculada a un sector conservador de la curia romana.
El presidente Fernando De la Rúa agradeció al arzobispo de Buenos Aires, cardenal primado Jorge Bergoglio, la oración por las víctimas de los atentados.
Bergoglio continuó sorprendiendo con su estilo de ser arzobispo, muy distinto al de sus predecesores. Al igual que luego, como Francisco, decidió no residir en el Palacio Apostólico del Vaticano, sino en el austero hotel de Santa Marta —un verdadero escándalo para los ultraconservadores—, en Buenos Aires rompió esquemas: optó por no vivir en la residencia reservada para el arzobispo, ubicada en Olivos, en las afueras de la ciudad. En su lugar, se instaló en un sobrio cuartito de la curia porteña, en la emblemática Plaza de Mayo. Además, siguió utilizando el colectivo y el subte para desplazarse, regaló el auto oficial y reubicó al chofer. Como arzobispo, era incansable, con una capacidad de trabajo inmensa, una aguda inteligencia política y una memoria digna de un estadista. Atendía a cualquiera que golpeara su puerta e instauraba una relación personal y paternal con cada uno de los sacerdotes a su cargo. Apoyó especialmente a los llamados curas villeros y su labor en los barrios de emergencia de Buenos Aires, trabajando con los más pobres, donde, además, rescató las manifestaciones de religiosidad popular. Un cónclave sorpresivo ¿Cómo llegó a ser Papa ese arzobispo del fin del mundo que, el 11 de febrero de 2013, al anunciar su renuncia Benedicto XVI, ya estaba a punto de jubilarse, que a los 75 años, había presentado su carta de renuncia a la sede de Buenos Aires y ya tenía lista su habitación en un hogar de sacerdotes retirados? Una combinación de factores lo catapultó al trono de Pedro. Tras ser relator del sínodo de obispos de 2001 y miembro de diversas congregaciones del Vaticano, su prestigio internacional había ido creciendo. Cultor del perfil bajo y sin jamás haber participado de lobbies o “cordate”, había sido el segundo más votado después de Joseph Ratzinger en el cónclave de 2005 que eligió al sucesor de Juan Pablo II. Además, desempeñó un rol crucial en la redacción del documento de la Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) de Aparecida, Brasil, en 2007.
El saludo a la multitud de Jorge Bergoglio el 13 de marzo de 2013, el día en que se convirtió en Francisco DYLAN MARTINEZ
A diferencia de 2005, en el cónclave de marzo de 2013, marcado por la renuncia del papa alemán, no había un candidato de reconocida estatura como lo había sido en su momento Joseph Ratzinger. Por otra parte, reinaba entre los cardenales un clima anti-italiano: los escándalos de los meses anteriores, con robo de documentos reservados de parte del mayordomo (el famoso Vatileaks), intrigas, venenos y denuncias de corrupción, nepotismo y hasta un lobby gay, tenían como protagonistas a prelados italianos. Se buscaba a un pastor, a un hombre de Dios, que tuviera capacidad de gobierno y que pudiera inspirar: cualidades que reunía Bergoglio, considerado por algunos fuera de juego debido a sus 76 años. Y su intervención en una de las reuniones pre-cónclave, el 9 de marzo, fulguró a los demás cardenales. El arzobispo de Buenos Aires habló de evangelización, la razón de ser de la Iglesia, que tiene que salir de sí misma e ir hacia las periferias no sólo geográficas, sino