Argentina entra en semanas clave para trigo, maíz y soja en medio de un mercado global inestable

Argentina entra en semanas clave para trigo, maíz y soja en medio de un mercado global inestable

Rosario, martes 25 noviembre (PR/25) — Aunque la atención global está puesta en las compras chinas de soja estadounidense, el análisis de Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, advierte que para Argentina el protagonismo pasa hoy por la cosecha de trigo, la dinámica del maíz y un mercado de soja que sostiene precios a pesar de

La semana estuvo marcada por el seguimiento de las compras chinas de soja norteamericana. Sin embargo, el mercado internacional mostró dudas: los precios en Chicago perdieron firmeza y la incógnita central es si las compras continuarán y si las 12 millones de toneladas comprometidas no resultan demasiado pocas frente al tamaño del mercado chino.

La soja brasileña sigue siendo más barata y los negocios recientes fueron realizados por COFCO con destino a reservas estatales.

A esto se suma que los stocks de poroto en los puertos chinos están en niveles muy altos y que surgieron reportes de una reducción en la piara de cerdos, lo que moderaría la demanda de harina. En Estados Unidos, la molienda se mantiene activa, pero persisten rumores de que el gobierno podría posponer uno o dos años la prohibición de usar materia prima importada, por presión de la industria procesadora.

En Brasil, la siembra comenzó veloz, pero luego se demoró por lluvias intermitentes. SAFRAS redujo su estimación de producción de 180 a 178 millones de toneladas, en línea con CONAB, mientras que en Estados Unidos algunas proyecciones privadas anticipan un posible pase de área desde maíz hacia soja para el próximo ciclo.

“El foco internacional está en China, pero para Argentina el impacto más directo pasa por cómo se acomodan nuestros precios y por la dinámica real de oferta del trigo y del maíz”, señaló Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral.

 

Soja en Argentina: menos negocios, más firmeza de precios

 

En el plano local, el volumen de negocios de soja fue disminuyendo, pero los precios mejoraron por necesidades puntuales de compradores, aunque podrían agotarse en el corto plazo. La firmeza del aceite y la harina elevó las paridades, y se siguen convalidando valores por encima de los implícitos con los actuales derechos de exportación, tanto para soja disponible como para la nueva cosecha.

La siembra avanza, pero acumula una demora pronunciada respecto del año pasado debido a los excesos de lluvia.

“Los compradores están convalidando precios porque necesitan mercadería, pero es una ventana que podría cerrarse rápido”, advirtió Romano.

 

El maíz con señales globales tibias, pero fuerte movimiento local

El maíz tuvo pocas novedades internacionales, aunque Brasil tendría un noviembre muy fuerte en exportaciones. Con stocks holgados tras una gran cosecha, el país vecino podría limitar la salida del maíz argentino.

A nivel interno, se espera que pase mayor stock de campaña al año próximo y los cultivos de la nueva cosecha muestran muy buena calidad, favorecidos por lluvias frecuentes. La siembra es mayor y con mayor proporción de maíz temprano, lo que proyecta una oferta abultada.

Pese a ello, aparecieron nuevas declaraciones de exportación para noviembre y diciembre, lo que activó los precios y arrastró a la posición nueva hacia arriba, generando ventas.

 

Trigo: presión de cosecha, oferta global abundante y debate por la calidad

La oferta global de trigo continúa aumentando. La producción australiana viene en alza y tanto Rusia como Europa mantienen exportaciones muy activas. En ese contexto, Argentina transita su pico de cosecha con más de 2.500 camiones diarios a la descarga y precios que cayeron de forma significativa para entrega inmediata.

Sin embargo, la gran cola de buques esperando carga y nuevas declaraciones juradas de ventas ayudan a despertar compradores y mejorar expectativas.

“El mercado mostró el ajuste que necesitaba. Con un margen razonable y buques esperando carga, podríamos ver precios más sostenidos hacia adelante”, explicó Romano.

Un punto crítico es la calidad del trigo. Se registran rindes muy altos que son acompañados de proteínas por debajo del 10%, lo que generó sobreprecios para el trigo de mejor calidad e incluso descuentos FOB para operaciones con baja proteína. La situación parece puntual, pero requiere seguimiento.

“Es clave que el productor conozca la proteína de su trigo para negociar calidad, ya sea con la exportación o pensando en un segundo tiempo con los molinos”, sostuvo Romano.

 

Una semana particular en los mercados internacionales

Finalmente, se espera que el mercado internacional opere con menor volumen por el feriado de Thanksgiving en Estados Unidos, con un día completo sin actividad y dos jornadas reducidas.

Además, continúan los esfuerzos diplomáticos para tratar de encaminar una resolución del conflicto entre Rusia y Ucrania.

