Durante el 4º Congreso Federal Ganadero del Rosgan, Adrián Bifaretti, jefe del Departamento de Promoción Interna del IPCVA, explicó cómo las nuevas herramientas tecnológicas están transformando la forma en que se estudia el mercado y se comunican los valores.
Por Mirenda
Rosario, En la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el 4º Congreso Federal Ganadero del Rosgan reunió a productores, empresarios, técnicos y funcionarios bajo un lema tan provocador como inspirador: “La revancha de la ganadería”.
Entre los paneles, una de las exposiciones más comentadas fue la de Adrián Bifaretti, representante del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), quien presentó el impacto de la inteligencia artificial (IA) en los estudios de mercado y la promoción del consumo.
“Vivimos en una época de cambios exponenciales con la tecnología. La carne y la ganadería no están exentas”, introdujo Bifaretti, al referirse a la incorporación de nuevas metodologías digitales en los procesos de análisis y comunicación del producto.
El IPCVA, detalló, viene trabajando desde hace años con herramientas como focus groups, monitores de consumo y relevamientos de precios —más de 15 mil por mes—, pero hoy la revolución tecnológica amplifica esas capacidades. “Estamos sumando social listening para ver qué pasa en las conversaciones digitales y, sobre todo, inteligencia artificial para interpretar emociones, hábitos y tendencias”, puntualizó.
Adrián Bifaretti, representante del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA). (Foto: TN).
Conectarse con las emociones del consumidor
Según Bifaretti, la IA generativa permite analizar de manera más precisa la respuesta emocional de los consumidores ante distintos mensajes o campañas publicitarias. “Podemos testear slogans, piezas gráficas o conceptos y obtener reportes más ricos que los que da un focus group tradicional. Y todo eso, con mucho menos tiempo y presupuesto”, le explicó a TN.
El desafío, señaló, está en entender que el público joven —centennials y millennials— tiene una relación distinta con la alimentación y la información. “Las emociones de los jóvenes son más espontáneas, expresivas y buscan validación social. Las generaciones mayores son más reflexivas y nostálgicas. Si no segmentamos bien los mensajes, perdemos conexión”, subrayó.
Bifaretti ejemplificó que la IA permite identificar, a partir de millones de datos de redes sociales, qué emociones despierta un mensaje, qué contradicciones percibe el consumidor y qué tipo de discurso genera mayor empatía. “El algoritmo nos conoce más que muchos familiares”, bromeó, al tiempo que remarcó el potencial de estas herramientas para personalizar la comunicación del producto argentino tanto en el mercado interno como en el internacional.
La carne argentina sigue siendo un símbolo cultural: “El desafío es conectar la pasión de cocinar con el orgullo de producir”, destacó Bifaretti. (Foto: Adobe Stock)
Sin embargo, advirtió sobre un punto clave: “El resultado depende de cómo haya sido entrenado el algoritmo. No es lo mismo analizar datos occidentales que los de un público chino o árabe. Hay que saber con qué información alimentamos la inteligencia artificial para no perder contexto cultural ni estético”.
El auditorio de la Bolsa de Comercio de Rosario reunió a autoridades nacionales, representantes de la BCR y referentes del mercado ganadero Rosgan, en una jornada que puso el foco en los desafíos y oportunidades de la cadena de valor bovina. (Foto: Rosgan).
Un nuevo lenguaje para la carne argentina
En su exposición, el referente del IPCVA destacó que la inteligencia artificial no solo transforma el marketing, sino también la lógica de cómo se consume la información. “Antes era clave posicionarse en los buscadores tradicionales; hoy lo importante es estar en las plataformas conversacionales, donde los mensajes se reciben de manera pasiva”, explicó.
El 65% de los centennials y millennials, afirmó, reciben información de forma pasiva, a través de redes, influencers y reels. En cambio, los segmentos mayores siguen recurriendo a los medios tradicionales. Por eso, insistió, las estrategias deben adaptarse a las nuevas formas de interacción digital.
La IA, además, permite detectar patrones de consumo con un nivel de precisión inédito: desde los cortes preferidos por franja etaria hasta los estilos de vida asociados a cada tendencia. “Los jóvenes están más atraídos por cortes nuevos o por el fenómeno de las hamburgueserías. Todo eso se puede rastrear y medir con IA, lo que facilita diseñar campañas mucho más efectivas”, apuntó.
