Investigar para producir: cómo la biotecnología se convierte en una solución para la soja

Investigar para producir: cómo la biotecnología se convierte en una solución para la soja

En la Reunión Latinoamericana de Rizobiología (RELAR) se expuso cómo la investigación científica, cuando se orienta a resolver problemas concretos del productor, puede derivar en una herramienta práctica, simple de aplicar y con impacto real en la productividad y la sustentabilidad del sistema agrícola.
La Plata, 4 de diciembre (PR/25) – – Con una mirada puesta en transformar conocimiento científico en soluciones concretas para el productor, la empresa de biosoluciones Novonesis presentó durante la XXXII Reunión Latinoamericana de Rizobiología (RELAR) cómo la tecnología y la investigación pueden traducirse en desarrollos aplicables en el campo, diseñados específicamente para responder a las necesidades reales, en esta oportunidad, de la producción sojera.

El eje se centró en mostrar cómo cada innovación implica años de investigación, validaciones a campo y desarrollo tecnológico orientado a generar impacto productivo. En este caso, la ciencia se expresa en una solución basada en la técnica de coinoculación, una herramienta validada académicamente pero, esta vez, integrando en un mismo inoculante dos microorganismos ampliamente probados: Azospirillum y Bradyrhizobium. Lejos de ser una formulación teórica, se trata de un desarrollo adaptado a las condiciones productivas del productor, pensado para facilitar el manejo y asegurar resultados desde la siembra.

La sinergia entre ambos microorganismos es la clave del desarrollo. Azospirillum argentinense estimula una mayor extensión del sistema radicular, promoviendo la formación de más raíces laterales y un mejor desarrollo de la raíz principal. Esta mayor biomasa radicular no solo incrementa la capacidad del cultivo para absorber agua y nutrientes, sino que también crea mejores condiciones para la nodulación de Bradyrhizobium japonicum B. en la raíz principal, potenciando la fijación biológica de nitrógeno y el aporte nutricional al cultivo desde etapas tempranas. La expositora Gisela Santella, Gerente de desarrollo de productos biológicos y del Servicio técnico de Novonesis, destacó aumentos promedio de rendimiento del 7 % respecto a la inoculación tradicional.

El desarrollo de Nitragin GENESIS tiene además un impacto directo en la salud del suelo. Un sistema radicular más activo favorece el aumento de la materia orgánica, incrementa la actividad biológica y contribuye a una mejor estructura, aspectos claves para sostener la productividad en el tiempo. De esta manera, la biotecnología no solo mejora el rendimiento del cultivo, sino que también actúa sobre el sistema productivo de forma integral.

La propuesta de Novonesis deja en claro que la innovación cobra verdadero valor cuando llega al lote. “Con Nitragin GENESIS, la coinoculación pasa del laboratorio al campo. Es un avance que refleja nuestro compromiso con una agricultura más eficiente y sustentable”, concluyó Santella.

Primicias Rurales

Fuente: Novonesis

1.200 kilos por hectárea: cuál es la provincia cuna de una de las mejores mostazas del mundo

1.200 kilos por hectárea: cuál es la provincia cuna de una de las mejores mostazas del mundo

Leandro Merlo impulsó el desarrollo del cultivo donde no había tradición. Desde allí, convirtió a Arytza en una referencia nacional: hoy producen aderezos sin aditivos y una Dijon con las máximas distinciones internacionales. La actualidad y los proyectos de la firma.

Por Alan Agustini

Esta es la historia de cómo una empresa nacida en Buenos Aires terminó apostando por la Patagonia para desarrollar un cultivo sin tradición local, hasta convertirlo en materia prima de excelencia: un proyecto que combinó ensayo agronómico, intuición y un objetivo simple pero ambicioso: “darle valor agregado a la producción primaria”.

De un sueño en Buenos Aires a un premio mundial con raíces en la Patagonia

Arytza comenzó hace 20 años en Buenos Aires. “Nosotros éramos dos socios originalmente, ahora hace cinco años somos tres. Uno es Mariano Carballo, otro es Marcelo Lang y yo, Leandro Merlo. Yo soy nacido acá en Cipolletti”, cuenta Merlo, uno de los impulsores del proyecto. Desde una fábrica porteña que hoy trabaja al límite de capacidad, la empresa produce entre 18 y 19 toneladas de aderezos por mes y supera las 220 toneladas anuales. Entre el 40 y 50% de ese volumen es mostaza. 