también existenciales. Criticó a la Iglesia “autorreferencial, enferma de narcisismo y mundana, que vive por sí y para sí”, que contrastó con “la Iglesia evangelizadora, que sale de sí misma”. “Esto debe iluminar los posibles cambios y las reformas por realizar para la salvación de las almas”, aseguró, sin imaginar entonces que estaba revelando el programa de su papado. La “conversión del papado” Hombre libre, que jamás estudió en Roma como sus predecesores, Jorge Bergoglio sorprendió desde el principio. Lo hizo al elegir llamarse “Francisco”, el santo de los pobres y de la naturaleza, patrono de Italia. Un nombre que nadie antes se había atrevido a utilizar y que, además, representaba un programa de gobierno, tal como lo reflejó uno de sus documentos más importantes: la exhortación apostólica La alegría del Evangelio (Evangelii Gaudium), de noviembre de 2013, en la que incluso abordó la necesidad de una “conversión del papado”. Aparte de dejar a todos boquiabiertos cuando, desde la “loggia” central de la Basílica de San Pedro, se agachó e imploró que los fieles de la plaza le pidieran a Dios que lo bendijera, algo jamás hecho por ningún Pontífice, Jorge Bergoglio era consciente de que había sido elegido no porque un papa hubiera muerto, sino porque había renunciado, lo que marcaba el inicio de una convivencia inédita con el papa “jubilado”. En ese mismo momento, también pidió una oración por él. Esa extraña cohabitación, que duró casi diez años, hasta el 31 de enero de 2022, cuando falleció Joseph Ratzinger, fue serena, según relató el propio papa Francisco en El sucesor, un libro-entrevista con el periodista español Javier Martínez Brocal, que tiró por la borda el falso mito de los dos papas enemigos. Sin embargo, el Papa Francisco confirmó que hubo sectores opuestos a su pontificado que intentaron, en vano, usar a Benedicto –un hombre sabio y valiente a quien siempre admiró– como una figura contrapuesta.
El papa emérito Benedicto XVI es recibido por el papa Francisco durante una ceremonia para conmemorar su 65° aniversario de ordenación al sacerdocio en el Vaticano, el 28 de junio de 2016
Bergoglio también impactó al rechazar los símbolos pontificios. No quiso los zapatos rojos —se quedó con sus ortopédicos negros— ni la cruz pectoral dorada —mantuvo su cruz plateada con la imagen del buen pastor—, la capa, la limusina, el departamento del Palacio Apostólico. Este se hubiera convertido en una virtual jaula dorada u embudo que lo habría alejado de la realidad y que le habría provocado “problemas psiquiátricos”, siempre explicó. Por eso, prefirió quedarse a vivir en la comunidad de Santa Marta, provocando malhumores en la curia y en la gendarmería vaticana. Ya no había un papa fácil de proteger, “controlable”, sino un papa “libre”, que seguía manejando su agenda de forma personal e independiente de la curia. Y que, al margen de la agenda oficial, organizada por la Prefectura de la Casa Pontificia, tenía una agenda paralela, por la tarde, que se armaba él, que sólo se haría pública si el invitado daba cuenta de ella. Además de comenzar a predicar el Evangelio y el amor revolucionario de Jesús, que lo perdona todo, de manera novedosa y con un lenguaje sencillo y comprensible durante las misas matutinas en la capilla de Santa Marta, Francisco pasó a la acción.
