Buenos Aires, martes 23 septiembre (PR/25) — En ciencia política, el concepto de fides —de origen latino— alude a la confianza, la fe y la lealtad que se establecen entre gobernantes y gobernados. Es un intangible que sostiene la legitimidad de las instituciones y que, según Luhmann, permite reducir la complejidad social mediante expectativas de comportamiento.
La empatía, entendida como la capacidad de reconocer y comprender las necesidades y emociones de los otros, constituye otro pilar esencial de la representación política y de la gobernabilidad. Sin ambos elementos, el contrato social se debilita y el sistema político se expone a una crisis de representación.
El gobierno de Javier Milei construyó su legitimidad inicial sobre un relato disruptivo, con dos ejes centrales: estabilizar la economía y terminar con la “casta” política que empobrece a los argentinos. Su capital simbólico se apoyó en la expectativa de eficacia técnica y en la narrativa de ruptura más que en la construcción de consensos o en una sensibilidad social inclusiva.
Sin embargo, ese capital simbólico muestra acelerados signos de desgaste. Aunque la inflación interanual se redujo y el gobierno afirme que lo propio sucedió con la pobreza, la percepción social sigue marcada por la dificultad cotidiana: un 65 % de los encuestados afirmaba hasta antes de las elecciones bonaerenses que la situación económica era mala o muy mala, percepción que seguramente se incrementó a partir del resultado de las mismas. La brecha entre mejora estadística y experiencia vivida erosiona la fides depositada en el gobierno.
A ello se suman decisiones de alto impacto social ante sectores particularmente vulnerables—vetos en salud pediátrica, discapacidad, financiamiento universitario y jubilaciones — que generan la sensación de desconexión entre el diseño de la política pública y la vida real de la población. La ciencia política ha demostrado que las políticas percibidas como insensibles al bienestar colectivo alimentan la desafección democrática y debilitan la legitimidad de los gobiernos, aun cuando estos logren metas macroeconómicas.
En el plano político, la falta de experiencia de gran parte del gabinete ha limitado su capacidad de negociación en un Congreso fragmentado y carente de gobernadores o intendentes propios. Más preocupante aún es la ausencia de empatía en el discurso oficial hasta el tibio intento durante la presentación del presupuesto 2026 por cadena nacional.
No sólo no se reconocían las dificultades materiales de la población sino que se ha negado al adversario el derecho mismo a existir, aspecto que impide generar vínculos y construir coaliciones mínimas de gobernabilidad. De persistir esta dinámica, se habilita un escenario de crisis política que podría derivar en consecuencias más graves, incluyendo judicialización de responsabilidades, como en el caso Andis o Libra, este último ya en investigación aquí y en el exterior.
La situación es particularmente crítica frente al electorado pendular —que tradicionalmente representó entre el 20 % y el 25 % de los votantes— y que suele definir el resultado electoral. Hoy, ese segmento, el cual seguramente ha crecido, muestra desazón y creciente desafección ante la falta de opciones que lo representen, lo que eleva el riesgo de inestabilidad política y de nuevas olas de polarización.
La reconstrucción de fides y la recuperación de la empatía no son solo desafíos para el actual gobierno sino también para la oposición. La experiencia histórica enseña que cuando esos valores se erosionan, se abren las puertas a ciclos de conflictividad institucional y crisis de gobernabilidad que afectan a todo el sistema político. El aspecto positivo de este ciclo democrático argentino es que a pesar de las permanentes crisis económicas, el sistema de convivencia se ha mantenido desde 1983 con frecuentes alternancias.
Esperemos que quienes han abrevado en los códigos positivos de la política cuenten con la claridad suficiente para consensuar alianzas sólidas con vistas a un futuro gobierno antes que coaliciones meramente electorales. Considero no obstante, que se equivocan quienes piensan de modo binario que el próximo ciclo será exclusivamente peronista como tampoco debiera ser una reedición de la experiencia de Cambiemos cuando el PRO hegemonizó el gobierno siendo los otros partidos meros aliados parlamentarios.
Sería deseable que haya generosidad para acordar desde ya, habida cuenta de los consensos parlamentarios que se han alcanzado actualmente, un conjunto de propuestas concretas que brinden un horizonte de futuro inmediato a una población cansada ya de frustraciones puesto que dos años pueden resultar eternos.