Acceda al Informe Agroperspectivas de Dante Romano: 

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Primicias Rurales

Fuente: Universidad Austral

Las reglas de juego cambiantes impuestas por los diferentes gobiernos a lo largo de las últimas décadas tuvieron un duro impacto en el sector agropecuario productivo y eso se siente ahora

Las reglas de juego cambiantes impuestas por los diferentes gobiernos a lo largo de las últimas décadas tuvieron un duro impacto en el sector agropecuario productivo y eso se siente ahora

Evolución histórica del Índice de Actividad de la Cadena Agropecuaria de la Bolsa de Comercio de Rosario
DIyEE – Bolsa de Comercio de Rosario (BCR)
El IACA-BCR recorre tres décadas del sector agropecuario argentino, identificando períodos de crecimiento sostenido, desaceleración y tramos de alta volatilidad, donde inciden el contexto internacional, el clima y las políticas macroeconómicas.

A partir del comportamiento del IACA-BCR, se pueden distinguir tres períodos en la evolución del sector agroindustrial en Argentina durante los últimos 30 años.

 

 

1.    Primer período: 1993 – 2002

Esta primera etapa muestra un crecimiento sostenido de la actividad agropecuaria en nuestro país, evidenciado por un incremento promedio mensual del 0,5% del IACA, el cual puede atribuirse a diversos factores.

Uno de ellos refiere a la introducción en nuestro país, a partir de 1991, de organismos genéticamente modificados (OGM) de soja, maíz, girasol y algodón. Las principales características introducidas fueron la tolerancia a herbicidas y la resistencia a insectos, lo que implicó un abaratamiento de los costos de producción y la consecuente expansión del área cultivada.

Otro aspecto fundamental de la década de 1990 fue la introducción de la siembra directa, una práctica que en nuestro país tiene su máxima expresión. La siembra directa permitió producir sin degradar el suelo, mejorando en muchos casos las condiciones físicas, químicas y biológicas del mismo, mientras logró hacer un uso más eficiente del agua.

La combinación de la práctica de siembra directa y la implantación de semillas genéticamente modificadas permitió maximizar el potencial productivo de las semillas, logrando elevar y extender la frontera agropecuaria.

En esta época se destaca asimismo la introducción del silo bolsa, un desarrollo importantísimo en lo que refiere a la conservación de forrajes y granos. Este innovador sistema de almacenamiento permitió atender lo que no se lograba cubrir con almacenaje fijo, posibilitando que el productor mejore los tiempos de venta de su producción, a un costo relativamente bajo. Además, el uso del silo bolsa permitió un ahorro de fletes, evitando contratar transporte en épocas de fuerte estacionalidad.

En materia de transporte y logística, en la década de 1990 esta Bolsa de Comercio de Rosario impulsó el concesionamiento de las tareas de dragado y señalización del canal de navegación troncal del Paraná, en el tramo comprendido entre Santa Fe y la zona de aguas profundas del Río de la Plata, logrando que el Poder Ejecutivo Nacional lanzara una licitación internacional y se adjudicara en 1995.

Como consecuencia, las mejoras en la navegación se tradujeron en importantes inversiones en el Complejo Industrial Oleaginoso y sus terminales portuarias y ante todo en menores fletes marítimos, favoreciendo ampliamente la operatoria de los puertos fluviales y permitiendo que las cargas ganaran competitividad.

Todo ello tuvo un beneficio directo para los productores de bienes exportables, principalmente de materias primas agrícolas y manufacturas de origen agropecuario, dado que representaban la mayor parte de los embarques fluviales.

En materia tributaria, se destaca que durante la década de 1990 se eliminaron los derechos de exportación (DEX) sobre todos los cereales y la carne bovina, de la mano de una política de total apertura de la economía.

Únicamente la soja y el girasol continuaron alcanzados por una alícuota del 3,5% a lo largo de toda la década, con un diferencial arancelario del 1% en favor de las harinas y aceites.

Es importante destacar que, en esta década, también hubo un retraso paulatino en el tipo de cambio y bajos precios internacionales de carnes y granos, lo que trajo como consecuencia un fuerte endeudamiento bancario y comercial de los pequeños y medianos productores agropecuarios.

Por otra parte, la disolución de la Junta Nacional de Granos y la liberación del comercio de granos, impulsaron notablemente la actividad del mercado físico de granos de Rosario, lugar donde se concentra gran parte de la producción y exportación del país.

La liberación del comercio de granos y de la negociación, compensación y liquidación de los contratos en dólares, producto de la convertibilidad, impulsó asimismo una recuperación de los mercados de futuros.

Como consecuencia, todas estas medidas llevaron a que la agricultura se expandiera con rapidez en campos previamente dedicados a la producción pecuaria, trasladando la ganadería desde la zona pampeana hacia otras regiones de menor productividad.

Se estima que aproximadamente 13 millones de hectáreas dedicadas a la ganadería y lechería fueron volcadas a la agricultura, debido principalmente a la mayor rentabilidad que ofrecía esta última actividad y una mayor simplicidad en las explotaciones, especialmente en los cultivos extensivos. (Passaniti, 2011)

Finalmente, hacia finales de este período bajo análisis, con la salida del sistema de convertibilidad y la gran crisis macroeconómica que afrontó nuestro país, se restituyeron los DEX en febrero de 2002 con un fuerte aumento en el tipo de cambio.

