La inteligencia artificial no podía dejar de estar presente en la tradicional Jornada de Actualización Técnica de Legumbres organizada por CLERA. Allí la transformación digital se consolidó como un desafío impostergable.
Salta, jueves 12 junio (PR/25) — Salta fue sede el 10 de junio de la tradicional Jornada de Actualización Técnica y Comercial de Legumbres, un encuentro organizado por la Cámara de Legumbres de la República Argentina (CLERA), que reunió a destacados disertantes para abordar temas cruciales del cultivo y las perspectivas del mercado.
Ing. Juan Pablo Cosentino
Uno de los paneles más esperados fue el de Juan Pablo Cosentino, director del área académica de Operaciones y Tecnología e integrante del Consejo de Dirección del IAE, quien desglosó los pormenores de la transformación digital en el sector agrícola.
Cosentino inició su exposición contextualizando qué se entiende por transformación digital, y desafió a los asistentes a discernir si la incorporación de tecnología era una necesidad, un deber, una posibilidad o un deseo.
Allí, planteó si la transformación digital debía considerarse un resultado final o un proceso continuo, y explicó las razones que impulsan la necesidad de esta evolución en el ámbito agropecuario.
El profesor se refirió a los habilitadores tecnológicos, abarcando desde el “suelo al cielo”, en sus palabras, haciendo alusión a la diversidad de herramientas disponibles, desde sensores hasta drones. Pero destacó que “lo primero a tener definido es el Propósito para el cual vamos a utilizar una tecnología adecuada. Hacer lo inverso y poner la tecnología como prioridad antes que el Propósito es un error” enfatizó
Subrayó la importancia de la conectividad como pilar fundamental para la integración de estos recursos. Un punto central de su charla fue el impacto de la inteligencia artificial (IA) en el análisis inteligente de datos dentro de un contexto de transformación digital.
La digitalización: el dato como activo clave
Cosentino enfatizó que la digitalización en el sector legumbrero permite tomar decisiones fundamentadas en datos objetivos, facilitando el análisis y la compartición de información.
Esta capacidad, explicó, “mejora la trazabilidad y la gestión de procesos en el desarrollo agrícola, transformando la realidad a través de la evidencia concreta”.
La importancia de la digitalización, según Cosentino, radica en que en el actual contexto de la Cuarta Revolución Industrial, donde la IA anidó una nueva revolución, el dato se erige como el activo fundamental sobre el cual se basan las decisiones.
“La evidencia real, no la evidencia subjetiva, la evidencia objetiva de representar la realidad a través de algún tipo de sensor en algo que sea analizable”, sostuvo. Esta capacidad de digitalizar la realidad permite moverla entre sistemas, procesarla y compartir la evidencia de manera eficiente.
La Huella digital
Finalmente, el profesor, destacó que la digitalización habilita la creación de una huella digital de todos los procesos involucrados en el desarrollo agrícola. Esta huella permite entender qué se hizo, por qué se hizo, cual fue el resultado, como impactamos el suelo, el ambiente, entre otras variables, basado en evidencia objetiva y traceable.
Esto, a su vez, aporta un valor significativo al producto final, trascendiendo el concepto de trazabilidad para abarcar la totalidad del proceso.
“Ya no es una huella hídrica, una huella ambiental o una huella de carbono, sino que es una huella digital de todos los procesos involucrados en básicamente el desarrollo de la agricultura”, concluyó, subrayando que el desafío es gestionar basados en datos objetivos y no en intuiciones.
La Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) anunció una nueva certificación llamada Ambiente Regenerativo Certificado (ARC). Se trata de un sello que reconoce las prácticas agrícolas enfocadas en la regeneración del ambiente y la reducción de la Huella de Carbono.
Buenos Aires, 10 de junio (PR/25) .- “El nuevo sello es un complemento de la ya conocida certificación ASC o Agricultura Sustentable Certificada, que hoy cuenta con 130.000 hectáreas en 45 firmas en implementación en todo el país”, aclaró la entidad, como para dejar claro que una cosa no sustituye a la otra.
“ASC sigue siendo nuestra certificación estrella, ya que no sólo impulsa la aplicación de prácticas sustentables, sino que inicia a las empresas agropecuarias en un proceso de mejora continua al brindarle herramientas para optimizar la gestión productiva y la eficiencia de cada proceso de campo. Además, cuenta con el reconocimiento internacional por entidades como la ITC (International Trade Center) y la FEFAC ( European Feed Manufacturers Federation ) y estándares como RTRS para soja”, explicó Rocío Belda, de Aapresid Certificaciones.
Pero, respecto de la nueva certificación, añadió: “ARC busca reconocer a aquellos productores que aplican prácticas regenerativas facilitando el acceso de sus materias primas a mercados diferenciados y con requisitos específicos como medición de Huella de Carbono y no deforestación ”.
