Con humedad óptima en la región central, la campaña 2025/26 proyecta 61 millones de toneladas de maíz. La soja también mantiene el interés de China, pese a la fuerte competencia de Estados Unidos y Brasil.
Rosario, Santa Fe; martes 16 de septiembre de(PR/25) -– La campaña agrícola en Argentina avanza con perspectivas alentadoras. La siembra de maíz 2025/26 ya cubre el 3,8% del área proyectada de 7,8 millones de hectáreas, con óptimas condiciones de humedad en el centro del país. La Bolsa de Comercio de Rosario anticipa una cosecha récord de 61 millones de toneladas, siempre que el clima acompañe.
“El inicio de la siembra de maíz en Argentina es muy positivo. Las condiciones hídricas son excelentes en el núcleo central, y si se mantienen, estamos en camino a un volumen histórico”, explicó Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral.
En el plano internacional, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) sorprendió al aumentar el área sembrada de maíz y soja, lo que derivó en una suba de la producción esperada. Sin embargo, la demanda también crece y los stocks estadounidenses apenas se movieron.
“Si bien los cultivos de soja en Estados Unidos muestran una calidad superior al promedio histórico, ya comenzaron a perder puntos. Esto genera dudas sobre si los rindes finales estarán a la altura de lo proyectado”, señaló Romano.
China continúa siendo un factor clave para el mercado. En agosto importó un récord de 12,28 millones de toneladas de soja, un 4% más que el año pasado en el acumulado. Aunque viene priorizando compras a Sudamérica, en los próximos meses podría recurrir a EE.UU. ante la falta de disponibilidad regional.
“Si China retrasa demasiado las compras a Estados Unidos, se abre una ventana de oportunidad para Brasil y Argentina, pero cubrir 15 millones de toneladas en ese período sería muy difícil. El mercado sigue pendiente de esas definiciones”, advirtió Romano.
En trigo, la abundancia de oferta global presiona a la baja los precios internacionales. A nivel local, las lluvias mejoraron el estado hídrico y una alta proporción de los lotes se encuentra en buenas condiciones, lo que robustece las perspectivas para la campaña.
“El escenario agrícola argentino hoy se sostiene en buenas condiciones climáticas y en el arranque sólido del maíz. El seguimiento de los factores externos será clave para entender el rumbo de los precios en los próximos meses”, concluyó Romano.
El actual Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural de México, quien encabezó la FAO en América Latina y el Caribe entre 2017 y 2022, reflexiona sobre los desafíos que enfrentó la región en ese periodo.
Santiago, Chile. 14 de septiembre (PR/25) .- . –En el marco de los 80 años de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Julio Berdegué comparte una mirada crítica y propositiva sobre los años que le tocó liderar la oficina regional para América Latina y el Caribe. Durante su gestión, la región vivió el retroceso de sus indicadores de hambre, el avance silencioso de la obesidad, los primeros efectos visibles del cambio climático en el agro y, finalmente, el impacto de la pandemia de COVID-19.
Ante este escenario, Berdegué impulsó una estrategia centrada en el diálogo de política pública y en la formulación de programas de alto impacto. Hoy, desde la distancia, advierte: “el mundo ha cambiado y la región necesita redoblar sus esfuerzos para no quedar fuera de un nuevo orden global que ya está en marcha”.
Los retos de la doble cara de la malnutrición
El ex representante regional de la FAO recuerda el inicio de su gestión con un panorama positivo respecto de las cifras de hambre de América Latina y el Caribe: “Yo me incorporé a la FAO en abril del 2017 y la situación que tenía América Latina y el Caribe en ese momento era que, a partir del 2015, habían empezado a subir otra vez los números del hambre. La región había hecho un enorme esfuerzo y le había ido muy bien en los años previos al 2015, pero de ahí en adelante las cosas empezaron a ir mal”.
Uno de sus primeros desafíos fue tener que enfrentar este retroceso en las cifras de inseguridad alimentaria, y recuerda que la preocupación en ese momento fue que no seriamos capaces de cumplir el ODS 2 de la agenda 2030 de desarrollo sostenible de poner fin al hambre. “¿Por qué se revirtió la tendencia positiva que teníamos hasta el 2015? En primer lugar, las economías se desaceleraron significativamente. Pero tal vez lo más sustantivo es que muchos países de la región, en su respuesta a esta desaceleración económica, no pusieron en el centro mantener la lucha contra la pobreza y contra el hambre”.