Leandro Merlo y la mostaza tipo Dijon de Arytza, su más distinguida producción. Foto: Matías Subat.

El crecimiento fue constante, impulsado por una premisa inicial: aprovechar la diversidad agroclimática argentina para elaborar aderezos sin aditivos, sin conservantes y sin acidificantes. “Si vos veías la góndola de aderezos en su momento era todo importado”, recuerda. La apuesta les permitió con el tiempo posicionarse en grandes cadenas del exterior (como Walmart en Estados Unidos) y consolidarse como el mayor productor de mostazas para gastronomía del país, según relató Leandro.

En 2024, la mostaza Dijon de Arytza obtuvo la medalla de oro y el premio mayor en el campeonato mundial. El producto reúne una complejidad técnica notable: separar la pulpa del grano diminuto, hidratarlo sin que pierda estructura y trabajarlo en un proceso delicado. Pero detrás de la receta hubo un diferencial clave: la materia prima. La mostaza ganadora fue elaborada con granos cultivados en Allen, Río Negro. Ese fue el punto álgido de una historia agrícola inesperada.

El salto al campo: en el Alto Valle, la mejor tierra para la mostaza

La incursión agrícola de Arytza nació de una necesidad industrial concreta. Cuando entró en vigencia la ley de alimentos libres de gluten (ley 26.588) descubrieron que las semillas importadas no garantizaban el nivel requerido para la certificación. “Ahí fue como el último espaldarazo que tuvimos para empezar nosotros a producir nuestra propia mostaza”, recuerda Merlo.

Río Negro, la cuna de la mostaza marrón que le dio a Arytza grandes premios. Foto: Gabo Caruso.

 

Los primeros ensayos fueron en 2012, en una hectárea de un amigo de Leandro en Plottier, provincia de Neuquén. No había maquinaria adecuada, así que sembraban a mano y usaban una sembradora de alfalfa para ajustar profundidad. El padre de Merlo, ingeniero agrónomo radicado en la zona, aportó asesoramiento. Muy pronto confirmaron que el Alto Valle cumplía con cada requisito del cultivo: frío, control hídrico preciso a través del riego, suelos arenosos y un momento crítico de cosecha (noviembre y diciembre) con escasas lluvias.

“Veíamos todo el checklist y decíamos: che, es acá”, resume. Tras años de ensayos en Plottier y Coronel Belisle (Río Negro), decidieron ir por más y producir en nueve hectáreas propias en Allen. La experiencia ha mostrado rendimientos superiores a los de Buenos Aires o Santa Fe: 1,2 toneladas por hectárea en el Alto Valle contra 0,9. La calidad también sobresalía: el manejo del agua y el corte de riego final generaban semillas “gordas”, con más pulpa y mejor comportamiento industrial.

Tamizado, la etapa que define si la mostaza es o no Dijon. Foto: Gabo Caruso.

 

Incluso bajo condiciones extremas (como la nevada intensa del 2022 que cubrió el cultivo durante días) la mostaza respondió con una adaptabilidad extraordinaria. En cuanto a las heladas, Merlo contó lo aprendido en estos años: “Cuando caen las heladas de mayo, que la planta está chiquitita, no hay que tocar nada ni meterse a la chacra: si se quebrara la parte congelada, sería un problema, pero si no tocás nada, aguanta el frío extremo”.

La siembra se realiza en abril, para hacer riegos antes del vaciamiento de los canales, y la cosecha se hace en noviembre-diciembre.

Sin embargo, la región tiene una limitación estructural: la superficie disponible. “Nosotros acá necesitaríamos 80 a 100 hectáreas, pero en forma extensible. Y en el Alto Valle no encontramos eso”, explica Merlo. En Buenos Aires y Santa Fe existen productores, maquinaria específica y la posibilidad de integrarse a esquemas de rotación con soja o trigo. En el Valle, en cambio, el trabajo dependía de la disponibilidad de pequeñas parcelas. Aun así, durante varios años, Plottier y Allen fueron el laboratorio donde se produjo mostaza con altos rindes, excelsa calidad y semillas con un poder germinativo (PG) del 95-96%, excepcional para el cultivo.