La nueva certificación, así, promueve el cumplimiento de ciertas prácticas sociales y ambientales positivas, como la medición del impacto ambiental por uso de insumos.
Otro de los grandes diferenciales de la propuesta es que, además del sello ARC, la entidad entrega un informe de diagnóstico personalizado que incluye el posicionamiento del aplicante respecto de los medios zonales en aspectos como captura de carbono, rendimientos, eficiencia de uso de agua, entre otras recomendaciones, así como de mejora .
El sello se obtiene en dos simples pasos: Luego de completar un formulario de inscripción, los productores interesados deberán presentar ante Aapresid la documentación requerida (resultados de análisis de suelos, plan de rotación de cultivos, detalle de insumos aplicados, imágenes satelitales del lote, etc.). Una vez que se verifiquen estos datos, la entidad otorgará un informe de diagnóstico y recomendaciones de mejora personalizada, además del sello ARC y, opcionalmente, la certificación de Huella de Carbono.
El objetivo de esta guía es dar a conocer las técnicas generalmente utilizadas para la determinación de pérdidas de grano a cosecha de los principales cultivos. Se expondrán las fortalezas y debilidades de cada una de las metodologías.
Por: Santiago Tourn – Emiliano Ladreche .- Ezequiel Pezzoni – Heber Raggio – Enzo Moriones – Florentina Razzeto – Juan Manuel Goyeneche
Consultor: Juan Marcos Giordano – Equipo técnico de Mecatech – www.mecatech.com.ar
¿Por qué medir o estimar pérdidas en la cosecha?
Buenos Aires, lunes 9 junio (PR/25) — Mucho se habla de las brechas productivas que intentan reflejar la diferencia de lo que se produce actualmente y lo que se podría producir si ajustamos detalles de manejo. Esto sin dejar de analizar que dichos ajustes sean rentables económicamente y seguros ambientalmente. Parte de esas brechas se componen por las pérdidas directas que se generan durante la cosecha, es decir, por la cosechadora. Pero no son las únicas, existen también las de pre-cosecha, que deben ser evaluadas con la misma rigurosidad.
Las pérdidas de cosecha se llevan, en la mayoría de los casos que evaluamos, entre el 1 y el 3% del rendimiento de los cultivos de maíz, soja, girasol, trigo y cebada, es por ello que se debe trabajar fuertemente en el diagnóstico y a partir de ahí, encontrar soluciones pertinentes para cada situación.
¿Cuánto grano podemos perder?
Las pérdidas pueden llegar a ser despreciables, pero nunca cero, hay tolerancias que se estipulan cómo guía para tener un punto de partida y un factor común entre evaluadores, productores y cosecheros. No es correcto usar el porcentaje del rendimiento, porque puede generar valores muy bajos tolerables para cultivos en mal estado o muy altos para cultivos en buen estado.
Desde nuestra consultora, a partir de la recopilación de más de 300 cosechadoras en los últimos 2 años, generamos estos parámetros orientativos (Figura 1). Debe quedar claro que son orientativos y que pueden verse modificados por varios motivos cómo por ejemplo estado del cultivo, valores extremos de humedad del grano a cosecha, presencia de malezas, destino del grano, normativas de comercialización extraordinarias, entre otras. Por ello, estas tolerancias deben utilizarse considerando todas estas variables mencionadas. Las citadas en la Figura 1, están asociadas a una condición de cultivo óptimo en cuanto estructura de la planta y el órgano de cosecha y niveles de humedad cercano a las de recibo. No hay tolerancia para las pérdidas de pre-cosecha, siempre se espera que sean lo menor posible.
Figura 1. Tolerancia de pérdidas de cosecha, datos orientativos, pueden variar cuando cambia la condición del cultivo, el destino del grano u otra eventualidad.
¿De dónde provienen las pérdidas que nos podemos encontrar en la cosecha?
Las pérdidas pueden ser originadas previo a esta, de precosecha, o por el proceso de cosecha. Dentro de esta última se pueden diferenciar las pérdidas de granos por cabezal y las generadas por los sistemas internos, es decir por separación, llamadas también por rotor o sacapajas según tipo de máquinas y las pérdidas por zaranda. También pueden existir las pérdidas por deterioro en la estructura de tapas de noria, de embocador o por rotura del piso de sinfines. Estás última son las primeras en detectar y solucionar.
¿Cómo estimo las pérdidas de granos en la cosecha?
Lo primero que hay que contemplar es que vamos a hacer una estimación, por ello debe ser representativa para poder mejorar el nivel de confianza de la información recolectada y tomar decisiones acertadas.
PÉRDIDAS DE PRECOSECHA
Recomendaciones antes de estimar pérdidas de precosecha:
Buscar zonas de medición que sean representativas del lote o de cada ambiente dentro de los lotes.
