Leandro Merlo impulsó el desarrollo del cultivo donde no había tradición. Desde allí, convirtió a Arytza en una referencia nacional: hoy producen aderezos sin aditivos y una Dijon con las máximas distinciones internacionales. La actualidad y los proyectos de la firma.
Por Alan Agustini
Buenos Aires, 3 de diciembre (PR/25) .- Entre las chacras frutícolas del Alto Valle nació la mostaza que en 2024 fue coronada como la mejor del planeta. La variedad Dijon elaborada por Arytza (una pyme argentina fundada por dos de los tres socios actuales, uno de ellos cipoleño) obtuvo medalla de oro y el premio al Gran Campeón en el “Mundial de la Mostaza”, organizado por el Museo Nacional de la Mostaza de Estados Unidos. Y lo hizo con granos producidos en Allen, Río Negro.
Esta es la historia de cómo una empresa nacida en Buenos Aires terminó apostando por la Patagonia para desarrollar un cultivo sin tradición local, hasta convertirlo en materia prima de excelencia: un proyecto que combinó ensayo agronómico, intuición y un objetivo simple pero ambicioso: “darle valor agregado a la producción primaria”.
De un sueño en Buenos Aires a un premio mundial con raíces en la Patagonia
Arytza comenzó hace 20 años en Buenos Aires. “Nosotros éramos dos socios originalmente, ahora hace cinco años somos tres. Uno es Mariano Carballo, otro es Marcelo Lang y yo, Leandro Merlo. Yo soy nacido acá en Cipolletti”, cuenta Merlo, uno de los impulsores del proyecto. Desde una fábrica porteña que hoy trabaja al límite de capacidad, la empresa produce entre 18 y 19 toneladas de aderezos por mes y supera las 220 toneladas anuales. Entre el 40 y 50% de ese volumen es mostaza.
Leandro Merlo y la mostaza tipo Dijon de Arytza, su más distinguida producción. Foto: Matías Subat.
El crecimiento fue constante, impulsado por una premisa inicial: aprovechar la diversidad agroclimática argentina para elaborar aderezos sin aditivos, sin conservantes y sin acidificantes. “Si vos veías la góndola de aderezos en su momento era todo importado”, recuerda. La apuesta les permitió con el tiempo posicionarse en grandes cadenas del exterior (como Walmart en Estados Unidos) y consolidarse como el mayor productor de mostazas para gastronomía del país, según relató Leandro.
En 2024, la mostaza Dijon de Arytza obtuvo la medalla de oro y el premio mayor en el campeonato mundial. El producto reúne una complejidad técnica notable: separar la pulpa del grano diminuto, hidratarlo sin que pierda estructura y trabajarlo en un proceso delicado. Pero detrás de la receta hubo un diferencial clave: la materia prima. La mostaza ganadora fue elaborada con granos cultivados en Allen, Río Negro. Ese fue el punto álgido de una historia agrícola inesperada.
El salto al campo: en el Alto Valle, la mejor tierra para la mostaza
La incursión agrícola de Arytza nació de una necesidad industrial concreta. Cuando entró en vigencia la ley de alimentos libres de gluten (ley 26.588) descubrieron que las semillas importadas no garantizaban el nivel requerido para la certificación. “Ahí fue como el último espaldarazo que tuvimos para empezar nosotros a producir nuestra propia mostaza”, recuerda Merlo.
Río Negro, la cuna de la mostaza marrón que le dio a Arytza grandes premios. Foto: Gabo Caruso.
Los primeros ensayos fueron en 2012, en una hectárea de un amigo de Leandro en Plottier, provincia de Neuquén. No había maquinaria adecuada, así que sembraban a mano y usaban una sembradora de alfalfa para ajustar profundidad. El padre de Merlo, ingeniero agrónomo radicado en la zona, aportó asesoramiento. Muy pronto confirmaron que el Alto Valle cumplía con cada requisito del cultivo: frío, control hídrico preciso a través del riego, suelos arenosos y un momento crítico de cosecha (noviembre y diciembre) con escasas lluvias.