 

2.    Segundo período: 2003 – 2007

Esta segunda etapa también advierte un importante crecimiento para el sector agropecuario, en la cual el IACA muestra un incremento promedio incluso superior a la etapa anterior, que asciende al 0,8% mensual. En este período se destaca que, a partir del año 2003, Argentina se benefició de precios relativos favorables en el mercado internacional de materias primas y de un tipo de cambio más alto en términos relativos, lo que causó una expansión de la producción agrícola, específicamente en cuanto a producción intensiva de cultivos.

Entre 2006 y 2008, los precios internacionales de los commodities agrícolas alcanzaron niveles récords, provocando un fenómeno que se denominó el “boom de la soja”, el cual generó en la región de Rosario un excedente de riqueza importante.

Esta sustancial mejora en las cotizaciones respondió a varios factores: una demanda mundial que superaba la oferta de varios productos, un crecimiento del consumo de China y países del sudeste asiático, la suba del precio del petróleo que aumentó el interés por los combustibles alternativos (entre ellos, los biocombustibles), la actuación de los fondos especulativos que encontraron en las materias primas agrícolas un refugio para sus inversiones, entre otras.

Todo esto generó una suba de precios que treparon a niveles elevados, pero que comenzaron a deteriorarse cuando los principales actores que impulsaron las subas se retiraron del mercado a raíz de la crisis financiera internacional.

Adicionalmente, en la primera década del siglo, se hicieron más visibles diversos cambios que venían advirtiéndose desde hacía años en la producción agropecuaria argentina y en el sistema de comercialización propiamente dicho.

En este sentido, se destaca el auge de la agricultura de escala y las innovaciones en las formas de producción y gestión de la empresa agrícola, que derivaron en una concentración del número de explotaciones, con un fuerte crecimiento de las áreas sembradas, principalmente en el norte del país.

En este mismo período, después de la crisis de 2001, se produjo una expansión del stock ganadero, así como un aumento de la producción de carne bovina. No obstante, en el año 2005, los precios de la carne bovina registraron un súbito aumento, producto de la fiebre aftosa en Brasil y del mayor consumo interno. Con el fin de frenar este incremento de precios en las góndolas, ese mismo año el gobierno decidió aumentar los DEX de un 5% a un 15%, mientras que fijó precios sugeridos desde abril de 2006 hasta mayo del 2007 para los 12 cortes de mayor consumo popular.

Al mismo tiempo, a inicios de 2006, se creó el Registro de Operaciones de Exportaciones (ROE) para la carne bovina, con el objetivo de restringir la cantidad de carne enviada al exterior, mientras que también comenzaron a implementarse restricciones cuantitativas a las exportaciones de otros productos, como fueron el trigo, el maíz y la leche

En algunas ocasiones, el gobierno decidió incluso prohibir la exportación de algunos productos, como la carne bovina en 2006 y el trigo en 2007. Asimismo, en enero de 2007, se incrementaron nuevamente los DEX para el complejo soja, y meses más tarde se modificó todo el esquema.

 

3.    Primer período: 2008 – actualidad

Este último período muestra un estancamiento en la actividad del sector agropecuario, evidenciado por una tasa de cambio mensual promedio del 0,07% del IACA. Este comportamiento responde a una serie de políticas económicas que, si bien comenzaron a aplicarse a partir de 2002, se intensificaron desde 2008.

En este sentido, quizás lo más destacable de este período se relaciona con la modificación del esquema de los DEX, que tuvo lugar en marzo de 2008 y se conoció como “la Resolución 125”. Esta modificación consistía en un sistema móvil de derechos de exportación para trigo, maíz y los complejos de soja y girasol, que en el momento de su anuncio elevaba la carga tributaria hasta niveles insólitos: 48,7% para la soja, 41,2% para el girasol, 36,4% para el maíz y 28,8% para el trigo.

Su aplicación motivó la paralización de la comercialización de granos por aproximadamente 120 días, luego de los cuales el Senado resolvió derogar la Resolución 125 y el Ministerio de Economía restableció el régimen de DEX fijos, con los aranceles vigentes a marzo de 2008.

Hacia finales de 2008, incluso, el gobierno resolvió reducir la carga sobre el trigo y el maíz, en medio de una severa sequía que afectó gravemente la producción.

En mayo de ese mismo año, se implementó el ROE Verde (ROE de granos y subproductos agrícolas), que funcionaba como un régimen de licencias de exportación con autorización previa, el cual requería la acreditación de un contrato de venta externa en firme.

Este instrumento buscaba garantizar un excedente del consumo doméstico, por lo que una vez estimado ese consumo, las autoridades emitían permisos para la exportación del excedente. Esto supeditó la apertura o cierre de ventas al exterior de productos agropecuarios a formas de cálculo que fueron variando tanto en lo que respecta al cupo que le correspondía a cada empresa como a la forma de su determinación para la cosecha presente o la futura.

La introducción del ROE Verde trajo aparejado gran incertidumbre en las transacciones, lo que, combinado con el efecto de los DEX, generó presión sobre los precios de los productores, desencadenando una menor producción en los años siguientes. Debido a la combinación de estas políticas junto con la gran sequía de la campaña 2008/09, los datos del IACA indican una contracción de la actividad agropecuaria del 27,4% entre febrero de 2008 y mayo de 2009.