El futuro: volver a apostar a la Patagonia

La consagración mundial impulsó el crecimiento comercial: Arytza expandió su facturación un 16% anual en dólares. Esa demanda dejó chico al campo rionegrino.

En 2024 fue la última campaña productiva en Allen y hoy se evalúa un nuevo negocio: producir allí y vender semilla original de alto poder germinativo, un negocio en el que los materiales desarrollados en el Valle tienen un valor diferencial. “Es clave en la ingeniería de la siembra tener claro el PG. Cuanto más alto, más certezas tenés”, destaca Merlo.

Por ello, para el 2026 la empresa evalúa volver a sembrar en la chacra de Allen, pero esta vez enfocada en la producción de semillas para terceros. Más adelante visualizan un proyecto mayor: producir nuevamente granos para industria en la región y procesarlos en la planta industrial que tienen en el Parque Industrial de Neuquén.

Allí hoy elaboran vinagre de manzana y mayonesa de zanahoria, pero imaginan un paso más: lanzar una mostaza con certificación de origen Patagonia, la más austral del mercado.

Leo Merlo, recordando la hazaña de 2024. Foto: Matías Subat.

 

Y mientras las ideas de futuro se consolidan, los reconocimientos siguen llegando. En 2025, Arytza volvió a destacarse en Estados Unidos con una medalla de oro para su mostaza con chimichurri, también ante jurados del Museo Nacional de la Mostaza y también con granos cosechados en Allen. Un nuevo premio que confirma algo que ya quedó escrito en la historia gastronómica del país: una de las mejores mostazas del mundo nació en Río Negro.

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Fuente: Rio Negro Rural

Radiografía de la comercialización de girasol en Argentina

Radiografía de la comercialización de girasol en Argentina

Por Belén Maldonado – Bruno Ferrari – Patricia Bergero de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR)

El girasol es uno de los cultivos más relevantes del país, con una fuerte presencia exportadora. En la presente nota se analiza cómo se estructura su venta, qué modalidades contractuales predominan y las principales zonas de originación de la mercadería.

Rosario, martes 2 diciembre (PR/25) — Es innegable la relevancia del girasol de entre todos los cultivos extensivos argentinos, ya que ocupa el cuarto lugar en términos de superficie sembrada y el quinto en términos de producción.

Con más del 90% de la cosecha industrializada para obtener aceite y harina para el mercado interno y el externo, nuestro país se consolida como uno de los proveedores globales claves del aceite. Pero ¿cómo se construye el flujo y el patrón comercial de esta producción? ¿Cómo se estructura su comercialización en Argentina? ¿Qué modalidades de contratos predominan?

Para responder estas preguntas, existen dos fuentes de información clave: la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP) y la plataforma del Sistema unificado de Información Obligatoria de compraventa de granos (SIO Granos), que surgió de una resolución conjunta SAGyP y la Comisión Nacional de Valores (CNV).

En general, son bases de datos que se complementan, por la información que brinda cada una de ellas, considerando que en SIO-Granos pueden existir errores de carga y afectar parcialmente los análisis. Sin embargo, esta base tiene las ventajas de la obligatoriedad de declaración, la frecuencia y la disponibilidad diaria de los registros y un mayor nivel de detalle respecto de las modalidades de comercialización y origen/destino de la mercadería, entre otros datos.

Por estos motivos, la información presentada de aquí en adelante se elabora con datos de SIO Granos.

Se estima que, en promedio, se comercializaron 3,4 millones de toneladas (Mt) de girasol por ciclo comercial durante las últimas cinco campañas, en línea con una producción promedio de 3,7 Mt.

Más del 85% de la mercadería comercializada en el país se origina en tres provincias: Buenos Aires (60%), Santa Fe (15%) y La Pampa (11%). Dentro de estas tres provincias, la originación no resulta uniforme en todo el territorio, sino que, lógicamente, se encuentra ligada a las zonas de mayor producción del cultivo.