“Veíamos todo el checklist y decíamos: che, es acá”, resume. Tras años de ensayos en Plottier y Coronel Belisle (Río Negro), decidieron ir por más y producir en nueve hectáreas propias en Allen. La experiencia ha mostrado rendimientos superiores a los de Buenos Aires o Santa Fe: 1,2 toneladas por hectárea en el Alto Valle contra 0,9. La calidad también sobresalía: el manejo del agua y el corte de riego final generaban semillas “gordas”, con más pulpa y mejor comportamiento industrial.
Tamizado, la etapa que define si la mostaza es o no Dijon. Foto: Gabo Caruso.
Incluso bajo condiciones extremas (como la nevada intensa del 2022 que cubrió el cultivo durante días) la mostaza respondió con una adaptabilidad extraordinaria. En cuanto a las heladas, Merlo contó lo aprendido en estos años: “Cuando caen las heladas de mayo, que la planta está chiquitita, no hay que tocar nada ni meterse a la chacra: si se quebrara la parte congelada, sería un problema, pero si no tocás nada, aguanta el frío extremo”.
La siembra se realiza en abril, para hacer riegos antes del vaciamiento de los canales, y la cosecha se hace en noviembre-diciembre.
Sin embargo, la región tiene una limitación estructural: la superficie disponible. “Nosotros acá necesitaríamos 80 a 100 hectáreas, pero en forma extensible. Y en el Alto Valle no encontramos eso”, explica Merlo. En Buenos Aires y Santa Fe existen productores, maquinaria específica y la posibilidad de integrarse a esquemas de rotación con soja o trigo. En el Valle, en cambio, el trabajo dependía de la disponibilidad de pequeñas parcelas. Aun así, durante varios años, Plottier y Allen fueron el laboratorio donde se produjo mostaza con altos rindes, excelsa calidad y semillas con un poder germinativo (PG) del 95-96%, excepcional para el cultivo.
El futuro: volver a apostar a la Patagonia
La consagración mundial impulsó el crecimiento comercial: Arytza expandió su facturación un 16% anual en dólares. Esa demanda dejó chico al campo rionegrino.
En 2024 fue la última campaña productiva en Allen y hoy se evalúa un nuevo negocio: producir allí y vender semilla original de alto poder germinativo, un negocio en el que los materiales desarrollados en el Valle tienen un valor diferencial. “Es clave en la ingeniería de la siembra tener claro el PG. Cuanto más alto, más certezas tenés”, destaca Merlo.
Por ello, para el 2026 la empresa evalúa volver a sembrar en la chacra de Allen, pero esta vez enfocada en la producción de semillas para terceros. Más adelante visualizan un proyecto mayor: producir nuevamente granos para industria en la región y procesarlos en la planta industrial que tienen en el Parque Industrial de Neuquén.
Allí hoy elaboran vinagre de manzana y mayonesa de zanahoria, pero imaginan un paso más: lanzar una mostaza con certificación de origen Patagonia, la más austral del mercado.
Leo Merlo, recordando la hazaña de 2024. Foto: Matías Subat.
Y mientras las ideas de futuro se consolidan, los reconocimientos siguen llegando. En 2025, Arytza volvió a destacarse en Estados Unidos con una medalla de oro para su mostaza con chimichurri, también ante jurados del Museo Nacional de la Mostaza y también con granos cosechados en Allen. Un nuevo premio que confirma algo que ya quedó escrito en la historia gastronómica del país: una de las mejores mostazas del mundo nació en Río Negro.
Con este lema propuesto por la FAO, el próximo 5 de diciembre se conmemora el Día Mundial del Suelo, una fecha clave para reflexionar sobre el rol esencial que cumple este recurso en la vida, la producción y la sostenibilidad de las plantas, los alimentos y las personas.