Bifaretti también subrayó que la inteligencia artificial empieza a tener impacto dentro de la propia cadena ganadera, especialmente en feedlots y en la gestión sanitaria, aunque siempre “con la validación de un profesional veterinario”. “La tecnología puede sugerir dietas o protocolos, pero el criterio técnico sigue siendo insustituible”, concluyó.
El Congreso Rosgan cerró con la sensación compartida de que el futuro de la carne argentina no solo depende de la genética, el manejo o la eficiencia industrial, sino también de la capacidad para entender a los nuevos consumidores y hablar su mismo idioma digital.
Los productores ganaderos plantean sus desafíos, su rol en la economía y su visión para el futuro.
Buenos Aires, sábado 22 de noviembre (PR/25) .- La ganadería argentina, históricamente vinculada a la identidad productiva del país, enfrenta uno de sus momentos más determinantes.
Mientras la agenda pública suele concentrarse en el agro exportador, los productores ganaderos advierten un escenario cada vez más tensionado: costos en alza, acceso restringido al crédito, regulaciones que cambian de un mes a otro y un clima que no termina de dar tregua.
De acuerdo con un informe reciente de la Secretaría de Agricultura, el deterioro de los márgenes en algunos eslabones del negocio y el aumento del costo financiero son obstáculos cada vez más relevantes. A eso se suma una presión extra: los feedlots habrían comenzado a vaciarse anticipadamente por la pérdida de rentabilidad.
En este contexto, los productores temen que el fin del año los encuentre con un stock mucho más reducido. Aun así, en el campo convive otra sensación: la convicción de que la ganadería todavía tiene espacio para crecer, tecnificarse y ganar eficiencia, incluso, señales de oportunidad.
El analista económico Salvador Di Stefano viene remarcando que la ganadería tiene un mejor horizonte que la siembra: “la ganadería va a ser un gran negocio durante los próximos años, no así la soja. Se está dando una situación global favorable de la ganadería donde se ve una caída en los stocks de ganado vacuno a nivel mundial y una demanda creciente. Por esto pronosticamos que el precio del ganado a nivel mundial y en Argentina tienda al alza de cara al 2026”.
Di Stefano viene remarcando esto desde principios del 2025, en los ciclos de charlas que brinda junto a deCampoaCampo, el mercado ganadero digital más grande del país, y que aseguran: “Hoy los productores necesitan información en tiempo real para tomar decisiones. Las herramientas digitales permiten planificar mejor, proyectar escenarios y capturar más rentabilidad”, afirma Emilio, CEO de De Campo a Campo, quien remarca cómo la tecnología se está convirtiéndo en un factor decisivo para mejorar márgenes en un contexto volátil.
¿Qué dicen los productores? Los testimonios de las voces del campo
● Eficiencia y escala: el desafío del sudoeste bonaerense
Para Emiliano Burón, ingeniero agrónomo y productor de Coronel Pringles, el gran desafío sigue siendo producir con eficiencia en un contexto donde los costos —especialmente los alquileres medidos en kilos de carne— presionan fuerte. “Van quedando productores que logran volumen o escala; competimos con la agricultura en el valor de los campos”, explica. Su sistema es 100% a pasto, con inversiones crecientes en verdeos y pasturas que representan cerca del 30% de los costos, aunque —dice— se compensan con rendimiento. La adopción digital aparece como una herramienta clave: “para la gestión usamos un sistema basado en datos. Cuando algo aparece y nos facilita el trabajo, lo adoptamos”.
Para él, la ganadería es parte de la identidad del país y hoy la clave es “agregar valor en índices productivos para lograr mejor renta y precio”.
● La Pampa: la mirada de una empresa familiar que pide previsibilidad
Desde La Pampa, Susana Paredes, productora y técnica del INTA Guatraché, aporta la perspectiva de una empresa ganadera familiar donde la principal preocupación es la falta de estabilidad para proyectar. “Necesitamos una visión a futuro clara. La sostenibilidad depende de eso”, señala. Aun así, destaca que la calidad —de manejo, genética y producto— es hoy la gran oportunidad para posicionarse mejor en el mercado interno.
También subraya el rol transformador de la digitalización: “es una vía muy importante para la eficiencia: agiliza ventas, documentación y organización, aunque a veces cuesta incorporarla. El acompañamiento de las plataformas es fundamental”.