Se deben realizar antes de comenzar a cosechar o cuándo comienza y después de algún evento climático.
Tener balanza de precisión: No recomienda contar los granos, mucho más exacto pesarlos y lleva menos tiempo. El conteo tiene enorme error experimental porque depende del peso de mil granos de ese grano (puede haber de diferentes tamaños). El peso de mil granos varía entre diferentes lotes por diversas razones propias de cada cultivo, el material genético y la evolución durante el ciclo de crecimiento y obtener el dato, lleva tiempo.
Asegurarse hacer la demarcación de la zona de medición en un lugar alejado de la cosechadora para reducir riesgos de accidentes.
Determinación de pérdidas de precosecha: Las dividiremos entre diferentes tipos de cultivo:
Método 1: ESTIMACIÓN DE PÉRDIDAS PRE COSECHA EN TRIGO-CEBADA-AVENA-CENTENO-COLZA-CAMELINA-ARVEJA-SOJA -POROTO-ALPISTE
Elementos indispensables:
1 Aro o marco de alambre o manguera de 0,25m2(aro de 56 cm de diámetro o marco de 50 cm x 50 cm)
Vaso recolector
Balanza de 0,1 g hasta 500 g, de joyería (muy bajo costo).
Celular/Tablet u planilla de papel para registrar información
Elementos accesorios:
Mapa digital o papel del lote
Metodología:
Sin demarcación de área de medición. Utilizando un aro de alambre o manguera de 56 cm diámetro se recolectan los granos y espigas/panojas/vainas/silicuas que están en el suelo antes de que pase la cosechadora. Se debe repetir la medición al menos 4 veces para representar 1m2 (Figura 2). Se debe prestar especial atención en no generar pérdidas por el ingreso del aro al cultivo, es decir, se debe colocar en el entre surco o sobre las plantas (depende la situación) con sumo cuidado de no generar desgrane.
Paso siguiente se recolectan las pérdidas y se pesan (Figura 3). Para mayor precisión, si están cosechando en el lote, retirar una muestra de la tolva y medir humedad, ajustar peso por humedad de recibo.
Figura 2. Ejemplo de cómo se deberían colocar los aros para la determinación de pérdidas pre cosecha.Figura 3. Ejemplo de cálculo de pérdidas naturales. Factor de conversión de g/m2 a kg/ha =10
Método 2: ESTIMACIÓN DE PÉRDIDAS PRE COSECHA EN MAÍZ- GIRASOL- SORGO
Elementos indispensables:
1 Aro o marco de alambre o manguera de 0,25m2 (aro de 56 cm de diámetro o marco de 50 cm x 50 cm)
Vaso recolector
Balanza de 0,1 g hasta 500 gr, de joyería (muy bajo costo).
Celular/Tablet u planilla de papel para registrar información
Cinta métrica.
Elementos accesorios:
Mapa digital o papel del lote
Metodología:
Con demarcación de área de medición. Elegir sectores dónde marcar áreas de al menos 50 m2 (recomendable 100m2)abarcando al menos 5 surcos (recomendable 10) (Figura 4).
En esas áreas recolectar las espigas, panojas, capítulos que estén tirados en el piso o bien adheridos a plantas que están completamente volcadas (sin posibilidad de recolección por el cabezal). Se desgranan y se pesan y se calcula la pérdida en la superficie determinada y luego en kg/ha (Figura 5), si la humedad es diferente a la de recibo, si se desea se puede ajustar por merma.
Para sorgo y girasol, utilizando un aro de alambre o manguera de 56 cm diámetro se recolectan los granos que están en el suelo en la zona demarcada. Se debe repetir la medición al menos 4 veces para representar 1m2. Si la distancia entre surcos es menor a 52 cm entre sí, se puede doblar el aro o usar un marco angosto.
Paso siguiente se recolectan las pérdidas y se pesan (Figura 3). Si están cosechando en el lote, retirar una muestra de la tolva y medir humedad, ajustar peso por humedad de recibo.
Figura 4. Demarcación de área para la determinación de pérdidas naturales de maíz/girasol/sorgoFigura 5. Ejemplo de cálculo de pérdidas de precosecha en maíz, girasol o sorgo.
PÉRDIDAS POR COSECHADORA
Recomendaciones antes de estimar pérdidas por cosechadora:
La evaluación de cosechadoras es un trabajo en equipo, el técnico y el operario deben trabajar juntos para que la medición sea certera y permita generar la mayor eficiencia operativa y productiva posible.
Si al momento de llegar al lote, ya se comenzó a trabajar, primero se debe hacer un recorrido en zigzag por la zona cosechada y observar la calidad del corte del órgano objetivo o bien la distribución de residuos, si se detectan problemas, antes de cualquier medición, recomendar hacer el ajuste correspondiente para mejorar esa situación (Figura 6).
