En 10 años, el campo podría producir más de 250 millones de toneladas y exportar más de USD 50.000 millones anuales

En 10 años, el campo podría producir más de 250 millones de toneladas y exportar más de USD 50.000 millones anuales

Los datos surgen de un estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario que calculó el efecto de mejoras logísticas y tecnológicas y de la eliminación de retenciones, en base a un modelo internacional de análisis de sectores agroalimentarios
Buenos Aires,28 de abril (PR/25) .- Gran parte del aumento proyectado deriva del reemplazar el transporte en camiones por transporte ferroviario y fluvial

En un escenario ideal, “explotando todo su potencial”, el agro argentino podría producir hacia el año 2035 más de 250 millones de toneladas anuales y exportar por más de USD 50.000 millones, según proyecciones que presentó este viernes la Bolsa de Comercio de Rosario.

Ese escenario incluye mejor infraestructura, menor carga impositiva y mayor inversión tecnológica, lo que redundaría en unas 100 millones de toneladas más de producción y unos USD 17.000 millones más de exportación anual que en el “escenario base”, que toma los datos de 2024 y, bajo las actuales tendencias, extrapola para 2035 una producción agroindustrial argentina de 159 millones de toneladas, que sumada a la eliminación de la brecha cambiaria implicaría un aumento de USD 10.000 millones de las exportaciones.

El escenario ideal incluye aumento de inversiones y mejoras tecnológicas hasta llevar al campo argentino al 80% de su máximo en condiciones climáticas, agronómicas y económicas perfectas.

Luego, en función de proyecciones de “uso doméstico” de los cultivos y producción de derivados se proyectan volúmenes de exportación de 174 millones de toneladas y, “en términos agregados, y en base a los precios de exportación proyectados para los productos modelados”, las ventas externas totales suman USD 50.430 millones, un extra de USD 17.270 millones y de poco más del 50% respecto del escenario base.

Un “complejo sojero” más

“Como referencia el complejo líder de las exportaciones argentinas, de soja y sus derivados realizó exportaciones totales por USD 19.000 millones” notó la bolsa rosarina para destacar que, con inversiones adecuadas, “Argentina estaría sumando un ‘complejo soja’ adicional al valor de sus exportaciones”.

El estudio planteó dos escenarios intermedios.

Uno en el que hay mejora de la infraestructura y reducción de costos logísticos, a partir de la inversión en mejores rutas y caminos, mayor participación de trenes y barcazas (en detrimento del camión) y profundización de la vía navegable troncal del Paraná (“a 40 pies hasta Timbúes de calado navegable más 2 pies de revancha, que reduciría sustancialmente los costos de transporte y el número de viajes necesarios para mover el mismo volumen y evitar completamiento de carga en otros puertos”, dice un pasaje del estudio). Así se sumarían 20 millones de toneladas de producción hacia 2035.

El otro escenario intermedio también asume una mejor infraestructura y suma la eliminación de la brecha cambiaria y de los derechos de exportaciones (retenciones), lo que permitiría llegar a producir 200 millones de toneladas hacia 2035.

El escenario ideal, cabe recordarlo, incluye aumento de inversiones y mejoras tecnológicas hasta llevar al campo argentino al 80% de su máximo en condiciones climáticas, agronómicas y económicas perfectas.

El estudio aplicó el modelo “AGMEMOD” (por AGricultural MEmber State MODelling) una herramienta econométrica de análisis y proyección de mercados agroalimentarios de la Unión Europea, adaptable a las “características productivas, económicas e institucionales” de cada lugar en que se aplica. Para hacerlo, la bolsa rosarina firmó un convenio con la Universidad de Wageningen y el Instituto Thünen, de Alemania.

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Fuente: infobae.com.ar

Adiós al papa Francisco: “Nos deja una iglesia más cercana y comprometida con la paz”

Adiós al papa Francisco: “Nos deja una iglesia más cercana y comprometida con la paz”

El padre José Manuel Fernández reflexionó sobre el impacto que dejó la partida del sumo pontífice argentino y el proceso que se abre en la Iglesia Católica.

Padre José Manuel Fernández. (Foto: Redes)

El padre José Manuel Fernández, Dr. en Teología y Derecho Canónico, dialogó este domingo con Rivadavia AM 630 sobre el impacto que dejó la partida del papa Francisco y el proceso que se abre en la Iglesia Católica.

Sobre el legado que deja Francisco tras su fallecimiento, Fernández reflexionó:
Era muy reciente todo lo que llegaba desde el Vaticano. La muerte del Papa revitalizó su legado, su figura de pastor de unidad, y deja una sensación de orfandad. Más allá de la cercanía personal que cada uno haya tenido con él, la sensación generalizada era esa: de orfandad”, expresó. Y agregó: “Ahora tenemos una cabeza que es la figura de unidad, pero también el desafío de seguir su mensaje hacia adelante“.

En relación al esfuerzo permanente de Francisco por la paz, Fernández destacó: “Hasta el último día promovió el fin de las guerras. No solo de la guerra de Ucrania, sino de las decenas de conflictos en el mundo“. En ese sentido, consideró significativo el encuentro que se dio en las últimas horas entre el expresidente estadounidense Donald Trump y líderes europeos: “Fue como un último milagro de Francisco, ver sentados dialogando a quienes antes promovían la guerra“.

Acerca de una posible canonización de Francisco, Fernández aclaró: “Mucho se habló en estos días, pero el proceso de santificación en la Iglesia exige requisitos muy estrictos. Primero debe comprobarse la existencia de milagros atribuidos a su intercesión y pasar por un proceso que suele ser largo”.

Consultado por Nicolás Lúcar sobre el impacto de la modernización administrativa impulsada por Francisco dentro del Vaticano, Fernández explicó: “Francisco quiso mostrar una Iglesia cercana a la gente, que no ponga obstáculos, sino que resuelva los problemas. Impulsó la dimensión pastoral por encima de la estricta aplicación de la ley canónica. Fue un cambio profundo y no le fue fácil, porque la resistencia interna siempre existe”.

Con respecto a la dinámica que tendrá el próximo Cónclave, Fernández explicó: “La película ‘Cónclave’ refleja algunas cuestiones reales, aunque de forma dramatizada. El proceso de elección de un nuevo Papa busca, ante todo, la elección de un hombre que sea capaz de guiar a la Iglesia en su misión espiritual y su interacción con el mundo“. Añadió que esta vez será un cónclave muy particular: “Habrá cardenales de 94 países. Muchos de ellos no se conocen entre sí, lo que lo hará más universal que nunca”.

Finalmente, el padre Fernández concluyó: “Francisco nos deja una Iglesia más comprometida, más humilde y más dispuesta a bajar al territorio, a acercarse al corazón de la gente. Ese será su verdadero legado“.

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Fuente: Noticias Argentinas

El legado del Papa Francisco en América Latina: Luces y sombras de un pontificado histórico

El legado del Papa Francisco en América Latina: Luces y sombras de un pontificado histórico

Su pontificado de 12 años se enfrentó a desafíos cruciales como las crisis democráticas en Cuba, Nicaragua y Venezuela, las migraciones masivas y los escándalos de abusos sexuales en la Iglesia, dejando una huella profunda en el catolicismo latinoamericano.

Durante tiempo al frente de la Iglesia Católica creó 149 cardenales, de los cuales 32 son latinoamericanos: 23 de ellos serán electores en el próximo cónclave.

La elección de Jorge Mario Bergoglio como Papa el 13 de marzo de 2013 generó una ola de esperanza y entusiasmo en Latinoamérica. Sin embargo, con el paso de los años, la percepción positiva de los católicos latinoamericanos hacia el Pontífice fue disminuyendo.

Según una encuesta del Pew Research Center publicada en septiembre de 2024, la popularidad del Papa Francisco en la región cayó significativamente a lo largo de la última década, siendo Argentina el caso más notorio: allí, la aprobación pasó de un 98% en 2013 a un 74% en 2024.

Otros países encuestados y donde se registró un descenso fueron Colombia (del 93% al 88%), Brasil (del 92% al 84%), México (del 86% al 80%), Perú (del 83% al 78%) y Chile (del 79% al 64%).

Sin embargo, en los seis países la mayoría también consideró que Francisco representaba un mayor cambio para la Iglesia Católica.

Una Iglesia de América para el mundo

Como Papa, el Cardenal Bergoglio llevó a Roma su experiencia pastoral latinoamericana, haciendo que la Iglesia en el continente dejara de ser “una ‘Iglesia-reflejo’ de la europea” e iniciara el proceso “de ser  una ‘Iglesia-fuente’”, destacó Rodrigo Guerra, secretario de la Pontificia Comisión para América Latina.

En entrevista con ACI Prensa, explicó que “esto puede constatarse fácilmente mirando con atención” la primera exhortación de Francisco, Evangelii gaudium, o el Sínodo de la Sinodalidad, que “poseen el aire de familia eclesial-latinoamericano, y simultáneamente, ambas cosas ya son patrimonio de la Iglesia universal”.

Guerra también destacó el legado de Francisco en su enseñanza social, que “recupera y hace madurar muchas de las intuiciones más queridas de la experiencia de la Iglesia Católica latinoamericana”, como son “la opción preferencial por los pobres, entendida como una opción cristológica y no partisana”, su “fuerte crítica a toda ‘colonización ideológica’” y la “‘espiritualidad popular’ como verdadera acción teologal de Dios en el pueblo creyente”.

Por su parte, el doctor en Estudios Latinoamericanos Jorge Trasloheros explicó que la guía pastoral que Bergoglio aplicaría en el mundo se puede ver en el documento de Aparecida —en el que el entonces arzobispo argentino tuvo una participación importante—, y cuya “consigna es que todo católico tiene que ser un discípulo y misionero de Cristo”.

Se trata de un documento en el que “no hay una consigna política propiamente, como sí pudo haber en las anteriores conferencias episcopales”, sino que anima al católico a ir en “búsqueda de las periferias” de la humanidad.