En Buenos Aires, sobresalen los partidos del sur, como Tandil, Necochea y Tres Arroyos, y del oeste, como Trenque Lauquen y Daireaux; en Santa Fe, predominan los departamentos del norte, principalmente General Obligado, San Justo y San Cristóbal; mientras que, en La Pampa, toman relevancia los partidos del noreste, como Catriló, Maracó y Conhelo.

Llevando la mirada a la comercialización, casi tres cuartas partes de la producción (74%) se negocia durante la campaña comercial (enero a diciembre de cada año). El 21% de la producción se opera de manera adelantada; esto es, previo al inicio de la cosecha.

El restante 5% se negocia finalizado el ciclo. Dentro de cada categoría, casi la totalidad de las operaciones se realiza bajo compraventa, con las operaciones de canje representando menos del 2% del total negociado.

Por su parte, considerando el momento de entrega de la mercadería, se pueden distinguir dos tipos de contratos: con entrega inmediata, denominados “disponible/contractual”; y con entrega diferida, los cuales se conocen como forward. La elección de la modalidad se relaciona principalmente con el momento en el que se negocia la mercadería.

En las operaciones registradas antes del inicio de la campaña, se advierte una fuerte prevalencia de los contratos forward (+92%). Esto tiene sentido dado que, al negociarse antes de comenzar la cosecha, es razonable que la mercadería se entregue con posterioridad, una vez recolectada de los campos.

Los contratos negociados con entrega disponible/contractual previo al inicio de la campaña pueden deberse a mercadería proveniente de campos donde la cosecha comienza previo al inicio formal del ciclo comercial, que se establece a modo de referencia el 1 de enero, o de negociaciones que se hacen apenas unos días antes de dicha fecha, comprometiendo mercadería pronta a recolectar.

Por el contrario, en las operaciones que se llevan a cabo durante la campaña, predominan mayormente los contratos con entrega disponible/contractual (76%), al igual que en las negociaciones realizadas después de finalizada la campaña (82%).

 

 

En promedio, el 55% del girasol se comercializa durante la compaña comercial, con contratos de compraventa y con entrega disponible/contractual. 

La segunda modalidad más utilizada es la mercadería negociada en precosecha, con contratos de compraventa y entrega diferida (19%).

Le siguen, en orden decreciente de importancia, las operaciones de girasol durante la campaña, bajo contratos de compraventa y con entrega forward (18%), y la mercadería negociada una vez finalizada la campaña, bajo contratos de compraventa y con entrega disponible/contractual (4%).

Otro aspecto relevante para analizar con la información disponible es la modalidad de fijación del precio; es decir, si la mercadería se comercializa a precio hecho o con precio a fijar. La gran mayoría de los contratos (80%) se negocia a precio hecho, en tanto el 18% se realiza con precio a fijar y el restante 2% se salda con entrega de mercadería, es decir, mediante operaciones de canje.

A su vez, cuando se negocia un contrato con precio a fijar, suele pactarse un mercado de referencia para dicha fijación.

El más utilizado es el denominado precio cámara (33%), una cotización de referencia publicada a diario por las Cámaras Arbitrales de Cereales del país, que surge de las negociaciones llevadas a cabo en el mercado físico de granos. En segundo lugar, se toma como referencia el mercado comprador (25%), mientras que para el resto de los contratos no se especifica.

Esto último, puede afectar parcialmente el análisis y las proporciones efectivas para cada tipo de precio utilizado.

En relación con el momento de pago respecto de la entrega de la mercadería, considérese que el 98% de la mercadería se negocia a través de contratos de compraventa

El 82% se paga “contra entrega”, es decir, al momento de entregar la mercadería; el 8% se cancela de forma anticipada y el 8% restante a plazo. El otro 2% corresponde a operaciones de canje, que no implican un pago monetario.

 

 

Por último, resulta importante mencionar los plazos de entrega que predominan en los contratos forward, es decir, cuando se negocia la mercadería con entrega a plazo.

Se aclara que, para calcular los plazos de entrega, se toma como referencia la fecha límite de descarga de la mercadería en comparación con la fecha inicial en que puede entregarse la misma, es decir, la longitud del intervalo dentro del cual puede concretarse la descarga de la mercadería.