“No todos los países lo hicieron así. Mi país, por ejemplo, implementó una política muy agresiva de poner el bien de todos, primero los pobres, que le permitió a México reducir en 10 millones el número de personas que viven en condición de pobreza, a pesar de la pandemia y durante la pandemia. Pero este tipo de respuestas fue la excepción”, expuso.
Junto a esto, Berdegué recuerda que la región debió enfrentar en paralelo el desafío de la malnutrición expresada en sobrepeso y obesidad tanto en adultos como niños y adolescentes. “Íbamos en franca reversa en el ODS. Y, por otra parte, teníamos otros dos grandes fenómenos de los cuales ocuparnos: todo lo relativo al cambio climático que, francamente, en ese momento la FAO en nuestra región no estaba haciendo demasiado, y un tema donde la migración internacional se estaba convirtiendo en un problema político de gran magnitud”.
“La respuesta se basó en dos carriles principales, si se quiere, dos ejes. En primer lugar, el diálogo de política pública. Porque hay que entender que en América Latina las causas del hambre, las causas de la pobreza en el campo y en las ciudades no son un problema tecnológico. La causa fundamental es la desigualdad o las desigualdades. Y mientras las desigualdades no se atiendan, no vamos a resolver los problemas de la pobreza ni del hambre en nuestra región”, explica Berdegué sobre las medidas abordadas por la FAO respecto a esta problemática.
Junto a esto, el ex representante cuenta que además de fomentar el diálogo político, considerado como “medular”, se implementó el concepto de “programas con grandes resultados”. “La FAO tenía muchos pequeños proyectos muy dispersos, cada uno muy interesante y bien hecho, pero de impacto muy local. Y empezamos a hacer un uso mucho más estratégico de los recursos, particularmente del programa de cooperación técnica (TCP), que destinamos como una especie de capital semilla para estos procesos de diálogo político”.
Respecto del funcionamiento, Berdegué explica: “Por ejemplo, en los momentos de ciclos políticos claves de cada país, llevábamos el diálogo político, animábamos el debate de políticas públicas, sin meternos en lo electoral o partidario, pero sí en las políticas públicas. Y, en segundo lugar, usábamos esto para formular grandes programas, particularmente los vinculados al cambio climático. Así se logró movilizar una cartera muy importante de centenares de millones de dólares de grandes programas, que ofrecían grandes resultados”.
Respuesta ante la COVID-19
Uno de los grandes desafíos que debió enfrentar Berdegué fue la pandemia de la COVID-19, el que el define como un “shock brutal” que causó enorme incertidumbre: “Teníamos más de 400 proyectos en el campo: ¿qué iba a pasar con ellos? Ya no podíamos viajar, salir o tener reuniones. Debo decir que la reacción y adaptación interna de la FAO, al pasar a una modalidad virtual de trabajo, funcionó. Eso nos permitió mantener vivos los programas. Hubo disrupciones y problemas, pero la actividad de la FAO en el campo se mantuvo, lo cual fue crucial para ayudar a que el impacto de la pandemia fuera menos grave”.
Respecto del trabajo realizado en conjunto con los países, el ex representante regional recuerda que una de las primeras iniciativas fue lograr que no se interrumpiera el abasto de alimentos: “Eso suena fácil, pero en ese momento era muy difícil de garantizar, y se consiguió en prácticamente todos los países de América Latina. No hubo disrupciones importantes. Y, en segundo lugar, buscamos cómo ayudar a esos millones de personas que perdieron su empleo, muchos de ellos regresando a las áreas rurales para refugiarse, a que tuvieran oportunidades”.
Retos a futuro
“¿Cuál es la situación hoy? El mundo ha cambiado radicalmente en muy pocos meses. La presidenta de México hace un par de días, dijo: “Vivimos en un nuevo orden mundial”. Y la gran pregunta que todos nos hacemos quienes tenemos responsabilidades de gobierno es: ¿en qué va a consistir ese nuevo orden mundial?, ¿qué forma va a tener?, ¿cómo se inserta mi país en él?”, reflexiona Berdegué, asegurando que para quienes están en el tema agroalimentario y rural es fundamental preguntarse qué cambios profundos debemos hacer en las políticas públicas porque con la situación actual, las respuestas, políticas, prioridades y estrategias no pueden seguir siendo las del pasado.