En la Argentina de las recetas instantáneas, las medidas económicas no son sólo números: son radiografías de un régimen que promete libertad y entrega facturas.
Ricardo Raúl Benedetti
Periodista político
Buenos Aires, lunes 22 septiembre (PR/25) — Hoy el Boletín Oficial publicó el Decreto 682/2025: retenciones en 0% para todos los granos-soja, maíz, trigo, sorgo y subproductos-hasta el 31 de octubre o hasta ingresar US$7.000 millones en exportaciones, lo que ocurra primero. No fue un guiño simbólico: fue un manotazo para sostener una calma cambiaria que se desvanece.
El Banco Central, con reservas netas en rojo por US$6.000 millones, vendió US$1.110 millones en tres días para defender la banda cambiaria, mientras el dólar oficial rozaba los $1.515. El anuncio, firmado por Javier Milei y Luis Caputo, llegó como un salvavidas en plena tormenta, con el vocero Manuel Adorni acusando en X a «la vieja política» de generar «incertidumbre para boicotear el programa».
La narrativa oficial es clara: desregular, bajar impuestos al sector que aporta el 50% de las exportaciones — US$ 48.000 millones anuales, según la Bolsa de Cereales — y lograr un «shock de dólares» para engrosar reservas en un 20%: 2.000 millones proyectados solo en soja para octubre, según la Bolsa de Rosario. No es un gesto aislado. En julio, el Decreto 526/2025 redujo retenciones — soja del 33% al 26%, maíz del 12% al 9,5% —, respaldado por un superávit fiscal que Milei cuida «como la niña de sus ojos».
Pero esta quita, que expira cinco días después de las legislativas del 26-0, huele a táctica electoral. El agro, reteniendo stock por expectativas de devaluación, recibe un incentivo para liquidar; los grandes exportadores ganan más que el chacarero, que paga fertilizantes y fletes en dólares. Fausto Spotorno (Ámbito Financiero), advierte: «Sin cambios estructurales, acumular reservas es insostenible; beneficia multinacionales». Miguel Kiguel (El Cronista), agrega: «El BCRA usó US$1.110 millones esta semana; sin reformas, los dólares se esfuman«.
¿Por qué no permanente? Eliminar retenciones costaría US$6.800 millones en recaudación para 2026, según proyecciones oficiales, un lujo que el Presupuesto no soporta sin recortes drásticos. En criollo: pan para hoy, hambre fiscal para mañana. El Gobierno lo sabe, priorizando la estabilidad pre-electoral para evitar que la inflación, hoy en 4% mensual, se desboque.
Las repercusiones políticas reflejan un país fracturado. Miguel Ángel Pichetto (Encuentro Federal) tilda la medida de «oportunista y electoral«, criticando la falta de diálogo con el Congreso: «Hablan con gobernadores, no con legisladores». Julián Domínguez, en (Página/12), apunta: «Sacrifica el mercado interno por la plaza financiera«.
En el interior, aplausos con asteriscos. Maximiliano Pullaro celebra: «Es un alivio, pero debe ser el inicio de una quita total«; Santa Fe aportó US$4.000-5.000 millones anuales en retenciones, «22.000 cosechadoras«. Martín Llaryora suma: «Córdoba dio miles de millones desde 2002; necesitamos previsibilidad». La Sociedad Rural, con Nicolás Pino, ovaciona: «Colma expectativas, pero queremos cero total». Federación Agraria gruñe: «Favorece multinacionales, no al productor chico«.
En los mercados, el impacto fue inmediato pero frágil. El dólar oficial cayó 0,5% a $1.510, el contado con liquidación retrocedió al 38%, y el bono AL30 subió 11%, con el riesgo país bajando 300 puntos a 1.142 básicos (JP Morgan). Acciones agro como Ledesma y Adecoagro treparon 3-5% en Wall Street; el Merval, tras caer 30% en dólares en 2025, rebotó tímidamente. Bloomberg Línea advierte: «Alivio temporal, con volatilidad post-elecciones».
Milei, reprogramando su viaje a Nueva York por la crisis, busca oxígeno externo: una bilateral con Trump el martes, un premio del Atlantic Council con Scott Bessent (Tesoro) el miércoles, y contactos con el FMI.
Se especula con un préstamo del Exchange Stabilization Fund por US 8.500−10.000 millones para cubrir vencimientos de 2026(US4.000M en enero, US 4.500M enjulio),con US 44.000 millones pendientes al FMI.