Para Paredes, la ganadería representa un proceso largo, complejo y profundamente identitario: “cuesta que se tome conciencia del tiempo, el manejo y el personal que requiere obtener un producto final de calidad”. Su síntesis es clara: “lo que necesita el productor hoy es estabilidad para poder planificar y sostenerse en el tiempo”.
● Córdoba: incertidumbre, costos y consumo en tensión
En Córdoba, Daniel Moresi (Explotación Agrícola Don Ernesto, General Cabrera) coincide en que la incertidumbre es el principal desafío: “no saber qué pasa con los mercados internos y externos te condiciona; los costos de insumos y transporte pesan mucho, sobre todo en distancias largas”. Aunque considera que el mercado interno funciona bien, advierte que en el externo las trabas pueden frenar cualquier planificación.
Sobre el avance digital, es claro: “es un gran paso; evita traslados, agiliza todo y está muy bien armado”. También observa una tensión creciente en el consumo: “La ganadería está delicada y en la mesa de los argentinos se nota; la venta per cápita bajó y no porque se haya incorporado más cerdo, pescado y pollo sino porque la gente consume menos”.
Para pensar en el futuro, menciona una necesidad concreta: créditos blandos para invertir y sostener la producción. Y admite que cualquier proyección a largo plazo es difícil: “si alguien puede imaginar el futuro, que pase la receta; acá te cambian el libreto todo el tiempo, por eso lo que queremos todos es poder trabajar con estabilidad”.
Un llamado a la acción
La “otra voz del campo” coincide en un diagnóstico común: la caída del stock, los márgenes ajustados y el impacto climático y financiero requieren una mirada estructural, no solo coyuntural.
El sector necesita:
● Previsibilidad regulatoria
● Financiamiento accesible orientado a inversión y retención de vientres
● Promoción de herramientas digitales que mejoren trazabilidad, planificación y eficiencia
● Políticas para frenar la caída del rodeo vacuno
“Hay que dejar de pensar el negocio ganadero como algo estático y empezar a gestionarlo con estrategia, datos y tecnología”, suma el CEO de deCampoaCampo, que subraya la
importancia de escuchar a los productores ganaderos y visibilizar sus necesidades ante los desafíos actuales.
La ganadería argentina, sostienen productores, técnicos y analistas, tiene todavía un enorme potencial. Pero para que ese potencial se convierta en crecimiento real, se necesita algo tan simple como escaso: estabilidad.
Sobre de Campo a Campo
Único Mercado Ganadero Digital que le permite a los productores controlar el 100% de su negocio, eligiendo sus propias condiciones comerciales de compra y venta garantizando transparencia y rentabilidad para el productor.
Con 15 años de operación, y el respaldo de Pedro Genta y Cía, consignataria con más de 100 años de trayectoria en el mercado, deCampoaCampo se ha consolidado como una de las cinco empresas que más operan en el país, con más de 3 millones de cabezas comercializadas y un promedio mensual de 40.000 cabezas operadas en todo el territorio.
Además, con su billetera virtual, deCampoPagos, ofrece máxima flexibilidad y control sobre los cobros, permitiendo a los productores acceder a su saldo desde el momento de la carga del lote,realizar pagos de servicios y gestionar plazos de pago de manera eficiente.
La suba se produjo a pesar de que el sector está vendiendo menos volumen al exterior.
Buenos Aires, sábado 22 noviembre (PR/25) – Mientras se espera una mayor apertura por parte de Estados Unidos, según un informe del Consorcio de Exportadores de Carnes (ABC), los embarques bajaron 4,5% en octubre, pero ingresaron USD 386,5 millones, lo que representó una suba interanuala del 38,3%.
En octubre se exportaron 66.600 toneladas peso producto de carne, según supo la Agencia Noticias Argentinas.
De esta forma, se está embarcando menos que el año pasado, pero en valor se encuentran muy por encima de lo registrado durante todo 2024.
El fenómeno obedece a la mejora del precio internacional que se paga por la carne argentina en el mundo.
El valor promedio de octubre se ubicó en US$ 5.806 la tonelada, un 0,6% por encima de septiembre y 44,8% superior a lo registrado en el mismo del año pasado, cuando promediaba los US$ 4.011.
A pesar de que los despachos cayeron 8,5% en los primeros diez meses del año, ubicándose en 588.800 toneladas, los ingresos escalaron 26,3%, hasta los USD 3.155,1 millones.