“En mi opinión, lo más urgente y lo más importante es un diálogo de política pública muy profundo y significativo en cada país, a nivel subregional —la región andina, el Cono Sur, el Caribe, Centroamérica— y luego a nivel regional. Creo que nadie tiene todavía la respuesta a estas preguntas, y es urgente que las construyamos: en qué consiste este nuevo orden mundial y cómo América Latina y el Caribe, cada país de nuestra región, se va a posicionar en esta nueva realidad”, finalizó el ex representante regional de FAO.
El resultado electoral, donde participó alrededor del 60% del padrón electoral tuvo una contundente muestra de fuerza del peronismo. Fuerza Patria logró, a nivel general, un 47,28% de los votos, mientras que La Libertad Avanza cosechó 33,71%. La diferencia es abismal; mucho mayor a la proyectada por los analistas en las etapas previas.
Buenos Aires, jueves 11 de septiembre (PR/25) .- Esta diferencia se hace aún más fuerte si se indaga en el resultado sección por sección. La Libertad Avanza ganó en solo 2 de 8 secciones, la 5ta y la 6ta, mientras que el peronismo se alzó en las otras 6. Los conurbanos de la 1era y la 3era jugaron un papel muy fuerte en ampliar la diferencia del resultado y hacer aún más catastrófica la diferencia.
Por fuera de lo contundente del hecho, si se miran los números absolutos en comparativa con octubre de 2023 (la elección más reciente), se vislumbra un hecho interesante. La participación electoral fue de 2 millones menos de personas (75% en 2023, 60% en 2025). En 2023, el peronismo obtuvo 4.3 millones de votos, mientras que en 2025 logró 3.8 millones (los porcentajes fueron 45% y 47% respectivamente). La Libertad Avanza, por el contrario, obtuvo 2.3 millones en 2023 y 2.7 millones en 2025 (siendo los porcentajes 24,5% y 33,71% respectivamente). En adición a esto, el PRO obtuvo en 2023 2.5 millones, mientras que en 2025 estuvo aliado a La Libertad Avanza. Un hecho determinante de la elección es que el ausentismo fue marcadamente opositor. No es posible extrapolar de forma perfecta los hechos; pero así explicados, parecería que el votante amarillo decidió abandonar (al menos por ahora) el barco libertario.
Para cerrar, así las cosas, en los votos, en las cámaras la situación es similar. Si bien La Libertad Avanza logró ampliar su participación legislativa, sumando diputados y senadores en un buen número, el peronismo obtuvo un importante resultado que le auspicia un fuerte control del congreso provincial; en el Senado obtuvo, con aliados que no le han fallado hasta ahora una cómoda mayoría, mientras que en la Cámara de Diputados se acercó bastante a tener mayoría simple, y por lo tanto un quórum propio.
Las elecciones del domingo resultaron un tembladeral para el gobierno de cara a octubre; se espera aún más volatilidad e incertidumbre, sin embargo, estos comicios no implican una derrota del oficialismo en las elecciones nacionales. Las diferencias entre una y otra son tajantes y hacen pensar en una administración libertaria que, con un golpe de timón, pueda recomponerse y llegar con renovados aires a la elección.
La diferencia en el resultado fue lo peor que se vio de esta elección; ni impacta en el rumbo del gobierno, ni impacta en su vocación renovadora del estado nacional y hasta del provincial de cara a 2027. Sí deja un fortalecido Kicillof hacia la interna peronista y como claro candidato a presidente en 2027; aún así, para eso falta mucho.
Foto: Efecto indeseado. Como le pasó a la actriz, el Gobierno amplificó el escándalo de las coimas. | cedoc
Buenos Aires, domingo 7 septiembre (PR/25) –El efecto Streisand, por Bárbara Streisand la célebre cantante norteamericana, data de 2003 cuando aún no se había creado el primer teléfono inteligente, en 2007 el iPhone1, ni las redes sociales tenían la difusión actual pero sí Internet había comenzado a escalar su difusión.
El proyecto California Coastal Records Project, con el objetivo de hacer tomar consciencia a las autoridades de la erosión que sufría la costa del Pacifico, lo documentó con diferentes fotografía que subió al sitio web pictopia.com. En la fotografía número 3.580 aparecía la casa que Bárbara Streisand tiene sobre la costa de Malibú en las afueras de Los Angeles.