Además, otra característica latinoamericana del Papa Bergoglio ha sido el desafiar a la gente y “el asunto de la sinodalidad”. Aparecida llama “a aprender a caminar en comunidad y la sinodalidad es este caminar en comunidad”, afirmó.

Trasloheros aclaró que el pontificado no consistió en “hacer de la Iglesia Universal una América Latina, sino que los aportes de la experiencia del Episcopado Latinoamericano sirvan para inspirar muchas iniciativas dentro de una Iglesia europea totalmente agotada, la Europa que llamamos occidental, en Iglesias florecientes como la africana, como la asiática, en Iglesias un poco cansadas como las de América Latina”.

Los viajes al continente

En sus 12 años de pontificado, Francisco visitó 61 países en 47 viajes. De Latinoaméricavisitó Brasil, EcuadorBolivia, ParaguayCuba, México, Colombia, Chile, Perú y Panamá. Pero paradójicamente nunca visitó oficialmente su natal Argentina.

Sobre esto, Guerra recordó que “muchas veces” el Santo Padre declaró “su interés en visitar a su amada Argentina”, un país que se ha volcado a las iglesias para rezar por el eterno descanso del que fue su pastor.

Sin embargo, explicó que la decisión sobre qué países visitar “siempre es de orden prudencial y en ella intervienen ponderaciones de muchos factores”.

“La realidad social y política de los pueblos, por supuesto, es uno de esos factores. Sin embargo, no es el único y muchas veces, no es el principal”. Por ello, aclaró que el no haber ido a uno u otro país no es “por falta de interés o de cariño”.

Guerra indicó que “los viajes pontificios no son una suerte de termómetro de los lugares o los temas a los que el Santo Padre o la Iglesia atiende con especial afecto e interés”.

El Papa Francisco constantemente estuvo “atento de la vida y peripecias de la región latinoamericana”. Guerra recordó que “la única región del mundo que posee una Pontificia Comisión en la estructura de la Curia romana es América Latina”, donde viven el 48% de los católicos del mundo.

El primer viaje del Papa Francisco fue a Brasil con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud Río 2013, donde lanzó su llamado a los jóvenes a “hacer lío”.

En Ecuador, Francisco se dedicó a promover la protección de la familia, a rechazar la cultura del descarte y a recordar que evangelizar “es nuestra revolución”.

Durante la visita a Bolivia en julio de 2015 tuvo un encuentro con los movimientos populares en el que dijo que algunos poderes se empeñan en borrar el catolicismo de los pueblos latinoamericanos “tal vez porque nuestra fe es revolucionaria, porque nuestra fe desafía la tiranía del ídolo dinero”.

El entonces vocero vaticano, P. Federico Lombardi, afirmó que cuando el Papa habló de “procesos de cambio, de la fe revolucionaria”, se refirió a “una revolución fundada en el amor”. “No hay un vocabulario de lucha o violencia, es un vocabulario de amor y compasión”, explicó desde Bolivia.

Ese mismo año viajó a Paraguay. En su encuentro con la sociedad civil dijo que no sirve hacer “una mirada ideológica” de los pobres porque terminan siendo instrumentalizados “a favor de otros intereses políticos o personales” en perjuicio de su dignidad humana.

El Papa Francisco se dirige al interior de la Catedral de La Habana durante su visita a Cuba en septiembre de 2015. Al lado, el entonces arzobispo local, Cardenal Jaime Ortega. Crédito: Eduardo Berdejo / ACI Prensa.
El Papa Francisco se dirige al interior de la Catedral de La Habana durante su visita a Cuba en septiembre de 2015. Al lado, el entonces arzobispo local, Cardenal Jaime Ortega. Crédito: Eduardo Berdejo / ACI Prensa.

En septiembre de 2015 se convirtió en el tercer Pontífice en visitar Cuba, donde tuvo un encuentro informal con Fidel Castro. Además pidió libertad y espacios para que la Iglesia pudiera cumplir con su misión en las periferias.

Al año siguiente viajó a México y visitó la Basílica de Guadalupe, donde rezó un momento ante la imagen mariana. Además celebró una Misa con los indígenas en Chiapas y otra en Ciudad Juárez, cerca a la frontera con Estados Unidos.

En esta Misa denunció la migración forzada como “una tragedia humana” que ha alcanzado niveles globales. “Esta crisis, que se puede medir en cifras, nosotros queremos medirla por nombres, por historias, por familias. Son hermanos y hermanas que salen expulsados por la pobreza y la violencia, por el narcotráfico y el crimen organizado”, señaló.

Francisco visitó Colombia en 2017, al año siguiente de firmarse el acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla de las FARC. Por ello, en su viaje, el Papa alentó a los colombianos a seguir trabajando por la reconciliación, además de pedir una solución a la crisis en Venezuela.

El Papa Francisco saluda a su llegada a Bogotá junto con el presidente Juan Manuel Santos en su primer día de visita en Colombia en septiembre de 2017. Crédito: Eduardo Berdejo / ACI Prensa.
El Papa Francisco saluda a su llegada a Bogotá junto con el presidente Juan Manuel Santos en su primer día de visita en Colombia en septiembre de 2017. Crédito: Eduardo Berdejo / ACI Prensa.

También beatificó a dos mártires colombianos: a Mons. Jesús Jaramillo, Obispo de Arauca, y al P. Pedro Ramírez, el cura de Armero.

El viaje a Chile en enero de 2018 fue un punto de quiebre en la lucha contra los abusos sexuales. Luego de defender el nombramiento de Mons. Juan Barros como Obispo de Osorno, tomó en cuenta las acusaciones contra el prelado por presuntos encubrimientos y decidió ordenar una investigación de cómo actuó la Iglesia ante las denuncias de abusos.

Ese mismo mes visitó Perú, donde tuvo un encuentro con los pueblos amazónicos, a los que pidió defender de la minería ilegal, la deforestación, la prostitución y la trata de personas.

Panamá fue el último país latinoamericano que visitó Francisco. Fue con motivo de la JMJ Panamá 2019 y en la Misa de envío animó a los jóvenes a seguir el ejemplo de María que, con su “hágase”, dijo sí a la misión que Dios le había encomendado.

Además, dio al continente 11 santos: los tres niños mártires de TlaxcalaJosé Sánchez del Ríola Madre Laura Montoyala Madre María Guadalupe García ZavalaMama AntulaArtímedes ZattiJosé del Rosario BrocheroNazaria Ignacia y Mons. Óscar Arnulfo Romero.

También dejó listas las canonizaciones de los dos primeros santos venezolanos: el doctor José Gregorio Hernández y Carmen Elena Rendíles Martínez, fundadora de la Congregación de las Siervas de Jesús.

¿La teología de la liberación o teología del pueblo?

Siendo sacerdote y luego Arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio tocó la realidad social latinoamericana, marcada por la pobreza y las migraciones, tal como conoció en las llamadas villas de la capital argentina.

Sin embargo, sus gestos y pronunciamientos desde el inicio de su pontificado hicieron que se le etiquetara como sacerdote de izquierda y cercano a la teología de la liberación, la corriente marxista que se originó en América Latina en la década de 1960.

Para el doctor Trasloheros, hubo una manipulación por ambos lados del espectro político. “A unos salían y decían, ‘claro, es el Papa progresista’, y eso lo utilizó la extrema derecha para decir ‘ya ven, es un Papa ilegítimo, o es un Papa que está desviando el camino de la Iglesia’”.

“Pero uno y otro estaban perdidos en su propio mundo. Es decir, se ve que nunca leyeron a Francisco, nunca observaron a Francisco, nunca lo vieron realmente actuar al Papa. El Papa no es de izquierda ni de derecha, el Papa es católico”, afirmó.

El experto dijo que la misma radicalidad que mostró Francisco al defender la vida “desde el primer momento hasta la muerte natural”, la exhibió al proteger la dignidad de los migrantes. “Pero cuando empieza a hablar de la defensa de los migrantes, ‘¡ah, claro, es izquierda!’. Para Trasloheros, son intentos de grupos de confundir “la fe con la política” para manipularla hacia “sus intereses, rechazando o haciendo ver un Papa que no existe”.

Por su parte, Guerra dijo que “la geometría política de las ‘derechas’ y las ‘izquierdas’ no logra apreciar la irreductibilidad del acontecimiento cristiano”, y que “cada vez que los Papas no complacen a los poderes del mundo, se intenta etiquetarlos con categorías reductivas”.

“El Papa —afirmó el funcionario vaticano— es el garante de la recta interpretación del depósito de la fe, y su enseñanza sobre la dimensión social del Evangelio es parte también de su Magisterio. Perder esto de vista, rápidamente genera mentalidades que rompen explícita o tácitamente con la debida comunión eclesial”.

Uno de los gestos de Francisco que fue cuestionado en su momento fue la canonización del arzobispo Óscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980 en El Salvador y a quien se le vinculó con la teología de la liberación.

Sin embargo, este vínculo fue rechazado por Mons. Jesús Delgado, quien fue secretario del santo centroamericano y quien aseguró que “de la Teología de la Liberación (Mons. Romero) no supo nada, no quiso informarse de eso, él estaba adherido fielmente a la Iglesia Católica y sobre todo a la doctrina de los Papas”.

Pero hubo también otros gestos que fomentaron esa percepción como la carta que el Papa envió al P. Gustavo Gutiérrez, considerado el padre de la teología de la liberación, por sus 90 años. “Te agradezco por cuanto has contribuido a la Iglesia y a la humanidad —escribió el Papa—, a través de tu servicio teológico y de tu amor preferencial por los pobres y los descartados de la sociedad”.

Asimismo, levantó las suspensiones a divinis que San Juan Pablo II había impuesto a Miguel D’Escoto, Fernando Cardenal y Ernesto Cardenal, sacerdotes nicaragüenses de dicha corriente, por su participación política en el gobierno sandinista.

El Vaticano informó que Francisco accedió al pedido de D’Escoto de “volver a celebrar la Santa Eucaristía antes de morir” y de Ernesto Cardenal de “ser readmitido al ejercicio del ministerio presbiteral”.