El papa Francisco asiste a la inauguración de la escultura que conmemora a los migrantes y refugiados titulada “Ángeles Inadvertidos” del artista canadiense Timothy Schmaltz en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el 29 de septiembre de 2019. VATICAN MEDIA – X01934
Tal como reclamaron los demás cardenales en las congregaciones generales, es decir, las reuniones pre-cónclave, lo primero que emprendió fue una reforma de las finanzas del Vaticano. Tras los escándalos que marcaron los años de Benedicto, era necesario hacer una limpieza. Había que revertir la corrupción, el nepotismo y las prácticas oscuras de negocios que se habían anidado durante siglos en la Santa Sede, además de la “suciedad” y los lobbies denunciados por Benedicto XVI, algo sumamente difícil, ya que implicaba romper el statu quo. Fue así como el Papa creó la Secretaría para la Economía (SPE), una institución que antes no existía, y nombró al cardenal australiano George Pell al frente de la misma. Al revisar las cuentas en rojo, Pell rápidamente cosechó enemigos dentro de la curia. En 2017, Pell tuvo que abandonar ese cargo clave tras ser acusado en su país natal de abusos. Paradójicamente, más allá de ser un aliado en la tarea de limpieza, fue uno de los grandes líderes de la oposición conservadora a Francisco. Murió en 2023 a los 81 años; en un artículo póstumo, definió el pontificado de Francisco como “un desastre en muchos aspectos, una catástrofe”. Más allá de esto, a través de sus sucesores en la SPE (primero el jesuita español Juan Antonio Guerrero Alves y luego el laico español Maximino Caballero Ledo), y mediante diversos “motu proprio” —decretos emitidos por voluntad propia del Pontífice—, Francisco implementó nuevos sistemas y mecanismos que incluyeron controles, presupuestos y licitaciones en lo que antes era una verdadera jungla. También nombró un auditor general, un comité de inversiones y renovó los estatutos del IOR (Instituto para las Obras de Religión).
El papa Francisco preside la Misa “In Coena Domini” de la Cena del Señor del Jueves Santo de la Semana Santa en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, el 9 de abril de 2020. EVANDRO INETTI – ZUMA WIRE
Por otro lado, en otra movida audaz, le quitó a la Secretaría de Estado el manejo de fondos reservados. Gracias a los nuevos controles, se destapó un escándalo por una inversión fallida con fondos reservados realizada por la Secretaría de Estado en Londres, que determinó un juicio por malversación de fondos en el Vaticano. Por primera vez, un tribunal vaticano condenó a un cardenal: el otrora influyente exsustituto, Angelo Becciu, un hecho sin precedentes. Al mismo tiempo, para desmantelar esa corte que tanto criticaba, la “última monarquía absoluta de Europa” —como solía decir—, trabajó en una drástica reforma de la curia romana, la administración central de la Iglesia. Para apoyarlo en este proceso y aconsejarlo en el gobierno universal de la Iglesia, lo que representó otra gran novedad, Francisco creó inmediatamente después de su elección un Consejo de Cardenales asesores de todos los continentes.
El Papa recibe a Trump en una audiencia privada en el 2017 ALESSANDRA TARANTINO – AP
Después de nueve años de trabajo, el 19 de marzo de 2022, Francisco promulgó la Constitución Apostólica “Predicad el Evangelio”, que reformó drásticamente la curia romana. Según este documento, la prioridad pasó a ser la evangelización. De hecho, el nuevo Dicasterio para la Evangelización, presidido por el Pontífice, se convirtió en el principal, reemplazando a la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Santo Oficio, que custodiaba la ortodoxia católica. En tercer lugar, se situó el Dicasterio para el Servicio de la Caridad, que antes era la Limosnería apostólica. Otro cambio importante fue la apertura a los laicos y a las mujeres en cargos directivos del Vaticano, una institución históricamente dominada por hombres. Fiel reflejo de una verdadera revolución en ese sentido, en enero de 2025 convirtió a la monja italiana Simona Brambilla en la primera mujer “prefecto” del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el “ministerio” que se ocupa de todos los religiosos y religiosas del mundo; y a partir de marzo designó a la religiosa Raffaella Petrini como titular del Governatorato, ente que supervisa a casi 2000 empleados, así como el funcionamiento del día a día del Estado Ciudad del Vaticano.