Buenos Aires, miércoles 3 de diciembre(PR/25) ._ Con motivo de la celebración del Día Mundial del Suelo, Fertilizar Asociación Civil reafirma su compromiso con la fertilidad responsable y el manejo sostenible de los suelos.
El suelo, además de ser la base de la producción agropecuaria y sustentar nuestra vida, desempeña funciones vitales como la purificación del agua, el almacenamiento de carbono, la regulación térmica y la conservación de la biodiversidad. En una sola cucharada de suelo puede haber más organismos que personas en el planeta.
El suelo es mucho más que simple tierra; en apenas unos centímetros de suelo fértil se produce el 95% de nuestros alimentos. Allí se forman, almacenan, transforman y reciclan los nutrientes que sostienen nuestros ecosistemas.
Con el cambio climático y la creciente urbanización —se estima que para 2050, dos tercios de la población mundial vivirá en ciudades—, los suelos urbanos adquieren un protagonismo significativo. Por esta razón, la FAO impulsa el concepto de “Una sola salud”, que vincula la salud del suelo con la salud de los ecosistemas y de las personas.
Y la salud del suelo se relaciona con la materia orgánica, que es el corazón de este sistema. No solo mejora la estructura y la capacidad de retención de agua, sino que actúa como un reservorio natural de nutrientes, los cuales se almacenan y liberan gradualmente según las necesidades de los cultivos. Este proceso asegura la fertilidad y la resiliencia del suelo frente al cambio climático, siendo clave para sostener la productividad a largo plazo. Los contenidos de materia orgánica deben ser monitoreados con regularidad, ya que ciertos manejos como el déficit crónico de nutrientes pueden conducir al deterioro de este componente clave.
“Por eso promovemos decisiones agronómicas responsables, basadas en análisis de suelo y estrategias de manejo que consideran las 4C de la aplicación de nutrientes: momento, dosis, forma y lugares correctos. Estos fundamentos son permiten conocer el suelo y de esa manera preservar sus propiedades. Mantener la calidad del suelo es más sencillo y eficiente que repararlo una vez deteriorado. Conocerlo es el primer paso para protegerlo”, comentó María Fernanda Gonzalez Sanjuan, gerente ejecutiva de Fertilizar AC.
Este Día Mundial del Suelo invita a repensar los beneficios que el suelo brinda bajo nuestros pies y a renovar nuestro compromiso colectivo con su cuidado. Porque su salud es también la nuestra.
La reposición adecuada de nutrientes es clave para sostener la fertilidad y productividad de nuestros suelos. Datos de la campaña 2024/2025 muestran que cerca del 60 % de los nutrientes extraídos por los principales cultivos no se reponen, lo que genera pérdidas de calidad del suelo y riesgos para la sostenibilidad agrícola y la estabilidad de la producción.
“Promover prácticas responsables de fertilización y manejo integrado es esencial para devolverle al suelo lo que nos brinda, asegurando su salud y capacidad de alimentar a las generaciones futuras”, concluyó Esteban Ciarlo, coordinador técnico de Fertilizar AC.
Jornada especial abierta al público
Con motivo de esta fecha especial, el viernes 5 de diciembre de 9:30hs a 12:30hs se realizará una jornada bajo el lema “Suelos saludables para ciudades saludables”, organizada por Fertilizar AC, el INTA, el CPIA y la AACS. Este encuentro tiene como objetivo concientizar sobre la importancia del cuidado del suelo.
En este marco, Fertilizar AC participará con una presentación institucional a cargo de la Ing. Agr. Ma. Fernanda González Sanjuan, gerente ejecutiva de la entidad. Luego, habrá un Panel sobre herramientas para su uso y conservación: protocolos, tecnologías y procesos, que será moderado por el Ing. Agr. Dr. Esteban Ciarlo, coordinador técnico de Fertilizar AC. Esta charla contará con las disertaciones de Ing. Agr. Dr. Marcelo Beltrán (INTA Castelar); Ing. Agr. Dr. Agustín Pagani (Clarion) e Ing. Agr. M.Sc. Ph.D. Flavio Gutiérrez Boem (FAUBA).