En lo que respecta al sector ganadero, las políticas implementadas desde el año 2005 con el fin de garantizar precios bajos para el consumo interno generaron desincentivos a la producción de carne. De hecho, durante 2008 y 2009, los precios de la hacienda en Argentina fueron tan bajos comparados con otros países del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) que terminó generando una rentabilidad negativa para el sector.

Como consecuencia, en 2009 se aceleró la liquidación de cabezas, lo que provocó una consiguiente caída del stock bovino.

Posteriormente, en el año 2012 se creó el Registro Único de Operadores de la Cadena Comercial Agropecuaria (RUCA), que convirtió al registro en una matrícula para ejercer el comercio.

Debido a que las restricciones a la comercialización y exportación de productos agropecuarios tomaron más fuerza aquel año, en los primeros seis meses de 2012 el IACA registra una importante contracción, en torno al 13%.

De esta manera, las mencionadas políticas aplicadas hasta 2015, entre las que se puede añadir también los controles al tipo de cambio, generaron una fuerte presión en el sector que impactó en la rentabilidad y en el ingreso de los productores, reduciendo los incentivos para la inversión y adopción de nuevas tecnologías.

En diciembre de 2015, la llegada de un nuevo gobierno introdujo grandes cambios en la política agrícola.

Entre ellos, se destaca la eliminación de las restricciones a la exportación y la desregularización del mercado cambiario, así como la eliminación de las retenciones a las exportaciones de todos los productos, a excepción de la soja y los subproductos, cuya alícuota iría descendiendo un 0,5% mensual a partir de enero de 2017.

A partir de aquel año, se destaca un notable incremento de la exportación de carne bovina, principalmente a China, de la mano de un crecimiento sostenido de la producción de carne debido al aumento del peso de faena.

No obstante, luego de una fuerte volatilidad en el mercado cambiario a finales de agosto de 2018, el gobierno suspendió la reducción progresiva de retenciones al complejo sojero y se restauraron los DEX sobre los demás productos. Posteriormente, en diciembre de 2019, una nueva gestión en el gobierno nacional elevó los DEX.

En marzo de 2020, a través del Decreto 230/2020, se incrementó nuevamente la alícuota para los DEX del complejo soja, mientras que se redujeron los DEX sobre gran parte de los productos agroindustriales referentes a las denominadas economías regionales.

Se implementó asimismo una “redistribución solidaria” mediante reintegros a los pequeños productores de soja, con cosechas menores a las 1.000 toneladas.

Más de dos años después, con el Decreto 131/2022 de marzo del 2022, se eliminó el diferencial de DEX para los subproductos industriales del complejo soja hasta que, a principios de 2023, el decreto perdió vigencia y se volvió al esquema tributario previo.

En medio de estas modificaciones, en diciembre de 2021, el entonces Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MAGyP) anunció la implementación de volúmenes de equilibrio para el trigo pan y el maíz en grano, con el objetivo de asegurar la mercadería para satisfacer la demanda interna.

Adicionalmente, entre septiembre de 2022 y diciembre de 2023, en un contexto de control del tipo de cambio, el gobierno anunció sucesivos “Programas de Incremento Exportador”, que consistían en establecer tipos de cambio diferenciales para el sector agropecuario.

No obstante, cada programa era por tiempo limitado y se diferenciaba del anterior en términos de alcance y tipo de régimen: los primeros establecían un tipo de cambio fijo más alto que el oficial, en tanto que desde septiembre de 2023 en adelante el esquema pasaba a ser variable según la cotización del dólar oficial y el dólar financiero.

Finalmente, tras la asunción de un nuevo gobierno en mayo de 2024, se estableció un “dólar exportador”, permitiendo a los exportadores liquidar el 80% de sus divisas al tipo de cambio oficial y el restante 20% al contado con liquidación (CCL), abarcando a todos los productos con Nomenclatura Común del Mercosur (NCM).

Esta medida tuvo lugar hasta abril de 2025, cuando la introducción de un nuevo esquema cambiario de flotación entre bandas unificó el tipo de cambio. El gobierno entrante, asimismo, dio por terminado el sistema de volúmenes de equilibrio para el trigo y el maíz.

Más tarde, en febrero de 2025, a través del Decreto 38/2025, estableció la baja temporal de retenciones hasta junio de 2025 y la eliminación definitiva de las retenciones a las economías regionales. Sumado a ello, hacia finales de septiembre de 2025 el Decreto 682/2025 eliminó temporalmente las retenciones a los granos y subproductos hasta el 31 de octubre del mismo año o hasta acumular USD 7.000 millones en DJVE, de manera que el mismo tuvo vigencia únicamente dos días.

Paralelamente, el Decreto 685/2025 redujo a 0% las retenciones para animales vivos y productos cárnicos hasta el 31 de octubre de 2025.

Otro punto por destacar de este período tiene que ver con dos severas sequías que atravesó nuestro país en la última década.

En el primer caso, se trata de la campaña 2017/18, en la cual la escasez de agua dejó como saldo una reducción del 25% en la producción de granos, según estimaciones propias.

