¿Desde cuándo existimos los seres humanos?

¿Desde cuándo existimos los seres humanos?

Responder a esta pregunta implica revisar los múltiples rasgos biológicos y culturales que definieron al género Homo a lo largo de millones de años.

Buenos Aires, viernes 12 diciembre (PR/25) — Desde la ciencia, el proceso evolutivo muestra una gradual adquisición de características que distinguieron a nuestros antepasados; desde la fe cristiana, este camino natural no contradice la afirmación central de que el ser humano posee una dignidad única, porque cada persona es creada por Dios y dotada de un alma espiritual.

El camino evolutivo

El primer gran paso en nuestra historia biológica fue el bipedismo. Los primeros miembros de nuestra línea evolutiva caminaron erguidos, lo que transformó profundamente la pelvis y los pies, liberó las manos y abrió la posibilidad al uso sistemático de herramientas.

Otro rasgo decisivo fue el crecimiento del cerebro. Con el tiempo, la capacidad encefálica aumentó notablemente, favoreciendo habilidades como la planificación, la resolución de problemas y, más tarde, el lenguaje.

La dieta omnívora también fue crucial. El mayor aporte de grasas y proteínas provenientes de la carne permitió un desarrollo cerebral más rápido y una mayor capacidad de adaptación a distintos entornos.

La fabricación de herramientas marcó un punto de inflexión: los primeros humanos dejaron de limitarse a adaptarse al ambiente y comenzaron a modificarlo, inaugurando una relación transformadora entre tecnología y biología.

Todos estos factores confluyeron en un creciente comportamiento social complejo, con cooperación, transmisión de conocimientos y organización grupal.

¿Cuándo surge el género Homo?

La evidencia fósil sitúa al primer representante reconocido del género en Homo habilis, identificado por Louis Leakey en la década de 1970, cuyos restos —asociados a herramientas Olduvayenses— tienen entre 2,4 y 1,4 millones de años.

Sin embargo, descubrimientos recientes indican que la fabricación de herramientas es anterior, lo que sugiere que también especies de Australopithecus o Homo rudolfensis pudieron participar de estos primeros desarrollos tecnológicos.

Los restos de Lucy (Australopithecus afarensis, 3,2 millones de años) demostraron que el bipedismo surgió antes del uso sistemático de herramientas.

Hallazgos aún más antiguos —como Orrorin tugenensis y Sahelanthropus tchadensis— empujan el origen del caminar erguido hasta los 6–7 millones de años.

Así, el surgimiento del género Homo hace unos 2,4 millones de años marca el inicio de una etapa donde biología y cultura comienzan a influirse mutuamente de manera decisiva.

La perspectiva de la Iglesia Católica

¿Cómo encaja esta historia evolutiva con la fe?

El Magisterio de la Iglesia, especialmente desde mediados del siglo XX, afirma que la evolución biológica es compatible con la doctrina cristiana, siempre que se reconozcan dos puntos fundamentales:

  1. El alma humana es creada directamente por Dios
    No surge de procesos materiales o evolutivos. Cada ser humano es único e irrepetible porque posee un alma espiritual infundida por Dios.

  2. La dignidad humana no depende del momento exacto en que apareció el género Homo
    Sino de que el hombre, en cuanto persona, es creado “a imagen y semejanza de Dios”. La ciencia estudia el cómo del desarrollo corporal; la fe responde al quién y al para qué de nuestra existencia.

San Juan Pablo II expresó que la evolución es “más que una hipótesis” a la luz de la evidencia acumulada, y Francisco ha subrayado que no existe conflicto entre evolución y creación cuando se entiende que Dios actúa a través de procesos naturales.

Un diálogo fecundo

Los descubrimientos paleoantropológicos siguen ampliando nuestro conocimiento sobre cuándo y cómo aparecieron los primeros humanos anatómicamente modernos, pero la Iglesia sostiene que la existencia humana trasciende su dimensión biológica.

La ciencia describe la larga historia de cambios que dieron forma a nuestro cuerpo.

La fe recuerda que, más allá de esos procesos, cada ser humano está llamado a la comunión con Dios, lo que constituye el núcleo de nuestra identidad profunda.