También habrá una charla sobre los desafíos actuales en la gestión del recurso suelo; y otra acerca del rol de los cultivos de cobertura en la producción y conservación del suelo.
Las palabras de cierre estarán a cargo del Mg. Ing. Agr. Roberto Casas.
El evento se llevará a cabo con modalidad híbrida, presencial en la sede del CPIA (Paraguay 1339, CABA), y virtual. La inscripción es sin costo en el siguiente link: https://bit.ly/4oZQtrY
Docentes de la carrera de Periodismo de la Universidad de River fueron hasta Base Marambio para el cierre del ciclo lectivo y están varados hace casi 20 días.
La Base Marambio.
Foto: Agencia NA (redes)
Buenos Aires, martes 2 diciembre (PR/25) – Dos docentes de la carrera de Periodismo de la Universidad de River están varados desde hace casi 20 días en la Antártida después de viajar por una actividad educativa y todavía es una incógnita cuándo regresarán a Buenos Aires.
El 15 de noviembre Daniel Bertagno y Ricardo Rivas partieron rumbo a la Base Marambio para participar durante 36 horas de una actividad académica, pero lo que parecía un sueño ahora empieza a convertirse en una pesadilla.
Aunque ambos se encuentran tranquilos, sostienen que el conflicto principal es la parte meteorológica y que por ahora no es posible que ningún vuelo aterrice en la Antártida, motivo por el cual no saben cuando podrán regresar.
Bertagno habló en el programa La barra de Casal, por radio LT3 Rosario y comentó como empezó todo: “Era una misión académica de la Universidad de River, porque tenemos alumnos acá en la Antártida que están estudiando, y vinimos por una serie de actividades”.
“Teníamos pensado estar solo tres días, pero siempre, y esto lo aprendimos en estos días, todo está sujeto acá a las condiciones logísticas y a las condiciones meteorológica”, comentó. Agencia Noticias Argentinas.
“La idea fue venir acá para cerrar el año, presentar un libro y para hacer una clase en vivo al revés de lo que se hace siempre, porque se hace todo desde Buenos Aires para el resto del país en vivo por Zoom”, explicó.
El periodista relató que los tenía que buscar el avión el Hércules, que aterriza en la Base Marambio, pero tuvo un desperfecto y lo tuvieron que arreglar: “Sabíamos que al venir acá es asumir el riesgo de que las cosas pueden ir cambiando o que se van manejando día a día de acuerdo al clima”.tQJ7Vg
Acerca de cómo se comunican, ambos detallaron que actualmente hay 70 personas viviendo allí y que utilizan el sistema de Starlink y una antena de 4G: “La conectividad es muy buena”.
Respecto a cuándo podría ser el regreso y sus experiencias, manifestaron: “Dicen que el 8 de diciembre, que para los creyentes es el Día de la Virgen, sería el vuelo de regreso, así que estamos acá esperando a ver qué pasa y mientras tanto estamos aprendiendo de todo”.
Lo que comenzó como acompañar a su hermano para abrir tranqueras y cebar mate, se transformó en una pasión que hoy comparte con él: ambos son los choferes que sostienen el legado familiar en el transporte de hacienda.
Rauch, Buenos Aires, lunes 1 diciembre (PR/25) — Romina Arrieta es hija de un transportista y hermana de Brian, el primer chofer de la empresa familiar «Los Vasquitos Hermanos», y encontró su vocación detrás del volante. «Con el paso del tiempo, mi hermano empezó a cederme el volante y así arranqué a conocer este oficio que no sóolo me empezó a gustar, sino que también aprendí a disfrutar. Luego mi papá adquirió otro camión y me propuso manejarlo ¡Y acepté sin dudarlo! Hoy mi hermano y yo somos los dos chóferes de la empresa», cuenta la joven de 25 años oriunda de Rauch, provincia de Buenos Aires a Expoagro.