El papa Francisco saluda a la gente en un barrio de Cartagena, Colombia, el 10 de septiembre de 2017. ARCHIVO – X90016
En paralelo a sus duras críticas al sistema económico capitalista, al que acusaba de “matar” y poner en el centro al “dios dinero” —lo que le valió ser tachado de “comunista”—, el Papa puso a los pobres y a los migrantes en el centro de su pontificado. El 19 de marzo de 2013, en su primera misa solemne, que rechazó que se llamara de “entronización” porque ya no había un papa-rey, sino de “asunción petrina”, colocó en primera fila, junto a los jefes de Estado y de Gobierno, a un cartonero: Sergio Sánchez, amigo de Bergoglio desde 2005. Poco después, hizo saber que su sueño era “una iglesia pobre para los pobres”, formada por “pastores con olor a oveja”. Y su primer viaje fue a la isla de Lampedusa, símbolo del drama de los migrantes que escapan de la miseria y las guerras, y que mueren en ese enorme cementerio llamado Mediterráneo. Pensando en los pobres, no solo instauró duchas bajo la columnata de la Basílica de San Pedro y refugios, sino que también recibió a personas sin hogar el día de su cumpleaños. Entre otros gestos, como recibir en más de una ocasión en el Vaticano a los movimientos populares —a quienes llamó “poetas sociales” e instó a seguir luchando por las tres “T” (tierra, techo y trabajo)—, instituyó en 2016 la Jornada Mundial de los Pobres. En esta misma línea, por primera vez en la historia, abrió un Jubileo fuera de Roma: el Jubileo de la Misericordia —concepto clave de su pontificado—, que inauguró a finales de 2015 en Bangui, capital de la República Centroafricana, uno de los países más pobres del mundo y asolado por una devastadora guerra civil. Con este gesto, rompió con el eurocentrismo que hasta entonces predominaba en el Vaticano.
El pueblo mapuche se encuentra con el papa Francisco durante una misa en la base aérea Maquehue Temuco, en Temuco, Chile, el 17 de enero de 2018. ALESSANDRO BIANCHI – X90015
En lo que quizás representó su mayor innovación, Francisco vinculó el grito de los pobres con el de la Tierra, cada vez más afectada por los efectos del cambio climático. Esta conexión quedó reflejada en su histórica y aclamada encíclica Laudato Sí, sobre el cuidado de la Casa Común. Publicada en junio de 2015, el documento precedió a la COP 21, la cumbre del cambio climático de París organizada por las Naciones Unidas, y logró influir en sus debates y conclusiones. Siete años después, el 4 de octubre de 2023, en vísperas de otra cumbre climática, la COP27 de Dubái, Francisco actualizó y profundizó su mensaje con una nueva exhortación apostólica titulada Laudate Deum. Antes de eso, escribió otras dos encíclicas. La primera, Lumen Fidei (“La luz de la fe”), publicada en junio de 2013, fue un trabajo realizado a cuatro manos con Benedicto XVI. En realidad, su predecesor había iniciado y casi concluido el documento, al que Francisco aportó sus propias contribuciones antes de publicarlo. La segunda, Fratelli tutti, sobre la fraternidad y la amistad social, vio la luz en 2020. La última fue Dilexit Nos, (Nos amó), sobre el amor humano y divino del corazón de Jesucristo, de octubre de 2024. Al margen de las ya mencionadas La alegría del Evangelio y Laudate Deum, Francisco dejó otras cinco exhortaciones apostólicas. Amoris Laetitia, sobre el amor en la familia, publicada en marzo de 2016, fue el documento posterior a los dos sínodos que convocó sobre este tema, cuyo capítulo octavo generó controversia en el ala conservadora de la Iglesia debido a su apertura a la comunión para los divorciados vueltos a casar en ciertos casos; Gaudete et Exsultate, de marzo de 2018, sobre el llamado a la santidad en el mundo actual; Christus Vivit, de marzo de 2019, posterior al sínodo sobre los jóvenes; Querida Amazonia, de febrero de 2020, posterior al sínodo sobre la Amazonía, un documento que dejó decepcionados a los sectores progresistas, quienes esperaban una apertura a la ordenación de hombres casados para suplir la escasez de sacerdotes en zonas remotas; y C’est la confiance, de octubre de 2023, sobre la confianza en el amor misericordioso de Dios, con motivo del 150º aniversario del nacimiento de Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz.