La posición oficial de la Iglesia Católica sobre evolución humana aparece con Humani Generis (Pío XII), Mensaje a la Pontificia Academia de Ciencias (Juan Pablo II, 1996), Comunión y Misión (Benedicto XVI) y el Magisterio actual:

  • La evolución biológica es compatible con la fe.

  • El alma humana es creada directamente por Dios y no es producto de procesos biológicos.

  • La dignidad humana no depende de la biología, sino del hecho de haber sido creados a imagen y semejanza de Dios.

  • La ciencia puede describir el “cómo”, no el “por qué” último de nuestra existencia.

 

Primicias Rurales

Fuente: El País / IA

En el Alto Valle patagónico frutícola luchan contra las cotorras

En el Alto Valle patagónico frutícola luchan contra las cotorras

El Valle de Río Negro y Neuquén busca encontrar respuestas claras para frenar el daño que generan las cotorras en la producción.

Lo que alguna vez fue un ave simpática, habitual en plazas y arboledas urbanas, hoy se ha transformado en una amenaza concreta para la sustentabilidad de la fruticultura valletana.

Su presencia, lejos de ser anecdótica, se ha convertido en un factor de riesgo que mantiene en vilo a productores, técnicos y autoridades. Y aunque la afectación no se da en toda la superficie productiva, allí donde aparece provoca daños devastadores en lapsos tan breves como imprevisibles.

La dinámica de ataque de las cotorras tiene características que la hacen especialmente peligrosa. No operan como otras aves frugívoras que consumen lentamente el cultivo, dando tiempo al productor para reaccionar. Las cotorras actúan como un escuadrón organizado.

Son como un ejército que entra, destruye y se va”, resume crudamente un ingeniero agrónomo que asesora chacras en Allen y Cipolletti.

“A veces el productor recorre su lote a la mañana y todo parece en orden. Pero vuelve por la tarde y encuentra tres hileras enteras destruidas. La fruta queda completamente picada, imposible de comercializar. En cuestión de minutos, te pueden borrar la renta de una temporada”.

Las bandadas llegan, se posan en un sector del monte frutal y ejecutan ataques sincronizados. No eligen una fruta madura o una variedad específica: arrasan por igual peras en crecimiento, manzanas de media estación, duraznos verdes o nueces aún sin endurecer. Tras causar el daño, migran inmediatamente a otro lote cercano.

Este comportamiento, al mismo tiempo puntual y devastador, explica por qué muchos chacareros aseguran que es imposible defenderse con prácticas tradicionales.

Daños que van más allá del consumo

 

Aunque las cotorras no ingieren enormes volúmenes de fruta —al menos no en comparación con su destrucción total—, el problema no está en lo que comen, sino en lo que arruinan. Las picaduras que dejan en los frutos actúan como heridas abiertas que desencadenan pudriciones aceleradas. En el mercado de fruta fresca, un golpe o perforación implica descarte inmediato. Pero incluso para industria, donde los estándares son más flexibles, la fruta picada pierde valor, fermenta más rápido o directamente no sirve.

En los sectores del Alto Valle donde la plaga se ha vuelto frecuente, productores señalan pérdidas que alcanzan el 30% del rendimiento en las áreas atacadas, una ecuación insostenible para una actividad que ya viene golpeada por la volatilidad de precios internacionales, altos costos logísticos y falta de mano de obra.

Frente a esta amenaza creciente, la discusión ya no se limita a los daños puntuales sino al impacto sistémico. La fruticultura regional —especialmente la de pequeños y medianos productores— está en riesgo de perder competitividad frente a países que operan con menores costos y menos presiones sanitarias.

Las mallas antigranizo: la única defensa eficaz… pero inaccesible para muchos

 

En este escenario sombrío, existe una tecnología que ha demostrado una eficiencia casi total: las mallas antigranizo con cierre completo, que funcionan también como mallas antipájaros. Su eficacia no está en discusión. Al actuar como barrera física, impiden por completo el ingreso de las aves a la plantación.

Tanto técnicos del INTA como organismos fitosanitarios provinciales coinciden en que es la herramienta más efectiva disponible hoy.

Una de las alternativas , que se usa en otros países productores, son las mallas de protección total por filas, tal como se observa en esta imagen.

Una de las alternativas , que se usa en otros países productores, son las mallas de protección total por filas, tal como se observa en esta imagen.