La cantante consideró que la foto aérea de su casa infringía su derecho a la intimidad y demandó a los responsables para que cesaran de difundirla y le pagaran 50 millones de dólares en resarcimiento.
Un siglo antes, Freud ya explicaba cómo lo prohibido genera aún más deseo y el eterno retorno de lo reprimido. “¿Qué será eso que me prohíben llegar a conocer?”, decían vecinos al diario local San José Mercury News, testimoniando el aumento de su interés por lo censurado.
Hay decenas de casos similares, William Randolph Hearst prohibiendo cualquier difusión de la película de Orson Wells “El ciudadano Kane” que retrataba al magnate de los medios. Otra película “La vida de Brian” que se promocionaba con el eslogan “esta película fue prohibida en Noruega” y fue la primera película de Monty Python en ser calificada R (apta solo para mayores), terminó siendo un suceso de espectadores. Imágenes como las caricaturas de Mahoma o el gobierno de Tailandia prohibiendo la difusión de una fotografía desfavorable al rey Bhumibol Adulyadej consiguieron el mismo resultado opuesto al buscado. Y la lista sería interminable con el caso argentino del programa de Tato Bores sobre la jueza Servini de Cubría, satirizada como la jueza Barú Budú Budía. Hoy la magistrada no usa más su apellido de casada.
Lo mismo sucede con el amparo de la secretaria General de la Presidencia Karina Milei consiguiendo que el juez Patricio Marianello diera curso a su pedido de censura previa. No hizo más que aumentar la visibilidad, el interés y la presunción de que si hay audios que perjudicarían ser mostrados es que algún delito esconden.
Para colmo, entre los argumento de Karina Milei respecto de su derecho a la intimidad está el clásico posible daño a “la familia” que luego especifica “puntualmente a mi hermano”. Ni más ni menos que el Presidente de la Nación.
¿A quién se le ocurre proteger al Presidente o a su hermano iniciando ese amparo? ¿Y a quién cree que le hace un favor el juez Marianello al darle curso? Claramente no a él mismo en sus aspiraciones de ser ascendido a camarista: quedó desprestigiado frente a todos los constitucionalistas, especialidad que dice tener. Menos aún a la solicitante y al Gobierno que podría ascenderlo a camarista o contribuir con sus representantes a atemperar las acusaciones previas que pesaban en el Consejo de la Magistratura.
Esas reflexiones fueron parte de la conferencia que en el Salón Azul de la Facultad de derecho de la Universidad de Buenos Aires se realizó ayer titulada “Libertad de expresión y democracia”. Allí expusieron las profesores de Derecho Constitucional de esa casa de estudios: Laura Clérico, Adelina Loianno y Pablo Manili, junto al presidente del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, Ricardo Gil Lavedra y quien suscribe. Los interesados en escuchar los argumentos híper críticos de los juristas expositores sobre el amparo, que se resume en dos palabras de Gil Lavedra: “impracticable” e “imbecilidad”, pueden hacerlo en este link.
Ricardo Gil Lavedra, junto a los constitucionalistas Roberto Gargarella, Sebastián Guidi y Hernán Gullco, patrocinaron la apelación al amparo” de Karina Milei que presenté este miércoles alegando legitimación para hacerlo por haber recibido como medio de comunicación el Oficio judicial “Milei, Karina Elizabeth sobre medidas cautelares”. A continuación anexamos tanto ese oficio como la apelación:
Pero no sólo a Karina Milei, a quienes la hayan asesorado y al juez Marianello les cabe el ejemplo del “efecto Streisand”, sino al propio Presidente, a la ministra de Seguridad y al Vocero Adorni. Todos ellos, frente a los audios de Spagnuollo denunciado el cobro de coimas con insumos médicos para la Dirección de Discapacidad, amplificaron su visibilidad al acusar que detrás de la filtración de esos audios estaban espías rusos y venezolanos además de desestabilizadores locales del Gobierno de diferentes campos políticos y económicos.
Otra demostración de impericia de la administración en el control de daños sobre una crisis que, aunque de distintas condiciones y envergaduras, a todos los gobiernos les toca enfrentar en algún momento de su mandato.