La segunda gran sequía se registró durante la campaña 2022/23, con una reducción del 38% en la producción de granos, equivalente a un recorte de 50 Mt, luego de registrarse tres años consecutivos de lluvias por debajo de la media.

Estos sucesos se ven reflejados en el IACA, que evidencia una caída del 23,4% entre julio de 2017 y abril de 2018, en tanto la contracción es del 31,5% entre noviembre de 2021 y mayo de 2023. La contracara de la última gran sequía fue una faena récord en junio de 2023, impulsada por la escasez de pasturas y granos para forraje.

En resumen, el sector agropecuario de nuestro país ha estado sujeto a una política cambiante a lo largo de las últimas décadas, en las que se han alternado períodos de apertura comercial y estabilidad macroeconómica, con otros de fuertes restricciones al comercio.

Las reglas de juego cambiantes impuestas por los diferentes gobiernos a lo largo de las últimas décadas tuvieron un claro impacto en el sector, afectando la producción, la rentabilidad y las inversiones de los productores.

Primicias Rurales

Fuente: BCR Informativo Semanal

La Argentina firmó un acuerdo de cooperación aduanera con EEUU: en qué consiste y por qué es importante para el agro

La Argentina firmó un acuerdo de cooperación aduanera con EEUU: en qué consiste y por qué es importante para el agro

El titular de la ARCA, Juan Pazo, viajó a Washington D. C. para firmar el convenio. Cómo funciona el mecanismo de intercambio de información entre ambos países

Buenos Aires,  lunes 24 noviembre (PR/25) — A una semana de que se conociera la confirmación del acuerdo comercial bilateral, la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) firmó un acuerdo de cooperación con los Estados Unidos que cambiará la manera en que se comparte información entre ambos países y podría tener implicancias para las retenciones.

“Hoy firmamos un convenio de cooperación con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, por sus iniciales en inglés), un paso clave para profundizar la modernización, la digitalización y la automatización de los procesos aduaneros entre ambos países», comunicaron en el organismo tributario.

El presidente Javier Milei vaEl presidente Javier Milei va a viajar a Estados Unidos para el sorteo del Mundial y podría llegar a sumarse el ministro de Economía, Luis Caputo.

La firma del convenio se llevó a cabo con la presencia del titular de la ARCA, Juan Pazo, y el director general de Aduanas, Andrés Veliz, en Washington junto con el subcomisionado Ejecutivo Adjunto de su par estadounidense, Donald R. Stakes.

“Este acuerdo nos permite fortalecer la coordinación bilateral, potenciar la detección temprana de amenazas y combatir delitos transnacionales, alineando nuestro trabajo con los estándares internacionales de la Organización Mundial de Aduanas”, destacaron.

Juan Pazo es el hombreJuan Pazo es el hombre del ministro de Economía, Luis Caputo en ARCA.

La cooperación con la CBP también contribuirá a reducir tiempos logísticos, optimizar la competitividad del sector privado y seguir consolidando el camino hacia una Aduana 100% digital, sin gestiones en papel ni trámites presenciales.

Tal como había adelantado Infobae, este era uno de los puntos que el Gobierno les adelantó a los sectores agro exportadores, con los que tiene diálogo fluido. “Trabajarán en intercambiar información sobre el mercado de soja”, comentó una alta fuente en off the record. Pese a esta intención, la fuente destacó el comercio es entre empresas y depende de la oferta y la demanda.

En el marco del acuerdo que difundió la Casa Blanca, ambos países se comprometieron a cooperar para facilitar la inversión y el comercio de minerales críticos y acordaron trabajar para estabilizar el comercio mundial de soja, lo que revivió el capítulo que Bessent definió como tax holiday.

A fines de septiembre, frente a la necesidad de dólares para intervenir en el tipo de cambio, el Gobierno estableció “retenciones cero” para los principales cultivos con un cupo de USD 7.000 millones, una medida que duró menos de tres días. Pero el anuncio se dio en medio de las negociaciones por el swap de USD 20.000 millones con los Estados Unidos, lo que generó malestar en los farmers de ese país.

“No quieren que la Argentina implemente esquemas de beneficios que lleven a desplazar la soja americana de China”, comentó una fuente. Ante la repregunta de Infobae sobre si eso no complicaría la baja de retenciones que tanto prometió el Gobierno al campo, reconocieron cierta dificultad para que ese deseo se concrete.

En algunos sectores agroexportadores ven con recelo la presión de Estados Unidos en este aspecto, a pesar de que se trata de un punto que el canciller Pablo Quirno se esfuerza por desmentir.

“La Argentina mantiene su soberanía impositiva y su decisión sobre su marco regulatorio”, destacó el ministro de Relaciones Exteriores en una entrevista con A24 cuando se lo consultó sobre si el Gobierno de Estados Unidos le pidió sostener las retenciones.