La contracara es el costo. Instalar una cobertura total implica una inversión que oscila entre 12.000 y 15.000 dólares por hectárea. Para un productor que necesita proteger 5 o 10 hectáreas —la escala típica de muchas chacras familiares del Valle— la cifra se vuelve prohibitiva.

Poner malla es como poner un parche de oro a una cubierta pinchada”, grafica un referente de la Federación de Productores de Río Negro y Neuquén.

“Te salva la campaña, pero no resuelve el problema de fondo. Si solo algunos pueden pagarla, las cotorras seguirán migrando hacia quienes quedan desprotegidos. Es un remedio individual para un problema colectivo”. En otras palabras: el uso aislado de mallas protege a quienes pueden invertir, pero no reduce la población general de cotorras ni evita que la plaga siga expandiéndose.

La necesidad de un manejo integrado de plagas regional

Los especialistas coinciden en que la única forma de abordar este fenómeno es mediante un Manejo Integrado de Plagas a nivel regional. Entre las medidas propuestas se destacan:

—Monitoreo y control poblacional sistemático. Incluye identificación de nidos, manejo de colonias y acciones de control en zonas no productivas —bardas, bordes de riego, áreas urbanas— durante otoño e invierno, cuando las aves no están en periodo reproductivo. Toda acción debe estar regulada por las autoridades ambientales para evitar impactos ecológicos indeseados.

—Financiamiento accesible para mallas. Líneas de crédito blandas, subsidios directos o planes de fomento permitirían que pequeños productores adopten la tecnología sin quedar fuera de competencia.

 

Mallas con protección total en grandes superficies, es otra de las opciones que existen en países que son líderes en la producción de frutas.

Mallas con protección total en grandes superficies, es otra de las opciones que existen en países que son líderes en la producción de frutas.

 

—Investigación y desarrollo. Hay consenso en que se necesitan métodos de disuasión más económicos y duraderos. Hasta ahora, los ahuyentadores acústicos o visuales han mostrado poca eficacia frente a la inteligencia y adaptabilidad de estas aves.

El desafío no es menor: equilibrar la protección de la economía regional sin afectar innecesariamente a la fauna autóctona, un punto que también forma parte del debate ambiental.

Tecnología de punta: la poda por láser como herramienta emergente

En medio de este panorama crítico, una innovación tecnológica podría convertirse en aliada inesperada: la poda de árboles asistida por láser de alta potencia. Se trata de un sistema que utiliza rayos láser focalizados para cortar ramas a distancia, sin contacto físico y con precisión quirúrgica.

Aunque su uso principal está enfocado en el mantenimiento del arbolado urbano y en la gestión de servicios públicos —despeje de tendidos eléctricos, vías férreas o áreas de difícil acceso—, su potencial en el manejo de la cotorra argentina es significativo.

¿Cómo opera esta tecnología? El equipo, generalmente un cañón láser montado sobre un trípode, emite un rayo concentrado capaz de cortar ramas a distancias de hasta 300 metros.

El calor generado vaporiza la humedad de la madera y logra un corte limpio sin necesidad de motosierras, grúas o trepadores.

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Esta precisión abre la puerta a un uso clave para el Manejo Integrado de Plagas: la eliminación de nidos en época no reproductiva.

 Las cotorras construyen grandes nidos comunales, difíciles de retirar porque suelen estar ubicados en zonas muy altas o en árboles de difícil acceso.

El láser permitiría cortar de manera segura las ramas que sostienen estas estructuras sin montar operativos complejos ni exponer a los trabajadores a accidentes. Esta técnica podría reducir la población residente antes de la temporada de cosecha, transformándose en una herramienta estratégica en el control preventivo de la plaga.

Precauciones y desafíos

No obstante, el potencial de esta tecnología viene acompañado de exigencias críticas:

—Requiere personal altamente capacitado, ya que un mal uso puede causar lesiones oculares graves.

—Existe riesgo de incendio, especialmente en épocas de altas temperaturas o sequía. La operación debe realizarse bajo protocolos estrictos.

—La inversión inicial es elevada, con equipos que van desde los 20.000 hasta los 60.000 dólares, lo que sugiere que su adquisición sería más viable para municipios, consorcios de riego o asociaciones de productores.

Aun así, su versatilidad y capacidad para resolver múltiples problemas de infraestructura la convierten en una alternativa atractiva para la región.