De esta manera, se advierte que el 82% de la mercadería que se negocia bajo modalidad de contrato forward se entrega en un plazo entre 0 y 30 días a partir de que se habilita la posibilidad de descargar la mercadería.

Esto implica que, en general, cuando se pacta un contrato con entrega diferida, dicha entrega suele establecerse para un mes en particular, lo que se asocia con la necesidad de la mercadería en un momento específico del tiempo.

Por su parte, siguiendo un orden cronológico, el 9% de la mercadería se entrega con un plazo entre 31 y 60 días, el 2% entre 61 y 90 días, el 3% entre 90 y 180 días, y el 4% en un plazo superior a 180 días.

En cuanto a la campaña 2024/25, que se encuentra en curso y pronta a finalizar, las modalidades contractuales se mantienen en línea con el promedio de los últimos años.

 La única diferencia considerable es la preponderancia, hasta el momento, de los contratos forward (53%) por sobre los contratos disponibles (47%). En lo que respecta a la fijación del precio, la gran mayoría de lo negociado (81%) se realizó a precio hecho, mientras que el 18% se hizo con precio a fijar y menos del 1% se negoció como canje.

En conjunto, los datos muestran que la mayor parte del girasol comercializado en Argentina se origina en pocas provincias, donde predomina su producción. Asimismo, se negocia mayormente bajo contratos de compraventa durante la campaña y se pacta principalmente a precio hecho y con pago contra entrega.

En general, se podría pensar que esta prevalencia a operar con precio firme podría relacionarse con ciertas limitaciones para hacer coberturas o una mayor aversión al riesgo, en el contexto de un mercado no tan líquido tanto en el plano FAS como FOB por los volúmenes que se negocian.

Al mismo tiempo, la comercialización tiende a concentrarse en los primeros meses del ciclo comercial, con una tendencia a desacelerarse desde el mes de mayo en adelante. En este sentido, las fábricas tienden a generar volumen en el pico de la cosecha para luego distribuir la molienda a lo largo del ciclo comercial, con las mayores dificultades de tener disponibilidades de grano para procesar sobre el último trimestre de cada año.

A esto último se agrega que en el último cuatrimestre del año comienza a ingresar la cosecha de los principales productores del hemisferio norte, situación que tiende a acrecentar la competencia en el plano externo.

A grandes rasgos, estas serían características clave del mercado de girasol que permiten tener una idea de cómo se estructura el circuito comercial de uno de los cultivos más importantes de nuestro país.

Aclaración metodológica

Los datos analizados en el presente informe se obtuvieron tomando como referencia el promedio de las últimas cinco campañas finalizadas; es decir, desde la 2019/20 hasta la 2023/24. Para ello, se tuvieron en consideración únicamente las toneladas registradas como contratos, sumando las rectificaciones y ampliaciones, y restando las anulaciones.

A su vez, con el fin de evitar la doble contabilización, se consideraron exclusivamente las operaciones registradas como finales.

Los contratos con entrega inmediata, denominados “disponible/contractual”, son aquellos cuya fecha de entrega se pacta dentro de los 31 días posteriores a la concertación del negocio; mientras que en los contratos con entrega diferida, los cuales se conocen como “forward”, la mercadería se descarga a partir de que haya transcurrido un mes desde la fecha de concertación.

Para poder distinguir estas modalidades se tomó como referencia la fecha límite de entrega en relación con la fecha de concertación del negocio, considerando como disponibles/contractuales a aquellos contratos con límite de entrega dentro de los 31 días posteriores a la concertación del negocio, mientras que los demás fueron considerados forward.

No obstante, cabe mencionar que, dado que es imposible conocer con certeza cuándo fue el momento exacto de entrega de la mercadería, puede suceder que algunos contratos considerados forward por tener fecha límite de entrega superior a 31 días, se hayan descargado efectivamente en un plazo inferior.

Primicias Rurales

Fuente: BCR Informativo Semanal

Cómo se produce la yerba mate

Cómo se produce la yerba mate

Del campo al paquete de yerba mate

Misiones, lunes 1 diciembre (PR/25) — Carlos Coppoli, referente de yerba mate Atiguá, explica en detalle los pasos necesarios para llevar adelante un emprendimiento yerbatero y la cantidad de personas que intervienen en el proceso que va desde la plantación hasta el envasado del producto yerba mate.