En mayo de 2022, el Papa relató en un mensaje a la Pontificia Comisión para América Latina que en los comienzos de la teología de la liberación “apareció un/dos volúmenes, sobre la intuición latinoamericana, sobre la identidad latinoamericana para seguir este camino, y casi el ochenta por ciento de las notas estaba en alemán, no tenían ni la menor idea”.

“Era una ideologización de lo que es un camino telúrico latinoamericano. Y digo telúrico porque la espiritualidad latinoamericana está agarrada a la tierra, no se le puede separar”.

En enero de 2017, el Papa Francisco dijo al diario español El País que “la teología de la liberación fue una cosa positiva en América Latina. Fue condenada por el Vaticano la parte que optó por el análisis marxista de la realidad”.

“El Cardenal (Joseph) Ratzinger hizo dos instrucciones cuando era prefecto de la Doctrina de la Fe. Una muy clara sobre el análisis marxista de la realidad. Y la segunda retomando aspectos positivos. La teología de la liberación tuvo aspectos positivos y también tuvo desviaciones, sobre todo en la parte del análisis marxista de la realidad”, señaló.

El sacerdote jesuita Juan Carlos Scannone, uno de los maestros de formación de Jorge Mario Bergoglio, afirmó que el Pontífice nunca compartió los postulados del P. Gustavo Gutiérrez, sino que se guió por la corriente argentina de la teología de la liberación, en la que “no se usa el análisis social marxista, sino preferentemente un análisis histórico-cultural, sin desechar el socio-estructural, pero no basado en la lucha de clases como principio determinante de interpretación de la sociedad y la historia”.

“La línea argentina de la teología de la liberación, que algunos llaman ‘teología del pueblo’, ayuda a comprender la pastoral de Bergoglio como obispo; así como muchas de sus afirmaciones y enseñanzas”, explicó el P. Scannone.

El secretario de la Pontificia Comisión para América Latina Rodrigo Guerra explicó que el P. Scannone creó “una tipología para clasificar las diversas ‘teologías de la liberación’”, que incluye a la “escuela de Río de la Plata” y que es también conocida como “teología del pueblo”, “una forma no-marxista de desarrollar creativamente una teología no-conformista, crítica y liberadora con fuerte enfoque cultural”, afirmó.

“El Papa Francisco se inscribe en parte en esta tradición pero la rebasa en más de un aspecto. El Papa Francisco de alguna manera es como la maduración creativa de la ‘teología del pueblo’, del magisterio episcopal latinoamericano y de la experiencia pastoral realmente vivida de muchas comunidades en la región”, indicó.

Trasloheros también destacó este punto, pues mientras la teología marxista de la liberación “se ideologiza, se identifica con partidos políticos y rechaza la religiosidad popular porque la consideran enajenante”, la línea que siguió Francisco acompaña la religiosidad popular y entiende la cultura que es propia del pueblo.

“Por eso él fue un ‘papa villero’, como le decían, y apoyó tanto a los curas villeros, de las ciudades perdidas, de las zonas marginales”, señaló.

Para David Lantigua, profesor adjunto de la Universidad de Notre Dame, “hoy en día, la teología de la liberación se ha multiplicado en varios otros temas como teología indigena y ecofeminista”.

Sin embargo, “el Papa Francisco no habla de la teología de la liberación sino de la teología de la pobrezaun teología popular desde el sensus fidei, que incluye la sabiduría de los seres humanos y movimientos populares y el medioambiente”, afirmó Lantigua a ACI Prensa.

“El Evangelio de Cristo, quien ‘siendo rico, se hizo pobre’ (2 Cor 8:9), anuncia la palabra de Dios a los pobres y desde los pobres tiene dimensión social y liberadora. La exhortación Evangelii gaudium es como un documento de Aparecida, que fue dirigida por Bergoglio, para la Iglesia universal”, añadió.

En 2015, en el vuelo que lo llevó de Cuba a Washington, se le comentó al Papa que algunos lo consideraban un Papa comunista. A ello, Francisco señaló que nunca dijo “una cosa más que no hubiera estado en la doctrina social de la Iglesia”.

“Las cosas se pueden explicar, quizás una explicación ha dado una impresión de ser un poquitito más izquierdosa pero sería un error de explicación. No, mi doctrina sobre todo esto, sobre la Laudato Si’, sobre el imperialismo económico, todo esto, es la de la doctrina social de la Iglesia”, afirmó.

Para Trasloheros, la teología del pueblo “no es ni de izquierda ni de derecha. Por la experiencia pastoral trata de anunciar a Cristo y vivir a Cristo, por ello no tiene espectro político y no se puede ideologizar”.

El experto mexicano dijo que esta toma de posición causó que Bergoglio fuera marginado por un “grupo radical” de jesuitas inclinado hacia la teología marxista, que lo mandó “a un lugar muy apartado, en donde su principal misión era confesar. No se le permitía enseñar a los jóvenes, tener contacto con los jóvenes”.

Ello, hasta que el entonces Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Antonio Quarracino, se lo llevó como Obispo Auxiliar.

Los desafíos democráticos en Latinoamérica

Durante los años del pontificado de Francisco, América Latina continuó siendo un continente con grandes desafíos, entre estos la falta de democracia en Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Francisco visitó Cuba en 2015. Un año antes, el Papa jugó un papel crucial para lograr el deshielo entre el régimen comunista y Estados Unidos durante la administración de Barack Obama, aunque esto quedó atrás con el gobierno de Donald Trump.

Pero además, a través de sus representantes diplomáticos, abogó por la liberación de los presos políticos, especialmente por aquellos apresados durante las protestas pacíficas de julio de 2021. Asimismo, aunque el gobierno cubano aún no completa las 553 liberaciones prometidas en enero, afirmó que éstas eran por mediación del Papa Francisco.

En el caso de Venezuela, en sus primeros años el Papa brindó una mediación entre el régimen chavista y la oposición a través del secretario para las Relaciones con los Estados, Mons. Paul Richard Gallagher.

Aunque el proceso quedó trunco por la falta de voluntad del gobierno, Francisco siguió comprometido con los intentos democratizadores para Venezuela, ya fuera por medio de cartas privadas o a través de sus representantes, como el secretario de Estado, Cardenal Pietro Parolin.

Pero el caso más difícil y dramático ha sido Nicaragua, donde la Iglesia Católica sigue siendo perseguida abiertamente por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, con la expulsión de obispos, sacerdotes, órdenes religiosas y la expropiación de centros católicos.

Desde que en 2018 comenzó la actual crisis, el Papa apoyó la mediación de la Iglesia a través de la Nunciatura Apostólica. Sin embargo, el régimen de Ortega expulsó al Nuncio, Mons. Waldemar Stanislaw Sommertag en marzo de 2022.

A pesar de ello, el Pontífice siguió de cerca la vida de la Iglesia en Nicaragua. Su crítica a la dictadura sandinista provocó que Ortega respondiera solicitando el cierre de la embajada vaticana en Managua.

Al contrario de Nicaragua, el Vaticano aún mantiene sus sedes diplomáticas en Cuba y Venezuela.

Para Guerra, “los escenarios políticos complejos, como los de Venezuela, Cuba o Nicaragua, requieren de la sabiduría práctica del pastor, es decir, de eso que santo Tomás de Aquino, siguiendo a Aristóteles, llamaba ‘prudencia’”.

“La prudencia —aclaró— no es un cálculo astuto de medios y de fines. Mucho menos es ‘timoratez’. La prudencia es la ‘auriga de las virtudes’, es decir, es el hábito operativo que conduce las disposiciones estables para las decisiones moralmente buenas”, dijo.

Para el secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, el Papa impulsó “en cada escenario el ‘bien posible’”. “A diferencia de los dirigentes de los estados, el Papa es principalmente un pastor que busca el bien del pueblo y la necesaria libertad de la Iglesia para que pueda ejercer su misión evangelizadora”.

“Este factor diferenciador es fundamental para no esperar del Santo Padre decisiones o estrategias que responden a intereses de poder. El Papa es un líder eclesial que actúa siempre: pocas veces con la palabra, y muchas veces con discreción, cuidando simultáneamente a la oveja que está en el redil y a aquella que anda perdida”, afirmó.

Sínodo para la Amazonía

Entre el 6 y 27 de octubre de 2019 tuvo lugar en el Vaticano el Sínodo para la Amazonía, convocado por el Papa Francisco para reflexionar sobre la atención pastoral en esta amplia zona de Sudamérica.

Sin embargo, el evento no estuvo ajeno de situaciones polémicas, como un supuesto culto a la Pachamama (madre tierra) y el empuje de algunos sectores por introducir el sacerdocio femenino y de hombres casados, propuestas que fueron rechazadas.

Trasloheros afirmó que la convocatoria a este sínodo fue una iniciativa pastoral de Francisco hacia su continente de origen, reuniendo no sólo a obispos, sino también “muchas experiencias pastorales que se están llevando a cabo desde las comunidades indígenas” y misioneros.

 

El Papa Francisco saluda a unos indígenas amazónicos durante su visita al Perú en enero de 2018. Crédito: Eduardo Berdejo / ACI Prensa.
El Papa Francisco saluda a unos indígenas amazónicos durante su visita al Perú en enero de 2018. Crédito: Eduardo Berdejo / ACI Prensa.

“Desgraciadamente, cuando se tuvo la reunión, ya en el Vaticano para cerrar el sínodo, reflexionar sobre el sínodo sobre la Amazonia, la gente no entendió de qué se trataba”, expresó.

El experto dijo que no se comprendió que “lo que teníamos eran comunidades indígenas que expresaban su fe de acuerdo a sus propias categorías culturales, que eso es inculturar el Evangelio”.

“Al parecer hubo una especie de grupos que querían manipular este sínodo y pusieron elementos que se confundieron con la Pachamama, que quisieron desviar un poco la mirada que buscaba el Papa”, aseguró.