Una crisis que exige respuestas urgentes

El avance de la cotorra argentina en el Alto Valle no es un simple episodio de conflicto entre fauna y producción: es un síntoma de una estructura productiva vulnerable, expuesta a fluctuaciones externas y con dificultades para financiar soluciones de largo plazo.

Hoy, el problema requiere un abordaje integral que combine:

—Acciones preventivas coordinadas a escala regional,

—Financiamiento adecuado,

—Modernización tecnológica,

—Y políticas públicas sostenidas en el tiempo.

De no avanzar en esas direcciones, la fruticultura valletana corre el riesgo de enfrentar una erosión silenciosa pero constante que podría comprometer la viabilidad económica de cientos de familias y el futuro de una de las economías más tradicionales del Comahue.

El desafío está planteado: equilibrar naturaleza y producción en un territorio donde ambos elementos han convivido históricamente. El tiempo apremia, porque las cotorras, con su velocidad quirúrgica y su notable capacidad de adaptación, no esperan.

Fuente: Redacción +P con aportes del INTA y técnicos del área.

LMNeuquén

Primicias Rurales

Afirman que «la estandarización amenaza al vino argentino: por primera vez un proyecto científico busca rescatar su autenticidad»

Afirman que «la estandarización amenaza al vino argentino: por primera vez un proyecto científico busca rescatar su autenticidad»

En un mercado global cada vez más competitivo, la diferenciación se ha convertido clave para las bodegas. La búsqueda de una identidad única, de un vino que hable del lugar donde nace, ha llevado a la industria a mirar más allá de las barricas y a sumergirse en un universo invisible a los ojos, pero de un poder transformador: el de las levaduras nativas.

 

Buenos Aires, martes 9 diciembre de (PR/25) – – El sector vitivinícola de Argentina enfrenta una encrucijada. Por un lado, goza de un merecido prestigio internacional, con el Malbec argentino, consolidado en todo el mundo.

Por otro, se enfrenta a desafíos significativos como la caída del consumo interno, una fuerte carga impositiva y la necesidad de conquistar el mercado actual, tanto interno como de exportación.

En este escenario, la homogeneización de los sabores representa una amenaza latente. Durante décadas, la industria ha confiado en un puñado de levaduras comerciales seleccionadas por su eficiencia y previsibilidad.

 

 

Estas cepas, verdaderas «obreras» de la fermentación, cumplen su trabajo de manera impecable, pero a un costo: la estandarización del perfil sensorial de los vinos.

En un momento sediento de autenticidad, donde el consumidor busca historias y experiencias en lo que consume y toma, esta uniformidad se convierte en un obstáculo para el crecimiento y la diferenciación.

Es en este contexto que surge un ambicioso proyecto de investigación científica, liderado por el microbiólogo argentino Germán Gonzalez Riachi y creador de Ciencia del Vino, un proyecto que busca transformar la elaboración de vinos, promoviendo mayor identidad, sustentabilidad y autonomía para cada productor.

La iniciativa propone llevar adelante por primera vez en el país un estudio a escala nacional para mapear la diversidad microbiológica del país y su impacto en el terroir vitivinícola.

El corazón de este proyecto es un laboratorio móvil de última generación, diseñado para recorrer las principales regiones productoras de la Argentina y trabajar en colaboración directa con las bodegas.

La metodología del estudio se centra en una premisa fundamental: en lugar de depender completamente de levaduras genéricas, la investigación busca aislar, identificar y caracterizar los microorganismos que ya existen de forma natural en cada viñedo y bodega. Estos microorganismos, conocidos como levaduras nativas, son, en esencia, la «firma» microbiológica del terroir.

Pero, ¿qué son exactamente las levaduras nativas? Son microorganismos autóctonos de una región, viñedo o bodega, capaces de fermentar y producir vino. A diferencia de las levaduras comerciales, que son seleccionadas y producidas para ser utilizadas en cualquier parte del mundo, las levaduras nativas son únicas de cada lugar.

“Las levaduras nativas son el resultado de un fascinante proceso de selección natural. Cada viñedo y bodega alberga su propia comunidad microbiana única, una suerte de «huella digital» invisible moldeada por factores como el clima, la composición del suelo, las variedades de uva cultivadas, las prácticas agrícolas, los métodos de vinificación y la propia historia del lugar”, comenta Germán.