Y otra porque se agrega al mismo tipo de acusaciones que se utilizan para justificar el aumento del precio del dólar, de las tasas de interés y cualquier turbulencia macroeconómica donde, en lugar de explicar las causas que están bajo el control de Gobierno y las soluciones que se implementarán, se victimizan resultando al mismo tiempo inverosímiles y débiles.
No podría haber peor fecha para que el gobierno enfrente su primer gran test electoral de resonancia nacional que la de este domingo en la provincia de Buenos Aires, que representa 4 de cada diez habitantes del país.
El gigante asiático empieza a mirar nuevamente a Estados Unidos para abastecerse de soja, mientras Sudamérica pierde protagonismo. La definición de origen marcará precios y estrategias en el mercado mundial.
Rosario, Santa Fe, martes 2 de septiembre(PR/25) – El aprovisionamiento de soja por parte de China se convirtió en el gran tema de debate del mercado de granos internacional. Tras la guerra comercial de comienzos de año, el gigante asiático se volcó principalmente a Sudamérica, con Brasil a la cabeza. Sin embargo, la oferta de la región comienza a agotarse y los analistas anticipan que el país deberá volver a comprar desde Estados Unidos.
“Para EE.UU. esto también es un problema: tiene una cosecha enorme a punto de salir al mercado. Para cumplir con las proyecciones de stock necesitaría vender mucho a China, pero hasta ahora no hay confirmaciones”, explicó Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral.
En el caso del maíz, Romano advirtió que los precios internacionales parecen haber caído lo suficiente como para que el grano norteamericano recupere competitividad. Sin embargo, aclaró que en Brasil y Argentina todavía queda un volumen significativo sin vender: “La reticencia de los productores locales a desprenderse elevó el premio y restó competitividad. Si ese maíz entrara al mercado, necesitaría una fuerte baja de precios para colocarse”.
Brasil, en cambio, podría absorber parte de ese excedente en su propio consumo. “Se anunciaron inversiones que implican sumar 6 millones de toneladas en apenas un año”, destacó el especialista.
Romano también puso la lupa sobre las proyecciones del USDA y el tour de PROFARMER, que movieron los precios con estimaciones dispares en soja y maíz. Mientras tanto, en trigo se consolida un escenario de abundancia global: “Las producciones del hemisferio norte crecen, y tanto Argentina como Australia esperan buenas cosechas, lo que genera expectativas de precios a la baja”.
En el plano local, el investigador remarcó el interés de la industria y la exportación por asegurarse soja, mientras que en maíz las operaciones siguen siendo limitadas. Sobre el trigo, apuntó: “Las lluvias auguran una gran cosecha, pero los valores no convencen a los productores y hay un fuerte atraso en ventas. Cuando llegue el momento de cosechar, la presión bajista será difícil de evitar”.
De cara al nuevo ciclo, el área de maíz mostraría una recuperación respecto al año pasado, aunque Romano advirtió que “la baja de precios frente a la soja, el aumento del costo de fertilizantes y los excesos de lluvia en el noreste bonaerense podrían moderar los planes de siembra”.
Buenos Aires, martes 2 septiembre (PR/25) — Recorriendo los grandes cambios de la era más moderna, se podría hablar de la gran Era Industrial, en el siglo XIX; y de la Revolución Verde a mediados del siglo pasado, que le valió a Norman Burloug el Premio Nobel de la Paz en 1970, y cuya derivación fue la ingeniería genética que explotó en la última década de los ´90.
En ambos casos, el mundo en general, pero el sector agropecuario en particular, tuvo grandes cambios, y saltos en la calidad y en la cantidad de bienes que se fue capaz de generar.
De hecho, la etapa industrial, además del desarrollo tecnológico de cantidad de máquinas, inició la producción masiva de productos que, hasta ahí, apenas eran artesanales.
Las fábricas se multiplicaron y con ellas también las zonas urbanas fueron descontrolándose hasta nuestros días.
La falta de previsión sobre los cambios que se estaban generando, aunque trajeron muchos avances, también fueron la causa de la aparición de problemas como las megaurbes, la gran contaminación, o parte de la degradación ambiental que ahora recién se comienza a reconocer.
Por supuesto, que con esto también vino el “consumismo” generalizado, y se registró la incipiente separación de urbano y rural que, aunque parezca contradictorio, fue tanto más marcada en los países en desarrollo, que en los más avanzados.