Sobre los desafíos que enfrenta al transportar hacienda y cómo resolver diversas situaciones en tu día a día, Arrieta explica que cada carga es única y diferente. «Mantengo siempre la mejor predisposición, cuido mi camión y, sobre todo, el bienestar de los animales. Coordino cada traslado para que todo fluya sin demoras y con responsabilidad, garantizando los valores de nuestra empresa y la confianza de los productores ganaderos.«
Describe la rutina de un viaje típico en la ruta, diciendo: “Un viaje comienza con la revisación completa del camión: agua, aceite, gomas y todo en condiciones. Luego engancho el acoplado, organizo la carga junto al encargado y recibo los papeles para poder circular. Tras asegurar que la hacienda esté en orden, emprendo el rumbo al destino indicado por la guía. Lo que más disfruto son los amaneceres y atardeceres que regala la ruta, el mate como fiel compañero, la música y el conocer gente nueva. Y sobre todo, esa sensación de libertad mezclada con el compromiso de cuidar la hacienda que transporto”.
En relación a las habilidades necesarias para desempeñarse en el transporte de hacienda, la joven subraya que más allá de la destreza al volante, lo fundamental es la actitud frente a los desafíos. “Lo más importante es tener paciencia, ser firme y poder tomar decisiones rápidas cuando surge algún imprevisto sin ponerse nervioso. También es clave llevarse bien con el productor, con los signatarios y con los compañeros, porque todo el trabajo depende de una buena coordinación y de la confianza entre todos”, destaca.
Y sobre los cambios que percibe en el sector del transporte de hacienda en los últimos años, dice: “Desde que comencé a trabajar en el rubro siempre encontré un ambiente solidario, respetuoso y muy atento. En Rauch, donde vivo, todos nos conocemos y eso me permite aprender constantemente. Al manejar el camión recibo buenos deseos de la gente y, cuando viajo a ciudades o provincias lejanas, también me encuentro con personas predispuestas y solidarias. Esto demuestra que como sociedad hemos avanzado. La colaboración y el respeto siguen siendo una constante, lo que me permite trabajar con tranquilidad y pasión por lo que hago.”
Al finalizar Arrieta reflexionó los desafíos de su oficio y señaló que en el transporte de hacienda siempre surgen imprevistos —como encajes, roturas de camión, demoras o noches fuera de casa—, pero que la clave está en sostener la bandera del compromiso y la responsabilidad. “Saber que al volver nos espera una familia que nos apoya y motiva hace que, a pesar de las dificultades, ame lo que hago y me sienta orgullosa de formar parte de este rubro. Con dedicación, pasión y esfuerzo se puede superar cualquier obstáculo”, concluye.
Un equipo de especialistas del INTA avanza en el desarrollo de microinjertos ‘in vitro’, una técnica que combina herramientas del injerto tradicional y el cultivo de tejidos vegetales para asegurar la multiplicación de uno de los árboles más emblemáticos de los ecosistemas del Gran Chaco y el Espinal.
Buenos Aires, miércoles 26 noviembre (PR/25) — En estos ecosistemas, el algarrobo blanco (Neltuma alba) es una especie clave, tanto por su función ecológica como por su valor económico y cultural.
Provee madera, frutos y sombra, y constituye un elemento estructural esencial de los bosques nativos. Sin embargo, la deforestación y la sobreexplotación redujeron drásticamente sus poblaciones naturales y dificultan su regeneración.
Frente a este panorama, la biotecnología se presenta como una herramienta estratégica para conservar y propagar la especie. Entre las técnicas más innovadoras se encuentra el microinjerto in vitro, que integra principios del injerto tradicional con el cultivo de tejidos vegetales en condiciones de laboratorio.
“El procedimiento consiste en utilizar plántulas jóvenes de apenas 12 días como portainjertos, sobre las cuales se colocan pequeñas yemas laterales recolectadas de ramas de árboles adultos”, explicó Edgardo Carloni, especialista del Instituto de Fisiología y Recursos Genéticos Vegetales (IFRGV) del INTA, y agregó: “En condiciones controladas de cultivo, estas estructuras se unen y comienzan a interactuar fisiológicamente, dando origen a nuevas plantas”.