En el caso específico del vino, esta comunidad microbiana se ve influenciada por la presencia de alcohol, un pH bajo y la alta concentración de azúcar del mosto, condiciones extremas que solo los microorganismos mejor adaptados logran superar. Las levaduras nativas son, en este sentido, la «firma» microbiológica del terroir.

“La diferencia fundamental con las levaduras comerciales radica en la identidad que confieren al vino. Mientras que la mayoría de las bodegas fermentan cepas similares genéricas, lo que inevitablemente conduce a una cierta similitud en los perfiles aromáticos y gustativos, las levaduras nativas aportan características sensoriales distintivas y particulares a cada vino. Son ellas las que permiten que un vino de una región se diferencia de otro, no solo por el clima o el suelo, sino también por su microbiología”, explica German.

“Existe un riesgo cuando fermentamos de manera espontánea con levaduras nativas ya conocidas por los bodegueros, por ello muchas veces para lograr seguridad los enólogos optan por la siembra de levaduras” alerta Germán y agrega: “lo novedoso es que ahora los productores tienen la posibilidad de sembrar con sus propias levaduras seleccionadas, obteniendo seguridad fermentativa por inocular una buena  cantidad de levaduras .pero también logrando un perfil sensorial único ya que la levadura que fermentó es una levadura única de ese terroir”.

El laboratorio móvil, núcleo de esta investigación de campo, aplicará un protocolo para el muestreo y selección de levaduras nativas directamente en cada bodega participante. De esta manera, los productores podrán descubrir y utilizar cepas propias de alto desempeño, adaptadas a su entorno y a su estilo de vinificación, logrando un carácter único del vino.

Un equipo de microbiólogos tomará muestras de las uvas, del suelo, de las instalaciones y del ambiente de la bodega para construir un perfil microbiológico completo del terroir. En el laboratorio, se aplicarán protocolos de caracterización y selección, sometiendo la cepa a condiciones de estrés propios de la fermentación y evaluación de capacidades fermentativas de la levadura nativa seleccionada.

Posteriormente, se realizarán microvinificaciones para evaluar el comportamiento fermentativo de las cepas nativas en bodega, su resistencia al alcohol, su perfil de producción de aromas y su impacto sensorial general. Las cepas con mayor potencial enológico serán seleccionadas y criopreservadas, creando un valioso banco de levaduras para la bodega.

“Este enfoque ofrece una serie de ventajas competitivas para las bodegas. En primer lugar, les permite diferenciarse de la competencia, ofreciendo vinos con una identidad única e irrepetible. En segundo lugar, les brinda un mayor control sobre el proceso de fermentación, ya que la levadura nativa se siembra igual que las levaduras comerciales. Y en tercer lugar, les permite agregar valor a sus vinos, al poder comunicar al consumidor la historia detrás de su terroir, una historia que ahora incluye a sus propios microorganismos”, agrega German.

La participación en este estudio representa una oportunidad para que las bodegas no sólo accedan a tecnología de punta, sino que también se conviertan en colaboradoras activas de una investigación que busca profundizar el conocimiento del terroir argentino. Es una invitación a ser pioneros en la exploración de nuevas fronteras sensoriales y en la creación de vinos que expresen, con una fidelidad sin precedentes, la identidad de su origen.

El proyecto invita a las bodegas a sumarse como centros de investigación asociados y explorar el universo de sus levaduras nativas y contribuir a este mapeo nacional del microbioma vitivinícola. Esta colaboración no solo ofrece la posibilidad de desarrollar vinos con una personalidad única, sino que también representa una oportunidad para fortalecer la marca a través de la innovación y el conocimiento científico.

 

El futuro del vino, y su más profunda expresión, reside en el estudio de sus raíces microbiológicas.