El papa Francisco habla con los periodistas durante una conferencia de prensa a bordo de un avión rumbo a Roma al final de su visita a Colombia el 11 de septiembre de 2017. POOL – X80003
Entrevistas y viajes Como arzobispo y cardenal primado de Buenos Aires, Bergoglio era conocido por no dar entrevistas. Sin embargo, todo cambió cuando se convirtió en Francisco: a lo largo de su pontificado concedió decenas de ellas, algo que, puertas adentro del Vaticano, no era del agrado de muchos altos prelados. Tampoco veían con buenos ojos las conferencias de prensa que ofrecía en el avión al regresar de sus viajes internacionales, ya que a menudo desataban polémicas y tempestades mediáticas. Sin filtros, Francisco contestaba las preguntas de los periodistas. “¿Quién soy yo para juzgar a un gay?”, por ejemplo, fue la frase que marcó su primera conferencia de prensa a 10.000 metros de altura, al regresar de la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, en julio de 2013, el primero de sus 47 viajes internacionales a 67 países.
Francisco habla con la prensa en el avión que lo lleva de regreso de su gira por el sudeste asiático, en septiembre de 2024 GUGLIELMO MANGIAPANE – AFP
En todos estos viajes, en virtud de la cultura del diálogo y del encuentro que promovía para contrarrestar la “tercera guerra mundial en pedazos” en curso, Francisco dio pasos gigantes para superar la división entre los cristianos y fortalecer el diálogo interreligioso. Dejando de lado las diferencias teológicas, se centró en lo que une. En 2016, en el aeropuerto de La Habana, protagonizó un encuentro histórico: el primer cara a cara entre un Papa y el Patriarca Ortodoxo de Moscú, Kirill, desde el cisma de 1054. En 2017 conmemoró los 500 años de la Reforma Protestante en Lund, Suecia. Además, cultivó una estrecha amistad con el Patriarca de Constantinopla, Bartolomé, con quien compartió una firme alianza en la lucha por el medio ambiente y la defensa de los más desfavorecidos. También estrechó lazos con los anglicanos: en 2023 viajó a Sudán del Sur en un peregrinaje ecuménico por la paz junto al arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el Moderador de la Iglesia de Escocia, Iain Greenshields.
El papa Francisco saluda a los fieles junto al Patriarca Ecuménico de la Iglesia Ortodoxa, Bartolomé I, al llegar después de su misa en la ‘Rotonda’ en el Lungomare de Bari, para reunirse con otros líderes religiosos en la Basílica Pontificia de San Nicolás en Bari, en la región de Apulia, en el sur de Italia, el 7 de julio de 2018. ALBERTO PIZZOLI – AFP
El mismo enfoque, centrarse en lo que une en lugar de lo que divide, lo aplicó también al diálogo con las otras dos grandes religiones monoteístas: el judaísmo y, especialmente, el islam. Francisco logró recomponer el vínculo con los musulmanes, que se había visto afectado por el discurso de Ratisbona de Benedicto XVI. Visitó más de una docena de países de mayoría musulmana y entabló una estrecha amistad con el jeque Ahmad al-Tayyeb, Gran Imán de la universidad de Al-Azhar, considerada “el Vaticano” del islam sunnita, la corriente mayoritaria en el mundo (85%).