Una vez resuelto el punto anterior, hacer mediciones de pérdidas totales en la zona ya trabajada para tener una idea general de cómo está trabajando la máquina cosechadora.
Se debe conocer el destino del grano. Las pérdidas tienen que estar balanceadas con la calidad del producto cosechado, al mismo momento que se estiman pérdidas, se debe monitorear la calidad del producto cosechado y conocer las tolerancias de ambas variables.
Por seguridad, no determinar pérdidas al anochecer o con poca luz solar.
Lograr compromiso entre evaluador y operario para que no haya cambios de velocidades cuando se va a medir respecto a cuando no se está midiendo.
Figura 6. Ejemplo de recorrido del lote ya cosechado para determinar la calidad del corte por parte del cabezal y la distribución de residuos.
Método 1: ESTIMACIÓN DE PÉRDIDAS TOTALES (todos los cultivos)
Elementos indispensables:
1 Aro o marco de alambre o manguera de 0,25m2 (aro de 56 cm de diámetro o marco de 50 cm x 50 cm)
Vaso recolector
Balanza de 0,1 g hasta 500 gr, de joyería (muy bajo costo).
Celular/Tablet u planilla de papel para registrar información
Cinta métrica
Elementos accesorios:
Mapa digital o papel del lote
Handy (2) para comunicarte con el operario
Metodología:
En una zona donde ya se ha cosechado, detectar el centro de la pasada de la cosechadora (Figura 7).
Arrojar los aros en el ancho de la zona detectada y recolectar todos los granos o receptáculo del grano. Pesar el contenido de los 4 aros y estimar las pérdidas totales.
Se recomienda cómo mínimos 4 aros, pero dado el ancho de los cabezales actuales, se deberían aumentar la cantidad de muestreos para ser más representativos.
En el caso que las pérdidas detectadas sean mayores a las tolerables, se debe trabajar para identificar el origen de éstas. Esta metodología no lo permite y es su principal desventaja y puede hacer perder mucho tiempo hasta encontrar el origen y ser eficaz con el ajuste planteado.
Figura 7. Determinación de pérdidas totales en el ancho de una pasada anterior.
Método 2: ESTIMACIÓN DE PÉRDIDAS POR CABEZAL, COLA Y TOTALES (todos los cultivos) CON DETENCIÓN DE COSECHADORA (todos los cultivos)
Elementos indispensables:
1 Aro o marco de alambre o manguera de 0,25m2 (aro de 56 cm de diámetro o marco de 50 cm x 50 cm)
Vaso recolector
Balanza de 0,1 g hasta 500 gr, de joyería (muy bajo costo).
Celular/Tablet u planilla de papel para registrar información
Cinta métrica
Elementos accesorios:
Mapa digital o papel del lote
Handy (2) para comunicarte con el operario
Metodología:
En una zona donde ya se ha cosechado, detectar el centro de la pasada de la cosechadora (Figura 7).
Arrojar los aros en el ancho de la zona detectada y recolectar todos los granos o receptáculo del grano. Pesar el contenido de los 4 aros y estimar las pérdidas totales.
Se recomienda cómo mínimos 4 aros, pero dado el ancho de los cabezales actuales, se deberían aumentar la cantidad de muestreos para ser más representativos.
En el caso que las pérdidas detectadas sean mayores a las tolerables, se debe trabajar para identificar el origen de éstas.
Se hace detener la máquina hasta que descargue, luego puede seguir trabajando. En la zona que quedó entre el montículo de paja y granza y la zona sin residuo que dejó la cosechadora antes de seguir trabajando, colocar los aros y juntar y pesar los granos. Estos serán pérdidas por cabezal y pre cosecha. Así, luego de restarle las pérdidas de precosecha, se obtiene el valor de pérdida por cabezal y por diferencia el valor de pérdidas por cola. Recordar ajustar por humedad si esta es muy diferente a la de recibo.
Detectado el origen del problema, se deben hacer los ajustes pertinentes y parar la máquina la cantidad de veces que sea necesario hasta que se obtengan valores tolerables.
En el caso de que detectemos que hay granos que se escapan desde los desparramadores hacia fuera del ancho de labor, se deberán bajar las rpm de los discos para evitar sobrestimaciones de pérdidas en esa zona.
Esta metodología presenta ciertas debilidades que es necesario mencionar
En cada detención de la máquina, queda un montículo de residuos que va a complicar muchísimo el desempeño de la sembradora que intervenga luego.
La zona de medición tiene media a baja representatividad, ya que el operario al frenar va desacelerando y durante los metros que se necesite para frenar, el corte es totalmente diferente a cómo venía transitando anteriormente. Se achica mucho el área óptima de medición, a veces puede no servir o no ser representativo.