Por su parte, Guerra aseguró que en la ceremonia llevada a cabo en los Jardines Vaticanos, el 4 de octubre de 2019 “no hubo ningún acto de culto a la ‘Pachamama’”, sino que “se mostraron dones traídos desde la Amazonia, eso sí, difíciles de interpretar para el observador habituado a una mirada eurocéntrica”.

Sobre la figura de la mujer embarazada, a la que se vinculó con la Pachamama, Guerra dijo que no era una “efigie de la ‘Pachamama’ andina, sino un signo simple de fecundidad, y que muchos apreciamos, porque invita a ‘salvar a las dos vidas’, es decir, a respetar la dignidad inalienable del no-nacido y de la mujer que lo lleva en su vientre”.

“El Sínodo de la Amazonia hoy comienza a tener frutos visibles a través, por ejemplo, de la CEAMA, la Conferencia Eclesial de la Amazonia. Esta experiencia inédita es sin duda prometedora. El afecto y la paciencia la harán madurar. Los hombres y las mujeres que participan en ella saben bien de la importancia de su misión evangelizadora inserta fuertemente en el contexto y orientada por la enseñanza de la Iglesia en materia de ecología integral”, afirmó.

Las migraciones

Durante el pontificado de Francisco las migraciones masivas siguieron siendo una constante en América Latina, particularmente en Venezuela, con más de siete millones de emigrantes. Además, miles de personas continuaron cruzando la peligrosa selva del Darién, así como las caravanas de migrantes que recorrieron Centroamérica para llegar a Estados Unidos.

Panamá informó que en 2024 cerca de 300.000 personas atravesaron esta selva. Sin embargo, luego de las medidas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el flujo se ha reducido en un 98%.

Varias veces el Papa argentino se opuso a las políticas antiinmigrantes y apostó por “acoger al migrante”.

En el caso de América, rechazó las deportaciones masivas ejecutadas por el gobierno de Trump y pidió “no ceder ante las narrativas que discriminan” a estas personas. La postura del Papa causó un choque con el vicepresidente estadounidense JD Vance, un converso al catolicismo y una de las últimas personas en reunirse con Francisco antes de su fallecimiento.

Defensa de la vida

En los más de 12 años de pontificado, la cultura de la muerte del aborto continuó avanzando en América Latina. En 2017 fue despenalizado en Chile, fue legalizado en Argentina en 2020, liberalizado en Colombia en 2022, y actualmente es permitido en la mayoría de los estados de México.

Francisco expresó varias veces su condena al aborto, pero sin referirse a países en concreto. Semanas antes de la legalización del aborto en Argentina, el Episcopado publicó una carta que el Pontífice dirigió a sus alumnos y compañeros de colegio en la que respondió a la pregunta de por qué “no envía a la Argentina su opinión sobre el aborto”.

El Pontífice escribió que cuando envía una opinión sobre el aborto “la estoy enviando a todo el mundo (incluso a Argentina) desde que soy Papa”.

Abusos sexuales

En su pontificado, Francisco fortaleció la política de tolerancia cero contra los abusos sexuales cometidos por miembros del clero.

Entre los casos más sonados estuvo el episodio de Chile, a raíz de las acusaciones contra el Obispo de Osorno, Mons. Juan Barros, por supuesto encubrimiento.

Luego de su visita apostólica de enero de 2018, el Papa envió una misión especial cuyo informe llevó a que los obispos chilenos pusieran sus cargos a disposición, con lo cual el Papa comenzó a renovar el Episcopado.

Además, expulsó del estado clerical a Fernando Karadima, el sacerdote chileno que en el 2011 fue condenado por el Vaticano por cometer abusos sexuales.

Durante su pontificado continuó el acompañamiento a los Legionarios de Cristo, luego que los escándalos de abusos cometidos por su fundador y varios miembros remecieron a esta institución fundada en México.

Asimismo, se llevó a cabo la investigación al Sodalicio de Vida Cristiana, también por abusos sexuales y de poder, que culminó con la disolución de esta sociedad de vida apostólica fundada en Perú.

Finalmente, en enero de 2025 aprobó el nombramiento de dos delegados pontificios para el Instituto del Verbo Encarnado —que nació en Argentina— para ayudarle “a realizar un cambio efectivo”, dado que se seguía presentando a su fundador —fallecido en 2023— como sacerdote ejemplar, a pesar de que se le encontró culpable “de los crímenes de los que fue acusado”.

La voz de Francisco resonó con fuerza frente a los grandes desafíos de la región, y aunque su popularidad fluctuó a lo largo de los años de Pontificado, su mensaje fue siempre claro: “El bien común ha de ser una guía para la acción política, económica y social”.

El Papa no dudó en pedir perdón por los errores de la Iglesia y en reconocer el valor de los pueblos originarios, de las mujeres y de los jóvenes, animando a estos últimos a “hacer lío” y ser protagonistas del cambio.

Como él mismo expresó en su primera gran exhortación, “¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!”. Hoy, al cerrar este capítulo, queda el desafío de mantener viva esa llama de compasión, justicia y cercanía, recordando que, en palabras del Papa de América Latina, “el amor es más grande que todos los desacuerdos y eso trae paz”.

Fuente: ACI Prensa

Primicias Rurales

Francisco, el papa sencillo del fin del mundo que rompió moldes y abrió la Iglesia como nunca antes

Francisco, el papa sencillo del fin del mundo que rompió moldes y abrió la Iglesia como nunca antes

Por Elisabetta Piqué

Roma, martes 22 abril (PR/25) —  Para él iba a ser un pontificado “breve”, de “cuatro o cinco años”. Pero el destino quiso otra cosa. Y, con una salud frágil y múltiples achaques, Francisco murió a los 88 años, como el tercer papa más longevo de la historia de la Iglesia católica. Primer papa jesuita y “del fin del mundo”, como él se había presentado en esa tarde del 13 de marzo del 2013 cuando se convirtió en el sucesor de Benedicto XVI (2005-2013), que había conmocionado al mundo con su renuncia, Francisco, el 266° Pontífice de la historia, será recordado como un papa reformista. Fue el primer papa no europeo —aunque de origen inmigrante italiano—, llegado desde la periferia y outsider, que removió las aguas e hizo “lío” —terminó acuñado por él―, al llamar a la Iglesia a abrirse al mundo de hoy, a ser misionera y a no condenar, sino a acompañar e integrar a todos. Se destacó por su estilo humilde, auténtico, sencillo, austero, cercano, sobre todo hacia los últimos, los pecadores y los “descartados”, y con el que desacralizó el papado, institución antes vista como inaccesible.

El papa Francisco pronuncia la bendición Urbi et Orbi al final de la Misa de Pascua en la Plaza de San Pedro en el Vaticano el 27 de marzo de 2016.
El papa Francisco pronuncia la bendición Urbi et Orbi al final de la Misa de Pascua en la Plaza de San Pedro en el Vaticano el 27 de marzo de 2016. OSSERVATORE ROMANO

Consciente de la importancia de los medios y de que las imágenes muchas veces dicen más que mil palabras, Francisco impactó desde el principio por sus gestos. Como cuando abrazó a un hombre deformado por una enfermedad en la Plaza de San Pedro o cuando, como hacía en Buenos Aires, en su primer jueves santo fue a una cárcel de menores y les lavó los pies a los presos, incluyendo mujeres o musulmanes, lo que sorprendió al mundo. Crítico acérrimo del clericalismo, de los oropeles y de una curia romana que reformó para ponerla al servicio de las demás iglesias del mundo —y que él mismo definió como “una de las últimas cortes europeas”—, Francisco fue un papa que, como hombre libre, se atrevió a hacer lo que nunca antes se había hecho, en sintonía con su tiempo. Un tiempo que solía describir como un “cambio de época”, marcado por conflictos, guerras, injusticias, una pandemia, la irrupción de las redes sociales, el movimiento Me Too, que dio voz a las víctimas de abusos y agresiones sexuales, la proliferación de noticias falsas, el avance de la Inteligencia Artificial (IA) y, últimamente, un avance de una ultraderecha nacionalista encerrada en sí misma y hostil a los migrantes. Muy querido también por no católicos, intelectuales y estudiantes universitarios, que admiraban su apertura y su aguda inteligencia jesuita, Francisco fue, en contraste, aborrecido por los sectores católicos ultraconservadores. Con una visión blanco y negro de la realidad, estos se oponían a su concepción de la Iglesia como un “hospital de campaña”, llamado a sanar las heridas del mundo actual y a acoger a todos sin excepción: divorciados vueltos a casar, personas LGBTQ+, migrantes, presos. “Todos, todos, todos”, solía repetir en sus últimos años.

El entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio de Argentina lava y besa los pies de los residentes durante una misa del Jueves Santo en el barrio Parque Patricios de Buenos Aires el 20 de marzo de 2008.
El entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio de Argentina lava y besa los pies de los residentes durante una misa del Jueves Santo en el barrio Parque Patricios de Buenos Aires el 20 de marzo de 2008. STRINGER/ARGENTINA – X01488

Desde el primer momento, estos sectores no pudieron digerir su modo de ser distinto, descontracturado, acorde a la Iglesia de los orígenes y al Evangelio. No pudieron tolerar ese “buonasera” con el que se presentó ante las masas en la Plaza San Pedro tras ser electo el 13 de marzo de 2013. Entonces, en otro gesto disruptivo que marcaría una línea roja en su pontificado, antes de impartir su solemne bendición a la multitud, ese desconocido y tímido arzobispo de Buenos Aires se agachó y le pidió al pueblo allí presente —el pueblo de Dios, una categoría del Concilio Vaticano II (1962-1965)—, que le pidiera a Dios, desde el cielo, que le diera su bendición. Carrera de obstáculos Devoto de San José y de Santa Teresita, Jorge Bergoglio fue una figura singular, siempre capaz de sorprender. Su vida, una auténtica carrera de obstáculos, estuvo marcada por la llegada a cargos de gran responsabilidad en momentos turbulentos, sin haberlos buscado. Sin saberlo, cada desafío lo fue preparando para el papado. Hijo de inmigrantes italianos, el mayor de cinco hermanos en una familia de clase media, nació el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires. Su infancia transcurrió con normalidad, pero estuvo profundamente influenciada por su abuela paterna, nonna Rosa, quien le inculcó la fe en un Dios misericordioso.