Bessent, en abril, elogió: «Milei trae Argentina del precipicio». Reuters lo ve como un «gamble de alto riesgo» que hipoteca soberanía.
El reverso social duele. Jubilaciones, con mínima de $314.243 más bono fijo de $70.000, perdieron 6,2% real; 43% de los jubilados están bajo la línea de pobreza (UCA, 2025).
El Presupuesto 2026 promete +5% real, pero sin la fórmula anterior (+32% hoy). Salarios reales cayeron 5,8%; el SMVM ($317.800) no cubre la canasta familiar ($1.100.000, INDEC). Consumo masivo cae 7% interanual, mientras autos (+94%) y yates crecen, una «Argentina de dos velocidades«, según Spotorno.
Pymes sufren: construcción perdió 73.415 empleos, industria 42.870 desde 2023. El «plan productivo» -Vaca Muerta, minería- sigue sin cronograma, con el Presupuesto 2026 proyectando un PBI de +5,5% pero sin detalles.
Claves de la coyuntura:
Retenciones: Cero hasta 31/10 US7.000M;+206.800M).
Jubilaciones: +5% real 2026, bono $70.000. Crítica: 43% bajo pobreza; sin movilidad plena.
Préstamo EE.UU.: US$8.500-10.000M ESF. Crítica: más deuda; soberanía en jaque.
Plan Productivo: 5,5% PBI 2026. Crítica: sin detalles; empleo cae.
Es técnica y política: dólares para llegar al 26-0, votos para consolidar el relato libertario. Pero sin reformas, reservas creíbles y un plan que reactive consumo, el tango sigue en una pista rota. Milei insiste: «Lo peor pasó«. Post-elecciones, el veredicto: ¿promesa cumplida o nuevo compás de crisis?
En el siglo XXI, las empresas enfrentan un panorama empresarial complejo y dinámico, marcado por avances tecnológicos rápidos, demandas de sostenibilidad, riesgos cibernéticos, desafíos en la gestión del talento y una incertidumbre económica y geopolítica sin precedentes.
Buenos Aires, lunes 22 de septiembre (PR/25) .- En este artículo, exploraré los cinco temas principales que están en la mente de los líderes empresariales de todo el mundo, sean organizaciones pequeñas, medianas o grandes.
1.Transformación digital:
La transformación digital implica la integración de tecnologías digitales en todas las áreas de una empresa para mejorar la eficiencia, la productividad y la experiencia del cliente. Este proceso abarca una amplia gama de tecnologías y prácticas, incluyendo la adopción de sistemas de gestión empresarial (ERP), plataformas de comercio electrónico, automatización de procesos, análisis de datos y herramientas de inteligencia artificial (IA).
Ejemplos:
ERP (Enterprise Resource Planning): Los sistemas ERP permiten a las empresas integrar y gestionar sus procesos comerciales clave, como finanzas, recursos humanos, inventario y cadena de suministro, en una sola plataforma. Ejemplos de software ERP populares incluyen SAP, Oracle y Microsoft Dynamics.
Comercio electrónico: La adopción de plataformas de comercio electrónico ha permitido a las empresas expandir su alcance y llegar a nuevos mercados en todo el mundo. Ejemplos destacados incluyen Amazon, Alibaba y Shopify.
Automatización de procesos: La automatización de procesos permite a las empresas eliminar tareas manuales repetitivas y mejorar la eficiencia operativa. Ejemplos de procesos automatizados incluyen la facturación electrónica, la gestión de inventario y la atención al cliente a través de chatbots.
Análisis de datos: El análisis de datos proporciona a las empresas información valiosa sobre el comportamiento del cliente, las tendencias del mercado y el rendimiento operativo. Ejemplos de herramientas de análisis de datos incluyen Google Analytics, Tableau y Power BI.
Inteligencia Artificial (IA): La IA está transformando la forma en que las empresas operan y brindan valor a sus clientes. Ejemplos de aplicaciones de IA incluyen chatbots de servicio al cliente, sistemas de recomendación de productos y análisis predictivo para la toma de decisiones empresariales.
2. Sostenibilidad y responsabilidad social corporativa (RSC):
La sostenibilidad y la RSC son cada vez más importantes para las empresas, ya que los consumidores, inversores y reguladores demandan prácticas empresariales éticas y sostenibles. Esto implica no solo minimizar el impacto ambiental de las operaciones comerciales, sino también hacer contribuciones positivas a las comunidades locales y a la sociedad en general.