Dependiendo el tipo de máquina cosechadora, luego de detenerla y al retomar el trabajo se liberan los residuos y granos que salen por los distribuidores y que pueden caer sobre la zona de medición y de esta manera sobrestimar las pérdidas por cabezal.
Si las pérdidas excesivas son por cabezal, para tener certezas hay que detener la máquina nuevamente para hacer la medición.
Método 3: ESTIMACIÓN DE PÉRDIDAS POR CABEZAL, COLA Y TOTALES (todos los cultivos) SIN DETENCIÓN DE COSECHADORA
Elementos indispensables:
4 aros de planchuelas forrados con lona, de 56 cm de diámetro cada uno.
Vaso recolector
Balanza de 0,1 g hasta 500 gr, de joyería (muy bajo costo).
Celular/Tablet u planilla de papel para registrar información
Elementos accesorios:
Mapa digital o papel del lote
Handy (2) para comunicarte con el operario
Metodología:
Con preaviso al operario, se debe acercar a la máquina cosechadora trabajando y caminando a la par ingresando por la zona ya cosechada, colocar 3 aros ciegos entre el cabezal y la cola de la máquina (antes de que pase ésta) y, por último, nos colocamos a 2 m del rodado mayor de la cosechadora, entre los dos ejes y parados firmemente arrojamos el aro haciéndolo girar hacia el centro de la máquina y nos alejamos de la máquina lateralmente para reducir el riesgo de que algún objeto extraño salga despedido de la cosechadora y pueda golpearnos (Figura 8).
Luego que pasó la cosechadora, limpiamos de residuos los aros y juntamos los granos que están sobre éstos. Estos granos son los despedidos por la cola de la máquina y pueden provenir del rotor/sacapajas y/o de las zarandas. Pesamos los granos y estimamos las pérdidas.
Luego levantamos los aros, previa limpieza alrededor del mismo para delimitar, y recogemos los granos que están por debajo, estos granos corresponden a pérdidas por cabezal y de precosecha. Pesamos y estimamos pérdidas, restamos las de pre cosecha y obtenemos pérdidas por cabezal.
Detectado el origen del problema, se deben hacer los ajustes pertinentes y volver a medir.
Nunca realizar esta metodología cuándo la máquina está descargando porque es riesgoso y generalmente varía la velocidad de avance. Tampoco realizarlo en cabeceras o zonas de giros.
En el caso de que detectemos que hay granos que se escapan desde los desparramadores hacia fuera del ancho de labor, se deberán bajar las rpm de los discos para evitar sobrestimaciones de pérdidas en esa zona. En el caso que no se puedan bajar las rpm se puede colocar un aro ciego en la pasada anterior sobre el límite de la nueva pasada y lo que quede sobre el aro son las pérdidas que se deben restar a las determinadas por cabezal en esa zona.
En la mayoría de los casos, las pérdidas por zarandas se encuentran en la zona entre ejes, ya que los granos o caen por el agujero del sensor de pérdidas o por la separación entre zarandas y discos distribuidores (en algunos casos está unido) y, por ello pueden encontrarse en el aro centro. Así, las pérdidas por rotor o sacapajas pueden encontrarse en los aros más alejados del centro. Esto puede variar, pero permite en muchos casos entender el origen de las pérdidas y ser muy precisos en el ajuste.
Figura 8. Determinación de pérdidas de cosecha con el método del aro ciego sin detención de la máquina
Esta metodología presenta ciertas debilidades que es necesario mencionar
El riesgo de accidentes al acercarse a la cosechadora siempre existe, entonces se debe tener mucha precaución al hacerlo y que el operario esté sobre aviso.
Variantes menos riesgosas:
Una versión de mejora de este método se está desarrollando en algunas partes del mundo, cómo Cánada, USA, Paraguay y Argentina. Consiste en colocar en las cosechadoras unos soportes de aros o bandejas sobre el cabezal y en la parte baja de la máquina (entre ejes), en estos soportes se colocan aros y bandejas y de forma remota se hacen caer al suelo con un control o una aplicación de celular. Así, se pueden determinar pérdidas de cosecha con muy bajo riesgo de accidentes y hacer múltiples mediciones sin parar la máquina.
Otra mejora promisoria dado al gran ancho de los cabezales actuales, es utilizar mayor cantidad de aros de medición o más grandes esto mejoraría notablemente la determinación.
Buenos Aires, 8 de junio (PR/25) .- La red de evaluación de híbridos de maíz del norte de Buenos Aires difundió los materiales de siembra temprana que más se destacaron en la última campaña en diferentes partidos de la provincia. Las firmas que hicieron punta…
El último reporte elaborado por el INTA, a través de la Red de Evaluación de Maíces Tempranos del Norte de Buenos Aires, arrojó como resultados que los híbridos más sobresalientes en el promedio de la última campaña (2024) pertenecieron a las firmas ACA, Argenetics y La Tijereta.