 

Primicias Rurales

Fuente: Ciencia del Vino

Un mensaje de esperanza y futuro para la producción ovina en Argentina

Un mensaje de esperanza y futuro para la producción ovina en Argentina

En las vastas llanuras de Argentina, donde el viento recorre las estepas patagónicas y el sol acaricia las tierras de pastoreo, la cría de ovejas no es sólo una actividad productiva: es una tradición ancestral que une al país con su historia.
Recordemos que las primeras reses enfriadas y congeladas que se exportaron fueron de ovinos ( El hito histórico se produjo en 1882, cuando el barco frigorífico «Dunedin» zarpó de Nueva Zelanda con un cargamento de 4.300 toneladas de carne de ovino congelada con destino a Londres, Reino Unido).
La actividad, al mismo tiempo, abre puertas a un futuro lleno de posibilidades. La oveja, ese noble animal, no sólo es símbolo de sacrificio y trabajo, sino también de adaptabilidad y prosperidad en terrenos difíciles.

Buenos Aires, lunes 8 de diciembre (PR/25) — Por Ing. Agr. Pedro Lobos — En el contexto actual de la producción ganadera argentina, los ovinos se destacan por su rusticidad y resistencia, características que les permiten prosperar en zonas que otros animales no podrían habitar.

En regiones áridas y con recursos hídricos limitados, las ovejas encuentran una ventaja comparativa clave: su capacidad de sobrevivir con bajos niveles de agua. A diferencia de otras especies que requieren grandes cantidades de agua para mantenerse saludables y productivas, las ovejas pueden tolerar condiciones extremas, alimentándose de pastos más escasos y resistiendo las altas temperaturas sin comprometer su salud.

Esta capacidad de adaptación hace que la cría de ovinos sea una actividad viable y rentable en las zonas más desfavorecidas de Argentina, donde otras formas de ganadería podrían no ser posibles.

Pero las ventajas de la cría de ovejas no se limitan solo a su resistencia al clima. Uno de los factores que más destaca es su prolífica capacidad reproductiva. Las ovejas tienen una tasa de reproducción notablemente alta en comparación con otros animales de pastoreo , lo que las convierte en una opción sumamente eficiente para la producción de carne y lana .

  En un entorno económico que exige altos rendimientos con menos recursos, la prolificidad de las ovejas se convierte en un pilar esencial para garantizar la sostenibilidad y el crecimiento del sector. Las razas adaptadas a Argentina han demostrado que, con los cuidados adecuados, es posible obtener dos o incluso tres corderos por parto, lo que incrementa la cantidad de animales por unidad de superficie, generando un impacto directo en la rentabilidad de la actividad. En la raza Hampshire Down generalmente alto debido al buen instinto maternal. En rebaños bien manejados se han reportado porcentajes de destete del 124.6% de corderos por año por oveja

A nivel de producción, las ovejas no solo ofrecen carne de excelente calidad y lana de primer nivel, sino que también juegan un papel fundamental en la diversificación de la oferta agrícola de Argentina. Mientras la carne ovina sigue siendo un producto de nicho en el mercado interno, los productores han comenzado a ver un auge en las exportaciones de lana, que posicionan a Argentina como un jugador competitivo en el mercado global.

Esta expansión de mercados y el aumento en la calidad del producto han dado lugar a una nueva visión de futuro: uno en el que la ganadería ovina es más relevante que nunca, en parte gracias a las características naturales que hacen a los ovinos ideales para las condiciones del país.

La cría de ovinos enfrenta, por supuesto, desafíos. El clima impredecible, las fluctuaciones en los precios de los insumos y los problemas de seguridad en el campo siguen siendo obstáculos. Sin embargo, como el «Buen Pastor» que guía y protege a su rebaño, los productores argentinos siguen adelante con firmeza, conscientes de que los beneficios de la actividad ovina están más allá de las dificultades cotidianas.

Las ovejas, adaptadas a las condiciones más extremas, son un símbolo de resiliencia y perseverancia, una cualidad que se refleja en cada productor que, con esfuerzo y dedicación, mantiene viva la tradición ovina en Argentina.

Hoy, el stock de ovejas en Argentina supera los 14 millones de cabezas, y cada una de ellas representa una oportunidad, una posibilidad de crecimiento y de conexión con la tierra.

Con cada cordero que nace, con cada hilo de lana que se recolecta, los productores argentinos nos muestran que la actividad ovina es mucho más que una forma de vida: es un camino hacia el futuro, marcado por la esperanza, la superación y el progreso.

Al igual que en la metáfora bíblica, en la que el rebaño sigue al pastor con confianza y fe, el sector ovino argentino continúa su camino con la certeza de que, a través de la mejora constante, la adaptación y la innovación, el futuro está lleno de promesas.