Ejemplos:
Reducción de emisiones de carbono: Las empresas están adoptando medidas para reducir su huella de carbono, incluyendo la transición a fuentes de energía renovable, la optimización de la eficiencia energética y la compensación de emisiones a través de proyectos de reforestación o energía limpia.
Gestión responsable de la cadena de suministro: Las empresas están auditando y mejorando las prácticas de sus proveedores para garantizar que se adhieran a estándares éticos y ambientales. Esto puede incluir la eliminación de trabajo infantil, el respeto de los derechos laborales y la reducción de residuos y productos químicos tóxicos.
Promoción de la diversidad e inclusión: Las empresas están adoptando políticas y programas para fomentar la diversidad y la inclusión en el lugar de trabajo, incluyendo la contratación equitativa, la capacitación en conciencia cultural y la creación de entornos de trabajo inclusivos y respetuosos.
Inversión en innovación sostenible: Las empresas están invirtiendo en investigación y desarrollo de productos y servicios que aborden desafíos sociales y ambientales, como la salud, la educación y la conservación del medio ambiente.
3. Ciberseguridad:
La ciberseguridad se refiere a las prácticas y tecnologías utilizadas para proteger los sistemas, redes y datos de una empresa contra amenazas cibernéticas. En un mundo cada vez más digitalizado, donde los ciberataques están en constante evolución en términos de sofisticación y frecuencia, la ciberseguridad se ha convertido en una preocupación crítica para todas las empresas.
Ejemplos:
Firewalls y software antivirus: Las empresas implementan firewalls y software antivirus para proteger sus redes y dispositivos contra intrusiones y malware.
Cifrado de datos: El cifrado de datos se utiliza para proteger la confidencialidad de la información sensible, como datos de clientes, transacciones financieras y propiedad intelectual.
Capacitación en concienciación sobre seguridad: Las empresas realizan programas de capacitación para educar a los empleados sobre las mejores prácticas de seguridad cibernética, incluyendo cómo identificar correos electrónicos de phishing, crear contraseñas seguras y evitar el acceso no autorizado a datos.
Pruebas de penetración: Las empresas realizan pruebas de penetración o «pen tests» para evaluar la seguridad de sus sistemas y redes, identificar vulnerabilidades y tomar medidas correctivas antes de que sean explotadas por ciberatacantes.
4. Talento y gestión del capital humano:
La gestión del talento implica reclutar, retener y desarrollar empleados con las habilidades y competencias necesarias para impulsar el éxito de una empresa. En un mercado laboral altamente competitivo y en constante evolución, las empresas están adoptando enfoques innovadores para atraer y retener el talento adecuado.
Programas de desarrollo profesional: Las empresas ofrecen oportunidades de capacitación y desarrollo para ayudar a los empleados a mejorar sus habilidades y avanzar en sus carreras profesionales.
Beneficios competitivos: Las empresas ofrecen beneficios adicionales más allá del salario base, como seguro de salud, planes de jubilación, vacaciones pagadas, bonificaciones y programas de bienestar.
Cultura laboral inclusiva: Las empresas promueven una cultura laboral que valora la diversidad, la equidad y la inclusión, donde todos los empleados se sienten valorados y tienen oportunidades iguales de crecimiento y éxito.
Estrategias de retención de talento: Las empresas implementan políticas y programas para retener a sus empleados más talentosos, como programas de mentoría, oportunidades de desarrollo de liderazgo y planes de carrera personalizados.
5. Incertidumbre económica y geopolítica:
Los cambios en el panorama económico y geopolítico pueden tener un impacto significativo en las operaciones y la rentabilidad de las empresas. Desde la volatilidad en los mercados financieros hasta las tensiones comerciales entre las principales potencias económicas, las empresas están lidiando con un grado sin precedentes de incertidumbre que requiere una gestión cuidadosa y una planificación estratégica a largo plazo.
Ejemplos:
Fluctuaciones en los tipos de cambio: Las empresas que operan en mercados internacionales están expuestas al riesgo de fluctuaciones en los tipos de cambio, lo que puede afectar sus costos de producción, precios de venta y márgenes de beneficio.
Cambios en políticas comerciales: Los cambios en las políticas comerciales, como aranceles y barreras comerciales, pueden tener un impacto significativo en la competitividad de las empresas y en la demanda de sus productos y servicios.