Sin embargo, desmenuzando los rendimientos por partido, se puede apreciar que otras empresas tuvieron performances muy interesantes en gran parte del territorio, desde Bolivar hasta Pergamino.
Bio 4 hace etanol a partir del cereal, Salvita lo transforma en carne y en un producto diferenciado y Adecoagro usa el cultivo para producir leche
Carlos Marin Moreno
Buenos Aires, 8 de junio (PR/25) .- En un reciente panel del Congreso Maizar denominado “Experiencias exitosas de transformación del maíz”, el gerente general de Bio 4, Tomás Beamonte,describió las características de la planta de producción de bioetanol en funcionamiento en la provincia de Córdoba. Hizo referencia a su historia y a la evolución del modelo de negocio a lo largo del tiempo, al tiempo que adelantó qué están planificando para los próximos años.
La planta se encuentra en Río Cuarto y trabaja durante los 365 días del año produciendo básicamente etanol, pero el emprendimiento tiene otras unidades de negocios, como producción de gas, electricidad y carne, entre otras.
La historia de Bio 4 arranca hace 20 años, cuando dos socios se unieron para pensar en un proyecto de producción de biocombustibles a partir del maíz. El emprendimiento tenía su razón de ser al tratarse de una zona alejada de los puertos, que encarecía los fletes del cereal.
Esa iniciativa tardó varios años para desarrollar el modelo de negocio, explorar mercados y convocar a socios para la inversión inicial. Estos fueron 26 productores agropecuarios que fundaron la empresa y permitieron la materialización del proceso.
“La producción de bioetanol arrancó en 2012, con una planta que dio lugar a un producto que en aquellos tiempos se cortaba a razón del 2% con la nafta, en vez del 12% que se permite hoy. Bio 4 fue la primera empresa productora de ese combustible del país y luego avanzó con otra planta para la producción de biogás, que combina bien con la producción de bioetanol”, expresó Beamonte.
Tomás Beamonte, de Bio 4Maizar
También encararon la comercialización de burlanda, un subproducto de la generación del etanol, para que, por medio de la ganadería, transformara proteína vegetal en animal.
Combustible verde
En Bio 4, la producción de etanol consume 350.000 toneladas de maíz por año, provenientes de campos cercanos a la planta y alejados de los puertos. “Está diseñada con un modelo circular que transforma materias primas en energía y alimentos. Crea valor en origen con mucha tecnología e inversión, y con la ventaja de generar 75% menos de emisiones al ambiente que la nafta”, distinguió Beamonte.
La burlanda del maíz es la porción que no fermenta al producir etanol y tiene alto contenido proteico y elevado valor nutricional, lo que permite ser transformada en carne o leche desplazando a otros subproductos como fuentes proteicas.
Además de producir etanol, Bio 4 produce biogás en un digestor. El gas permite generar energía eléctrica renovable, que se vuelca a la red, y los residuos se usan como biofertilizantes que son utilizados para la producción de maíz cerrando el círculo.
Durante su charla, Beamonte resaltó algunos datos del modelo de negocios de Bio 4.
Consume 350.000 toneladas de maíz por año, que equivalen a 45.000 hectáreas de cultivo en la zona de Río Cuarto; la producción de etanol representa el 1,4% de las naftas del país.
También genera 350.000 toneladas de burlanda que se utilizan en feedlots. Asimismo, producen 5000 toneladas de aceite técnico de maíz y generan el equivalente al 10% del consumo de energía de Río Cuarto. Producen biofertilizantes para 20.000 hectáreas.
En la empresa trabajan 200 personas de las cuales el 60% son profesionales.
En Bio 4 se preocupan por las relaciones de la empresa con la comunidad y persiguen la sustentabilidad social, económica y ambiental. “Contribuimos al desarrollo de la economía local, cuidamos a las personas del equipo y a los proveedores, y generamos empleo de calidad en la región”, destacó Tomás. “Hay una preocupación permanente por generar el desarrollo y bienestar de las personas que integran el equipo, muchas de las cuales están desde la fundación de la empresa”, resaltó.
Al considerar el costado económico del emprendimiento, Beamonte dijo que “la producción de bioetanol, burlanda y aceite generan un resultado que duplica al valor del maíz como materia prima”. Hacia adelante, Beamonte planteó que van a ampliar 25% la capacidad de producción de la planta e impulsarán la penetración de la burlanda en las cadenas ganaderas.
También están buscando oportunidades de ingresar en industrias pesadas de base, para incluir al etanol en los combustibles de barcos y de grandes camiones mineros. Otra línea fogonea el desarrollo de bioplásticos para ser utilizados de productos para el packaging
Maíz dulce, bananas y hortalizas
Ramiro Muñoz, de Salvita, contó la actividad de ese grupo asentado en el norte argentino. Dijo: “Soy la cuarta generación de una empresa familiar que arrancó mi bisabuelo con la actividad frutihortícola. Luego siguió mi abuelo, que se orientó más a la producción para abastecer mercados, mientras que mi padre diversificó hacia las legumbres, cereales y la producción bajo invernadero. En los últimos tiempos, mi generación se ha volcado a agregar valor en origen con la mirada puesta en la comercialización”.