El papa Francisco reza frente al muro de la muerte en el antiguo campo de concentración nazi de Auschwitz en Oswiecim, Polonia, el viernes 29 de julio de 2016. L’OSSERVATORE ROMANO
El Papa firmó junto a este líder religioso un histórico Documento sobre la Fraternidad Humana en Abu Dhabi en febrero de 2019. Y lo consideró, junto a San Francisco de Asís, uno de los grandes inspiradores de la encíclica “Fratelli Tutti”. En otro orden, Francisco firmó en 2018 un acuerdo provisorio con China —país con el que el Vaticano no mantiene relaciones diplomáticas— sobre designaciones episcopales en la superpotencia comunista donde hay unos 12 millones de católicos. Se trata de un acuerdo cuestionado por sectores conservadores, pero considerado un hito de esa cultura del diálogo a ultranza, más allá de los problemas. El gigantesco escándalo de los abusos sexuales de menores cometidos por sacerdotes, estallado al final del pontificado de Juan Pablo II (1978-2005) y que continuó en el de su sucesor, Benedicto XVI, también le causó enormes dolores de cabeza. Aunque en marzo de 2014 creó una Pontificia Comisión para la Tutela de Menores, presidida por el cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston ―diócesis de Estados Unidos especialmente golpeada por el escándalo―, el exarzobispo de Buenos Aires comprendió realmente la entidad del daño después de su viaje a Chile, en enero de 2018.
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, da la bienvenida al papa Francisco en Chile en el aeropuerto Arturo Merino Benítez de Santiago el 15 de enero de 2018. VINCENZO PINTO – AFP
“Ahí me convertí”, admitió en una entrevista, al reconocer que se había equivocado en la percepción del problema en Chile, a cuya población le pidió públicamente perdón en una carta. Al margen de invitar a tres víctimas chilenas a convivir a su casa de Santa Marta, ocasión en la que les pidió, de nuevo, perdón y de convocar a una cumbre antiabusos a los presidentes de todos los episcopados, Francisco en su pontificado aprobó muchas leyes para que los obispos sean responsables e instruyan correctamente los casos de abusos sexuales a menores. Muchos vaticanistas creen que este tema será crucial a la hora de elegir a su sucesor, que deberá tener un currículum “limpio” en este sentido.Preparando al sucesor Hablando de sucesor, a lo largo de su pontificado y a través de nueve consistorios, es sabido que Francisco internacionalizó como nunca el Colegio Cardenalicio. Rompiendo la tradición, designó como sus máximos colaboradores no a arzobispos de diócesis grandes cuyos titulares antes automáticamente recibían el birrete color púrpura, sino que premió a esos prelados “con olor a oveja” de ciudades y países periféricos, nunca representados. Así, transformó la geografía del cónclave que elegirá a su sucesor. Ya no hay una mayoría europea, como cuando fue electo y donde más de tres cuartos de los cardenales electores (menores de 80 años), fueron designados por él. Algo que, de todos modos, no garantiza que su sucesor, el papa 267, seguirá sus pasos de gran reformador. Aunque muchos creen que, en muchas cuestiones, tampoco podrá dar marcha atrás.
Foto: El papa Francisco, saludó a cardenales durante una aparición sorpresa al final de la misa del Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro en el Vaticano el 13 de abril de 2025 TIZIANA FABI – AFP
NUEVA YORK, martes 22 abril (PR/25)- – Con la muerte del papa Francisco, la Iglesia católica ingresa en un momento de incertidumbre para el que el papa fallecido intentó prepararla.
En horas más, los cardenales de todo el mundo serán convocados a Roma para reunirse en cónclave y elegir a su sucesor, y deberían evaluar si la visión de Francisco —una iglesia misericordiosa e inclusiva— sigue siendo la correcta, o si hace falta un abordaje totalmente diferente, tal vez más enfocado en cuestiones de la fe cristiana.
Antes del inicio del cónclave, los cardenales pasarán hasta dos semanas reunidos en Roma para evaluar qué tipo de papa hoy es necesario, tanto para la Iglesia como para el mundo. Y a medida que avancen las deliberaciones, empezarán a preguntarse: “¿Cuál de nosotros?”. Sólo entonces, los 135 cardenales con derecho a voto —los menores de 80 años— se recluirán en la Capilla Sixtina y decidirán la elección.