Tensiones geopolíticas: Las tensiones geopolíticas, como conflictos armados o disputas territoriales, pueden causar interrupciones en el suministro de materias primas, afectar la estabilidad económica de una región y aumentar el riesgo para las empresas que operan en áreas afectadas.
Crisis económicas regionales: Las crisis económicas, como recesiones o crisis financieras, pueden tener efectos devastadores en las empresas, incluyendo la disminución de la demanda de productos y servicios, el aumento del desempleo y la reducción del acceso al crédito y la financiación.
Finalmente, y de acuerdo con mis lecturas, estos cinco temas son áreas críticas de preocupación para las empresas en el 2024, y abordarlos de manera efectiva puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso en un entorno empresarial cada vez más complejo y competitivo
Con humedad óptima en la región central, la campaña 2025/26 proyecta 61 millones de toneladas de maíz. La soja también mantiene el interés de China, pese a la fuerte competencia de Estados Unidos y Brasil.
Rosario, Santa Fe; martes 16 de septiembre de(PR/25) -– La campaña agrícola en Argentina avanza con perspectivas alentadoras. La siembra de maíz 2025/26 ya cubre el 3,8% del área proyectada de 7,8 millones de hectáreas, con óptimas condiciones de humedad en el centro del país. La Bolsa de Comercio de Rosario anticipa una cosecha récord de 61 millones de toneladas, siempre que el clima acompañe.
“El inicio de la siembra de maíz en Argentina es muy positivo. Las condiciones hídricas son excelentes en el núcleo central, y si se mantienen, estamos en camino a un volumen histórico”, explicó Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral.
En el plano internacional, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) sorprendió al aumentar el área sembrada de maíz y soja, lo que derivó en una suba de la producción esperada. Sin embargo, la demanda también crece y los stocks estadounidenses apenas se movieron.
“Si bien los cultivos de soja en Estados Unidos muestran una calidad superior al promedio histórico, ya comenzaron a perder puntos. Esto genera dudas sobre si los rindes finales estarán a la altura de lo proyectado”, señaló Romano.
China continúa siendo un factor clave para el mercado. En agosto importó un récord de 12,28 millones de toneladas de soja, un 4% más que el año pasado en el acumulado. Aunque viene priorizando compras a Sudamérica, en los próximos meses podría recurrir a EE.UU. ante la falta de disponibilidad regional.
“Si China retrasa demasiado las compras a Estados Unidos, se abre una ventana de oportunidad para Brasil y Argentina, pero cubrir 15 millones de toneladas en ese período sería muy difícil. El mercado sigue pendiente de esas definiciones”, advirtió Romano.
En trigo, la abundancia de oferta global presiona a la baja los precios internacionales. A nivel local, las lluvias mejoraron el estado hídrico y una alta proporción de los lotes se encuentra en buenas condiciones, lo que robustece las perspectivas para la campaña.
“El escenario agrícola argentino hoy se sostiene en buenas condiciones climáticas y en el arranque sólido del maíz. El seguimiento de los factores externos será clave para entender el rumbo de los precios en los próximos meses”, concluyó Romano.
El actual Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural de México, quien encabezó la FAO en América Latina y el Caribe entre 2017 y 2022, reflexiona sobre los desafíos que enfrentó la región en ese periodo.
Santiago, Chile. 14 de septiembre (PR/25) .- . –En el marco de los 80 años de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Julio Berdegué comparte una mirada crítica y propositiva sobre los años que le tocó liderar la oficina regional para América Latina y el Caribe. Durante su gestión, la región vivió el retroceso de sus indicadores de hambre, el avance silencioso de la obesidad, los primeros efectos visibles del cambio climático en el agro y, finalmente, el impacto de la pandemia de COVID-19.
Ante este escenario, Berdegué impulsó una estrategia centrada en el diálogo de política pública y en la formulación de programas de alto impacto. Hoy, desde la distancia, advierte: “el mundo ha cambiado y la región necesita redoblar sus esfuerzos para no quedar fuera de un nuevo orden global que ya está en marcha”.