 

video

Detalla que  el proceso de un emprendimiento yerbatero incluye varias etapas, desde la plantación hasta el envasado, y que un equipo de entre 5 y 6 personas es necesario para llevarlo a cabo. 
Proceso de producción de yerba mate
  • Plantación: Se seleccionan las semillas o los esquejes, se plantan y se cuidan hasta que la planta alcanza un tamaño adecuado.
  • Cosecha: Se recolectan las hojas y ramas de la yerba mate.
  • Secado y molienda: Las hojas se secan, se muelen y se separan las semillas. Luego se muele el resto y se envasa.
  • Envasado: La yerba mate se envasa en paquetes y se distribuye. 
Cantidad de personas involucradas
  • Un emprendimiento yerbatero requiere de un equipo de entre 5 y 6 personas para llevar a cabo todo el proceso, desde la plantación hasta el envasado. 

 

Fuente: Expoagro web/IA

Primicias Rurales

Para la Bolsa de Cereales la proyección de producción de trigo asciende a 25 millones de toneladas

Para la Bolsa de Cereales la proyección de producción de trigo asciende a 25 millones de toneladas

Buenos Aires, jueves 27 noviembre (PR/25) — El Panorama Agrícola Semanal (PAS) de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la proyección de producción de trigo asciende a 25 millones de toneladas (MTn).

La cosecha ya cubre el 33,9 % del área apta, luego de un progreso intersemanal de 13,6 p.p. Las labores se extienden hacia zonas del centro del área agrícola alcanzando con un ritmo similar al del avance promedio histórico, arrojando rendimientos que superan a los esperados hasta la anterior proyección de producción del PAS, con un valor nacional de 3590 kilos/Ha.

A su vez, la evaluación del impacto de las heladas de fines de octubre muestra daños menores a los previstos, tanto en la extensión del área afectada como en la severidad del daño, reflejando cómo los
elevados niveles de humedad presentes en el perfil contribuyeron a amortiguar el efecto de estos eventos.

El PAS consignó que «en conclusión, nuestra proyección de producción asciende a 25,5 MTn, 1,5 MTn por encima de nuestra anterior proyección, superando al anterior máximo (Campaña 2021/22: 22,4 MTn) en un 13,8 %».

Tras un progreso intersemanal de 11 p.p., la siembra de soja a nivel nacional cubre el 36 % de las 17,6 millones de hectáreas MHa proyectadas para la presente campaña, registrando una demora interanual de -9 p.p. y de -1 p.p. en comparación con el promedio de las últimas cinco campañas.

Los excesos hídricos persisten sobre el centro de Buenos Aires e impiden avanzar con la siembra de soja de primera. A su vez, más del 70 % de la intención de siembra de primera ya fue implantada en ambos núcleos, con demoras puntuales en zonas como Chacabuco debido a excesos hídricos.

En paralelo, con el 2,3 % de la intención de siembra ya cubierta, comienzan las labores de implantación de los primeros lotes  de soja de segunda, principalmente en el sur de Santa Fe.

La siembra de maíz con destino a grano toma impulso con el inicio de la ventana de siembra tardía en el centro y sur del área agrícola. A la fecha, se ha implantado el 39,3 % del total nacional, tras un avance intersemanal de 2 puntos porcentuales.

Del área ya sembrada, se estima que 82 % presenta una condición entre Buena y Excelente, reflejando
una mejora de 8 p.p. gracias a la adecuada humedad en los perfiles. Sin embargo, se aguardan nuevos eventos de precipitaciones para asegurar una correcta germinación en las siembras tardías.

Por otro lado, en el centro y oeste bonaerense, aproximadamente 30 % del área implantada se encuentra afectada por excesos hídricos.

La siembra de girasol, por su parte, marcó un progreso intersemanal de 1,2 p.p. debido a las demoras que generan situaciones de humedad excesiva en el sur del área agrícola. A la fecha, se encuentra sembrado el 96,3 % de las 2,7 MHa proyectadas.

A su vez, el girasol implantado en las provincias de Buenos Aires y La Pampa transita estadios
vegetativos, encontrándose en V6 los lotes más avanzados, mientras que sobre el centro y norte del área agrícola se concentra el 30,1 % que transita desde botón floral en adelante.