Durante la década del 60, los Bergoglio en su casa de Flores. De pie: Alberto Horacio, Jorge Mario, Oscar Adrián y Marta Regina. Sentados: María Elena, Regina María Sivori y Mario José Francisco.
Durante la década del 60, los Bergoglio en su casa de Flores. De pie: Alberto Horacio, Jorge Mario, Oscar Adrián y Marta Regina. Sentados: María Elena, Regina María Sivori y Mario José Francisco. AP

Jugaba al fútbol, al básquet y al billar, leía mucho y era buen estudiante. Aunque su madre, Regina, soñaba con que fuera médico, desde joven sintió que su verdadera vocación era la “medicina del alma”. Tuvo una adolescencia como la de cualquier otro joven: rodeado de amigos, salía a bailar e incluso tuvo una novia. Sin embargo, el llamado de Dios le llegó el 21 de septiembre de 1953, después de una confesión, cuando tenía 16 años. Aun así, decidió esperar antes de ingresar al seminario metropolitano de Buenos Aires, lo que hizo finalmente a los 20 años, en 1957. Después de una neumonía que lo dejó al borde de la muerte y le costó la ablación de la parte superior del pulmón derecho -algo que le significó una fragilidad crónica de los bronquios que lo acompañó hasta el final-, decidió convertirse en jesuita a los 21 años, con el sueño de ser misionero en Japón. Durante sus estudios humanísticos en Chile, comenzó a desarrollar la visión de una Iglesia comprometida con los más vulnerables, una perspectiva que marcaría tanto su vida como su pontificado.

Entre 1967 y 1970, Jorge Bergoglio cursó estudios de teología en la Facultad de Teología del Colegio Máximo de San José, en el Partido de San Miguel
Entre 1967 y 1970, Jorge Bergoglio cursó estudios de teología en la Facultad de Teología del Colegio Máximo de San José, en el Partido de San Miguel AP – EL SALVADOR SCHOOL

En 1964, aún dentro de su período de formación y ya licenciado en Filosofía, fue maestrillo en el Colegio jesuita de la Inmaculada Concepción de Santa Fe. Allí enseñaba Literatura y Psicología. Tenía 28 años y seducía por su carisma y sentido del humor. Luego de ordenarse sacerdote en 1969, en 1973, con tan solo 36 años, se convirtió en el Provincial más joven en la historia reciente de los jesuitas, con quienes tuvo una relación conflictiva. Eran tiempos de grandes expectativas y profundos conflictos, no solo dentro de la Iglesia católica, sacudida por los vientos de cambio del Concilio Vaticano II, sino también en la Argentina, al borde de una atroz guerra sucia. A pesar de su juventud, Bergoglio enfrentó con firmeza y determinación aquel primer gran desafío de gobierno, aunque no sin errores. “Mi gobierno como jesuita al comienzo tuvo defectos. Tenía 36 años: una locura. Había que afrontar situaciones difíciles, y yo tomaba mis decisiones de manera brusca y personalista”, reconoció Francisco en una entrevista con la revista jesuita Civiltà Cattolica en septiembre de 2013.

El cardenal Jorge Bergoglio
El cardenal Jorge Bergoglio ANÍBAL GRECO

Sus detractores de aquella época lo retrataron como una figura rígida, conservadora y opuesta a los sectores progresistas y a la Teología de la Liberación. Sin embargo, la acusación más grave que enfrentó durante sus años como Provincial fue la de haber sido cómplice de la dictadura militar y de haber “entregado” a los sacerdotes jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics, desaparecidos el 23 de mayo de 1976. Una acusación totalmente falsa, que dio origen a una “leyenda negra” alimentada por sus adversarios. La historia fue muy distinta. En silencio, Bergoglio hizo todo lo posible para que los militares liberaran a Yorio y Jalics. Y también ayudó a muchísima otra gente a ocultarse o a escapar de esa Argentina enloquecida, víctima del terrorismo de Estado, como confirmó el libro La lista de Bergoglio, de Nello Scavo; y uno de los últimos libros de Francisco, Vida, mi historia a través de la Historia. Fue luego rector del Colegio Máximo de San Miguel, también jesuita, en las afueras de Buenos Aires, entre 1979 a 1985. Enseñaba allí Teología, pero no se quedaba encerrado en su oficina. Salía a embarrarse los pies, a predicar con el ejemplo. Multifacético, lavaba la ropa, cocinaba para todos, trabajaba en el campo, incluso con los chanchos. Y mantenía las puertas del Colegio Máximo abiertas para la gente de los barrios humildes que había a su alrededor. No sólo organizaba la catequesis de los niños, sino también campeonatos de fútbol y hasta campamentos de verano en la costa.

En esta imagen del 24 de marzo de 2011, publicada por el equipo de fútbol San Lorenzo de Almagro el 13 de marzo de 2013, el entonces cardenal argentino Jorge Bergoglio sostiene una pequeña bandera de San Lorenzo
En esta imagen del 24 de marzo de 2011, publicada por el equipo de fútbol San Lorenzo de Almagro el 13 de marzo de 2013, el entonces cardenal argentino Jorge Bergoglio sostiene una pequeña bandera de San Lorenzo CLUB ATLETICO SAN LORENZO DE ALMAGRO

En 1986 —enfrentado a las autoridades jesuitas locales—, pidió permiso para viajar a Alemania. Quería hacer una tesis sobre el teólogo italiano naturalizado alemán, Romano Guardini (1885-1968), que nunca llegó a terminar. De carácter decidido y a veces inescrutable —al punto de que algunos jesuitas lo apodaban “la Gioconda”—, generaba tanto adhesión como rechazo. Entre 1990 y 1992, fue enviado como confesor a la Residencia Mayor jesuita de Córdoba, en un virtual destierro. Sin embargo, su trayectoria dio un giro cuando el entonces arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Antonio Quarracino, lo rescató de ese exilio y logró que Juan Pablo II lo nombrara primero obispo auxiliar de Buenos Aires en 1992 y, más tarde, en 1997, obispo coadjutor con derecho a sucesión, lo que se convirtió en su gran trampolín hacia el papado. Al asumir en 1998 como el primer arzobispo jesuita de Buenos Aires, otra vez Bergoglio se vio obligado a capear tormentas: primero un escándalo financiero heredado de su antecesor, luego el caos económico y político de la Argentina en default. Además, tuvo que enfrentarse a una guerra llena de golpes bajos que empezó a hacerle un ala de la Iglesia argentina de derecha, vinculada a un sector conservador de la curia romana.

El presidente Fernando De la Rúa agradeció al arzobispo de Buenos Aires, cardenal primado Jorge Bergoglio, la oración por las víctimas de los atentados.
El presidente Fernando De la Rúa agradeció al arzobispo de Buenos Aires, cardenal primado Jorge Bergoglio, la oración por las víctimas de los atentados.

Bergoglio continuó sorprendiendo con su estilo de ser arzobispo, muy distinto al de sus predecesores. Al igual que luego, como Francisco, decidió no residir en el Palacio Apostólico del Vaticano, sino en el austero hotel de Santa Marta —un verdadero escándalo para los ultraconservadores—, en Buenos Aires rompió esquemas: optó por no vivir en la residencia reservada para el arzobispo, ubicada en Olivos, en las afueras de la ciudad. En su lugar, se instaló en un sobrio cuartito de la curia porteña, en la emblemática Plaza de Mayo. Además, siguió utilizando el colectivo y el subte para desplazarse, regaló el auto oficial y reubicó al chofer. Como arzobispo, era incansable, con una capacidad de trabajo inmensa, una aguda inteligencia política y una memoria digna de un estadista. Atendía a cualquiera que golpeara su puerta e instauraba una relación personal y paternal con cada uno de los sacerdotes a su cargo. Apoyó especialmente a los llamados curas villeros y su labor en los barrios de emergencia de Buenos Aires, trabajando con los más pobres, donde, además, rescató las manifestaciones de religiosidad popular. Un cónclave sorpresivo ¿Cómo llegó a ser Papa ese arzobispo del fin del mundo que, el 11 de febrero de 2013, al anunciar su renuncia Benedicto XVI, ya estaba a punto de jubilarse, que a los 75 años, había presentado su carta de renuncia a la sede de Buenos Aires y ya tenía lista su habitación en un hogar de sacerdotes retirados? Una combinación de factores lo catapultó al trono de Pedro. Tras ser relator del sínodo de obispos de 2001 y miembro de diversas congregaciones del Vaticano, su prestigio internacional había ido creciendo. Cultor del perfil bajo y sin jamás haber participado de lobbies o “cordate”, había sido el segundo más votado después de Joseph Ratzinger en el cónclave de 2005 que eligió al sucesor de Juan Pablo II. Además, desempeñó un rol crucial en la redacción del documento de la Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) de Aparecida, Brasil, en 2007.