“En los últimos años, se observa una persistente tendencia a la baja de los precios en los principales destinos desde mayo de 2022 en adelante, que se ha revertido parcialmente desde mediados del segundo trimestre de 2025; y los US$ 5.806 dólares promedio por tonelada obtenidos en el mes de octubre se ubican alrededor de US$ 495 por tonelada por debajo de los máximos registrados en abril de 2022”, señaló la entidad.
Respecto de septiembre, las exportaciones cerraron con signo negativo, con algunos datos con números significativos: retrocedió tanto en valor como en volumen un 7,4%, según ABC.
Por el lado de los destinos, China sigue siendo el gran comprador de carne argentina.
En octubre, se embarcaron con destino al gigante asiático unas 17.000 toneladas de carne con hueso y huesos bovinos producto de la despostada, por un valor de USD 35,7 millones y aproximadamente 31.400 toneladas de carne bovina deshuesada, por un valor de US$ 163,9 millones.
China representó el 72,8% de los volúmenes exportados en octubre de 2025; y el 70,0% del acumulado en los primeros diez meses del año.tQJ7Vg
El precio medio de las ventas al país asiático de carne sin hueso en octubre de 2025 se ubicó alrededor de los US$ 5.220 por tonelada.
Buenos Aires, viernes 21 noviembre (PR/25) — El 2025 trajo consigo un cambio de tendencia: el consumo de alambre para proyectos en el agro muestra un crecimiento sostenido.
Según relevamientos del INTA Bordenave, el costo de instalar 1.000 metros de alambrado tradicional de siete hilos cayó un 10% respecto al año pasado, alcanzando los $9,7 millones.
La recuperación no es menor si se tiene en cuenta que, entre 2020 y 2024, los incrementos en materiales para alambrado llegaron al 310% y los electrificadores aumentaron hasta 460%. Hoy, los productores encuentran un punto de equilibrio más favorable, donde la relación costo-producto vuelve a ser atractiva.
“Estamos viendo que el alambre deja de ser percibido como un gasto y retoma su rol como inversión estructural para el campo. La baja de costos, sumada a las nuevas tecnologías en alambrados eléctricos, impulsa decisiones que habían estado en pausa”, explica Marcelo Pascual, presidente de Herpaco, compañía especializada en soluciones para el agro, industria y la construcción.
El informe del INTA detalla que el costo de un kilómetro de alambrado tradicional equivale a 3.340 kilos de novillo, 41,7 toneladas de trigo o 46,8 toneladas de maíz.
Medir el gasto en productos agropecuarios, y no sólo en pesos, permite a los productores visualizar la inversión en términos de su propia producción.
El desglose es revelador: los materiales (postes, varillas y alambre) representan $5,4 millones, mientras que la mano de obra asciende a $4,3 millones. Esta proporción refleja cómo la presión en costos laborales se mantiene significativa, aunque la caída en el precio de materiales fue determinante para la reducción global del 10%.
Tipos de alambre más demandados
El consumo no es homogéneo: distintos sistemas y calidades de alambre tienen aplicaciones específicas en función del tipo de producción.
Alambre ovalado galvanizado 17/15: es el más utilizado en alambrados perimetrales y contención de hacienda. Su resistencia (725-800 kg) lo convierte en el estándar de referencia en campos ganaderos.
Alambre de púas Bagual: mantiene su vigencia en cercos de seguridad y manejo de animales.
Alambre para fardo: indispensable para el transporte y almacenamiento de forrajes.
Alambres eléctricos (Boyero 1,80 y 2,25 mm): muestran la mayor tasa de crecimiento, especialmente en ganadería intensiva y en proyectos agrícolas como viñedos.
Alambre ovalado Baqueano 16/14: opción más económica y versátil, elegida para grandes extensiones o animales dóciles.
Una de las tendencias más notorias es la expansión del alambrado eléctrico. Su menor costo inicial lo posiciona como una alternativa de rápida adopción.
Alambrado eléctrico semipermanente de 3 hilos: $2,7 millones por kilómetro, un 72% menos que el tradicional de 7 hilos.
Cerco eléctrico móvil de 1 hilo: apenas $156.000 por 500 metros, pensado para manejo rotativo o temporario de hacienda.
“En la última década, los sistemas eléctricos dejaron de ser vistos como una solución transitoria y hoy son parte de la infraestructura de manejo ganadero. Su flexibilidad y bajo costo permiten optimizar recursos, sobre todo en contextos de volatilidad”, sostiene Pascual.