Los retos de la doble cara de la malnutrición
El ex representante regional de la FAO recuerda el inicio de su gestión con un panorama positivo respecto de las cifras de hambre de América Latina y el Caribe: “Yo me incorporé a la FAO en abril del 2017 y la situación que tenía América Latina y el Caribe en ese momento era que, a partir del 2015, habían empezado a subir otra vez los números del hambre. La región había hecho un enorme esfuerzo y le había ido muy bien en los años previos al 2015, pero de ahí en adelante las cosas empezaron a ir mal”.
Uno de sus primeros desafíos fue tener que enfrentar este retroceso en las cifras de inseguridad alimentaria, y recuerda que la preocupación en ese momento fue que no seriamos capaces de cumplir el ODS 2 de la agenda 2030 de desarrollo sostenible de poner fin al hambre. “¿Por qué se revirtió la tendencia positiva que teníamos hasta el 2015? En primer lugar, las economías se desaceleraron significativamente. Pero tal vez lo más sustantivo es que muchos países de la región, en su respuesta a esta desaceleración económica, no pusieron en el centro mantener la lucha contra la pobreza y contra el hambre”.
“No todos los países lo hicieron así. Mi país, por ejemplo, implementó una política muy agresiva de poner el bien de todos, primero los pobres, que le permitió a México reducir en 10 millones el número de personas que viven en condición de pobreza, a pesar de la pandemia y durante la pandemia. Pero este tipo de respuestas fue la excepción”, expuso.
Junto a esto, Berdegué recuerda que la región debió enfrentar en paralelo el desafío de la malnutrición expresada en sobrepeso y obesidad tanto en adultos como niños y adolescentes. “Íbamos en franca reversa en el ODS. Y, por otra parte, teníamos otros dos grandes fenómenos de los cuales ocuparnos: todo lo relativo al cambio climático que, francamente, en ese momento la FAO en nuestra región no estaba haciendo demasiado, y un tema donde la migración internacional se estaba convirtiendo en un problema político de gran magnitud”.
“La respuesta se basó en dos carriles principales, si se quiere, dos ejes. En primer lugar, el diálogo de política pública. Porque hay que entender que en América Latina las causas del hambre, las causas de la pobreza en el campo y en las ciudades no son un problema tecnológico. La causa fundamental es la desigualdad o las desigualdades. Y mientras las desigualdades no se atiendan, no vamos a resolver los problemas de la pobreza ni del hambre en nuestra región”, explica Berdegué sobre las medidas abordadas por la FAO respecto a esta problemática.
Junto a esto, el ex representante cuenta que además de fomentar el diálogo político, considerado como “medular”, se implementó el concepto de “programas con grandes resultados”. “La FAO tenía muchos pequeños proyectos muy dispersos, cada uno muy interesante y bien hecho, pero de impacto muy local. Y empezamos a hacer un uso mucho más estratégico de los recursos, particularmente del programa de cooperación técnica (TCP), que destinamos como una especie de capital semilla para estos procesos de diálogo político”.
Respecto del funcionamiento, Berdegué explica: “Por ejemplo, en los momentos de ciclos políticos claves de cada país, llevábamos el diálogo político, animábamos el debate de políticas públicas, sin meternos en lo electoral o partidario, pero sí en las políticas públicas. Y, en segundo lugar, usábamos esto para formular grandes programas, particularmente los vinculados al cambio climático. Así se logró movilizar una cartera muy importante de centenares de millones de dólares de grandes programas, que ofrecían grandes resultados”.
Respuesta ante la COVID-19
Uno de los grandes desafíos que debió enfrentar Berdegué fue la pandemia de la COVID-19, el que el define como un “shock brutal” que causó enorme incertidumbre: “Teníamos más de 400 proyectos en el campo: ¿qué iba a pasar con ellos? Ya no podíamos viajar, salir o tener reuniones. Debo decir que la reacción y adaptación interna de la FAO, al pasar a una modalidad virtual de trabajo, funcionó. Eso nos permitió mantener vivos los programas. Hubo disrupciones y problemas, pero la actividad de la FAO en el campo se mantuvo, lo cual fue crucial para ayudar a que el impacto de la pandemia fuera menos grave”.
Respecto del trabajo realizado en conjunto con los países, el ex representante regional recuerda que una de las primeras iniciativas fue lograr que no se interrumpiera el abasto de alimentos: “Eso suena fácil, pero en ese momento era muy difícil de garantizar, y se consiguió en prácticamente todos los países de América Latina. No hubo disrupciones importantes. Y, en segundo lugar, buscamos cómo ayudar a esos millones de personas que perdieron su empleo, muchos de ellos regresando a las áreas rurales para refugiarse, a que tuvieran oportunidades”.