Con un 86,7 % bajo condición hídrica Adecuada/Óptima, el 98 % mantiene condición de cultivo Normal a Excelente.

La cosecha de cebada cubre el 3 % de la superficie apta a nivel nacional y las labores comienzan a generalizarse sobre el centro y norte del área agrícola, mientras que el avance sigue siendo limitado en el sur. A nivel nacional, del área aún pendiente de cosecha, el 43 % se encuentra en madurez fisiológica y el resto continúa transitando las últimas etapas de llenado.

Sobre el oeste y sudeste de Buenos Aires, si bien las heladas de fines de octubre y principios de
noviembre han tenido un impacto heterogéneo, el potencial de rendimiento resulta mejor de lo esperado, compensando las pérdidas ocasionadas por las heladas y permitiendo sostener nuestra proyección de producción en 5,3 MHa.

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Fuente: PAS

La diferencia no está en el dron, sino en cómo se lo configura: 178% más hectáreas

La diferencia no está en el dron, sino en cómo se lo configura: 178% más hectáreas

En un ensayo técnico se realizó una evaluación detallada sobre la eficiencia operativa, la cobertura y la productividad real de un sistema de aplicación aérea mediante drones.

Buenos Aires, jueves 27 noviembre (PR/25) – En un ensayo realizado en Ayres del Sur, con la participación de Tekron, Drones VIP, GeoAgris, Grupo APC y la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (FeArCA), se evaluó cómo varía la productividad de un dron cuando su configuración deja de ser “la habitual” y pasa a estar guiada por criterio técnico. El trabajo se enmarcó en el Proyecto de la Fundación BENET y aplicó la metodología del Programa APC.

Más allá de los resultados operativos, el ensayo volvió a demostrar que, aun frente a tecnologías cada vez más avanzadas, el conocimiento acumulado por la aviación agrícola sigue definiendo la calidad, la eficiencia y la seguridad de las aplicaciones aéreas.

 Lo que ocurrió en el campo

El día del ensayo presentó una condición poco favorable para cualquier equipo: viento prácticamente nulo. Aun así, la correcta calibración de los atomizadores y el manejo preciso del tamaño de gota permitieron sostener un ancho operativo real de 20 metros, con muy buena cobertura y sin necesidad de apoyo del viento.

La estación meteorológica de GeoAgris aportó los datos que corroboraron la trazabilidad y consistencia del resultado, un punto clave para validar cualquier aplicación aérea.

 

 Los números comparados

La diferencia entre una configuración común y una optimizada fue contundente. Con el ajuste técnico adecuado, el dron pasó de cubrir 4,2 hectáreas por batería con 9 metros de ancho y 10 litros por hectárea, a alcanzar 11,6 hectáreas por batería con 20 metros reales de ancho y un consumo de solo 5 litros por hectárea.

El incremento total en productividad fue del 178 por ciento: casi el triple de superficie tratada con la mitad del volumen aplicado.

 

El salto no lo dio el dron

El salto no lo dio el dron. Lo dio la configuración, el proceso y la forma de medir. El criterio aeronáutico, basado en décadas de experiencia en patrones de aplicación, dinámica de gotas y eficiencia operativa, sigue siendo la base más sólida para cualquier sistema de aplicación aérea, incluso frente a tecnologías emergentes.

Estos resultados reflejan la importancia de avanzar hacia una agricultura basada en procesos medibles, criterios técnicos y articulación institucional, pilares del Proyecto de la Fundación BENET, del Programa APC y del trabajo conjunto con FeArCA, orientado a profesionalizar y estandarizar la calidad de aplicación en todo el sistema productivo.

Acerca de la Fundación Benet: La Fundación Benet nace del espíritu de colaboración entre distintos actores del agro, con la misión de integrar innovación, conocimiento y sustentabilidad en los procesos productivos. Su propósito es fortalecer una agricultura más responsable, eficiente y colaborativa, generando soluciones colectivas para los desafíos actuales y futuros del sector.

Más información en:  www.fundacionbenet.org

Prensa: Florencia Lucero Heguy
florencialucero@pucara-press.com

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