El éxito del microinjerto depende de varios factores biológicos. El equipo del IFRGV determinó que la estación del año, el tipo de portainjerto y el uso de reguladores de crecimiento son determinantes para optimizar los resultados.
“Realizar los microinjertos en primavera triplica la probabilidad de brotación respecto al verano”, ejemplificó Carloni. Además, las plántulas cultivadas en oscuridad, utilizadas como portainjertos y conocidas como “etioladas” duplican la tasa de éxito frente a plántulas no etioladas. El uso de reguladores de crecimiento como el ácido indol-3-butírico (IBA) también aumenta significativamente la supervivencia de las plántulas durante la aclimatación.
Una alternativa con futuro
Los avances en microinjertación in vitro consolidan esta técnica como una alternativa prometedora para complementar los métodos tradicionales de propagación vegetativa del algarrobo blanco. Al garantizar la multiplicación de ejemplares adultos, se preservan los recursos genéticos de una especie clave para el equilibrio de los ecosistemas y con un fuerte arraigo cultural y productivo en el norte argentino.
“En un contexto de presión creciente sobre los bosques nativos, estas herramientas biotecnológicas ofrecen soluciones concretas para la recuperación de especies estratégicas para el territorio”, destacó Carloni.
Más de 3.500 corredores de 40 países disfrutaron de la mejor carne del mundo.
Buenos Aires, miércoles 26 noviembre (PR/25) — Carne Argentina fue el combustible oficial de una de las carreras de ultra trail más importantes del mundo. Se llevó a cabo en San Carlos de Bariloche entre el martes 18 y el sábado 22 de noviembre.
Florencia Madero, representante de UTMB Argentina, destacó “Tuvimos 3.500 corredores y todos, sin importar la hora de llegada, recibían una hamburguesa de carne argentina. Es muy importante mostrar no solo la calidad del producto, sino también la cultura que se genera alrededor de la carne y compartirla con los participantes, de los cuales cerca del 30% son extranjeros”.
Por su parte, Alejandro Ochoa, Director de UTMB LATAM, enfatizó “Esta es una carrera muy especial, muy argentina, y no podía faltar la oportunidad de probar nuestra carne, que es espléndida. Para un corredor, terminar la prueba y degustar este alimento convierte la experiencia deportiva en una vivencia cultural. No es común ofrecer algo así en carrera, lo cual lo hace atractivo y diferente”.
Desde el aspecto nutricional, el médico de la competencia, Maximiliano Kunz, explicó “La carne vacuna es un alimento muy nutritivo para los corredores de trail. Su alto valor proteico y la presencia de aminoácidos esenciales contribuyen a la recuperación muscular y brindan el sostén que el cuerpo necesita en estas travesías de montaña”.
Rafael Miranda, Director de UTMB Brasil, también subrayó el impacto positivo “La carne tiene muchos beneficios para los corredores. Ojalá pudiéramos ofrecer algo así a todos los brasileños. Tener este producto en la meta es increíble”.
El evento marcó la cuarta participación de la Argentina en la Serie Mundial de Ultra Trail du Mont Blanc (UTMB) y la primera vez en la ciudad rionegrina.
Los participantes desafiaron seis distancias: 130K, 80K, 55K, 33K, 22K y 12K y, al cruzar la meta, fueron recibidos con una hamburguesa elaborada en el food truck de Carne Argentina. En el área de recuperación los aguardaban costillares a la llama, sándwiches de picaña y colita de cuadril, ideales para reponer energías luego del esfuerzo.
Para el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), el segmento deportivo —y especialmente el mundo del trail— es un espacio clave para promover el consumo de carne como proteína de alto valor biológico, fundamental para la regeneración muscular y un estilo de vida saludable.