La cooperación entre Argentina y Estados Unidos en materia aduanera no es nueva, sino que lo viene desde los 90. Washington cuenta con una Unidad de Transparencia Comercial para identificar tendencias mundiales y rastrear blanqueos de capital por vía comercial (TBML, por sus siglas en inglés). Y hace análisis continuos de los datos de intercambio a partir de alianzas con unidades de transparencia comercial de otros países.

“Lo que pueden hacer es introducir una cláusula en ese intercambio para que el Gobierno argentino tenga que anticipar en caso de llevar a cabo medidas de baja de retenciones, como sucedió en septiembre”, comentó la fuente que conoce el funcionamiento de ARCA.

Por la expectativa de una
Por la expectativa de un acuerdo entre Estados Unidos y China, la tonelada de soja en Chicago ya supera los USD 400.

Líneas de crédito para ARCA

Frente a la necesidad de dólares del equipo económico, a principios de año la ARCA accedió a diferentes líneas de crédito con organismos internacionales a los fines de modernizar el organismo.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aprobó un préstamo por USD 1.200 millones para el fisco nacional, de los cuales USD 800 millones apuntan a apoyar reformas tributarias para mejorar la eficiencia y equidad del sistema impositivo. Entre otras, se proyectan medidas para simplificar los procesos de declaración del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y del Impuesto a las Ganancias personales.

Pero no fue el único plan en ese sentido. El Banco Mundial (BM) aprobó un proyecto de USD 300 millones con el fin de mejorar la eficiencia, eficacia y transparencia de la administración tributaria en Argentina a partir de la simplificación de trámites, la automatización de procesos y la provisión de información clara y oportuna a los contribuyentes.

Ante la consulta en ese momento a fuentes oficiales de ARCA no pudieron dar explicaciones sobre para qué se usarían.

Primicias Rurales

Fuente: Infobae

Los productos que lideran la generación genuina de divisas de la economía argentina son los más castigados

Los productos que lideran la generación genuina de divisas de la economía argentina son los más castigados

Valor Soja por Valor Soja

En primer lugar se ubicó la harina de soja, que tiene un derecho de exportación del 24,5%, mientras que el segundo lugar fue para el poroto de soja, que es castigado con una retención del 26,0%. Y el tercero fue para el aceite de soja, que está gravado con una alícuota del 24,5%.

Ese solo dato –insólito para un extranjero que habita un país normal– bastaría para explicar el problema recurrente de crisis cambiarias que experimenta la Argentina.

En los primeros diez meses de 2025 la balanza comercial de la Argentina generó un superávit de 6846 millones de dólares, lo que representa una cifra limitada no sólo con respecto al potencial exportador del país, sino también en cuanto a las necesidades urgentes de recomposición de las reservas internacionales del Banco Central (BCRA).

El sector agroindustrial en general y el oleaginoso en particular no sólo lideran el ranking de exportaciones, sino también el del balance cambiario del BCRA, dado que –a diferencia de otros sectores exportadores– consume muy pocas divisas.

El balance cambiario neto del sector “oleaginosos y cereales” en los primeros nueve meses de 2025 (último dato oficial disponible) fue de 29.323 millones de dólares, mientras que el del rubro minero fue de 4832 millones y el de la industria automotriz de -7465, es decir, consumió más divisas de las que generó.

Entre enero y septiembre de este año el sector de petróleo y gas registró una balanza cambiaria de 8039 millones de dólares, cifra que, si bien tiene posibilidades de seguir creciendo, se encuentra muy lejos de la capacidad de generación de divisas del agro.

La exportación de petróleo tiene una retención móvil que se ubica en cero cuando el precio internacional del barril es de 45 dólares y en 8,0% cuando supera los 60 dólares, como sucede en la actualidad. Recientemente el gobierno de Javier Milei firmó un acta acuerdo con la provincia hidrocarburífera de Chubut en el cual se compromete a revisar ese impuesto.

Primicias Rurales

Fuente: Valor Soja

50 mil toneladas de frutas al año: el gigante de la Patagonia que nunca dejó de estar a la vanguardia

50 mil toneladas de frutas al año: el gigante de la Patagonia que nunca dejó de estar a la vanguardia

Ayer, con la conservación en atmósfera controlada y hasta un barco de exportación propio, y hoy con las cámaras de maduración presurizada, Tres Ases ha hecho de la innovación la base de su éxito y resiliencia. Los hitos y los desafíos a lo largo de su historia en la fruticultura del Alto Valle.

Con sede central en Cipolletti (Río Negro), hoy la compañía está en plena transición: mantiene el ADN familiar que la caracterizó desde siempre, pero avanza decididamente hacia la profesionalización de su gestión.

En ese proceso, la mirada moderna de su presidente, Gabriel Grisanti, y la incorporación de perfiles como Alejandro Sartor (adjunto al Directorio) explican por qué Tres Ases vuelve a ser una referencia absoluta en la región y el país. Esta es la historia de cómo una firma pionera supo reinventarse sin perder su esencia.