Los cardenales serán conscientes de la importancia del momento actual. En los últimos meses del papado de Francisco, Occidente y el orden establecido tras la Segunda Guerra Mundial parecían a punto de fracturarse. El mundo ahora parece una jungla donde la fuerza se impone a la razón, donde los centros imperialistas —Estados Unidos, China, Rusia— compiten cada vez más ferozmente por afirmar su propia soberanía mientras pisotean la soberanía de naciones más pequeñas.
El papa Francisco recorrió la Plaza de San Pedro en su papamóvil tras impartir la bendición Urbi et Orbi final de la misa de Pascua Andrew Medichini – AP
Los cardenales también tendrán en cuenta el colapso social en muchos países: el creciente desmoronamiento de la convivencia cívica y el resentimiento furioso que subyace al auge del populismo nacionalista. También considerarán el aumento de la violencia y la perspectiva de más guerras, y se preguntarán qué le exige todo eso a la Iglesia en su conjunto y al papado en particular.
Aunque les preocupa la amenaza a la democracia y a las normas, es probable que la mayoría de los cardenales no lamenten la inminente desaparición del orden liberal, que muchos podrían considerar consecuencia del individualismo y la idolatría del mercado. Por el contrario, incluso podrían culpar al liberalismo occidental de lo que consideran graves desigualdades sociales, la privatización de la moral, la erosión de las instituciones y el desprecio por el bien común.
Muchos clérigos son tradicionalmente solidarios con los trabajadores, comparten la indignación de la gente común ante la forma en que la balanza se ha inclinado a favor de los ricos y los más formados, en detrimento de los trabajadores pobres.
Muchos cardenales de África, Asia y América Latina, de donde provienen casi la mitad de los electores, también están indignados por la globalización impulsada por el mercado, y creen que los valores liberales occidentales fueron impuestos al mundo, disolviendo los lazos de confianza, tradición, comunidad y familia.
El papa Francisco y Donald Trump, en 2017Alessandra Tarantino – AP
Al mismo tiempo, probablemente serán pocos los que estén impresionados por el ascenso de caudillos embanderados en las nociones de nación y de fe. Muchos tal vez consideren que Donald Trump, Elon Musk y sus secuaces son nihilistas que saben destruir pero no construir, y se horrorizarán ante el acoso a los migrantes y el temerario rechazo a las preocupaciones ambientales, ambos conceptos fundamentales para la doctrina social católica bajo el mandato de Francisco, quien durante su papado nombró al 80% de los cardenales que ahora tendrán que elegir a su sucesor.
Probablemente verán en el nuevo autoritarismo una señal de que el Estado ya no actúa como un freno a lo que San Agustín llamaba la “libido dominandi” (el deseo de dominar), sino que ahora el Estado la exalta en la figura de un autócrata.
La pregunta que enfrentan hoy los cardenales es esta: ¿cómo puede la Iglesia proteger y promover su misión en este nuevo escenario? Porque si el Estado liberal era indiferente a sus creencias, pero se conformaba con que la Iglesia hiciera caridad, los nuevos autoritarios quieren que la Iglesia bendiga su ideologías pagana, pero no que defienda al extranjero y al débil.
Como observador veterano del Vaticano y de la Iglesia, creo que es probable que los cardenales elijan a un papa que marque límites claros en defensa de la libertad de la Iglesia para proclamar sus valores, y que denuncie la tergiversación política de sus enseñanzas. Algunos podrían ver una analogía entre esta época y la de hace un siglo, cuando un papa timoneó la Iglesia a través de otra era de democracias en decadencia y autocracias en ascenso. En la época del totalitarismo que condujo a la Segunda Guerra Mundial, Pío XI (1922-1939) promovió y defendió una sociedad civil pluralista frente al poder asfixiante del Estado. Ahora, muchos cardenales pensarán que el nuevo Santo Padre debe hacer lo mismo.