El saludo a la multitud de Jorge Bergoglio el 13 de marzo de 2013, el día en que se convirtió en Francisco
El saludo a la multitud de Jorge Bergoglio el 13 de marzo de 2013, el día en que se convirtió en Francisco DYLAN MARTINEZ

A diferencia de 2005, en el cónclave de marzo de 2013, marcado por la renuncia del papa alemán, no había un candidato de reconocida estatura como lo había sido en su momento Joseph Ratzinger. Por otra parte, reinaba entre los cardenales un clima anti-italiano: los escándalos de los meses anteriores, con robo de documentos reservados de parte del mayordomo (el famoso Vatileaks), intrigas, venenos y denuncias de corrupción, nepotismo y hasta un lobby gay, tenían como protagonistas a prelados italianos. Se buscaba a un pastor, a un hombre de Dios, que tuviera capacidad de gobierno y que pudiera inspirar: cualidades que reunía Bergoglio, considerado por algunos fuera de juego debido a sus 76 años. Y su intervención en una de las reuniones pre-cónclave, el 9 de marzo, fulguró a los demás cardenales. El arzobispo de Buenos Aires habló de evangelización, la razón de ser de la Iglesia, que tiene que salir de sí misma e ir hacia las periferias no sólo geográficas, sino también existenciales. Criticó a la Iglesia “autorreferencial, enferma de narcisismo y mundana, que vive por sí y para sí”, que contrastó con “la Iglesia evangelizadora, que sale de sí misma”. “Esto debe iluminar los posibles cambios y las reformas por realizar para la salvación de las almas”, aseguró, sin imaginar entonces que estaba revelando el programa de su papado. La “conversión del papado” Hombre libre, que jamás estudió en Roma como sus predecesores, Jorge Bergoglio sorprendió desde el principio. Lo hizo al elegir llamarse “Francisco”, el santo de los pobres y de la naturaleza, patrono de Italia. Un nombre que nadie antes se había atrevido a utilizar y que, además, representaba un programa de gobierno, tal como lo reflejó uno de sus documentos más importantes: la exhortación apostólica La alegría del Evangelio (Evangelii Gaudium), de noviembre de 2013, en la que incluso abordó la necesidad de una “conversión del papado”. Aparte de dejar a todos boquiabiertos cuando, desde la “loggia” central de la Basílica de San Pedro, se agachó e imploró que los fieles de la plaza le pidieran a Dios que lo bendijera, algo jamás hecho por ningún Pontífice, Jorge Bergoglio era consciente de que había sido elegido no porque un papa hubiera muerto, sino porque había renunciado, lo que marcaba el inicio de una convivencia inédita con el papa “jubilado”. En ese mismo momento, también pidió una oración por él. Esa extraña cohabitación, que duró casi diez años, hasta el 31 de enero de 2022, cuando falleció Joseph Ratzinger, fue serena, según relató el propio papa Francisco en El sucesor, un libro-entrevista con el periodista español Javier Martínez Brocal, que tiró por la borda el falso mito de los dos papas enemigos. Sin embargo, el Papa Francisco confirmó que hubo sectores opuestos a su pontificado que intentaron, en vano, usar a Benedicto –un hombre sabio y valiente a quien siempre admiró– como una figura contrapuesta.

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El papa emérito Benedicto XVI es recibido por el papa Francisco durante una ceremonia para conmemorar su 65° aniversario de ordenación al sacerdocio en el Vaticano, el 28 de junio de 2016

Bergoglio también impactó al rechazar los símbolos pontificios. No quiso los zapatos rojos —se quedó con sus ortopédicos negros— ni la cruz pectoral dorada —mantuvo su cruz plateada con la imagen del buen pastor—, la capa, la limusina, el departamento del Palacio Apostólico. Este se hubiera convertido en una virtual jaula dorada u embudo que lo habría alejado de la realidad y que le habría provocado “problemas psiquiátricos”, siempre explicó. Por eso, prefirió quedarse a vivir en la comunidad de Santa Marta, provocando malhumores en la curia y en la gendarmería vaticana. Ya no había un papa fácil de proteger, “controlable”, sino un papa “libre”, que seguía manejando su agenda de forma personal e independiente de la curia. Y que, al margen de la agenda oficial, organizada por la Prefectura de la Casa Pontificia, tenía una agenda paralela, por la tarde, que se armaba él, que sólo se haría pública si el invitado daba cuenta de ella. Además de comenzar a predicar el Evangelio y el amor revolucionario de Jesús, que lo perdona todo, de manera novedosa y con un lenguaje sencillo y comprensible durante las misas matutinas en la capilla de Santa Marta, Francisco pasó a la acción.

El papa Francisco asiste a la inauguración de la escultura que conmemora a los migrantes y refugiados titulada "Ángeles Inadvertidos" del artista canadiense Timothy Schmaltz en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el 29 de septiembre de 2019.
El papa Francisco asiste a la inauguración de la escultura que conmemora a los migrantes y refugiados titulada “Ángeles Inadvertidos” del artista canadiense Timothy Schmaltz en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el 29 de septiembre de 2019. VATICAN MEDIA – X01934

Tal como reclamaron los demás cardenales en las congregaciones generales, es decir, las reuniones pre-cónclave, lo primero que emprendió fue una reforma de las finanzas del Vaticano. Tras los escándalos que marcaron los años de Benedicto, era necesario hacer una limpieza. Había que revertir la corrupción, el nepotismo y las prácticas oscuras de negocios que se habían anidado durante siglos en la Santa Sede, además de la “suciedad” y los lobbies denunciados por Benedicto XVI, algo sumamente difícil, ya que implicaba romper el statu quo. Fue así como el Papa creó la Secretaría para la Economía (SPE), una institución que antes no existía, y nombró al cardenal australiano George Pell al frente de la misma. Al revisar las cuentas en rojo, Pell rápidamente cosechó enemigos dentro de la curia. En 2017, Pell tuvo que abandonar ese cargo clave tras ser acusado en su país natal de abusos. Paradójicamente, más allá de ser un aliado en la tarea de limpieza, fue uno de los grandes líderes de la oposición conservadora a Francisco. Murió en 2023 a los 81 años; en un artículo póstumo, definió el pontificado de Francisco como “un desastre en muchos aspectos, una catástrofe”. Más allá de esto, a través de sus sucesores en la SPE (primero el jesuita español Juan Antonio Guerrero Alves y luego el laico español Maximino Caballero Ledo), y mediante diversos “motu proprio” —decretos emitidos por voluntad propia del Pontífice—, Francisco implementó nuevos sistemas y mecanismos que incluyeron controles, presupuestos y licitaciones en lo que antes era una verdadera jungla. También nombró un auditor general, un comité de inversiones y renovó los estatutos del IOR (Instituto para las Obras de Religión).

El papa Francisco preside la Misa "In Coena Domini" de la Cena del Señor del Jueves Santo de la Semana Santa en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, el 9 de abril de 2020.
El papa Francisco preside la Misa “In Coena Domini” de la Cena del Señor del Jueves Santo de la Semana Santa en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, el 9 de abril de 2020. EVANDRO INETTI – ZUMA WIRE

Por otro lado, en otra movida audaz, le quitó a la Secretaría de Estado el manejo de fondos reservados. Gracias a los nuevos controles, se destapó un escándalo por una inversión fallida con fondos reservados realizada por la Secretaría de Estado en Londres, que determinó un juicio por malversación de fondos en el Vaticano. Por primera vez, un tribunal vaticano condenó a un cardenal: el otrora influyente exsustituto, Angelo Becciu, un hecho sin precedentes. Al mismo tiempo, para desmantelar esa corte que tanto criticaba, la “última monarquía absoluta de Europa” —como solía decir—, trabajó en una drástica reforma de la curia romana, la administración central de la Iglesia. Para apoyarlo en este proceso y aconsejarlo en el gobierno universal de la Iglesia, lo que representó otra gran novedad, Francisco creó inmediatamente después de su elección un Consejo de Cardenales asesores de todos los continentes.

El Papa recibe a Trump en una audiencia privada en el 2017
El Papa recibe a Trump en una audiencia privada en el 2017 ALESSANDRA TARANTINO – AP

Después de nueve años de trabajo, el 19 de marzo de 2022, Francisco promulgó la Constitución Apostólica “Predicad el Evangelio”, que reformó drásticamente la curia romana. Según este documento, la prioridad pasó a ser la evangelización. De hecho, el nuevo Dicasterio para la Evangelización, presidido por el Pontífice, se convirtió en el principal, reemplazando a la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Santo Oficio, que custodiaba la ortodoxia católica. En tercer lugar, se situó el Dicasterio para el Servicio de la Caridad, que antes era la Limosnería apostólica. Otro cambio importante fue la apertura a los laicos y a las mujeres en cargos directivos del Vaticano, una institución históricamente dominada por hombres. Fiel reflejo de una verdadera revolución en ese sentido, en enero de 2025 convirtió a la monja italiana Simona Brambilla en la primera mujer “prefecto” del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el “ministerio” que se ocupa de todos los religiosos y religiosas del mundo; y a partir de marzo designó a la religiosa Raffaella Petrini como titular del Governatorato, ente que supervisa a casi 2000 empleados, así como el funcionamiento del día a día del Estado Ciudad del Vaticano.

El papa Francisco saluda a la gente en un barrio de Cartagena, Colombia, el 10 de septiembre de 2017.
El papa Francisco saluda a la gente en un barrio de Cartagena, Colombia, el 10 de septiembre de 2017. ARCHIVO – X90016

En paralelo a sus duras críticas al sistema económico capitalista, al que acusaba de “matar” y poner en el centro al “dios dinero” —lo que le valió ser tachado de “comunista”—, el Papa puso a los pobres y a los migrantes en el centro de su pontificado. El 19 de marzo de 2013, en su primera misa solemne, que rechazó que se llamara de “entronización” porque ya no había un papa-rey, sino de “asunción petrina”, colocó en primera fila, junto a los jefes de Estado y de Gobierno, a un cartonero: Sergio Sánchez, amigo de Bergoglio desde 2005. Poco después, hizo saber que su sueño era “una iglesia pobre para los pobres”, formada por “pastores con olor a oveja”. Y su primer viaje fue a la isla de Lampedusa, símbolo del drama de los migrantes que escapan de la miseria y las guerras, y que mueren en ese enorme cementerio llamado Mediterráneo. Pensando en los pobres, no solo instauró duchas bajo la columnata de la Basílica de San Pedro y refugios, sino que también recibió a personas sin hogar el día de su cumpleaños. Entre otros gestos, como recibir en más de una ocasión en el Vaticano a los movimientos populares —a quienes llamó “poetas sociales” e instó a seguir luchando por las tres “T” (tierra, techo y trabajo)—, instituyó en 2016 la Jornada Mundial de los Pobres. En esta misma línea, por primera vez en la historia, abrió un Jubileo fuera de Roma: el Jubileo de la Misericordia —concepto clave de su pontificado—, que inauguró a finales de 2015 en Bangui, capital de la República Centroafricana, uno de los países más pobres del mundo y asolado por una devastadora guerra civil. Con este gesto, rompió con el eurocentrismo que hasta entonces predominaba en el Vaticano.