Antes de ser una empresa, Tres Ases fue una idea. Su raíz se remonta a 1914, cuando Enrique Grisanti (abuelo de Gabriel), nacido en Italia, instaló un puesto de frutas y verduras en el mercado de Bahía Blanca. Ese fue el puntapié inicial. Con el fin de ampliar y fortalecer su red comercial, en 1941 la familia desembarcó en el Alto Valle, alternando su actividad con la campaña del cítrico en Entre Ríos. La empresa formal nacería en 1960, pero para entonces ya había experiencia productiva: en 1957 se habían adquirido las primeras chacras en Villa Elvira, Cipolletti.

Las mismas siguen siendo un importante bloque productivo de Tres Ases, y fueron visitadas por Río Negro Rural.

 

Foto de la planta de empaque de Tres Ases en 1977. Foto: gentileza.

 

La segunda generación, conformada por Enrique y Segundo Grisanti (padre y tío de Gabriel), apostó por la innovación sin titubeos. Alrededor de 1970, “viajaron a Italia, consiguieron la representación de una empresa, y así Tres Ases construyó las primeras cámaras de atmósfera controlada de la región”, relata Gabriel.

Ese salto tecnológico enorme les permitió extender la vida de poscosecha y vender fruta hasta la siguiente temporada. Fue la chispa de un cambio estructural en el sector.

En aquellos años, Tres Ases también construyó un frigorífico en el puerto de Ingeniero White y, en 1969, se convirtió en la única firma frutícola del Alto Valle con buque exportador propio. Fue bautizado como “Cipolletti” y construido en el astillero Río Santiago para abastecer los puertos del nordeste brasileño.

 

Tres Ases tuvo barco de exportación propio: el histórico buque Cipolletti. Foto: gentileza.

 

“Acompañando al barco y a la atmósfera controlada, se consolida una marca comercial muy fuerte, muy vinculada a una jugada ganadora o a una jugada de éxito que tiene traducción en todos los idiomas y culturas”, describe Gabriel Grisanti con respecto a la elección de Tres Ases como denominación, y revelando el ambicioso objetivo de llegar a todo el mundo con las peras y manzanas norpatagónicas.

El relacionamiento con productores fue otra piedra angular del modelo Tres Ases. La empresa supo articular redes de provisión con familias históricas de la región, convirtiéndose en un actor integrador. Esa visión (una marca comercial fuerte, un proyecto de alcance global y un espíritu innovador permanente) moldearía su identidad durante las siguientes décadas.

1989: el origen de un problema… y de su solución

La hiperinflación de fines de los años ochenta encontró a Tres Ases en plena reconversión productiva: plantaciones tradicionales estaban siendo reemplazadas por sistemas intensivos en espaldera, un cambio tecnológico indispensable pero costoso.

El financiamiento más largo disponible en ese momento en la Argentina era a seis meses, y el 97% del pasivo cuando ingresé a la empresa vencía en menos de 180 días, que además había que renovar”, recuerda Gabriel, que se incorporó a la dirección en 1991. La ecuación era insostenible.

La empresa tuvo que achicarse, desprenderse de activos y centralizar su administración en Cipolletti. El proceso concluyó en 1999 con un concurso de acreedores que ordenó el pasivo y permitió respirar. Fueron años extremadamente duros, pero también decisivos.

La inversión que había generado la crisis (la reconversión de las chacras) fue la llave del futuro. La modernización productiva estaba hecha; sólo faltaba un contexto favorable.

 

Gabriel Grisanti, presidente de Tres Ases. Foto: Juan Thomes.

 

Ese “viento de cola” llegó en 2002 con la devaluación. Para entonces, Tres Ases era un “velero liviano”, en palabras de Grisanti: una estructura eficiente, con costos ajustados y plantaciones tecnológicamente renovadas. Cuando soplaron los vientos adecuados, la empresa estaba lista. Y despegó con fuerza.

Despegue, innovación y un nuevo modelo comercial desde el Alto Valle

 

Tras la resolución del concurso comenzó una etapa de crecimiento continuo. Con los tres hermanos Grisanti que conforman la tercera generación (Gabriel, Enrique y Gustavo) ya firmes en la conducción, la empresa apostó nuevamente por la innovación tecnológica.

 

Peras de Tres Ases, en el Alto Valle. Foto: gentileza.

 

Uno de los hitos fue la incorporación de la clasificación óptica, que reemplazó personal de clasificación manual y permitió ampliar estándares de calidad y eficiencia. Al mismo tiempo, Tres Ases reformuló su modelo comercial. Ya no se trataba solo de vender productos: la empresa decidió vender soluciones.

Incorporó importaciones estratégicas y amplió su abanico de frutas hasta superar las veinte referencias, entre producción propia, compras a productores regionales e importaciones. El objetivo: garantizar abastecimiento continuo y calidad uniforme para clientes de Argentina.

Ese enfoque convirtió a Tres Ases en un proveedor integral: peras, manzanas, carozos, membrillos, bananas, paltas, cítricos contraestación, nueces y más. La clave estaba en la logística, el know-how, la maduración controlada y la consistencia. “Para cada cliente se construía una relación de confianza a largo plazo, que normalmente demanda entre tres y cinco años hasta consolidarse. Y una vez consolidada, el factor determinante deja de ser el precio: lo que importa es la confiabilidad”, explicó Alejandro Sartor.