El papa Francisco nombró cardenal al prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Víctor Manuel “Tucho” Fernández, durante el Consistorio Público Ordinario para la Creación de un nuevo Cardenal en la Plaza de San Pedro, el 30 de septiembre de 2023Franco Origlia – Getty Images Europe
En uno de los documentos doctrinarios más importantes del Vaticano del siglo XX, Pío XI detalló las obligaciones de la ley para proteger no solo la autonomía de la Iglesia, sino también la de todas aquellas instituciones intermedias —escuelas, organizaciones benéficas, sindicatos, organizaciones civiles— que no pertenecen ni al mercado ni al Estado, sino que surgen de grupos de personas que ponen en práctica los valores de su fe.
El impacto directo de esa doctrina quedó patente en la carta de apoyo que Francisco les envió en febrero a los obispos de Estados Unidos, quienes habían sido criticados implícitamente por el vicepresidente J.D. Vance —un católico converso que se reunió con el Papa este Domingo de Pascua— por el apoyo de la Iglesia a los migrantes.
Legado
El legado de Francisco ocupará un lugar destacado en la toma de decisiones de los cardenales: no sólo sus reformas, enseñanzas y prioridades, sino también su estilo, la forma en que encarnó y puso en práctica el Evangelio.
En marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI y antes del cónclave que eligió a Francisco, los cardenales dejaron en claro que la prioridad era la reforma del Vaticano, tanto estructural como cultural. Francisco lo tomó como un mandato, y hoy el Vaticano prácticamente se ha liberado de los escándalos de la era de Benedicto XVI.
Uno de los grandes logros de Francisco fue la elaboración de una nueva Constitución para el Vaticano, fruto de años de consulta y revisión, y es muy probable que los cardenales deseen que el nuevo pontífice consolide y amplíe esas reformas.
Algunos cardenales querrán un nuevo papa que pueda reconciliarse con los grupos frustrados con Francisco de uno y otro lado del espectro ideológico, como los tradicionalistas y conservadores de Estados Unidos y los progresistas en Alemania. Y es posible que tras el primer papa latinoamericano de la historia, que se centró en los márgenes del mundo, quieran que el sucesor de Francisco vuelva a enfocarse en Europa. Los cardenales podrían sentir que la Iglesia y la Unión Europea, nacida del espíritu de un humanismo católico, hoy se necesitan la una a la otra más que nunca.
Una postal del anterior cónclave en la Capilla Sixtina, en 2005, cuando se eligió a Benedicto XVIArchivo
Independientemente de lo que surja de las prioridades de los cardenales para elegir a su nuevo líder, es probable que el llamado de Francisco a la “sinodalidad” sea el que más resuene en sus debates. El término “sinodalidad” refiere a la antigua costumbre de la Iglesia de reunirse, debatir, discernir y decidir. Francisco adaptó la antigua práctica de los sínodos y concilios de una manera radicalmente inclusiva, que invita a todos los fieles a participar de muchas deliberaciones. Los cardenales podrían llegar a la conclusión de que en este momento es la mayor señal de esperanza que la Iglesia puede ofrecerle al mundo.
Esa “cultura del encuentro”, como la definió Francisco, puede parecer insignificante o inofensiva para quienes ostentan el poder, pero parte de una idea que quienes se dejan llevar por la ambición de poder no pueden comprender: la dignidad innata de todos, la necesidad de escuchar a todos, incluidos los marginados, y la importancia de esperar pacientemente que se llegue a un consenso. Todo eso es crucial para reparar el desgarrado tejido cívico de la actualidad.
También puede pasar que los cardenales observen al mundo y decidan que, independientemente de lo que deseen del próximo papa, el problema más acuciante que enfrenta la humanidad es el modo en que nos tratamos los unos a los otros.
Este libro es el resultado de cuatro viajes de su autora, Matilde Fierro, a la parroquia de Medjugorje, en Bosnia Herzegovina, donde se aparece la Virgen María como la Reina de la Paz desde 1981.
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