Marcelo Pascual, presidente de Herpaco
Ganadería y agricultura: los grandes consumidores
La demanda se concentra principalmente en el sector ganadero, que no sólo renueva sus alambrados tradicionales, sino que incorpora divisiones eléctricas para mejorar la gestión de potreros y la rotación de pasturas.
En paralelo, el sector agrícola mantiene un uso estratégico del alambre galvanizado, tanto para protección de cultivos como para la sujeción en plantaciones. El alambre para fardo se volvió indispensable en la conservación de forrajes, mientras que proyectos vitivinícolas y hortícolas incorporan variantes eléctricas de mayor calibre.
El salto de precios de los últimos años obligó a los productores a medir con lupa cada decisión de inversión. En 2024, instalar un kilómetro de alambrado perimetral demandaba 2.721 kilos de novillo. En 2025, la cifra se elevó a 3.340 kilos, pero con una diferencia: la caída de precios en pesos amortiguó la presión real al comparar con la evolución de los precios agrícolas y ganaderos.
Este enfoque es el que explica la recuperación: los costos en productos del campo se redujeron un 25% en el caso de alambrados perimetrales y un 33% en divisiones eléctricas, lo que traduce una mejora concreta en la capacidad de inversión del productor.
Las expectativas para el segundo semestre de 2025 son positivas. Además de la tracción del agro, sectores como energía, petróleo, gas, minería y renovables se perfilan como nuevos demandantes de soluciones de alambrado, tanto para protección de activos como para delimitación de terrenos.
El consenso entre especialistas es que la recuperación en el consumo de alambre está lejos de ser coyuntural. La convergencia de tres factores —reducción de costos, diversificación de sistemas y expansión de sectores demandantes— configura un escenario favorable para el crecimiento sostenido.
El alambre, históricamente asociado a la vida rural, recupera protagonismo como herramienta estratégica en el desarrollo productivo argentino. No sólo se trata de cercar campos: se trata de habilitar un manejo más eficiente, de optimizar la producción y de asegurar el futuro de las explotaciones.
“En cada rollo de alambre hay mucho más que acero galvanizado: hay seguridad para el productor, previsibilidad para la hacienda y eficiencia para el campo. Esa es la verdadera dimensión de esta recuperación”, concluye Pascual.
Buenos Aires, viernes 21 noviembre (PR/25) — Para el podólogo bovino Mariano Alonso, la prevención es la clave para evitar pérdidas por cojeras y bajas en la producción. Destaca la necesidad de detectar signos tempranos, mejorar las rutinas de recorte y entender el impacto económico y sanitario que tienen las lesiones podales en el rodeo.
El especialista remarca que hay cuatro pilares a los que le brinda especial importancia cuando ingresa a evaluar un tambo. Además, señala que este tipo de lesiones afecta en gran medida a la explotación lechera. “Hay estudios que hablan de 2% y hasta 4% de rechazo y pérdidas en el orden del 20% de la producción”.
En la siguiente entrevista, realizada en el marco de la Jornada sobre Optimización Integral de la Producción Lechera desarrollada en la Sociedad Rural de Villa María días atrás, Alonso desarrolla cuales son esos pilares y explica las principales lesiones que se vienen observando a nivel general en los tambos.
A principios de noviembre ingresaron los primeros 1.700 lechones a la megagranja porcina que la empresa Alfredo José construyó en Arroyo Algodón. Contempla alojar y engordar un total de 6.000 cerdos. Se trata de una inversión millonaria en dólares.
Córdoba, viernes 21 noviembre (PR/25) — Visitamos la megagranja de engorde porcino que la empresa que comanda Héctor Bertone posee en Arroyo Algodón, provincia de Córdoba (a unos 25 kilómetros al este de Villa María) un par de días antes que ingresaran los primeros lechones.
Se trata de una nave que mide 275 metros de largo por 15 metros de ancho, totalmente automatizada en la que se engordarán 6.000 cerdos que ingresarán como lechones de 6 a 8 kilos y se terminarán como capones de alrededor de 120 kilos. Está ubicada al norte de la localidad de Arroyo Algodón, a la vera de la ruta 158, donde Alfredo José SA tenía un tambo de vaquillonas.
“El galpón donde van a estar los lechones de entrada, tiene 275 metros de largo por 15 de ancho, con una intersala que lo divide al medio para el trabajo del personal, donde se encuentran los tableros de electricidad y mandos de la granja”, explicó Daniel Perón encargado de mantenimiento del establecimiento.