Luego de la industria vino la Revolución Verde, de la que el Nobel Norman Burloug fue apodado “el Padre”. La tendencia fue el aumento exponencial en la producción de alimentos a partir de tecnologías como la fertilización, los agroquímicos, la mecanización y el riego, que controlaron las plagas y enfermedades, potenciando la productividad.
Pero, si todo esto tuvo infinidad de impactos (positivos y negativos), lo más contundente vino de la mano de la adopción más masiva de la genética que fue, justamente, lo que le permitió a Burloug lograr el Nobel al incorporar genes de trigos enanos mexicanos, en los cultivares que se utilizaban en aquel momento, logrando así mayor resistencia y producción.
El premio se le otorgó por la contribución a la “seguridad alimentaria mundial” que, además, terminó de echar por tierra la teoría de Thomas Malthus (1798) que preveía catastróficas hambrunas a partir del crecimiento geométrico de la población, y demostró que la producción puede seguir aumentando, a partir de los avances tecnológicos del propio hombre que va venciendo las limitaciones.
Pero, ¿por qué este repaso superficial por la historia importa ahora?.
En primer lugar, porque en todos esos cambios naturalmente la Argentina agropecuaria también participó, y hasta lideró algunas innovaciones (la cosechadora autopropulsada, el silo bolsa, la inseminación artificial en ovinos, los cruzamientos vacunos, etc.), pero también por los efectos no deseados que fueron sorprendiendo al mundo.
Mientras se imponía la “globalización”, derribando fronteras que el mismo hombre había impuesto, la generalización de las informaciones fue también demoliendo otras limitantes, y se siguió espiralizando hasta hoy cuando, sin temor a equivocarse, ya se entró a pleno en la Era o Revolución Tecnológica, que puede traer derivaciones insospechadas, tanto desde el punto de vista político, como social, cultural, económico, etc.
Las sociedades más modernas envejecen y, si bien la expectativa de vida sigue en aumento, disminuyen los nacimientos; y mientras los adelantos médicos y científicos están a la orden del día, comienzan a “desnudarse” algunos de los impactos negativos que se fueron sedimentando a lo largo del tiempo. De hecho, hoy el carbón y la energía fósil, que justificaron buena parte de los avances desde el siglo XIX, ya son sindicados como los principales causantes del daño ambiental, y aunque se siguen utilizando, cada vez será mayor la presión sobre ellos.
Las corrientes migratorias cambian de rumbo (otra vez), y las nuevas generaciones comienzan a escapar de las grandes urbes, y con la posibilidad de “trabajar a distancia”, van buscando lugares menos hacinados, y con mayor calidad de vida.
Pero, ¿el mundo está pensando seriamente en estos movimientos?. ¿Argentina está previendo esta transformación y sus requerimientos, como hizo a fines del siglo XIX educando a las nuevas generaciones, y preparando una infraestructura de caminos, ferrocarriles, hospitales, y hasta distribuyendo las nuevas colonias de la inmigración que comenzó a llegar a partir de entonces, aunque aparecía totalmente sobredimensionada para aquel momento?.
Claro que el país tiene una serie de ventajas comparativas de clima, suelo, agua dulce, y escasez relativa de población que le dan todavía algún margen; pero el estancamiento ya no es ocultable, y del “granero del mundo” con que se inició el siglo XX, al “supermercado del mundo” de los ´90 ahora, con suerte, se pasó casi a un maxikiosco ya superado por la mayoría de los vecinos.
Se perdieron buena parte de las majadas ovinas, el rodeo ganadero disminuyó, el potencial forestal apenas se explota en una veinteava parte, y la agricultura se sostiene por la brutal avanzada tecnológica que suple con mejores rendimientos la falta de crecimiento genuino sostenido.
Obvio que con eso sólo no alcanza, pero la infraestructura para crecer tampoco está, ¿o alguien cree que se podría manejar un aumento de 20%-30% en la cosecha de granos (unos 30-40 millones más de toneladas), volumen perfectamente factible apenas ajustando un poco la tecnología? Lo mismo se podría decir casi en cualquiera de los restantes rubros de la producción agroindustrial.
Lamentablemente, hasta ahora, no aparece nadie con una propuesta razonable sobre cómo salir de esta encerrona…, y lo peor es que tampoco parece haber mucha conciencia sobre el riesgo que corre el país.