El pueblo mapuche se encuentra con el papa Francisco durante una misa en la base aérea Maquehue Temuco, en Temuco, Chile, el 17 de enero de 2018.
El pueblo mapuche se encuentra con el papa Francisco durante una misa en la base aérea Maquehue Temuco, en Temuco, Chile, el 17 de enero de 2018. ALESSANDRO BIANCHI – X90015

En lo que quizás representó su mayor innovación, Francisco vinculó el grito de los pobres con el de la Tierra, cada vez más afectada por los efectos del cambio climático. Esta conexión quedó reflejada en su histórica y aclamada encíclica Laudato Sí, sobre el cuidado de la Casa Común. Publicada en junio de 2015, el documento precedió a la COP 21, la cumbre del cambio climático de París organizada por las Naciones Unidas, y logró influir en sus debates y conclusiones. Siete años después, el 4 de octubre de 2023, en vísperas de otra cumbre climática, la COP27 de Dubái, Francisco actualizó y profundizó su mensaje con una nueva exhortación apostólica titulada Laudate Deum. Antes de eso, escribió otras dos encíclicas. La primera, Lumen Fidei (“La luz de la fe”), publicada en junio de 2013, fue un trabajo realizado a cuatro manos con Benedicto XVI. En realidad, su predecesor había iniciado y casi concluido el documento, al que Francisco aportó sus propias contribuciones antes de publicarlo. La segunda, Fratelli tutti, sobre la fraternidad y la amistad social, vio la luz en 2020. La última fue Dilexit Nos, (Nos amó), sobre el amor humano y divino del corazón de Jesucristo, de octubre de 2024. Al margen de las ya mencionadas La alegría del Evangelio y Laudate Deum, Francisco dejó otras cinco exhortaciones apostólicas. Amoris Laetitia, sobre el amor en la familia, publicada en marzo de 2016, fue el documento posterior a los dos sínodos que convocó sobre este tema, cuyo capítulo octavo generó controversia en el ala conservadora de la Iglesia debido a su apertura a la comunión para los divorciados vueltos a casar en ciertos casos; Gaudete et Exsultate, de marzo de 2018, sobre el llamado a la santidad en el mundo actual; Christus Vivit, de marzo de 2019, posterior al sínodo sobre los jóvenes; Querida Amazonia, de febrero de 2020, posterior al sínodo sobre la Amazonía, un documento que dejó decepcionados a los sectores progresistas, quienes esperaban una apertura a la ordenación de hombres casados para suplir la escasez de sacerdotes en zonas remotas; y C’est la confiance, de octubre de 2023, sobre la confianza en el amor misericordioso de Dios, con motivo del 150º aniversario del nacimiento de Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz.

El papa Francisco habla con los periodistas durante una conferencia de prensa a bordo de un avión rumbo a Roma al final de su visita a Colombia el 11 de septiembre de 2017.
El papa Francisco habla con los periodistas durante una conferencia de prensa a bordo de un avión rumbo a Roma al final de su visita a Colombia el 11 de septiembre de 2017. POOL – X80003

Entrevistas y viajes Como arzobispo y cardenal primado de Buenos Aires, Bergoglio era conocido por no dar entrevistas. Sin embargo, todo cambió cuando se convirtió en Francisco: a lo largo de su pontificado concedió decenas de ellas, algo que, puertas adentro del Vaticano, no era del agrado de muchos altos prelados. Tampoco veían con buenos ojos las conferencias de prensa que ofrecía en el avión al regresar de sus viajes internacionales, ya que a menudo desataban polémicas y tempestades mediáticas. Sin filtros, Francisco contestaba las preguntas de los periodistas. “¿Quién soy yo para juzgar a un gay?”, por ejemplo, fue la frase que marcó su primera conferencia de prensa a 10.000 metros de altura, al regresar de la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, en julio de 2013, el primero de sus 47 viajes internacionales a 67 países.

Francisco habla con la prensa en el avión que lo lleva de regreso de su gira por el sudeste asiático, en septiembre de 2024
Francisco habla con la prensa en el avión que lo lleva de regreso de su gira por el sudeste asiático, en septiembre de 2024 GUGLIELMO MANGIAPANE – AFP

En todos estos viajes, en virtud de la cultura del diálogo y del encuentro que promovía para contrarrestar la “tercera guerra mundial en pedazos” en curso, Francisco dio pasos gigantes para superar la división entre los cristianos y fortalecer el diálogo interreligioso. Dejando de lado las diferencias teológicas, se centró en lo que une. En 2016, en el aeropuerto de La Habana, protagonizó un encuentro histórico: el primer cara a cara entre un Papa y el Patriarca Ortodoxo de Moscú, Kirill, desde el cisma de 1054. En 2017 conmemoró los 500 años de la Reforma Protestante en Lund, Suecia. Además, cultivó una estrecha amistad con el Patriarca de Constantinopla, Bartolomé, con quien compartió una firme alianza en la lucha por el medio ambiente y la defensa de los más desfavorecidos. También estrechó lazos con los anglicanos: en 2023 viajó a Sudán del Sur en un peregrinaje ecuménico por la paz junto al arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el Moderador de la Iglesia de Escocia, Iain Greenshields.

El papa Francisco saluda a los fieles junto al Patriarca Ecuménico de la Iglesia Ortodoxa, Bartolomé I, al llegar después de su misa en la 'Rotonda' en el Lungomare de Bari, para reunirse con otros líderes religiosos en la Basílica Pontificia de San Nicolás en Bari, en la región de Apulia, en el sur de Italia, el 7 de julio de 2018.
El papa Francisco saluda a los fieles junto al Patriarca Ecuménico de la Iglesia Ortodoxa, Bartolomé I, al llegar después de su misa en la ‘Rotonda’ en el Lungomare de Bari, para reunirse con otros líderes religiosos en la Basílica Pontificia de San Nicolás en Bari, en la región de Apulia, en el sur de Italia, el 7 de julio de 2018. ALBERTO PIZZOLI – AFP

El mismo enfoque, centrarse en lo que une en lugar de lo que divide, lo aplicó también al diálogo con las otras dos grandes religiones monoteístas: el judaísmo y, especialmente, el islam. Francisco logró recomponer el vínculo con los musulmanes, que se había visto afectado por el discurso de Ratisbona de Benedicto XVI. Visitó más de una docena de países de mayoría musulmana y entabló una estrecha amistad con el jeque Ahmad al-Tayyeb, Gran Imán de la universidad de Al-Azhar, considerada “el Vaticano” del islam sunnita, la corriente mayoritaria en el mundo (85%).

El papa Francisco reza frente al muro de la muerte en el antiguo campo de concentración nazi de Auschwitz en Oswiecim, Polonia, el viernes 29 de julio de 2016.
El papa Francisco reza frente al muro de la muerte en el antiguo campo de concentración nazi de Auschwitz en Oswiecim, Polonia, el viernes 29 de julio de 2016. L’OSSERVATORE ROMANO

El Papa firmó junto a este líder religioso un histórico Documento sobre la Fraternidad Humana en Abu Dhabi en febrero de 2019. Y lo consideró, junto a San Francisco de Asís, uno de los grandes inspiradores de la encíclica “Fratelli Tutti”. En otro orden, Francisco firmó en 2018 un acuerdo provisorio con China —país con el que el Vaticano no mantiene relaciones diplomáticas— sobre designaciones episcopales en la superpotencia comunista donde hay unos 12 millones de católicos. Se trata de un acuerdo cuestionado por sectores conservadores, pero considerado un hito de esa cultura del diálogo a ultranza, más allá de los problemas. El gigantesco escándalo de los abusos sexuales de menores cometidos por sacerdotes, estallado al final del pontificado de Juan Pablo II (1978-2005) y que continuó en el de su sucesor, Benedicto XVI, también le causó enormes dolores de cabeza. Aunque en marzo de 2014 creó una Pontificia Comisión para la Tutela de Menores, presidida por el cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston ―diócesis de Estados Unidos especialmente golpeada por el escándalo―, el exarzobispo de Buenos Aires comprendió realmente la entidad del daño después de su viaje a Chile, en enero de 2018.

La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, da la bienvenida al papa Francisco en Chile en el aeropuerto Arturo Merino Benítez de Santiago el 15 de enero de 2018.
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, da la bienvenida al papa Francisco en Chile en el aeropuerto Arturo Merino Benítez de Santiago el 15 de enero de 2018. VINCENZO PINTO – AFP

“Ahí me convertí”, admitió en una entrevista, al reconocer que se había equivocado en la percepción del problema en Chile, a cuya población le pidió públicamente perdón en una carta. Al margen de invitar a tres víctimas chilenas a convivir a su casa de Santa Marta, ocasión en la que les pidió, de nuevo, perdón y de convocar a una cumbre antiabusos a los presidentes de todos los episcopados, Francisco en su pontificado aprobó muchas leyes para que los obispos sean responsables e instruyan correctamente los casos de abusos sexuales a menores. Muchos vaticanistas creen que este tema será crucial a la hora de elegir a su sucesor, que deberá tener un currículum “limpio” en este sentido. Preparando al sucesor Hablando de sucesor, a lo largo de su pontificado y a través de nueve consistorios, es sabido que Francisco internacionalizó como nunca el Colegio Cardenalicio. Rompiendo la tradición, designó como sus máximos colaboradores no a arzobispos de diócesis grandes cuyos titulares antes automáticamente recibían el birrete color púrpura, sino que premió a esos prelados “con olor a oveja” de ciudades y países periféricos, nunca representados. Así, transformó la geografía del cónclave que elegirá a su sucesor. Ya no hay una mayoría europea, como cuando fue electo y donde más de tres cuartos de los cardenales electores (menores de 80 años), fueron designados por él. Algo que, de todos modos, no garantiza que su sucesor, el papa 267, seguirá sus pasos de gran reformador. Aunque muchos creen que, en muchas cuestiones, tampoco podrá dar marcha atrás.