“Estamos localizados en Salta y Jujuy, donde producimos hortalizas, tomates, berenjenas, frutas, bananas y maíz dulce, entre otros productos. Salvita destina 40.000 hectáreas a cultivos extensivos (poroto, soja y maíz), tiene un feedlot de 30.000 cabezas y da empleo a 2100 personas”, agregó.
Ramiro Muñoz, de SalvitaMaizar
“Cultivamos 1500 hectáreas de maíz dulce, cuya producción es bastante compleja. Tiene un gasto seis veces superior al costo de producción del grano para trilla, al requerir riego por goteo y venta en fresco, con una vida útil muy corta, de siete a diez días. Se comercializa en chala, con la espiga entera y se vende el mercado local y en Uruguay”. añadió.
Con este cultivo, en Salvita están entrando al negocio de quinta gama, que consiste en la venta de un producto esterilizado, cocido, envasado con un film transparente que genera gran valor agregado, tiene una vida útil de seis meses y está orientado a mercados de alto poder adquisitivo.
La soja cosechada se procesa dando lugar a aceite y expeller; este último subproducto contiene 42-44% de proteína, que se orienta a un feedlot propio de 30 000 cabezas. Allí, el maíz comercial se transforma en carne y el estiércol producido va a compostaje, que luego se distribuye como fertilizante orgánico en los cultivos intensivos, con muy buenas mejoras en los rendimientos.
“Los porotos producidos van a dos plantas de procesamiento con una de capacidad de trabajo de 500 toneladas por día, una de las cuáles está habilitada para exportar desde Jujuy. También tenemos 200 hectáreas de pimiento en invernadero, que están integradas comercialmente. Una parte va para venta fresco y otra la orientamos a una fábrica de conservas y enlatados que tiene el 70% del mercado”, resaltó.
El cultivo de bananas se desarrolla con alta tecnología: riego, cosecha aérea y empaque en cuatro plantas, donde se maduran con acetileno. En Salvita hay 800 personas trabajando en el cultivo, cuya producción va al consumo local.
El maíz y Las Tres Niñas
Carolina Haymes, directora de Marketing de productos de consumo masivo de Adecoagro, afirmó que forma parte de una compañía agroindustrial presente en Brasil, Uruguay y la Argentina, que produce muchos bienes, entre los que se figuran azúcar, etanol, energía, maní y lácteos en un marco de eficiencia y sustentabilidad.
Cultivan 240.000 hectáreas de trigo, maíz, girasol y soja y producen leche en cuatro tambos que ordeñan 14.400 vacas. Adecoagro también produce maní y arroz procesado en Molino Ala, que también se utiliza para la producción de tostadas y galletitas.
Carolina Haymes, de AdecoagroMaizar
El maíz tiene mucho que ver con uno de los fuertes de la compañía que son los productos lácteos. En 2019 compraron dos plantas que estaban abandonadas de las marcas Las Tres Niñas y Angelita. Actualmente las fábricas están en plena producción de leche fluida, quesos, leche chocolatada y yogures.
A partir de la compra de las dos fábricas de leche, con sus respectivas marcas, en Adecoagro analizaron el relanzamiento de la marca Las Tres Niñas para la venta de los productos lácteos. Así crearon un eslogan que decía: “Lo bueno vuelve” en referencia a la leche de Las Tres Niñas y comenzaron a incorporar a los envases toda la información sobre la trazabilidad del producto en venta.
“Mostramos un planteo de economía circular, con procesos que resultan únicos en la actividad. Contamos que producimos leche en forma distinta, con tambos sustentables y trazabilidad en todas las etapas utilizando alimentación con base del maíz que se produce en nuestros campos. Explicamos que la bosta de las vacas se lleva a biodigestores que producen energía y fertilizantes cerrando un circuito sustentable de la producción”, resaltó Carolina.
“También comunicamos esta forma de trabajo en redes, vía pública y prensa, para destacar que producimos leche de manera distinta a la de otras industrias. Actualmente Las Tres Niñas es la segunda marca en cadenas nacionales y está entre las tres más importantes en recordación de marca y frecuencia de consumo”, agregó.
En todo el proceso agroindustrial tiene mucho que ver el maíz, porque se destinan 42.000 toneladas del cereal para los tambos que ordeñan 14.400 vacas que producen 37 litros por animal y por día. Así, Adecoagro produce 148 millones de litros de leche por año.
El maíz también se muele y la harina se utiliza en tostadas, galletitas y snacks, a los que le aporta consistencia, condición crocante y sabor.