Retos a futuro
“¿Cuál es la situación hoy? El mundo ha cambiado radicalmente en muy pocos meses. La presidenta de México hace un par de días, dijo: “Vivimos en un nuevo orden mundial”. Y la gran pregunta que todos nos hacemos quienes tenemos responsabilidades de gobierno es: ¿en qué va a consistir ese nuevo orden mundial?, ¿qué forma va a tener?, ¿cómo se inserta mi país en él?”, reflexiona Berdegué, asegurando que para quienes están en el tema agroalimentario y rural es fundamental preguntarse qué cambios profundos debemos hacer en las políticas públicas porque con la situación actual, las respuestas, políticas, prioridades y estrategias no pueden seguir siendo las del pasado.
“En mi opinión, lo más urgente y lo más importante es un diálogo de política pública muy profundo y significativo en cada país, a nivel subregional —la región andina, el Cono Sur, el Caribe, Centroamérica— y luego a nivel regional. Creo que nadie tiene todavía la respuesta a estas preguntas, y es urgente que las construyamos: en qué consiste este nuevo orden mundial y cómo América Latina y el Caribe, cada país de nuestra región, se va a posicionar en esta nueva realidad”, finalizó el ex representante regional de FAO.
El resultado electoral, donde participó alrededor del 60% del padrón electoral tuvo una contundente muestra de fuerza del peronismo. Fuerza Patria logró, a nivel general, un 47,28% de los votos, mientras que La Libertad Avanza cosechó 33,71%. La diferencia es abismal; mucho mayor a la proyectada por los analistas en las etapas previas.
Buenos Aires, jueves 11 de septiembre (PR/25) .- Esta diferencia se hace aún más fuerte si se indaga en el resultado sección por sección. La Libertad Avanza ganó en solo 2 de 8 secciones, la 5ta y la 6ta, mientras que el peronismo se alzó en las otras 6. Los conurbanos de la 1era y la 3era jugaron un papel muy fuerte en ampliar la diferencia del resultado y hacer aún más catastrófica la diferencia.
Por fuera de lo contundente del hecho, si se miran los números absolutos en comparativa con octubre de 2023 (la elección más reciente), se vislumbra un hecho interesante. La participación electoral fue de 2 millones menos de personas (75% en 2023, 60% en 2025). En 2023, el peronismo obtuvo 4.3 millones de votos, mientras que en 2025 logró 3.8 millones (los porcentajes fueron 45% y 47% respectivamente). La Libertad Avanza, por el contrario, obtuvo 2.3 millones en 2023 y 2.7 millones en 2025 (siendo los porcentajes 24,5% y 33,71% respectivamente). En adición a esto, el PRO obtuvo en 2023 2.5 millones, mientras que en 2025 estuvo aliado a La Libertad Avanza. Un hecho determinante de la elección es que el ausentismo fue marcadamente opositor. No es posible extrapolar de forma perfecta los hechos; pero así explicados, parecería que el votante amarillo decidió abandonar (al menos por ahora) el barco libertario.
Para cerrar, así las cosas, en los votos, en las cámaras la situación es similar. Si bien La Libertad Avanza logró ampliar su participación legislativa, sumando diputados y senadores en un buen número, el peronismo obtuvo un importante resultado que le auspicia un fuerte control del congreso provincial; en el Senado obtuvo, con aliados que no le han fallado hasta ahora una cómoda mayoría, mientras que en la Cámara de Diputados se acercó bastante a tener mayoría simple, y por lo tanto un quórum propio.
Las elecciones del domingo resultaron un tembladeral para el gobierno de cara a octubre; se espera aún más volatilidad e incertidumbre, sin embargo, estos comicios no implican una derrota del oficialismo en las elecciones nacionales. Las diferencias entre una y otra son tajantes y hacen pensar en una administración libertaria que, con un golpe de timón, pueda recomponerse y llegar con renovados aires a la elección.
La diferencia en el resultado fue lo peor que se vio de esta elección; ni impacta en el rumbo del gobierno, ni impacta en su vocación renovadora del estado nacional y hasta del provincial de cara a 2027. Sí deja un fortalecido Kicillof hacia la interna peronista y como claro candidato a presidente en 2027; aún así, para eso falta mucho.