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Fuente: La Nación

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Esto es lo que los cardenales tendrán en cuenta para elegir al sucesor de Francisco

Esto es lo que los cardenales tendrán en cuenta para elegir al sucesor de Francisco

El testimonio de una joven sobre el Papa Francisco que vivió la Jornada Mundial de la Juventud 2013

El testimonio de una joven sobre el Papa Francisco que vivió la Jornada Mundial de la Juventud 2013

Buenos Aires y Mendoza, martes 22 abril (PR/25) — Corría el año 2013 y los primeros meses del pontificado del primer papa argentino y latinoamericano de la historia, el que fuera arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina. Jorge Bergoglio.

Yo me desempeñaba en la agencia Noticias Argentinas, a cargo de las noticias de agro y religión. Seguía con atención las noticias sobre el Papa Francisco cuando llegó la confirmación de que vendría a Brasil en su primer viaje y que presidiría la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro. La expectativa era grande. y con la agencia NA arreglamos que yo iría a cubrir la visita papal cuando una acompañante imprevista se sumó al viaje.

Se trató de mi única hija, Jimena Martínez Chaves que en ese entonces tenía 28 años y viajó a Buenos Aires desde Mendoza donde reside ya que es guardaparque en esa provincia. Desde aquí emprendimos un viaje pleno de jóvenes en ómnibus con la Acción Católica. Y vivió la jornada con intensidad y la pasión que la caracteriza. Entonces me gustaría compartir con ustedes su reflexión sobre el papa Francisco en el día de su partida a la Casa del Padre.

Este es el testimonio de Jimena Martínez Chaves que en junio cumple 40 años:

Foto gentileza Jimena Martínez Chaves

“Pasó al lado nuestro. El tenía eso. De unir en el amor. Y a los jóvenes, muchos, nos devolvió la esperanza.

El mundo lo está hablando. Hay que pensar que hasta Trump va a ir a su entierro. 

Ha sido muy importante a nivel social.

Ha pedido a la iglesia que salga a la calle, que la calle es el campo, y es lo que ustedes hacen (por mí y mi marido Pedro Lobos que damos de comer a la gente de la calle todos los domingos en una extensa recorrida desde la parroquia Nuestra Señora del Carmelo en Recoleta)

Francisco ha incluido a todos los excluidos. Su gran entrega fue por los pobres.

Esto es lo que me parece que tiene. Que está en todo. En la guerra, el cambio climático, en las contingencias climáticas, en mejorar la iglesia y su estructura, en mensajes de esperanza simples y amorosos.

Siento que habla desde el corazón y a través del Cielo. Siento que buscó la humildad en todos los estratos. Que luchó por mejorar el mundo y que lo hizo de manera contundente y con mucha fuerza.

Creo que se involucró en el mundo. Cómo si hubiera sido un presidente o un rey pero del mundo basado en el amor a Dios, el respeto y la esperanza.

Es un montón. Ahora él quiso que lo pongan en un solo cajón, no en tres cómo todos, en uno y simple. Y eligió su lugar a los pies de la Madre. Es muy hermoso”.

El Papa Francisco con 3.5 millones de jóvenes en Río de Janeiro donde marcó su estilo al pedirle a los jóvenes: “¡Hagan lío!” y pidió una Iglesia que salga afuera. 

La Jornada Mundial de la Juventud 2013 (JMJ 2013) realizada en Río de Janeiro configura la XXVIII edición de este evento multitudinario que organiza la Iglesia católica de forma periódica, y que convoca a los jóvenes de todo el mundo en torno a la figura del sumo pontífice, según Wikipedia.

En 2013, un acto cargado de emoción, el sumo pontífice se dirigió a mllones de personas reunidas en Río de Janeiro, invitándolas a un desafío que marcaría un antes y un después en su mandato papal.

Esta Jornada en particular se consideró «histórica» por haberse constituido en motivo y marco del primer viaje del papa Francisco al extranjero en el quinto mes de su pontificado y por el nivel de participación en sus actos centrales, estimado para la Vigilia de oración entre 2 millones y más de 3 millones de personas​ y para la misa de cierre en aproximadamente 3 millones de personas,o más,con un informe de hasta 3,7 millones de participantes,​ en una Jornada que se considera la segunda más grande luego de la Jornada Mundial de la Juventud 1995 realizada en Manila (Filipinas) presidida por San Juan Pablo II.​

Los peregrinos registrados oficialmente procedían de 175 países, siendo el 60 % de entre 19 y 35 años de edad.​ El mayor número de participantes en Río de Janeiro provino de Brasil, Argentina, Estados Unidos e Italia.

El nivel de importancia global que se atribuyó al evento se reflejó, entre otros, en el hecho de que la imagen de Francisco ocupó por segunda vez en el año la portada de la edición internacional de la revista Time, en coincidencia con ese viaje papal y bajo el título: El papa de la gente (The People’s Pope),​ a lo que se sumó un artículo en su interior titulado Un papa para los pobres (A Pope for the Poor).

Durante esa jornada, más de 3,5 millones de jóvenes se reunieron en diversos eventos en Río de Janeiro, en lo que sería uno de los momentos más trascendentales de su pontificado, un contacto directo con la juventud que habría de ser recordado durante años.

El discurso completo del Papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud de 2013:

Gracias, gracias, por estar hoy aquí, por haber venido. Gracias a los que están adentro y muchas gracias a los que están afuera, a los 30 mil me dicen que hay afuera. Desde acá los saludo, están bajo la lluvia.

Gracias por el gesto de acercarse, gracias por haber venido a la Jornada de la Juventud, yo le sugerí al doctor Gasbarri que es el que maneja, que organiza el viaje, si hubiera un lugarcito para encontrarme con ustedes. Y en medio día tenía arreglado todo, así que quiero agradecer públicamente también al doctor Gasbparri, esto que ha logrado hoy.

Quisiera decir una cosa. ¿Qué es lo que espero como consecuencia de la Jornada de la Juventud? Espero lío. Que acá dentro va a haber lío va a haber, que acá en Río va a haber lío va a haber, pero quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos, las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir, sino salen se convierten en una ONG ¡y la Iglesia no puede ser una ONG!

Que me perdonen los obispos y los curas, si alguno después le arma lío a ustedes, pero es el consejo. Gracias por lo que puedan hacer.

Miren, yo pienso que en este momento esta civilización mundial se pasó de ‘rosca’, se pasó de ‘rosca’, porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero, que estamos presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas de los pueblos.

Exclusión de los ancianos, por supuesto, porque uno podría pensar que podría haber una especie de eutanasia escondida, es decir, no se cuida a los ancianos, pero también está una eutanasia cultural.

No se los deja hablar, no se los deja actuar. Exclusión de los jóvenes, el porcentaje que hay de jóvenes sin trabajo y sin empleo es muy alto y es una generación que no tiene la experiencia de la dignidad ganada por el trabajo, o sea, esta civilización nos ha llevado a excluir dos puntas que son el futuro nuestro.

Entonces los jóvenes tienen que salir, tienen que hacerse valer, los jóvenes tienen que salir a luchar por los valores, a luchar por esos valores, y los viejos abran la boca, los ancianos abran la boca y enséñennos, transmítannos la sabiduría de los pueblos.

En el pueblo argentino, yo se los pido de corazón a los ancianos, no claudiquen de ser la reserva cultural de nuestro pueblo, que transmite la justicia, que transmite la historia, que trasmite los valores, que transmite la memoria de pueblo. Y ustedes, por favor, no se metan contra los viejos, déjenlos hablar, escúchenlos y lleven adelante.

Pero sepan, sepan que en este momento ustedes, los jóvenes y los ancianos están condenados al mismo destino: exclusión. No se dejen excluir, ¿está claro? Por eso creo que tienen que trabajar.

Y la fe en Jesucristo no es broma, es algo muy serio. Es un escándalo que Dios haya venido a hacerse uno de nosotros, es un escándalo, y que haya muerto en la cruz, es un escándalo, el escándalo de la cruz. La cruz sigue siendo escándalo, pero es el único camino seguro, el de la cruz, el de Jesús, la encarnación de Jesús.

Por favor, ¡no licuen la fe en Jesucristo!, hay licuado de naranja, hay licuado de manzana, hay licuado de banana, pero, por favor, ¡no tomen licuado de fe!

¡La fe es entera, no se licua, es la fe en Jesús!, es la fe en el hijo de Dios hecho hombre que me amó y murió por mí.

Entonces hagan lío, cuiden los extremos del pueblo que son los ancianos y los jóvenes, no se dejen excluir y que no excluyan a los ancianos, segundo, y no licuen la fe en Jesucristo.

Las bienaventuranzas. ¿Qué tenemos que hacer padre?, Mira lee las bienaventuranzas que te van a venir bien y si querés saber qué cosa práctica tienes que hacer, lee Mateo 25 que es el protocolo con el cual nos van a juzgar.

Con esas dos cosas tienen el programa de acción: las bienaventuranzas y Mateo 25 no necesitan leer otra cosa, se los pido de corazón.

Bueno, les agradezco ya esta cercanía. Me da pena que estén enjaulados. Pero les digo una cosa, yo por momentos siento qué feo que es estar enjaulado, se los confieso de corazón.

Los comprendo y me hubiera gustado estar más cerca de ustedes, pero comprendo que por razón de orden no se puede. Gracias por acercarse, gracias por rezar por mí.

Se los pido de corazón, necesito, necesito de la oración de ustedes, necesito mucho. Gracias por eso.

Les voy a dar la bendición y después vamos a bendecir la imagen de la Virgen que va a recorrer toda la república y la cruz de San Francisco que van a recorrer misioneramente.

Pero no se olviden: hagan lío, cuiden los dos extremos de la vida, los dos extremos de la historia de los pueblos que son los ancianos y los jóvenes, y no licuen la fe.

Primicias Rurales: Matilde Fierro editora