El emblemático establecimiento de Tres Ases en el casco urbano de Cipolletti. Foto: Juan Thomes.

 

Con ese objetivo, Tres Ases se asoció con el mayor importador de banana de Argentina y está próxima a iniciar la maduración de frutas en cámaras presurizadas de última tecnología en la ciudad de Cipolletti. “Será la primera planta de maduración presurizada de la Patagonia, y nos permitirá abastecer bananas, paltas, peras y otras frutas listas para ser consumidas en la región y en el norte de Patagonia”, explicó Sartor.

La eficiencia productiva siguió siendo una prioridad. Todo cuadro que rinde menos de 37.000 kilos por hectárea se reemplaza con plantas nuevas. El rendimiento promedio actual ronda las 42 toneladas entre peras y manzanas. Otra máxima de Tres Ases es que toda nueva hectárea debe implantarse con tecnología e infraestructura de punta. El crecimiento siempre estuvo atado a la calidad.

El presente de Tres Ases, un gigante de la Patagonia

Hoy Tres Ases es una de las firmas frutícolas más importantes del país. Opera 1.100 hectáreas (70% propias, 30% arrendadas), distribuidas desde San Patricio del Chañar (Neuquén) hasta Cervantes (Río Negro). Produce peras, manzanas, carozos y membrillos, con una estructura que combina tradición y modernidad.

Más de 2.300 personas trabajan en temporada alta, con 180 permanentes. El 60% de la producción propia se exporta, mientras que la mitad de las 50.000 toneladas anuales comercializadas se destina a mercado interno.

Pero el cambio más profundo está en la organización. Tres Ases avanza hacia un esquema de gestión profesionalizada, donde perfiles técnicos y comerciales especializados toman protagonismo. En ese camino, Alejandro Sartor encarna la nueva etapa: una mirada estratégica, foco en la logística, la diversificación y el desarrollo comercial de largo plazo.

 

Alejandro Sartor, adjunto al Directorio de Tres Ases. Foto: Juan Thomes.

 

Esa profesionalización no borra la esencia familiar: la complementa. Gabriel Grisanti refleja esa síntesis a la perfección.

Heredó de su padre valores como la integridad, el esfuerzo y la visión integral del negocio; a eso le sumó una perspectiva moderna, tecnológica y orientada al servicio. Tres Ases también es eso: una empresa que empezó siendo familiar, que hoy se profesionaliza, y que en ambos modelos encuentra la misma identidad.

Una firma que fue pionera hace sesenta años con la atmósfera controlada y que hoy, con cámaras presurizadas y un enfoque comercial global, vuelve a estar en la vanguardia.

Primicias Rurales

Fuente:  Río Negro Rural

Te lo avisamos: Comenzó la “carnicería comercial” en el mercado argentino de trigo

Te lo avisamos: Comenzó la “carnicería comercial” en el mercado argentino de trigo

Buenos Aires, domingo 23 de noviembre (PR/25) — Tal como había advertido Bichos de Campo un mes y medio atrás, comenzó finalmente la “carnicería” en el mercado argentino de trigo ante la conjunción de una serie de factores bajistas en plena cosecha del cereal.

Semejante incremento, en un contexto de precios internacionales bajos del cereal, no luce prometedor para un producto que, en esta época del año, debe bajar mucho de precio para poder ser competitivo en mercados africanos y asiáticos con respecto al cereal ruso o europeo.

El último precio FOB oficial del trigo pan argentino en el mercado disponible (spot) se ubica en apenas 211 u$s/tonelada, una cifra 5% menor a la registrada un año atrás, cuando la cosecha por venir era entonces de 18,5 millones y no de 24,7 millones como la que se espera recolectar en 2025/26.

 

En ese marco, el  jueves (el viernes fue feriado en la Argentina) el precio del contrato Trigo Rosario Diciembre 2025 en el mercado A3 (primera posición del ciclo comercial 2025/26) cerró en un promedio de 176,0 u$s/tonelada versus 184,0 y 195,0 u$s/tonelada uno y dos meses atrás respectivamente.

La cuestión es que los exportadores argentinos, en la actual coyuntura, no muestran particular interés en el negocio del trigo: apenas registraron embarques del cereal de la campaña 2025/26 por 2,75 millones de toneladas.

Las compras de trigo 2025/26 por parte de la exportación al 12 de noviembre pasado (último dato oficial) sumaban 5,82 millones de toneladas, de las cuales 2,34 millones no tenían precio hecho. Es decir: las compañías exportadoras están “compradas” en el cereal y no tienen apuro alguno por originar mercadería.

Mientras tanto, a medida que avanza la cosecha, el constante ingreso de camiones con trigo a los puertos muestra que gran parte de los productores necesita vender cereal para generar liquidez, lo que ciertamente contribuye a potenciar la dinámica bajista.

Si a ese fenómeno de mercado se le suman problemas de calidad comercial, entonces el “combo” bajista suma un factor adicional, el cual puede ser compensado en algunos casos gracias a los rendimientos extraordinarios que se están registrando en muchas zonas productivas argentinas.

Primicias Rurales

Fuente: Valor Soja