La rusticidad, la prolificidad y la capacidad de adaptación de las ovejas a los distintos climas y paisajes argentinos se erigen como las bases de un futuro próspero para la producción ovina.

Como decía el Salmo: «El Señor es mi pastor; nada me faltará». Esta verdad, tan profundamente arraigada en la tradición cristiana, resuena hoy en el corazón de cada productor y en cada rincón de Argentina, guiándonos hacia un futuro de esperanza, abundancia y prosperidad.

En la cría de ovejas, no sólo se refleja el pasado de nuestra nación, sino también la promesa de un futuro lleno de crecimiento, de redención y de abundancia.

Con dedicación, trabajo y visión, la cría de ovinos no sólo sigue siendo un pilar en la agricultura argentina, sino que, como los rebaños que se multiplican, su potencial para seguir creciendo es inmenso.

Con fe en sus ventajas comparativas y en el compromiso de sus productores, la ganadería ovina en Argentina sigue avanzando hacia nuevos horizontes, con el viento a favor de la esperanza.

Primicias Rurales

Fuente: IA / Ing. Agr. Pedro A. Lobos

Sorteo del Mundial 2026: Argentina compartirá el Grupo J con Argelia, Austria y Jordania

Sorteo del Mundial 2026: Argentina compartirá el Grupo J con Argelia, Austria y Jordania

En el Kennedy Center de Washington se conoció el camino que afrontarán los 48 equipos que disputarán la Copa del Mundo a jugarse en EEUU, México y Canadá
Washington, viernes 5 diciembre (PR/25) — La Selección Argentina integrará el grupo J y compartirá ubicación con la selección de Austria, Argelia y Jordania. Los partidos se jugarán en Kansas City, Dallas o San Francisco.
La Argentina se enfrentará con Argelia en su primera presentación y en la última tendrá como rival a Jordania.

El momento especial que protagonizó Lionel Scaloni en el sorteo del Mundial 2026: “Vamos a intentar seguir compitiendo”

El entrenador campeón del mundo con Argentina en Qatar 2022 ingresó el trofeo más preciado al evento que se realizó en el Kennedy Center de Washington DC
El sorteo del Mundial 2026 en Estados Unidos tuvo un momento de especial simbolismo cuando Lionel Scaloni, actual entrenador campeón del mundo con Argentina, ingresó al escenario portando la Copa del Mundo. Este gesto repitió la tradición instaurada en el sorteo de Qatar 2022 con Didier Deschamps, entrenador de Francia, quien venía de obtener el trofeo en Rusia 2018.

Luego de depositar el trofeo, el entrenador rememoró la final contra Francia en el Lusail Stadium.

“La recuerdo como una final inolvidable, donde pasaron un montón de cosas y nuestro equipo, a pesar de las dificultades, siguió creyendo y en ningún momento pensamos que podía terminar mal. Es lo que intentaremos en la nueva Copa del Mundo: seguir compitiendo y no dar nunca nada por perdido. Eso es lo que espera nuestra gente de nosotros y es lo que vamos a intentar”, fue el breve diálogo que tuvo con la conductora Heidi Klum.

 El detalle que no pasó desapercibido fueron los guantes blancos que lució el entrenador de 47 años.

El entrenador viajó junto a Pablo AimarMatías Manna y los preparadores físicos Luis Martín y Juan Tamone, mientras que Roberto Ayala ya se encontraba en Nueva York tras participar en un evento de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
Lionel Scaloni ingresó el trofeoLionel Scaloni ingresó el trofeo de la Copa del Mundo al evento (Foto: Reuters/Mandel Ngan)

Por otro lado, el presidente de la AFAClaudio Tapia, expresó su deseo de que Scaloni continúe al frente del equipo hasta 2030, aunque el futuro del entrenador más allá del Mundial aún no está definido.

Primicias Rurales

Fuente: NA / IA

Europa reactiva la minería en plena Transición Verde y desata controversia

Europa reactiva la minería en plena Transición Verde y desata controversia

Por Sandra M.G.

Un documental realizado recientemente pone en duda que la minería de Europa pueda ser sostenible y da ejemplos claros de como esta actividad ha afectado a pueblos enteros, desde España hasta Suecia, provocando graves problemas de contaminación.