La inversión de los Bertone ha sido muy importante y si bien guardan bajo siete llaves el número final, conocedores del sector porcino calculan que ha sido superior a los 2 millones de dólares.
La bioseguridad, uno de los pilares del sistema
El tema bioseguridad es clave en la megagranja: “Llega el camión con los lechones, y se descarga, el camión se arrima y no se puede ir al exterior, no puede pasar el cerco perimetral. Están los que reciben y los que están arriba del camión, que están en la parte sucia no pueden pasar hacia la parte limpia.
Los únicos que pasan hacia la parte limpia son los lechoncitos que van bajando y lo vamos instalando en distintos corrales para después ser divididos y ser clasificados.
Los animales entran con unos 6 kilos, con 21 días de vida”. Perón agregó que “en cuanto a bioseguridad, no se puede entrar sin autorización. Los empleados deben entrar por la parte sanitaria, ducharse, dejar su ropa en la zona sucia, cambiarse la ropa para proceder al trabajo, y cuando sale el mismo procedimiento”.
El alimento es diferente para cada categoría, tanto para fase 2 y fase 3 (Fase 2 es fase de destete y una etapa de la producción asociada con la recría de lechones destetados y fase 3 es la etapa de la producción asociada con el engorde y finalización de cerdos). “Son distintos alimentos porque tenemos que hacer que los lechones coman cierta cantidad, según la fase en la que se encuentren. Fase 1 y Fase 2 son alimentos peleteados, luego es una harina con aditivos. Todo es sólido, no hay alimentación líquida, sólo hay agua y la mejor agua posible”.
El inicio de un master plan porcino
Los planes de la empresa Alfredo José -en un tiempo prudencial- es hacer otro galpón de igual tamaño en espejo al construido, y para ello ya se ha “terraplenado” el predio.
El encargado de Alfredo José indicó que “el alambrado perimetral que se construyó está para ese solo galpón por ahora. Hay una recepción donde hay una cocina, una recepción de materiales que tienen que pasar primero por un rayo UV, para la descontaminación y después está el sector de duchas, todo eso conforma el edificio de entrada. Ahí no puede ingresar nadie que no pase por la sanidad. La seguridad es muy importante para todo el proceso”.
La capacidad del primer módulo es de 6.000 mil animales: “El galpón se divide en dos alas, el ala de recepción calefaccionada, aireada. Y el otro lado, solo con ventiladores porque los animales van a ir con un kilaje superior, con 70 días de vida. Los lechoncitos requieren mucho cuidado por eso tienen otras comodidades. Es una granja totalmente automatizada en todo lo que es nutrición y en cuanto a sanidad, hay un grupo de veterinarios de la empresa Isowean, a la que vamos a pertenecer como franquicia, que monitorea la salud de los cerdos”, dijo Perón.
Daniel Perón
La comercialización se realiza dentro del esquema Isowean. “Ellos corroboran que los cerdos estén con el kilaje para cargar, y después hacen todos los trámites con el frigorífico”, indicó Perón. Los capones engordados se terminan con unos 130 kilos aproximadamente.
Una alianza que potencia a sus integrantes
La granja porcina de Alfredo José es parte de la estrategia de expansión que la empresa Isowean SA -con base en Monte Buey- diseñó para crecer en asociación con productores que deciden “entrar” al negocio. Isowean comenzó en 2008 con 700 madres y hoy esa cifra ya alcanza a 13.000 cerdas en producción. Un reporte de La Voz del Interior señala que el plan incluye la ampliando sus instalaciones de cría, lo que se conoce como Sitio Uno, integrar a otras granjas para engordar esos lechones, y en próximos años construir un frigorífico.
La granja se dedica con exclusividad a la producción de lechones, que son destetados a los 21 o 22 días de vida y luego son enviados a los establecimientos de terceros –como Alfredo José- asociados para su engorde.
En una reciente participación en el Seminario de la Cadena de la Soja, en Rosario, Culasso subrayó el potencial de la firma para alcanzar las 100.000 madres en los próximos 10 años.
La red de Isowean cuenta con 12 productores asociados, entre ellos Alfredo José, y el esquema de negocios es el siguiente: la empresa provee los lechones y los insumos necesarios para su cuidado, mientras que el productor asociado se encarga del engorde. Todos los meses se realiza el balance con el aporte de cada una de las partes y en función de esa contribución se reparte el resultado de las ventas.