Al finalizar el panel, el moderador, Nicolas Peña, rescató las características comunes de los responsables de las tres empresas presentadas: capacidad de innovación, búsqueda de agregado de valor y consideración de las demandas de los consumidores. Una fórmula que se aparta de lo cotidiano y que permite alcanzar, con esfuerzo de años, nuevos techos de productividad y rentabilidad.
Los insumos biológicos se presentan como una complementación en la agricultura con un desafío claro: seguir creciendo en el continente con la mirada puesta en la productividad
Buenos Aires, sábado 7 de junio (PR/25) .- El productor agropecuario de hoy no sólo busca rendimiento: quiere eficiencia, rentabilidad y sustentabilidad. Y en ese nuevo paradigma, los productos biológicos dejaron de ser una promesa lejana para convertirse en aliados clave en el manejo de los cultivos.
De norte a sur, América Latina vive una transformación: más hectáreas tratadas con biológicos, nuevas tecnologías en el campo, marcos regulatorios más ágiles y una convicción creciente de que la salud del suelo y del negocio pueden ir de la mano.
El cambio no es solo técnico, es cultural. Cada vez más productores, asesores y empresas entienden que los biológicos permiten adaptarse mejor a contextos climáticos inciertos, reducir residuos, cumplir con certificaciones internacionales y acceder a mercados exigentes.
Además, con precios más competitivos y mayor desarrollo tecnológico, estos insumos se vuelven cada vez más accesibles y confiables.
Un escenario en movimiento
Aunque el 2024 trajo desafíos económicos y climáticos, Latinoamérica está atravesando un proceso acelerado de adopción de productos biológicos. Brasil marca el ritmo: la soja representa el 55% del uso de bioinsumos, seguida por el maíz (27%) y la caña (12%).
La nueva Ley de Bioinsumos simplifica registros, fomenta la producción on-farm y redefine su marco normativo. Se estima que el mercado brasileño alcanzará los R$ 5,62 mil millones en la campaña 2024/25.
México avanza con fuerza en cultivos de exportación como aguacate y berries, mientras que Argentina consolida el uso de biofertilizantes y bioestimulantes, especialmente en soja, maíz y trigo. Colombia y Perú, por su parte, ganan tracción en café, banano y hortícolas, con foco en calidad y trazabilidad.
Cuando el contexto aprieta, lo biológico responde
En un año difícil, con márgenes ajustados y escaso acceso al crédito, los productos biológicos no solo resistieron; ganaron espacio. Su menor impacto ambiental, mayor competitividad en costos y capacidad de generar valor en mercados exigentes los vuelven una herramienta clave.
En Brasil, por ejemplo, entre las campañas 2023/24 y 2024/25, los costos por aplicación de biológicos bajaron entre un 12% y un 23% según el tipo de producto.
Sin embargo, aún persisten barreras: falta de disponibilidad en puntos de venta, escasa capacitación técnica y desafíos en formulación y compatibilidad. Como advierte Ignacio Moyano, vicepresidente para LATAM de DunhamTrimmer: “el productor decide en el momento. Y si no tenés el producto en el lugar y la hora justa, perdiste la oportunidad”.
Un congreso clave para entender el presente y el futuro
En este contexto, el Congreso CASAFE 2025 se posiciona como un espacio clave para repensar el rol de los bioinsumos en la agricultura moderna. Con foco en innovación, tecnología y buenas prácticas agrícolas, reunirá a expertos, empresas y referentes del sector.
En el evento, Moyano será uno de los protagonistas del panel “Mercado de Biológicos: ¿Dónde estamos?”, donde compartirá su visión sobre la evolución del mercado global de bioinsumos.
Junto a referentes locales como Luis Mogni (SomeraS.A.S.), analizarán tendencias, segmentos emergentes y oportunidades de crecimiento tanto a nivel internacional como argentino. El objetivo será entender en qué punto se encuentra el universo biológico y hacia dónde se dirige en esta nueva etapa del agro.
La revolución ya empezó
La innovación no se detiene. Aparecen tecnologías como la fijación biológica de nitrógeno vía foliar, co-formulaciones bio-químicas, e incluso soluciones disruptivas como el control de malezas con calor o láser. América Latina, con su diversidad de cultivos y apertura a la innovación, tiene todo para liderar esta transformación.
Con una proyección de crecimiento anual del 14,65% hasta 2030 (DunhamTrimmer), los biológicos ya no son una tendencia: son una necesidad estratégica. Porque la revolución biológica redefine cómo producimos, cómo cuidamos el suelo y cómo competimos en el mercado global.
Este libro es el resultado de cuatro viajes de su autora, Matilde Fierro, a la parroquia de Medjugorje, en Bosnia Herzegovina, donde se aparece la Virgen María como la Reina de la Paz desde 1981.
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